La selección de cinco ganadores y cinco perdedores de La Silla Vacía en un año electoral, como el 2022, trae pocas sorpresas. Sin embargo, las caras de los que suben y los que bajan cuentan la historia de un año en el que el poder cambió de manera radical. 

Perdedores

1. Iván Duque y el uribismo 2.0

La desconexión del expresidente Duque es tal que sigue insistiendo en que habría sido reelegido si se hubiera podido enfrentar de nuevo a Gustavo Petro en 2022. Sin embargo, la realidad del 2022 es que ganó Petro. La personas a quien el Duque declaró su enemigo político y contra quien hizo campaña en una abierta participación en política.

El expresidente terminó su periodo con una desaprobación del 68 por ciento, según la encuestadora Invamer Poll. En las elecciones legislativas al final de su gobierno, el Centro Democrático pasó de 51 a 30 curules en el Congreso. Y el candidato presidencial que apoyó Duque y el partido, “Fico” Gutiérrez, perdió en primera vuelta.

En los primeros 5 meses en la presidencia Petro le ha dado un giro a los principales ejes del Gobierno Duque. Pasamos del cerco diplomático a la reanudación de relaciones con Venezuela, de la negativa a negociar con ningún grupo en armas a negociar con todos, del emprendimiento privado a la política industrial. De la economía naranja quedan ya pocos rastros y Duque ni siquiera se ha quedado con el reconocimiento del gran momento económico en el que dejó el país. Petro ha añadido más de 10 billones de pesos al presupuesto por recaudo adicional, al mismo tiempo que argumenta que la olla quedó raspada. Encima aparece hoy como el top gun de los militares tras la compra de los aviones caza que Duque no logró hacer y le dejó armada.

Hoy, el expresidente Duque no tiene ni quién lo defienda. Algunos ministros suyos no encuentran trabajo, según le contó a La Silla un empresario amigo de uno de los desempleados. El mismo Álvaro Uribe se ha visto más con el presidente Petro que con su antiguo pupilo.  

2. Sergio Fajardo y el centro

En cuatro años, el candidato del centro perdió 3,7 millones de votos. Sergio Fajardo pasó de sacar 4,6 millones de votos en 2018 a solo 885 mil votos este año en la primera vuelta presidencial. Fue la figura más visible de un centro desgastado por las peleas internas y por un discurso que no logró encarnar el cambio. Un fracaso que se veía venir cuando en las consultas presidenciales, la Coalición Centro Esperanza, fue la menos votada de las tres que se midieron.

Las otras figuras del centro no tuvieron mejor suerte. La lista a Senado del exaspirante presidencial Juan Manuel Galán, el Nuevo Liberalismo, ni siquiera pasó el umbral y terminó apoyando a Rodolfo, el candidato perdedor. Otra derrotada fue la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, pues su partido Alianza Verde se dividió, y el ala petrista del partido quedó más fortalecida. Además, López, la presidenciable más promisoria de este sector político, termina el año con una desaprobación del 60 por ciento, según la Invamer Poll, y peleada con las otras principales figuras de centro como Fajardo, Alejandro Gaviria, y los Galán. 

3. “Fico” y la renovación de la derecha

Federico Gutiérrez quería ser la nueva cara de una derecha en busca de superar al uribismo. Intentó desmarcarse de Uribe y se rodeó de exalcaldes como Álex Char y Enrique Peñalosa. Más que ideológica buscó mostrarse como una opción eficiente y antipetrista. No funcionó. “Fico” perdió en primera vuelta con cinco millones de votos, y fue desplazado por Rodolfo Hernández, que recogió los votos de la derecha popular. Tampoco pesó la maquinaria de todos los partidos tradicionales que se movió por el candidato.

Ahora, con Petro presidente, Gutiérrez tampoco se ha convertido en una figura visible de la oposición nacional. De hecho, Petro escogió a Uribe como su contraparte, en una muestra de que el expresidente, golpeado por su proceso judicial y cargando el costo político de la presidencia Duque, sigue siendo la figura principal de la derecha.

Los otros integrantes de la coalición de Gutiérrez tampoco han sido relevantes. Peñalosa sacó una votación ínfima en la consulta, fue el último, superado por una candidata cristiana desconocida. El Partido de La U con Dilian Toro, que lo apoyó, hoy hace parte de la bancada del Gobierno Petro. Y David Barguil, del partido conservador, hoy está desaparecido tras ver como los congresistas godos se aliaron también con el Gobierno.  

