Antonio Navarro parte, sobre el papel, como el candidato más opcionado en las próximas elecciones por fuera del uribismo y el santismo. La encuesta de Gallup revelada ayer lo pone apenas tres puntos por debajo de Óscar Iván Zuluaga y cinco por encima de Clara López o de Enrique Peñalosa, con un amplio margen para crecer. Y sin embargo Navarro aún no anuncia sus planes de ir a la consulta verde, el primer paso que le tocaría dar si quisiera convertirse en la punta de lanza de una tercería.

Antonio Navarro parte, sobre el papel, como el candidato más opcionado en las próximas elecciones por fuera del uribismo y el santismo. La encuesta de Gallup revelada ayer lo pone apenas tres puntos por debajo de Óscar Iván Zuluaga y cinco por encima de Clara López o de Enrique Peñalosa, con un amplio margen para crecer. Y sin embargo Navarro aún no anuncia sus planes de ir a la consulta verde, el primer paso que le tocaría dar si quisiera convertirse en la punta de lanza de una tercería.

Aunque tres personas de la Alianza Verde le dijeron a La Silla que es prácticamente seguro que Navarro irá a la consulta, la pregunta para varios de ellos es cuándo lo anunciará. Este sábado se venció el plazo para inscribirse como precandidato verde y pasó sin que el líder de Progresistas dijera nada. Previendo que eso podría suceder y a manera de precaución legal, la dirección nacional verde decidió preinscribirlo el jueves pasado. De nuevo él tampoco quiso comentar nada.

Con la indecisión de Navarro y la falta de claridad en las reglas de juego, la idea de la tercería sigue en el aire. Esto a pesar de que la misma encuesta Gallup mostró que tiene bastante espacio político para colarse en la segunda ronda, con un 30 a 40 por ciento de potenciales votantes aún indecisos o inclinados por el voto en blanco.

La consulta de la discordia
Pese a que pasó la fecha límite para inscribirse en la consulta, Antonio Navarro sigue sin pronunciarse. Foto: Juan Pablo Pino
Enrique Peñalosa fue el primero en inscribirse en la consulta y rechazó la propuesta de Claudia López de privilegiar una lista fuerte al Congreso sobre las presidenciales.
La precandidatura presidencial de Camilo Romero, lanzada este fin de semana, resultó sorpresiva para la mayoría en la Alianza Verde. 

Con el aplazamiento obligado en las reglas de juego de la consulta por la indecisión de Navarro, la Alianza Verde sigue todavía sin una hoja de ruta clara para las elecciones del próximo año, un mes y medio después de que verdes y progresistas se fusionaran en un solo partido. Y varios meses después de que fueron uno de los proponentes de la idea de la tercería.

Las listas a Senado y Cámara, en un partido donde estos dos sectores políticos hasta ahora se están conociendo, siguen crudas (aunque esto no tiene nada que ver con la aspiración de Navarro). La Silla supo que se ha avanzado a nivel regional, pero los nombres no serán definidos sino hasta después del 22 de noviembre que tienen los aspirantes como plazo de la Alianza Verde para inscribirse, con el 9 de diciembre como fecha límite para llevar tanto consulta como listas ante la Registraduría. Eso les deja cuatro semanas para definir la primera y dos para las segundas.

La consulta parecía un inamovible desde que el Congreso verde de agosto la aprobó para definir en marzo quién sería el candidato presidencial, con la idea de repetir la estrategia que catapultó a la ‘ola verde’ hace cuatro años. Los Progresistas, que inicialmente preferían otro mecanismo como una encuesta, ya se han hecho a la idea de medírsele pero hay otras diferencia que los ‘nuevos’ verdes no han terminado de resolver.

Navarro siempre insistió -desde las negociaciones entre verdes, progresistas y fajardistas- en que cualquier decisión de una consulta debía aplazarse hasta después de que el presidente Juan Manuel Santos anunciara si buscaría la reelección o no. Es decir, que no sería una decisión tomada hasta después del 25 de noviembre (y viendo que Santos no podrá inaugurar obras después de ese anuncio, según le advirtió el Procurador, es muy posible que lo aplace hasta donde pueda). O dos semanas antes del último plazo.

