Hay debate porque el saldo a pagar era 0. Explicamos cómo llegó a eso y que sí pagó impuesto de renta, contrario a lo que dicen algunos.

Un dato elemental previo: la declaración, como todas las que tienen que presentar los funcionarios, es la que presentó el año pasado y que refleja sus ingresos de 2018 y su patrimonio a 31 de diciembre de 2018.
Vamos por partes:

Los renglones 29 a 31 son datos del patrimonio. Esos datos no definen cuánto se paga de renta (con una excepción que explicaremos más abajo, la llamada renta presuntiva que pocas veces entra en juego) pero son informativos.
Uribe declaró tener, a 31 de diciembre de 2018, bienes por 12.351 millones y deudas por 2.937 millones, lo que da un patrimonio de 9.414 millones de pesos. ¿En qué está representado? Lo contó en otro documento público, que pueden ver acá y según el cual tiene:
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Cuenta en Itaú por 348 millones
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Cuenta en JPMorgan, EEUU, con 50 mil dólares
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Lote en Montería avaluado catastralmente por 8.595 millones
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2 lotes más en Montería, por 235 millones
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7 lotes en San Carlos, Córdoba, por, en total, 184 millones de pesos
Y debe:
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1.365 millones a Itaú
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2.458 millones a Colpatria
Eso da un patrimonio de 5.694 millones. Es llamativo que eso no da los datos de patrimonio de la declaración de renta, pero se entiende porque son momentos diferentes: la de renta es a 31 de diciembre de 2018, la de bienes a diciembre de 2019.
Ahora ¿se empobreció Uribe en casi 3.800 millones de pesos en un año? No sabemos, pero le dejamos la pregunta en Twitter.
Después del patrimonio viene una parte central en la declaración, los ingresos (“rentas”) que se dividen en cinco categorías (“cédulas”): de trabajo, de pensiones, de capital, no laborales (que significa “otras”) y de dividendos y participaciones.
Cada una se calcula por aparte, se le pueden restar cosas diferentes y al final se suman. Vamos paso a paso

En la primera cédula, la laboral, Uribe declara salarios por casi 457 millones en 2018 (renglón 32). Ese año fue Senador, así que es claro el origen de esa plata.
Lo que deduce en el renglón 35 es lo que usualmente puede deducir cualquier empleado por pagar pensiones y salud, aportar a cuentas AFC y otros, así que no es llamativo que su renta cedular sea 310 millones.
Nota: los contratistas no tienen derecho a esa deducción, una de las diferencias fuertes entre las dos formas de trabajar, criticada por algunos.

En la segunda cédula, la pensional, declaró que recibió 51 millones en 2018, unos 4.260.000 mensuales. Debe ser una pensión privada y no la de expresidente (que es más alta y no puede recibir al tiempo con su salario de congresista). De forma también normal, es toda exenta, pues solo las megapensiones no lo son.
Nota: esto también es polémico del estatuto tributario en general y criticado por algunos, pues significa que los pensionados tiene un privilegio a pesar de que son una minoría de las personas en edad de jubilación.

Uribe declaró ingresos de 30 mil pesos de rentas de capital, que son cosas como regalías cuando uno es dueño de canciones, intereses si tiene plata en el banco, rendimientos si tiene la plata en CDT o arrendamientos.
Dice el expresidente que 17 de esos 30 mil no son constitutivos de renta. Es decir, que según el estatuto tributario, le entran, aunque no se entienden como “rentas”. Este punto acá es pequeño pero va a ser clave en lo que sigue.
Los ingresos no constitutivos de renta (Incr) son plata que entra, pero no aumenta el patrimonio. El caso más claro es una indemnización por una aseguradora: si me roban mi carro y la aseguradora me paga por eso, la plata entró pero no me enriqueció, sino que repuso el valor del carro.
El lío es que el Estatuto Tributario se llenó de Incr que sí enriquecen, por lo que deberían ser más bien rentas exentas (excepciones que por algún motivo el legislador decidió que no debían pagar renta). La diferencia es grande porque las rentas exentas suelen estar limitadas a un porcentaje de los ingresos, los Incr no.
Para la cédula de capital, es usual que se aplique el Incr de los rendimientos que corresponden a la inflación. Es decir, si por tener plata en el banco alguien recibe el 5%, pero la inflación fue del 4% ese año, solo paga impuestos sobre el 1%. Eso porque el otro 4% no lo enriquece, solo mantiene el valor real de su plata.
Ese puede ser el caso de Uribe. Por eso, solo quedan 13 mil pesos. Eso es pequeño en plata pero ayuda a entender lo que viene, que es la cédula más llamativa de su declaración.