4. Cesar Gaviria, y los expresidentes

El poder de los exmandatarios se vino abajo en 2022. Gavira es el caso más sonado. Fue objeto de intensos cortejos políticos durante la campaña. Era el hombre cotizado de Alejandro Gaviria, que se desinfló, de Gustavo Petro, a quien rechazó, y de “Fico”, con quien se fue. Cada decisión fue peor que la otra.

Los demás expresidentes ni sonaron. Uribe estuvo escondido y no se tomó la foto con nadie. Andrés Pastrana menos. El trío de sabios de la tribu que se abrazaron en 2018 para apoyar a Iván Duque, terminaron siendo los abuelos de esconder.

Ahora durante el Gobierno Petro, Gaviria es cada vez menos poderoso en el partido Liberal. Por ejemplo, su oposición a la tributaria de Petro, con rabieta incluida, fue casi que ignorada por el Gobierno y sus congresistas. A Pastrana ya ni lo entrevistan y los conservadores le dieron la espalda sin mirar atrás. Y Duque, estrenándose en el grupo canoso y barbado, se ha dedicado a tirar pullas y firmar cartas con poco impacto.

Uribe es un caso especial. Incluso en medio de su caso por presunta manipulación de testigos, en el que se tiene que poner ante un tribunal penal, sigue siendo el líder sin discusión del Centro Democrático. Aunque en la era Petro se haya vuelto un opositor poco combativo y extrañamente dócil, es hoy la cara de una oposición que hoy sí se sienta con el presidente Petro. 

5. Rodolfo y la política sin estructura

Después de sacar 10 millones de votos en la segunda vuelta presidencial, Hernández logró dilapidar su capital político y se convirtió en una figura irrelevante en la agenda política nacional. Hoy personas que lo apoyaron en segunda vuelta, como el exgobernador Carlos Amaya, aceptan candorosamente que se equivocaron. La rodolfoneta fue una de esas ideas que en su momento parecieron buenas, pero de las que hoy muchos se avergüenzan. Sobre todo por lo que vino después.

Hernández aceptó la curul en Senado que le otorgó el estatuto de oposición, pero nunca hizo oposición y renunció a los tres meses de haber asumido para no inhabilitarse para aspirar a las elecciones regionales. Se lo ha visto más cerca de Petro que de la oposición pues en lo local busca el apoyo del Pacto, algo que de entrada espanta a los antipetristas que lo respaldaron.

Su partido, La Liga Anticorrupción, está suspendido por una demanda por excluir de los cargos directivos a su ex fórmula vicepresidencial, Marelen Castillo, con quien está peleado. Hernández hasta le cobró la plata gastada en campaña a Castillo. Y sus posibilidades de volver a ganar una elección, incluso en Santander, hoy están en entredicho. 

Ganadores

1. Petro y la unidad de la izquierda multicolor

Con 11 millones de votos fue elegido el primer presidente de izquierda de Colombia en la historia reciente. Se convirtió en en la figura que representaba el cambio en el país, que fue pedido por miles de personas en las calles en 2021. Para llegar al Gobierno, Petro fue el líder decisivo para armar una coalición de partidos de izquierda, sindicatos, movimientos sociales, afros, indígenas, y de políticos tradicionales. Lo que hoy es el Pacto Histórico, el nombre pomposo que él le dio.

Además de formarlo, ha sido capaz de mantenerlo unido. En las elecciones fueron un éxito las listas cerradas al Congreso que lanzó, obteniendo 45 curules. No fue solo una victoria de un partido, fue la del movimiento social colombiano que nunca había estado en el poder.

Ya en la presidencia Petro armó una coalición de Gobierno pragmática, en la que están incluidos los partidos tradicionales, que le permitieron aprobar la reforma tributaria y el proyecto de Paz Total. Aun en el inicio de su mandato, llega a su primera navidad con logros legislativos notables, como la reforma tributaria más grande de la historia reciente, y un paquete de reformas ambiciosas. En comparación con su antecesor, Iván Duque, está mucho mejor posicionado en su primera navidad.

2. Francia Márquez y los afrocolombianos

Hace un año pocas personas sabían quién era la líder ambiental de Suárez, Cauca. Hoy es la primera vicepresidenta afro de la historia, y la única colombiana en la lista de las personas más influyentes de la revista Time y el Financial Times de Londres. La de Francia Márquez, de 40 años, es la historia de ascenso político más impresionante de los últimos tiempos.

