Hace 40 años nació Foro por Colombia, producto del paro del 79 y de los reclamos sociales, en particular del movimiento que reclamaba mayor acceso a vivienda. Desde entonces, Foro ha abanderado la bandera de la descentralización y la participación desde los territorios.
Por eso, para Foro, los diálogos regionales vinculantes promovidos por el gobierno Petro eran una invitación imposible de ignorar: aterrizaban —por lo menos en el discurso— todo aquello en lo que ellos han creído durante cuatro décadas para convertir la democracia en algo real y tangible.
Desde Foro, han difundido toda la información sobre esta herramienta de gobierno de Petro, han apoyado a organizaciones sociales de base para que lleven sus agendas ciudadanas a los diálogos y han hecho recomendaciones a Planeación Nacional para que mejoren la metodología de los eventos y han participado en la mayoría de ellos.
Como ya se han realizado 19 de los 47 diálogos regionales programados, La Silla Vacía entrevistó a Marcela Restrepo, la presidenta ejecutiva de Foro, para escuchar su balance. Es agridulce. Y lanza varias alertas para evitar que al final queden convertidos en una mera herramienta electoral y se conviertan en una nueva decepción para la ciudadanía. Un uso que La Silla ha documentado en diálogos como el que se dio la semana pasada en Medellín.
Esta es la entrevista editada para mayor claridad:
L.S.V:
es la Silla Vacía.
M.R:
es Marcela Restrepo,
L.S.V:
Ustedes han acompañado los diálogos regionales. ¿Cuál era su ilusión con estos diálogos?
M.R:
En primer lugar, estamos convencidos que la situación de nuestra democracia requiere diálogo. ¿Qué significa eso? Que tenemos que reconocer que hay gente diferente a uno. Que tenemos que reconocer e incluir otras perspectivas desde el territorio.
¿Por qué lo territorial? Porque lo territorial y regional tiene un trasfondo profundo en nuestra democracia. Esa asimetría territorial se ha expresado en racismo y en exclusión. Ese desequilibrio nos debería dar verguenza porque hay una cantidad de gente que vive mal. De ahí la importancia de dialogar desde una perspectiva territorial.
¿Qué significa que sean vinculantes? Que lo que se habla ahí la autoridad pública lo asume como un mandato. Pagamos por ver.
Obviamente esos tres componentes hacen que sea muy importante que estos diálogos se den en nuestro país.
L.S.V:
¿Cuál era la expectativa concreta que saliera de estos diálogos?
M.R:
Era que se abriera la oportunidad de tener unos diálogos donde se pusieran los temas territoriales sobre la mesa, y que lo que salga de allí fuera recogido de una manera sistemática para traducirlo en estrategias propias de un Plan de Desarrollo. No es conversar por conversar. No es una lista de mercado como pasó con los Pdets.
L.S.V:
El director de Planeación Nacional, Jorge Iván González, ha hecho énfasis en que no sea una lista de mercado. Entonces, ¿cuál sería el producto ideal de estos diálogos?
M.R:
Esto tiene un proceso: tú vas y conversas en las regiones alrededor de los tres ejes y los seis temas que propone la metodología del gobierno. Tú recoges eso pero no es ponerlo en un excel, tienes que echarle cabeza, y de ahí sacar el jugo a través de la sistematización. Puedes tener varios métodos de análisis. ¿hacia dónde quiere ir el país? Las vías terciarias son determinantes, aquí apareció la reparación a víctimas. Luego, necesitas hacer también una lectura regional. El Pacífico requiere esto, la Costa Atlántica esto.
Un Plan de Desarrollo es el derrotero para los próximos 4 años. El señor Petro propuso un plan de gobierno, este plan se lleva a una conversación pública y se plantea en un plan de desarrollo.
L.S.V:
¿Y cuál es su balance de los diálogos hasta ahora?
M.R:
El equipo de Foro ha participado en varias regiones. De lo que podemos concluir hasta ahora, lo chévere ha sido una gran participación de personas, mucha gente con muchas ganas de participar, de que los escuchen. Hay mucho interés de la gente.
En segundo lugar, la gente escribió documentos, produjo propuestas que ya traían listas. La gente viene organizada hace décadas.
En tercer lugar, cuando llega la gente allá se organiza por temas. Pero cada vez más dicen, ¿donde está la mesa de mujeres, la de los jóvenes?