Mientras tanto, Peñalosa -el segundo más visible en las encuestas- logró que el Congreso verde aprobara su proposición de hacer la consulta y de que la fecha límite para inscribir candidaturas fuera el 9 de noviembre. Fue el primero en inscribir su nombre y es el que más ha hablado de su aspiración. A él se le sumaron luego los senadores John Sudarsky y Camilo Romero, que no puede volver al Congreso sin incurrir en doble militancia, por haberse salido del Polo. Pero Navarro -siempre aficionado a manejar los tiempos políticos a su manera- sigue siendo una incógnita.

Eso ha dado pie para mucha especulación. El Heraldo contó ayer que Navarro y los Progresistas estaban contemplando recoger firmas de forma paralela, para poder optar por un grupo más amplio más allá de la Alianza Verde. Navarro desmintió -aunque vagamente- esa información en Twitter. Dos progresistas le contaron a La Silla que esa idea se oyó espontáneamente en los pasillos, pero nunca de manera seria ni oficial. La Silla intentó comunicarse sin éxito con Navarro, para preguntarle sobre su decisión y sobre los rumores que han venido circulando.

“Él no tiene encrucijada, pero está buscando un consenso dentro de todo el progresismo y no quiere dar ningún paso que se pueda interpretar como uno personal”, le dijo a La Silla un integrante de la dirección de la Alianza Verde.

“No es que haya cambiado de opinión, sino que el calendario que se terminó dando es diferente al que él había propuesto”, dice otro directivo verde. “Estamos justos de tiempo, pero no atrasados. Hace cuatro años todavía sabíamos que habría consulta ni teníamos hechas las listas”.

Sin embargo, la demora tiene preocupados a varios verdes. “Navarro quiere mantener las cartas para poderlas jugar, pero eso tiene el problema de que otros salen damnificados. Él y Peñalosa son figuras muy conocidas y tienen amplia experiencia en campañas, pero hay otros que estamos apenas comenzando y que tenemos mucho trabajo por delante. En una campaña que apenas tiene cinco meses, ya nos están quitando uno entero”, le dijo a La Silla John Sudarsky, quien viene a ser el representante del ala mockusiana en la consulta y la “tercería dentro de la tercería”, según sus propias palabras.

Navarro también ha intentado que la consulta vaya más allá de los verdes para ser una alternativa real que abarque desde la centro derecha hasta la centro izquierda (e incluso la izquierda).

Pero hasta ahora su idea no ha tenido eco. Clara López, que aparece de cuarta en las encuestas, y el Polo parecen haberla ya descartado definitivamenteComo por definición una consulta interpartidista debe ser entre partidos con personería jurídica, la llegada de otros nombres como los del líder indígena Feliciano Valencia o los ex ministros José Antonio Ocampo y Eduardo Verano tendrían que haberse hecho dentro de las fechas de los verdes. O podrían llegar más tarde, pero siempre y cuando cada uno de ellos termine la difícil tarea de recoger las 450 mil firmas para ser candidato presidencial.

Eso deja a Navarro de vuelta al panorama inicial, teniendo que definir pronto si irá a una consulta con Peñalosa, Sudarsky y su coterráneo Romero. Por lo pronto, el tema de la consulta y la estrategia se tocará en la reunión de la dirección nacional hoy y se citó a los precandidatos a exponer sus ideas en la del 21 de noviembre.

Los dilemas de la paz

El de Navarro no es el único dilema de estrategia que enfrentan los verdes. La semana pasada la investigadora Claudia López, que suena como candidata al Senado de la Alianza, le envió una carta a los precandidatos verdes pidiéndoles que no quemen todos los cartuchos en la consulta -“la Paz antes que la Presidencia”- y más bien se enfoquen en lanzar la lista más fuerte posible al Congreso para apoyar las reformas que acompañarían un eventual acuerdo de paz con las Farc.

