En Medellín, el petrismo sigue confiando su destino electoral en Daniel Quintero. El pasado viernes, el Pacto Histórico se adhirió oficialmente a la campaña de Juan Carlos Upegui, el candidato de Independientes para la Alcaldía. El anuncio de la adhesión lo hizo el propio Quintero, quien renunció como alcalde, entre otras razones, para impulsar a su candidato, quien se ha consolidado como el perseguidor de Federico Gutiérrez, el indiscutido favorito de las encuestas.
Con la adhesión, el quinterismo ha pasado de ser un aliado coyuntural a convertirse en el eje central para que la izquierda crezca en Medellín. Es un paso más de un camino que empezó el año pasado en las elecciones legislativas y presidenciales, cuando Independientes lideró las campañas del Pacto. Se consolidó con burocracia y sintonía programática al interior de la administración de Quintero. Y ahora tiene su sello con acuerdos electorales para que el petrismo, golpeado luego de un caótico proceso de avales, siga creciendo territorialmente en un lugar históricamente adverso para la izquierda.
“La renuncia de Daniel Quintero cambió el escenario político. Muchos creyeron que era inamovible a favor de Federico Gutiérrez. El apoyo del Pacto a Upegui es una decisión estratégica. Medellín es absolutamente clave para el proyecto político del Pacto Histórico”, dice la senadora Isabel Zuleta, quien ha sido crítica del quinterismo. “Se trata de la ciudad que tiene el proceso de paz urbana más grande que lidera el gobierno. También es donde está EPM, la segunda empresa pública más importante del país”, agrega.
La llegada del petrismo a la campaña de Upegui se aceleró luego de la renuncia de Quintero. El exalcalde recibió señales de lealtad por parte del gobierno Petro, y de su coalición en el Congreso, en la víspera de su renuncia. Fueron reforzadas por el nombramiento por parte del presidente de su hombre fuerte en el gabinete municipal, Óscar Hurtado, como alcalde encargado, y por la reciente recomposición en la Junta del Metro de Medellín, que favoreció a contratistas de Quintero.
Con su salida, el exalcalde ha estado en el sonajero ante un posible cambio en el gabinete de Petro luego de las elecciones regionales, aunque al interior de Independientes lo consideran, por ahora, “un globo”, según dos fuentes del partido que pidieron la reserva de sus nombres. Sin embargo, su efectividad para ayudar electoralmente al petrismo puede sumarle puntos para alcanzar otras ambiciosas aspiraciones burocráticas.
El acuerdo de adhesión
El documento formal de adhesión fue preparado una semana antes del anuncio, según dos fuentes que participaron en su elaboración, una del Partido Comunista y otra de la Unión Patriótica. Incluso la Colombia Humana firmó el acuerdo por orden de su dirigencia nacional, pese a la oposición pública de algunos de sus principales cuadros, como José Luis Marín, la cabeza de lista del Pacto Histórico al Concejo de Medellín. El Polo Democrático, que avaló candidato propio, el abogado Carlos Ballesteros, fue el único partido de la coalición petrista que no se sumó.
Upegui buscó al Pacto desde que ganó el proceso interno de Independientes. De hecho, a finales de julio, durante el cierre de inscripciones en la Registraduría, viajó a Bogotá junto a Esteban Restrepo, la carta a la Gobernación del quinterismo, para solicitar el coaval del petrismo. En su momento no lo consiguieron, pero el Pacto tampoco avaló candidatos oficiales ni para la Alcaldía de Medellín ni para la Gobernación de Antioquia. Hoy, ambos cuentan con el apoyo del petrismo local.
Por lo menos tres razones tácticas desembocaron en la adhesión a Upegui.
En primer lugar, su solidez como segundo en las encuestas. Esto le ha servido para presentarse como la única alternativa a “Fico”, una narrativa que entró a reforzar Quintero. En su primer discurso de campaña, y en medio de un barrio popular al noroccidente de Medellín, el exalcalde llamó a la unidad progresista en torno a Upegui. El petrismo ha comprado esta tesis validada por las encuestas.
“El escenario político de Medellín está marcado por la polarización. Y frente a ella, el papel del Pacto no puede ser ni ambiguo ni confuso. Nosotros estamos con las fuerzas que se identifican con el programa del presidente Gustavo Petro”, dice el representante a la Cámara, Gabriel Becerra, quien hace parte del Comité Político Nacional del Pacto.
En segundo lugar, Ballesteros, el candidato del Polo, sigue sin despegar. El exconcejal era el único competidor de Upegui por la adhesión del Pacto. Sin embargo, en ninguna encuesta ha estado por encima del margen de error, como la mayoría de los 14 candidatos a la Alcaldía de Medellín.
Ballesteros pertenece a la facción de la viceministra de la Igualdad, Luz María Múnera, una dura crítica del quinterismo en la izquierda paisa. Y dentro de su partido ni siquiera cuenta con un apoyo unánime . Uno de los sectores más grandes, liderados por Manuel García, presidente departamental del Polo y número uno de la lista del Pacto para la Asamblea de Antioquia, es cercano al quinterismo y ha impulsado a sus candidatos.