¿Qué ha sido dificil? La metodología. Conversar con 10 mil personas es difícil. ¿Cómo se conversa, cómo se acopia? Una cosa es que vayan anotando y otra sistematizarla.
Las condiciones físicas de los diálogos también han sido complicadas. Los sitios están empantanados, no hay ni una carpa, entonces toca a pleno sol. No había comida. Nos ha tocado ayudar a la gente con transporte. La logística ha sido muy complicada.
L.S.V:
¿Cuál es el problema con la metodología?
M.R:
La ausencia de metodología. Desde cosas sencillas como pasó uno a hablar, dos y tres, hasta un tema muy importante, que es político: ¿esto para dónde va? A la gente no se les explica qué pasa después con sus propuestas. Es una metodología muy pueril, muy elemental. Si les estás diciendo, ‘venga y participe conmigo’, hay que explicarle al pueblo lo que sigue. Hay que decirle que el Plan de Desarrollo no lo aprueba el presidente, sino que hay que hacerle una evaluación financiera, eso pasa al Conpes, a evaluación del Consejo Territorial de Planeación, y luego, lo más importante, tiene que pasar al Congreso. Esto hay que contárselo a la gente. No pueden pensar que lo que él pidió en el diálogo del Catatumbo, por ejemplo, subsidio para todas las familias, esto está ya aprobado. Por eso digo que lo de lo vinculante, pago por ver. Eso de la metodología nos preocupa.
Y hay un tema feo, y es la dimensión política de los diálogos, pero no de esa política de discutir los problemas colectivos, sino en el sentido partidista que hay detrás de esto. Ahí sí hemos encontrado una tensión.
L.S.V:
¿Qué señales hay de esa instrumentalización electoral de los diálogos?
M.R:
Muchos le apostamos a este primer gobierno de centro izquierda. Esta transición política es de corto y mediano tiempo. Para hablar de esta primera foto —el Plan de Desarrollo— ya estamos en campaña regional, y nos la jugamos con las elecciones locales. Los diálogos tienen ese tinte adicional.
La vaina es que en el marco de la transición política, uno siente que el Pacto Histórico y sus aliados se la van a jugar el todo por el todo en las elecciones territoriales. Y está el riesgo de que esta conversación pública para un plan de desarrollo empiece a perder interés, y que lo que importa es mover las masas, que el pueblo te vea, hacer campaña. Eso es un riesgo muy grande que puede arruinar el Plan de Desarrollo.
En segundo lugar, hay mucha gente que votó por Petro no por alienación ideológica sino porque quiere un cambio. El riesgo es que los pongas a hablar y no salgamos con nada. Eso sería muy difícil para un país que está agotado de desconfiar del poder público. Eso es lo que más nos preocupa. Hay ongs que han dicho, ‘si el interés es meramente político, no tengo que seguir apoyando a organizaciones para que vayan’.
L.S.V:
¿Pero cuáles son las señales de que podría tener un interés electoral?
M.R:
Te lo digo de manera muy concreta: uno, que los diálogos tienen que ser multitudinarios, entre 10 mil y 15 mil personas, no importa de dónde vienen, si están organizados o no.
Yo he sido oenegera, he organizado talleres. Para un diálogo decente lo máximo que puedes tener es una mesa con 30 personas. Tener 15 mil personas sin agua, sin comida, bajo el sol, suena a una reunión política.
En segundo lugar, la presencia de los funcionarios de alta dirección: ministros, concejales, alcaldes, diputados. Uno entiende que es el cóctel, que tienen que aprovechar pero que te lleguen en cualquier momento sin que esté organizado te desordena todo.
Mira lo que pasó en Cali: la gente del norte del Valle nos dijo no nos invitaron y el presidente llegó tardísimo, no trabajaban por esperar que llegara.
Y el tercer lugar, que la metodología no esté afinada. Entonces uno dice ¿será que es lo menos importante?
Estas tres señales me preocupan porque creemos en esta transición política.
L.S.V:
¿Pueden convertirse en un bumerán estos diálogos o son efectivos como están para sacarles réditos políticos?
M.R:
Yo creo que es un bumerán y lo digo con todo el conocimiento. La situación fiscal del estado colombiano es muy difícil y la precariedad institucional es muy grande. Si uno se pone a decirle a la gente que participe y que va a recoger eso y luego lo más importante es lo político electoral y no convertir esas propuestas en realidades concretas se vuelve un bumerán. Sobre todo para un gobierno de izquierda al que le pasan la cuenta de cobro rapidito.
