Hace unos días, desde el balcón presidencial, Gustavo Petro dijo que “si no se aprueban las reformas en el Congreso puede haber una revolución”. Lo hizo justo después de reconocer y agradecer que por el paro del 2021, “ese estallido de la juventud popular”, él es presidente. Petro logró capitalizar en votos del paro en 2021 y por eso ahora pide a los manifestantes que lo sigan apoyando ante la dificultad de sacar sus iniciativas en el legislativo.

La Silla consultó a 14 personas de Bogotá, Cali y Medellín, jóvenes de la primera línea, líderes comunitarios y sindicalistas que marcharon durante el paro nacional.

Estas son seis conclusiones de las emociones de los manifestantes del estallido social con el gobierno al que apoyaron.

1. No sienten que se esté incubando una revolución

Aunque algunos de los manifestantes están dispuestos a apoyar a Petro en las calles, no creen que vuelva a haber un estallido social como el del 2021.

“El estallido del 2021 fue un momento particular de la política: un malestar frente al gobierno de Duque y la emergencia de un sujeto que estaba encerrado por la pandemia. Además de lo externo con lo que pasó en Chile. Ahora no creo que pueda haber una movilización tan masiva”, explicó Jhon Mario Muñoz, vicepresidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia.

Carlos Peña, de 26 años, cofundador del colectivo caleño Atrévete, tampoco cree que se vaya repetir un estallido porque sienten que el del 2021 “buscaba transformaciones estructurales” que hoy empiezan a gestarse con la reforma laboral, pensional y de salud. Pero asegura que seguirán en las calles: “Hay gente que quiere un cambio y volverá a las calles para exigirlo”.

“En este momento la movilización tiene un carácter de apoyo al gobierno, no de presión”, explicó González. El sindicalista dice además que saldrían a la calle para pedir que las reformas se hagan a través de referendos o plebiscitos. “Si el legislativo va a sabotear las reformas, entraremos a participar de otras acciones con ese poder y con esos mecanismos”.

Yesid González, fiscal de la Asociación Distrital de Trabajadores y Trabajadoras de la educación (ADE) en Bogotá, y quien sale a las protestas hace años, dijo que hay otro factor que evita un estallido social: los cambios en la relación con la Fuerza Pública y los manifestantes.

“Todos los primeros de mayo había tropel con el Esmad. En estas marchas los policías estuvieron muy alejados de la movilización y eso hizo que no hubiera desmanes ni disturbios”, dijo González.

Las protestas que se tornaron más violentas en Cali y Bogotá se dieron luego de casos muy mediáticos de brutalidad policial, como el asesinato de Javier Ordóñez en Bogotá, o el asesinato de jóvenes en Cali, en el paro del 2021.

2. Siguen firmes y movilizados con Petro

La mayoría de las fuentes coinciden en decir que si Petro sigue llamando a las calles, saldrán a apoyarlo. Y también han salido a las marchas que ha convocado. Aunque algunos aclaran que el primero de Mayo salían con o sin convocatoria. “Yo hace unos 14 años salgo a marchar ese día”, dice el sindicalista González.

Los manifestantes también defendieron el discurso de Petro en el que dijo que podría haber una revolución. “Para nosotros el discurso fue un llamado a defender lo que escogimos democráticamente y que nos quieren arrebatar quienes perdieron”, dice Juan David Acevedo, de 27 años, quien fue primera línea en Puerto Rellena, hoy conocido como Puerto Resistencia, epicentro del paro del 2021 en Cali. “Nosotros tenemos que seguir movilizándonos, debemos tener un pie en la institucionalidad, otro pie en las calles”, dice.

El Sindicato de Trabajadores y Empleados de Servicios Públicos de Medellín también ha salido a apoyar las reformas en las calles: “Las reformas recogen los criterios generales que los trabajadores hemos recogido en tiempo atrás. Muchos de ellos fueron parte de los pliegos de peticiones que les hemos presentado a gobiernos anteriores y no los hemos visto reflejados”, afirmó Carlos Posada, presidente del sindicato.

Ese apoyo de organizaciones que fueron un núcleo duro del paro sigue en firme. No sólo porque consideran que es la forma de respaldar las reformas y el cambio que propone el presidente, sino porque sienten que es una manera de “profundizar la democracia”.

“La movilización lo que dice es que hay un pueblo consciente dispuesto a defender las banderas del cambio”, dice Carlos Peña, del colectivo Atrévete. “Al movilizarnos mostramos que la democracia se ha profundizado, que buscamos una democracia real en la que somos partícipes de las decisiones”.

Mari Solandy González, una docente del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Valle (Sutev), dice que saldrá “las veces que convoque el presidente y las veces que sea necesario”, como lo ha hecho hasta el momento con las movilizaciones convocadas por el gobierno.

