Más que el uribismo después de Uribe, el Centro Democrático es el uribismo con Uribe haciendo las veces de Presidente por unas horas. Crónica desde un taller democrático en el que se habló de la revocatoria a Petro y de que los huevitos ya no son tres sino cinco.

– Presidente, necesitamos vías en Suba. Mire las calles, estamos embotellados. Transmilenio no da abasto.

– Presidente, soy un empresario de buses intermunicipales. El lunes pasado a las 10 de la mañana me incendiaron un bus que llevaba 18 pasajeros. Los hicieron bajar. Fue en el Meta. El Ejército estaba a un kilómetro y no hizo nada. Presidente, este mes van cuatro buses quemados en el mismo punto. Presidente.

– Presidente, usted empezó a hacer un vía en Boyacá, en Otanche, y yo quise montar mi empresa allá, agro industria. Hasta monté una cooperativa para que más gente pudiera sumarse. Pero ahora no quieren terminar la vía, Presidente. Y así es muy difícil hacer empresa.

Presidente, presidente, presidente.

Una a una se van alzando las voces que cuentan su problema y piden una solución “al Presidente”. Otras más simplemente lo elogian. Lo aplauden. Le dan ánimos. Un viejito le ruega que no deje que el comunismo se tome al país.

La organizadora del evento -una exedil de la localidad de Suba, en Bogotá, llamada Liliana Alfonso- le dijo al principio: “Bienvenidos todos y lo dejo hablar, Presidente, para que usted nos diga qué debemos hacer, cómo debemos seguir llevando sus banderas y hacer las cosas como usted nos enseñó”. Y “el Presidente”, Álvaro Uribe Vélez, asintió sonriendo.

Perfectamente podría ser una escena ocurrida en uno de los más de 300 consejos comunitarios que realizó Uribe en sus ocho años de Gobierno, pero sucedió anoche en un centro de eventos de la localidad de Suba, en Bogotá. Y se repite todos los fines de semana en los talleres democráticos con los que Uribe -y sus precandidatos a la Presidencia por el Centro Democrático, entre los que ya está el exgobernador Luis Alfredo Ramos- ya lleva recorrido medio país desde febrero pasado.

La dinámica es la siguiente: Uribe llega. Uribe saluda. Uribe da un discurso. Uribe escucha a los asistentes (la entrada es libre). Uribe les responde. Uribe dirige (“A ver, amigo, seámos más breves”). Uribe ordena (“Óscar Iván, usted que fue ministro de Hacienda, ¿cómo está nuestra tasa de desempleo hoy?… ¿Y en el 2007?… ¿Y en España cómo está la tasa?”). Uribe da su palabra a los precandidatos, claro. Pero después.

No es el uribismo después de Uribe. Es el uribismo con Uribe Presidente por unas horas. Aunque ya no pueda, como lo hacía en sus consejos comunitarios, ordenar al funcionario de turno que le haga la vía a la señora de Otanche. O prometerle al empresario de los buses que hablará con el Ejército lo de las quemas a los vehículos.

No importa. En cambio de eso, el ex Presidente le pide a Alfredo Rangel (“¿Dónde está Alfredo Rangel? Alfredo Rangel, usted que maneja el Observatorio de Seguridad, ¿qué cifras tiene en materia de seguridad?”) que pase al micrófono. O al senador Juan Carlos Vélez, o a otro precandidato que de una explicación.  

Igual, a sus contertulios pareciera no importarles que no les den solución inmediata a sus problemas. Lo que quieren es que Uribe los escuche. Sentirlo mandatario de nuevo. Tomarse una foto con él. Demostrarle su apoyo.

“Soy víctima de este Gobierno por hacerle caso a usted, Presidente, pero aquí sigo firme con usted, mis padres me molestan porque les digo que me voy a cambiar mi apellido por el de Uribe”, le dijo anoche una señora.

No se ve exactamente como un Uribe viudo del poder, como lo han calificado, entre otros, los liberales.

Además de los aplausos de la gente del común, anoche aplaudieron a Uribe el concejal del Polo Orlando Santiesteban, Miguel Uribe Londoño (padre del concejal liberal Miguel Uribe Turbay), el ex M-19 que luego se volvió uribista Everth Bustamante, el líder conservador Pablo Victoria, el antiguo samperista Carlos Julio Gaitán, el General Carlos Omairo Lemus Pedraza (quien fuera segundo comandante del Ejército en la época de Uribe), el exconcejal Leo César Diago (esposo de la concejal Liliana de Diago), la exsenadora Carlina Rodríguez, el exsenador Óscar Darío Pérez, tres ediles.

Radiografía del Centro

En el Centro Democrático explican que los talleres que empezaron en febrero pasado (van 23 y Uribe sólo ha faltado a los de Córdoba, debido a un malestar de salud de su esposa) tienen como objetivo elaborar un plan de gobierno como insumo para esa corporación que pretende luego convertirse en partido político.

Esos talleres son la columna vertebral de sus actividades pues allí convergen todas las funciones que tiene el Centro Democrático: ser un punto de encuentro de las expresiones uribistas, ser la casa de los precandidatos uribistas, hacer la difusión de la doctrina uribista y estructurar jurídica, financiera y logísticamente el proceso electoral uribista.