Para John Sudarsky, también precandidato verde, la indecisión de Navarro lastima las opciones de los otros candidatos que sí se apegaron a las reglas de juego. Foto: Juan Pablo Pino
La investigadora Claudia López le escribió una carta a los precandidatos verdes, pidiéndoles dar prioridad a listas al Congreso sobre consulta presidencial. Foto: Juan Pablo Pino
La Alianza Verde, cuyos copresidentes son el verde Antonio Sanguino (foto) y el progresista Luis Carlos Avellaneda, aún no tienen claro el panorama para 2014. Foto: Juan Pablo Pino

Para López, quien forma parte de un grupo que se ha hecho conocer como “independientes de las regiones” y que venía de ‘Pedimos la Palabra’, el Congreso es el escenario donde se dará el debate real sobre el posconflicto -en caso de firmar la paz con las Farc- y donde las figuras verdes pueden jugar un papel más clave. “La paz y las reformas que reclamamos los ciudadanos los necesitan a ustedes en el Congreso”, les dijo a Navarro, Peñalosa, Sudarsky y Antanas Mockus.

Eso, sin embargo, implicaría que los verdes no le hagan fuerza a las presidenciales o que incluso no presenten candidatos.

Y esta opción ha generado reacciones muy diferentes, con varios rechazándola de tajo al leer como un apoyo a la reelección el argumento de López de que “[tiene] muchas críticas al Presidente Santos, pero el camino más estable y seguro para la paz es que sea él mismo quien cierre la negociación e inicie la implementación de los acuerdos”.

Peñalosa ya salió a rechazar la idea, diciendo que su candidatura sería “más efectiva para progreso y equidad de Colombia” que la reelección. Sudarsky le dejó las puertas abiertas, pero siempre y cuando sea una decisión colectiva de los verdes y no sólo suya. La Silla supo que Mockus está preparando una respuesta a la carta.

Navarro también respondió, señalando que una candidatura presidencial tiene más incidencia que una lista fuerte al Senado. “Se necesita una cabeza de gobierno que lidere una profunda reforma política, moviendo la ciudadanía, que cambie el voto clientelista para el Congreso por voto por propuestas, por ideas, por programas”, dice. En Twitter complementó su respuesta diciendo”Fui congresista 8 años y el margen de maniobra de una minoría es mínimo. Mas allá de hacer debates de control políco, poco más es posible”.

El debate, sin embargo, no se dio dentro del partido. “Nosotros ni siquiera hemos discutido la carta en la Dirección nacional, porque se la dirigió a los precandidatos”, le dijo a La Silla un miembro de la dirección colegiada de la Alianza.

Curiosamente el de López no es el único coqueteo de los verdes, después de salidos de la Unidad Nacional, con la idea de privilegiar la paz, incluso significa terminar apoyando a Santos en una eventual segunda vuelta.

Dentro de la Alianza, tanto verdes como progresistas ya han esbozado ideas similares. Luis Carlos Avellaneda, el senador progresista y copresidente del partido, dijo -a título personal- que apoyaría a Santos en una segunda ronda. “Un partido que piense en la paz le apostaría indiscutiblemente a Santos. Es mi visión personal. No lo hemos discutido”, dijo este domingo. John Sudarsky lo secundó, diciendo que “el escenario del Congreso va a ser crítico para el posconflicto, así como el apoyo al Presidente Santos en esa labor”.

Pero todos están esperando que Navarro, el más opcionado en las encuestas, ponga sus cartas sobre la mesa. Y él todavía no da señales de querer hacerlo. Al menos no todavía.

Nota de la editora: Después de publicada esta historia, actualizamos con la carta de respuesta de Navarro a Claudia López.

Fui periodista de La Silla Vacía especializado en temas ligados al Acuerdo de paz (desarrollo rural, política de drogas, justicia transicional y cómo las víctimas reconstruyen sus vidas) y al ambiente. Soy pata de perro y tengo más puestos que una buseta: soy editor del Centro Latinoamericano de...