Camilo Cabrera, quien durante el paro de 2021 fue voluntario de Derechos Humanos en Siloé (Cali), también está dispuesto a marchar. Pero dice que no es conveniente estar llamando a la gente todo el tiempo. “Llamar a las calles de forma seguida va a terminar dividiendo más a la gente porque termina de radicalizar a quienes están en contra del gobierno o las reformas”, asegura Cabrera. Los mismos manifestantes ya piensan en el desgaste. “El movimiento social tiene que preocuparse internamente de cómo no desgastarse con los llamados a la calle”, dice Acevedo, exprimera línea.

3. Sienten una desconexión entre la agenda de Petro y la de la calle

Ocho de los entrevistados dicen que el presidente, por querer abarcar mucho, no se está enfocando en las prioridades de la calle, donde se siente más la inflación.

Helena Navarrete, de 42 años, estuvo en el paro en Bogotá acompañando a jóvenes de la primera línea en Suba y Usme. Dice que “la prioridad debería ser acabar con el hambre”. Cuenta que ella y su familia no están comiendo tan bien por los precios de la canasta familiar. “No me gusta quejarme, pero muchas veces almuerzo arroz con huevo y hoy un huevo está a 700 pesos”.

También dice que “si Petro quiere hacer todas las reformas al mismo tiempo no va a hacer ninguna y ahí sí que vuelve la ultraderecha, que acabe con el hambre primero”.

Lo mismo piensa el sindicalista Yesid González. “En la calle a la gente le preocupa el precio del arroz, de la carne, de la leche. A los de a pie lo que les interesa es el plato de comida”, dijo.

Otros temas de la agenda de Petro, como el cambio climático, también parecen lejanos y generan un ruido que opaca cosas más urgentes. González dice que le parece un error que la ministra de Minas sea tan mediática. “A ver si le dejamos de dar protagonismo a la ministra de Minas y más bien se lo damos al agro”, dijo. “Yo voté por mejorar el hambre primero, no por la huella de carbono que está dejando Colombia, que es algo que también se puede hacer, pero no es lo que preocupa en la calle”.

En Cali, Camilo Cabrera, un líder comunitario de 25 años, dice justamente, que lo que más le da esperanza es la reforma agraria. “Los gomelos eran los del campo, no les faltaba nada porque tenían comida, el que quita el hambre, quita muchísimos problemas”.

“Lo que se podría hacer para que la gente le crea es empezar a hacer algunas reformas que no sean tan en contracorriente, que sean más pequeñas pero que la gente vea los cambios inmediatos”, opina el líder social antioqueño Juan Felipe Cortés, para quien el cambio que prometió el gobierno “va muy lento”.

4. Los jóvenes no se ven en la agenda del gobierno

El 1 de mayo, Petro se refirió a la “juventud popular” del paro mientras la vicepresidenta Francia Márquez, desde Cali, vitoreó a los jóvenes de la primera línea. Sin embargo, al menos en Medellín, los jóvenes consultados coinciden en que no se sienten parte de la agenda del gobierno.

“Hice un sondeo entre 12 amigos representativos entre las juventudes en movimientos estudiantiles y populares, y casi ninguno volvería a arriesgar la vida por un gobierno que ha hablado mucho y que ha traído pocos cambios”, le dijo a La Silla Felipe Cortés, un líder social de Medellín cercano a la Primera Línea.

“Al gobierno le falta acordarse de la juventud. De esos chicos que perdieron la vida, la libertad y las extremidades. Los jóvenes que fueron desaparecidos y las mujeres que fueron violadas. Los tienen en un olvido estatal y deben acordarse de que por ellos es que hoy en día son gobierno”, le dijo a La Silla Juan Fernando Torres, miembro de la Primera Línea de Medellín. Sin embargo, Torres cree que las reformas “van a beneficiar mucho a la sociedad”.

El movimiento estudiantil que impulsó el paro de las Universidades Públicas en el 2018 y participó activamente en los paros nacionales de 2019 y 2021, tampoco se está movilizando:

“Al estudiantado no lo permean tanto esos elementos como la reforma laboral, la reforma pensional, en tanto los sienten más lejanos a su diario vivir”, le dijo a La Silla Juan Manuel Muñoz, representante estudiantil de la sede de la Universidad Nacional en Medellín. “Temas como la Reforma a la Ley 30, que tienen un respaldo grande y mayores consensos, son una promesa del gobierno pero no se han visto priorizados”.

En la misma línea opina Jhon Mario Muñoz, vicepresidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia: “El gobierno no se ha conectado con el motor de la movilización que son las universidades públicas”.

5. No prometen ser incondicionales con Petro

Varios dejaron clara su independencia y manifestaron estar dispuestos a marchar en contra del gobierno en caso de que sea necesario.

Asuntos como la inflación alta y las alzas en el precio de la gasolina también han generado descontento. Incluso actores de la movilización social que respaldan al presidente, no descartan protestar en contra del encarecimiento de los alimentos y el transporte.