Mujer rural, afrodescendiente, madre adolescente, trabajó como empleada del servicio, estudió en el Sena, fue líder ambiental contra empresas mineras, se graduó de derecho, se jugó la vida como líder social, recibió reconocimientos de la comunidad internacional y se metió en el Pacto Histórico. A pulso terminó siendo la fórmula de Petro. Sacó más de 700 mil votos en la consulta interna de la izquierda, y aún siendo una voz incómoda para el liderazgo de Petro, fue escogida como la cara para acompañarlo en el tarjetón.

Su ascenso no ha sido solitario. A Washington llegó el exgobernador de Chocó Luis Gilberto Murillo como embajador de Petro, hay afros en dos viceministros, y Márquez llegará al recién creado Ministerio de la Igualdad.

Más allá de los cargos, la situación precaria de la mayoría de los afros en Colombia no ha cambiado. Pero la llegada de la vicepresidenta sí ha puesto finalmente sobre la mesa un debate nacional sobre el racismo estructural. Una mujer que comparó a Márquez con un simio en una entrevista enfrenta hoy un proceso penal por discriminación, y por primera vez voces negras abren de manera decidida la discusión sobre una reparación a los daños causados por la esclavitud.  

3. Carlos Trujillo y la capacidad de adaptación de los tradicionales

Pese a que los partidos tradicionales perdieron en las elecciones, se acomodaron en el bus de Petro y algunas figuras terminaron ganando. Es el caso del senador del Partido Conservador Carlos Trujillo, quien lideró una rebelión al interior de su partido al convencer a 49 congresistas, deseosos de puestos, de firmar una carta en apoyo al Gobierno. Eso provocó la renuncia de la Presidencia de Omar Yépez, y en su lugar fue elegido Trujillo.

A su vez, Petro nombró como ministro de Transporte a una cuota del senador Trujillo, Guillermo Reyes, pese a que tenía denuncias por plagio. Por otro lado, al Partido de La U Petro les dio el Ministerio de Tecnologías y al Partido Liberal el Ministerio de Vivienda y el de Justicia. La capacidad de adaptación de los partidos donde las prácticas clientelistas que generan incentivos de corrupción enorme es tal que, siendo el establecimiento más profundo y arraigado, hoy hacen parte del Gobierno del cambio. 

4. Lafaurie y los ganaderos

Fue uno de los ganadores menos previsibles del año. El presidente del gremio de los ganaderos, Fedegán, logró posicionarse como el vínculo de la oposición con la búsqueda de “paz política” del Gobierno Petro. Acordó con su gremio vender 3 millones de hectáreas de tierras fértiles al Estado para la reforma rural, y se convierte así en el intermediario inmobiliario más poderoso del país. Además fue nombrado por Petro en la mesa de negociación del ELN, donde es los ojos de Uribe, del establecimiento y de los terratenientes del país. En esta posición Petro le dio el poder de influir, con su aval o sabotaje, en la negociación principal de la Paz Total.

Encima de todo, el precio de la carne está disparado en uno de los pocos sectores del campo donde el impacto de los costos de fertilizantes e insumos ha sido menor. 

5. Jota Pe y los congresistas influencer

Una de las sorpresas de las elecciones a Congreso fue el triunfo de Jonathan Pulido, conocido como Jota Pe, hasta ese momento desconocido en el mundo político. Fue el senador más votado de la Coalición Centro Esperanza con 189 mil votos y el tercero más votado del país. Con un discurso anticorrupción, Jota Pe hizo campaña con videos en Facebook y YouTube poniendo en el escarnio público a los políticos tradicionales. Ahora, esa forma de hacer política la ha trasladado al Congreso.

No es el único. Personajes que se hicieron conocidos por las redes sociales como Catherine Juvinao y Ariel Ávila de la Alianza Verde, Mafe Carrascal del Pacto y Miguel Polo Polo por las negritudes también llegaron al Congreso, inaugurando un fenómeno electoral.

Desde el 2021 soy el editor general de La Silla Vacía. Estudié filosofía en la Universidad Nacional, luego hice una especialización en periodismo en Los Andes y una maestría en comunicación en la Universidad de Georgetown. He trabajado en TV, radio y prensa.

Soy el periodista que cubre las movidas de poder en el Caribe y a los partidos Conservador y Cambio Radical. Estudié Comunicación Social y Periodismo en la Universidad del Norte. Trabajo en La Silla Vacía desde el 2019. Participé en la antología "Diez años son nada, antología de la Cola de...