“He sentido presiones para que me sume a la campaña de Upegui. Me han llamado diciendo que no hay más opciones. Que no nos hagamos contar. Han venido tanto del Polo como de sectores del Pacto Histórico a nivel nacional ”, le dijo Ballesteros a La Silla.
El pragmatismo de la dirigencia nacional del Pacto, en medio de un escenario regional adverso, es la tercera razón para aterrizar donde Upegui. En las circulares del Comité Nacional del Pacto sobre las elecciones regionales está consignada la idea de competir, bajo un “Frente Amplio”, con otros partidos. Los antecedentes de Independientes como punta de lanza de la izquierda en Medellín le dieron legitimidad para convertirse, de nuevo, en un socio fundamental.
“En Medellín existe un conservadurismo social que inclina al electorado a posturas políticas tradicionales. Si queremos ser competitivos no podemos hacerlo simplemente desde la izquierda”, dice el representante Becerra.
Juego burocrático y sintonía programática
El alineamiento del quinterismo con la izquierda local también se construyó con burocracia. El caso más destacado fue la dirección del Museo Casa de la Memoria, una institución pequeña que para el 2022 tuvo un presupuesto de $5.239 millones. En julio del 2020, Jairo Herrán Vargas, militante de la Colombia Humana, fue nombrado al frente del museo. Herrán venía de ser el candidato del petrismo a la Alcaldía de Medellín en las elecciones locales del 2019, obteniendo una discreta votación que no alcanzó los 4 mil votos.
“Tuvieron una participación relativamente activa en la administración si tenemos en cuenta que, a diferencia de otros sectores políticos, no cuentan con concejales. Eso les resta capacidad de negociación. Sin embargo, tuvieron lo del Museo. También les dieron juego en la Secretaría de la No Violencia y en la de Mujeres”, dice un exalto funcionario de la administración de Quintero, quien pidió la reserva de su nombre.
La administración de Herrán estuvo rodeada de críticas por la gestión del museo y la reducción de su presupuesto. Esto causó, en julio del 2022, el cierre temporal de las instalaciones por las dificultades para arreglar su sistema de aire acondicionado. Por esa misma época, la Personería de Medellín suspendió a Herrán por participación en política luego de que criticara, a través de su cuenta de Twitter, al entonces candidato Rodolfo Hernández.
Herrán fue sucedido por Edwin Arias, un politólogo vinculado al Polo Democrático. En 2018, Arias fue candidato por el Polo a la Cámara de Representantes por Antioquia. Duró sólo cinco meses al frente del museo, de noviembre del 2022 a abril de este año.
La administración de Quintero también ha sido receptiva con problemas que le importan a la izquierda local, como la paz urbana. “Nosotros como Comunes, el partido que acoge a los firmantes de paz en la ciudad, logramos tener una interlocución con la Secretaría de la No Violencia. Fue una diferencia notable frente a la administración de Federico Gutiérrez”, dice Ana María Jaramillo, quien ocupa el segundo renglón de la lista al Concejo del Pacto en nombre del partido de los exFarc.
La Secretaría de No Violencia fue la cartera que creó y lideró Upegui hasta que renunció para liderar la campaña del Pacto en 2022. “El apoyo a Upegui no es simplemente táctico. También hemos encontrado agendas políticas en común. Con la actual administración, por ejemplo, logramos avanzar en identificar programas de acciones reparadoras para que los firmantes de paz cumplan con sus sanciones en la ciudad”, dice Jaramillo, quien sostiene que con la llegada de “Fico” esta coordinación puede estar en riesgo.
Los acuerdos electorales
La adhesión del Pacto a Independientes viene con coordinación electoral entre ambas fuerzas. Esto implica, por ejemplo, que van a impulsar conjuntamente candidatos a las Juntas Administradoras Locales (JAL), claves para seguir construyendo política de base en la ciudad.
“En algunas JAL no pudimos inscribir candidatos debido a problemas con la Registraduría. En esos casos vamos a sumar nuestra votación a los compañeros de Independientes. Es el caso del corregimiento de Santa Elena, donde existe una base interesante a favor del Pacto”, explica Alejandro Cometa, de la Unión Patriótica y quien hace parte del equipo de la senadora Piedad Restrepo.
Estos acuerdos también se hicieron con Esteban Restrepo, el candidato a la Gobernación de Independientes. En contraprestación al apoyo del petrismo, el equipo de Restrepo se comprometió a impulsar las candidaturas fuertes del Pacto en concejos y alcaldías de otros lugares de Antioquia. Entre ellas, la del exjefe guerrillero Pastor Alape, candidato de Comunes a la Alcaldía de Puerto Berrío, el municipio de 50 mil habitantes del Magdalena Medio antioqueño que fue cuna del paramilitarismo.
Independientes también va a apoyar a candidatos a concejos del Pacto en municipios donde aspiran a lograr representación, como Itagüí y Caldas, en el área metropolitana del Valle de Aburrá. “Somos conscientes que, como en los santanderes, esta no es una región favorable a la izquierda. Con mayor justificación debemos apostarle a una política de alianzas”, dice el representante Becerra sobre los acuerdos.
Con este renovado pragmatismo de la izquierda, correspondido por el quinterismo en su intento de alinearse ideológicamente con el petrismo, Independientes y el Pacto vuelven a juntar sus caminos en unas elecciones en las que tienen las apuestas en contra.