“Por ejemplo si no se soluciona lo de la inflación es muy probable que la gente salga a marchar pero en contra del gobierno”, dijo el sindicalista Yesid González. “Sabemos que ya se está planeando una marcha por la subida del precio de la gasolina”, dice.

Otros sectores que también hicieron parte del estallido han sido escépticos desde el principio y no ven al gobierno como una solución para los problemas estructurales. La desconfianza frente al Estado y la “politiquería” permanece pese a que ahora sea un gobierno progresista el que esté en el poder.

“Hoy los trabajadores siguen siendo explotados y bajo la premisa seguimos dando la lucha para que estas cosas se acaben. El Estado sea Petro, sea Duque o sea el que sea va a estar defendiendo a los mismos explotadores”, expresaron desde la Red de Apoyo Popular de Medellín.

Helena Navarrete, de Bogotá, dice que ella no está de acuerdo con salir a marchar para aplaudir al presidente. “Nooo. Yo no voy a salir a desgastarme aplaudiendo al presidente. Yo salgo por las causas, no por un político”. Dice que saldría a marchar “para que le bajen a la canasta familiar”.

6. Hay más paciencia en la calle que en presidencia

Hace una semana, en Zarzal, Valle del Cauca, Petro habló de un “gobierno de emergencia” porque, según él, los cambios no se estaban dando por el Congreso. Su llamado mostró el afán del gobierno por implementar las reformas. A pesar de eso, quienes salieron a marchar dicen que esperaban los frenazos que ven hoy en el Congreso.

“Yo veía venir las trabas de las reformas. Aunque se armó una coalición alrededor del gobierno, las apuestas del presidente iban a golpear los intereses de los poderosos. Sabíamos que esto iba a ser lo más difícil del cambio”, dice Camilo Cabrera, que fue voluntario de Derechos Humanos durante el estallido social en Cali.

Para Carlos Posada, presidente del Sintraemsdes Medellín, la lentitud del cambio es culpa de los partidos tradicionales: “Son estos grupos políticos los que no dejan desarrollar el cambio del presidente. Los trabajadores los vamos a hacer responsables por no permitir el cambio que necesita la sociedad”.

Quienes hablaron con La Silla dicen que son conscientes que “el cambio” que propone Petro hace parte de un proceso que puede tardar más que su periodo presidencial.

“Fueron 200 años de gobiernos de derecha imperialistas, sabemos que el cambio no va a ser de la noche a la mañana, es algo de muchos años”, dice Jeison Peña, quien ayudó a jóvenes heridos durante las marchas en Bogotá. “El presidente tampoco puede hacer magia aunque uno tenga afán”.

“Cuando Petro anunció que iba a dar 500 mil pesos de pensión a madres cabeza de hogar, yo pensé en la mía, me ilusioné — dice Acevedo, exprimera línea en Cali —. Hice unos cálculos mal y uno se desilusiona. Pero hay que entender que así es la política, vamos a tener que aguantar y quizá esperar otros cuatro años para tener mayorías en el Congreso. Apenas estamos empezando, no podemos perder la esperanza”.

En eso coincide Héctor Osorio de Sintrahospiclinicas, pero no sólo pensando en ganar espacio en el Congreso, sino en continuar con el poder en presidencia: “Pienso que el presidente, y los que estamos con el gobierno del Pacto Histórico, deberíamos estar en campaña permanente para elegir un futuro gobierno que continúe con el cambio”.

Pero no sólo están pensando en las elecciones nacionales, sino en las más cercanas: las regionales. Al menos en Cali, cuatro de las cinco fuentes consultadas coinciden en que el aterrizaje del cambio que propone Petro va a depender de si llegan o no alcaldes o gobernadores aliados al Pacto Histórico. Y esa es una preocupación.

“Mi duda es cómo va a ser la orientación nacional para las elecciones regionales, eso me preocupa. Si no hay una consolidación en los territorios de este gobierno, o que vayan en la misma línea, el cambio va a ser más difícil”, dice la docente González de Sutev.

Soy periodista de Bogotá en La Silla Vacía. Estudié periodismo en la Universidad Externado y después trabajé en la Revista Semana. Allí cubrí cultura e informes especiales en un comienzo y más tarde Bogotá y confidenciales. Me pueden escribir a pdoria@lasillavacia.com o a @PaulaDoriaG en Twitter.

Soy la periodista encargada de cubrir la región Pacífico. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad del Valle. Fui practicante de La Silla Pacífico en 2018, hice comunicación organizacional y trabajé en un proyecto educativo. Antes de regresar a La Silla fui investigadora en el...

Soy el periodista de La Silla Vacía en el Pacífico. Estudié periodismo de la Universidad de Antioquia. Crecí en el periodismo universitario y cofundé el medio de comunicación La Vuelta, enfocado en periodismo para juventudes. Ahora cubro el poder en el Valle del Cauca y la región Pacífica.