Es llamativa porque tiene ingresos por 1.216 millones de pesos y todos los declara como no constitutivos de renta ¿Qué puede ser? Van hipótesis, aunque las posibilidades son muchas:
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Que haya recibido dinero por permitir que otras personas sean socias suyas en alguna compañía. Por ejemplo, si alguien quiere ser socio de La Silla Vacía, puede que los dueños actuales le digan que, además de la inversión en la empresa, les paguen una plata extra a ellos por dejarlos ser socios.
Ese pago, llamado “prima por colocación”, es Incr. Pero, en el caso de @alvarouribevel , eso solo tendría sentido si en 2018 era accionista de una empresa, pues en sus bienes de 2019 no declaró serlo.
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Que haya vendido acciones en la Bolsa y eso le haya dejado una utilidad de 1.200 millones o que haya recibido indemnizaciones de seguros por ese monto. Ninguna es imposible, pero tampoco se sabe que haya tenido acciones por ese monto.
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Que haya recibido Incentivo a la Capitalización Rural (ICR), uno de los principales subsidios del Estado al agro (que hizo parte de AgroIngreso Seguro, pero existía antes y sigue existiendo después), por 1.200 millones de pesos. Pero en todo 2018 solo se entregaron 250 millones en Córdoba, a 3 proyectos.
Como fuera, en esta cuarta cédula Uribe declaró ingresos pero no rentas que paguen impuestos.

En la última cédula, la de dividendos y participaciones, queda la plata que recibe alguien por ser socio o accionista de empresas que repartan utilidades. Es fácil leer la declaración, porque no declaró ningún ingreso acá.

Con eso, salimos de las cinco cédulas y llegamos al cálculo final: Uribe debe pagar impuesto de renta sobre 310 millones, que es la suma de las rentas de las cinco cédulas sobre las que debe pagar.
Comparó los 310 millones con la renta presuntiva, que para 2018 era el 3,5 por ciento de su patrimonio líquido (los 9.419 millones que vimos al inicio), que dio 179.750.000.
Tenía que elegir la cifra más grande, y por eso quedaron los 310 millones. Luego les aplicó la tabla de pagos a las personas naturales, y llegó a los 83.761.000 de impuesto a cargo (renglones 81, 86 y 88)
Ya vamos llegando al final, aguanten lo que queda que acá está el detalle que muestra que sí pagó.

Después de calcular que debía pagar esos casi 84 millones, Uribe (o su contador) revisó si había hecho abonos antes, porque el año anterior había pagado por anticipado (renglón 97) o le había quedado un saldo a favor (renglón 98) y si le habían hecho retenciones a la fuente (renglón 99).
Ahí está el quid: el Senado le retuvo casi 82 millones que es una forma anticipada de pagar el impuesto, y había pagado un anticipo de otros 19 millones en 2017. Con eso, incluso le sobró plata que dejó como anticipo para el 2019 (renglón 100), así que en la próxima declaración veremos 16.760.000 en el renglón 97.
En cifras, el expresidente pagó en 2018 el 4,8% de todo lo que le entró, el 16,8% de los 498 millones de rentas líquidas (sin ingresos no constitutivos de renta, y costos y gastos) y el 26,9% de sus 323 millones de rentas gravables (lo anterior sin las exenciones directas).
Al final, la declaración de renta de Uribe muestra lo enredado de las normas de impuestos, a pesar o quizás por cuenta de la cantidad de reformas tributarias y algunas cosas de sus finanzas personales. Pero para saber bien los detalles habría que ser la Dian y poder escudriñar qué sustenta cada cifra.