Este lunes se dará inicio al “Paro Nacional Agrario”, movimiento que ha sido convocado por diversas organizaciones del sector, al cual se le han unido algunos otros como un grupo de transportadores. Esta protesta se ha convertido en un pulso político por la coyuntura y los antecedentes en medio de los que se desarrolla.

Este lunes se dará inicio al “Paro Nacional Agrario”, movimiento que ha sido convocado por diversas organizaciones del sector, al cual se le han unido algunos otros como un grupo de transportadores. Esta protesta se ha convertido en un pulso político por la coyuntura y los antecedentes en medio de los que se desarrolla.

El Gobierno del Presidente Santos soportó en las últimas semanas una inusual agitación social, cuyos mayores focos fueron los paros cafetero, minero –que aún sigue sin resolverse en algunas zonas- y el del Catatumbo. Han sido semanas de tira y afloje en las que la imagen gubernamental quedó golpeada en tres aspectos.

De una parte, la capacidad de mando del Presidente de la República, que fue la que llevó al General León Riaño, comandante de la Policía Nacional, a decir que por eso la gente extrañaba al ex presidente Uribe, frase que debió pesar a la hora de decidir cambios en la cúpula policial. El hecho de que durante el paro cafetero hubiese habido regiones del país bloqueadas durante semanas como ocurrió en el Cauca y que en el Catatumbo la carretera estuviera cerrada durante más de 50 días, después de que Santos dijese que “no vamos a permitir” que bloqueen las carreteras, afectó la imagen del Presidente y su “autoridad”.

En segundo lugar, la capacidad de diálogo gubernamental con distintos sectores sociales. La imagen de lejanía que proyecta el hecho de que grupos organizados deban acudir a vías de hecho para tramitar peticiones que parecen justas aumentó la idea de que el Gobierno es muy bogotano, conformado por tecnócratas de estrato 18 que no conocen las realidades del país, que es una acusación que se le ha hecho al Gabinete desde el inicio del período de Santos.

De otra parte, algunos lo califican de un gobierno debilitado que termina entregando todo para resolver problemas que él mismo deja crecer. La negociación con los cafeteros resultó enormemente costosa, abrió la puerta para que todos los sectores fueran por subsidios que obviamente el presupuesto público no tiene como soportar. La chequera se agotó, según ha dicho el Ministro de Hacienda, y entonces las movilizaciones de esta semana no podrán resolverse con plata. Habrá que ver.

Esos tres factores de la imagen gubernamental están en juego a partir del lunes nuevamente.

Otros actores también se juegan sus cartas. El grupo del Polo que está detrás de las “dignidades” –los movimientos cafeteros y de otros sectores agrarios que se oponen a los TLCs- miden su capacidad de movilización. Hasta ahora han demostrado tenerla, pero el método se puede agotar.

Las Farc y sectores afines a ellos que fueron protagonistas –según el propio gobierno- en movimientos como el del Catatumbo y a los que ahora se les menciona como instigadores de movilizaciones en el suroccidente colombiano tendrán que demostrar si pueden generar dificultades de orden público y participación masiva de campesinos.

La nueva cúpula militar o policial tiene su primer examen. Deberá demostrar que es posible impedir el bloque de vías sin generar enfrentamientos con manifestantes. El discurso gubernamental de respeto a la protesta pero acción frente a las vías de hecho no suele ser fácil de aplicar.

Con estos antecedentes dejo, las que a mi juicio, pueden ser guías para saber quién gana y quién pierde en el paro según el escenario que finalmente se de:

1. Cierre de vías. Punto en contra del gobierno. Si son vías principales y se causa caos en el regreso de turistas que disfrutan el puente, agregue dos puntos negativos.

2. Tránsito normal por las carreteras. Punto para el Gobierno y especialmente para la Policía. Si las vías se mantienen desbloqueadas sin necesidad de confrontación con la Policía anote dos puntos negativos a los organizadores del paro porque su capacidad de movilización y de negociación se vería diezmada. Lamentablemente para los demás ciudadanos, el pulso político se juega especialmente en las carreteras porque eso es lo que tiene efecto mediático.

3. Más subsidios para algún sector. Punto en contra del Gobierno y dolor de cabeza para el Ministro de Hacienda que fue el más manilargo con los cafeteros.

4. Promesas de inversiones en infraestructura o similares. Empate. Ni los unos creen que se vaya a cumplir, ni los otros sienten una gran obligación por cumplir, eso le toca a otros funcionarios.

5. Amenazas de cárcel y acusaciones de infiltración. Punto negativo para el Gobierno. De todo eso siempre termina retractándose porque la cárcel es impracticable y la infiltración guerrillera no se prueba.

Héctor Riveros Serrato es un abogado bogotano, experto en temas de derecho constitucional, egresado de la Universidad Externado de Colombia, donde ha sido profesor por varios años en diversos temas de derecho público. Es analista político, consultor en áreas de gobernabilidad y gestión pública...