L.S.V:
Aún si no se concreta en cosas, ¿el diálogo por sí mismo es valioso?
M.R:
Este país tiene que dialogar. Pero hay que desmenuzar un poco qué es eso de dialogar. El diálogo da la oportunidad del reconocimiento porque si no consideras que el otro es un digno dialogante no te sientas a dialogar; da la oportunidad de oír lecturas diferentes.
Ahora bien, nosotros que le hacemos tanto seguimiento al sector extractivo hemos visto que la gente dice ya no quiero más diálogo porque no pasa nada. Entonces, necesitamos acompañar el diálogos con participación incidente, hay que llevarlo a una materialización de decisiones públicas. Es clave abrirle la puerta al diálogo pero no es suficiente.
Tradicionalmente, aquí todo el mundo dialoga pero en los mentideros políticos, en el club. ¿Quiénes monopolizan esos diálogos? los líderes políticos y empresariales. Ese diálogo monopolizado se ha materializado en la cooptación del Estado por parte de los actores económicos, en la captura del Estado por parte del crimen organizado y la corrupción. Por eso toca traer a otras personas que no han participado en los diálogos sobre el poder público.
Significa ampliar los alcances de la democracia, y quitar ese secuestro sobre las decisiones públicas. Y es un gran reto. Por eso, si no lo hacemos bien ahora, si no honramos con integridad y con respeto lo que prometió el Presidente con estos diálogos, vamos a generar que los diálogos sigan secuestrados.
L.S.V:
¿Cree que si lo propuesto en los diálogos no se cumple termine ahondando el descontento y produciendo nuevas movilizaciones populares?
M.R:
Es el riesgo del gobierno de Petro. Petro prometió un cambio, realizar el estado social de derecho. Y lo que muchos analistas están diciendo es que vamos a tener 3 tipos de movilizaciones: las de la oposición en contra de Petro, las plebiscitarias a favor de Petro, pidiendo que lo dejen gobernar. y las libres y autónomas de gente que está esperando el cambio que nos prometió. No son los diálogos vinculantes, sino la propuesta elevada, la propuesta progresista democrática.
L.S.V:
Y más allá de esos riesgos, ¿qué tipo de personas están yendo a los diálogos?
M.R:
Todo el mundo: el ciudadano solito que no hace parte de ninguna organización social, todas las juntas de acción comunal. y las organizaciones sociales. Los jóvenes y las mujeres se notan mucho, con propuestas preparadas.Es una ciudadanía activa.
L.S.V:
¿Y cuáles son los temas recurrentes que surgen?
M.R:
Tocaría revisar bien las memorias. Pero siempre surge el tema de las vías secundarias, y terciarias, el alcantarillado. Hay una necesidad grande de provisión de infraestructura de servicios básicos. También está el tema de reconocimiento de mujeres y jóvenes. Y de manera interesante, de la población en situación de discapacidad. En la mayoría de los sitios no hay condiciones de acceso para gente en sillas de ruedas.
El tema poblacional sale mucho, es el gran desafío para las políticas públicas: mujeres negras, rurales, víctimas del conflicto llevan propuestas interseccionales.
La reforma rural, agraria y agrícola salió muy fuerte en el Catatumbo. Y el reclamo de paz. El tema de Paz Total está calando. Se lanza con mucho valor en sitios donde los están matando.
L.S.V:
Ustedes desde Foro han promovido mucho la transparencia en la información. ¿Qué tan transparentes son estos diálogos?
M.R:
Esta es una de las recomendaciones que le hicimos al DNP. Ojo con esto. Si vas a propiciar el diálogo, si vas a abrir un espacio público de participación, tienes que garantizar acceso a todos a la información. Hoy entras al DNP y no encuentras información. El tema de acceso a la información está cojo. Tienen que tener información permanente puesta en sus sitios web: como es la agenda, quién va a ir, dónde va a llegar el presidente para ver dónde nos va a desordenar la conversada. Tienen que rendir cuentas de esa película.
Jorge Iván tiene un gran reto. Los está apoyando la cooperación, la Onu, pero se necesitan mil manos para sacar el zumo de información de esos diálogos.
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