Han llegado a reunir hasta tres mil personas en un sólo taller, según sus cuentas.

A todos llegan alcaldes y gobernadores de la respectiva región para saludar “al Presidente”.

Todavía sin una gran sede, -un empresario antioqueño cuyo nombre no pudo precisar La Silla les prestó una oficina en el norte de la ciudad y esperan que una petrolera les preste una sede más grande- al Centro Democrático de Uribe lo lidera por delante Uribe y lo empujan por detrás varios de sus exfuncionarios, quienes coordinan todo el detrás de cámaras.

Paola Holguín (su exasesora y posible candidata al Senado) coordina el área que se encarga de la difusión de la doctrina uribista: la publicación de libros, por ejemplo, y de un decálogo de paz que elaboraron. Diego Tobón (exembajador de Uribe en Rusia) es el gerente del área de las firmas que en agosto comenzarán a recoger para presentar sus listas al Congreso y candidato presidencial.

La exministra María del Rosario Guerra es la coordinadora de los talleres democráticos. El ex viceministro de Defensa Alejandro Arbeláez es el director de la corporación. Y el ex cónsul en El Salvador Hatem Dasuky, el jefe de comunicaciones.

Con ellos (y con sus consejeros Rafael Guarín y José Obdulio Gaviria, por ejemplo) Uribe arma su estrategia cuyo objetivo es derrotar a Juan Manuel Santos y a la izquierda en las próximas presidenciales y llevar al uribismo al Congreso en las próximas legislativas.

Con el exmandatario imposibilitado para lanzarse a la Presidencia, en el Centro Democrático saben que si él no se lanza al Senado toda esa empresa estará perdida. “Él es el de los votos y si no tiene candidatura estamos muertos”, dijo una fuente de adentro.

Por ahora se sienten muy vivos, sobre todo por el apoyo que están recibiendo en los talleres regionales, tanto de gente común como de líderes políticos que ponen votos con los que están hablando. Las listas al Congreso las armará el mismo Uribe. Y qué importa si algunos precandidatos no gozan de tanto carisma. Lo que recientemente le dijo un grupito de alcaldes al exPresidente en el Urabá resume el por qué de tanta confianza. Se lo contó a La Silla alguien del Centro, que recordó textualmente:

– Presidente, déjenos comer mermelada de aquí a noviembre que comience la Ley de Garantías, que luego nosotros nos organizamos para irnos con usted, Presidente.

Los cinco huevitos y la revocatoria

Uribe les advierte a los asistentes a la reunión de anoche en Suba que “no debe haber reunión de la patria” en la que no se hable sobre San Andrés. Eso les advierte y acto seguido comienza a disertar sobre el fallo de La Haya en el que Colombia perdió una porción de mar territorial y a repetir que la sentencia debe desconocerse y otra larga lista de aseveraciones en las que se toma casi media hora. Hasta entonces no había hablado nadie más en el salón.

Cuando terminó de hablar de San Andrés, se refirió a sus huevitos (pilares de sus políticas), que ya no son tres sino cinco, pues a la cohesión social, a la seguridad democrática y a la confianza inversionista -dijo- les sumó otros llamados estado austero y diálogo popular.

Cuando por fin cedió la palabra a los asistentes (y comenzó a dirigir la dinámica del encuentro) a los elogios y quejas que le toca escuchar en cada región que visita, se sumaron las críticas en contra de la Alcaldía de Bogotá. Al fin y al cabo, era un escenario lleno de residentes y también líderes barriales capitalinos.

Todos hablaron a favor de la revocatoria que cursa en contra del alcalde Petro: desde la exedil que organizó el evento hasta los precandidatos presentes: Luis Alfredo Ramos, Juan Carlos Vélez y Óscar Iván Zuluaga. Dijeron que hay que votarla. Pero Uribe guardó un prudente silencio:

– Me voy a pronunciar al respecto de la manera más editada en mi mente… Con el liderazgo del representante Miguel Gómez se logró recoger las firmas necesarias para convocar a este referendo… Eso está en impugnación y si eso se ratifica mi posición personal es esta: Yo pienso que se debe responder a los intereses superiores de Bogotá y no por intereses políticos de una u otra persona… No quiero contribuir a este debate con un discurso exaltado, sino llamar a la reflexión.

Y todos aplaudieron.

Hora y media después de arrancado el evento dejó a los precandidatos discursar (“amigos, hablemos breve, es injusto no escuchar a los precandidatos”), quienes hablaron alrededor de 15 minutos cada uno.

– Señores, precandidatos, ¿a qué tema les gustaría referirse? Nos han preguntado de vías, de seguridad, de Bogotá…

Los precandidatos escogieron el tema. Bajo la mirada rectora del “Presidente”.

Fue periodista de historias de Bogotá, editora de La Silla Caribe, editora general, editora de investigaciones y editora de crónicas. Es cartagenera y una apasionada del oficio, especialmente de la crónica y las historias sobre el poder regional. He pasado por medios como El Universal, El Tiempo,...