Bruce Mac Master, presidente de la Andi, salió el viernes pasado del centro de convenciones de Cafam Floresta a decirle a periodistas que los empresarios no presentarían una propuesta de aumento del salario mínimo. Esa fue la primera vez en 22 años que los empresarios no negocian con una cifra sobre la mesa. 

“No hace sentido negociar con una cifra alta, una baja y tratar de encontrarnos en la mitad del camino. No. Tenemos la responsabilidad de poder tomar una decisión teniendo en cuenta todos los factores al tiempo”, dijo Mac Master a medios de comunicación después de cuatro horas de reuniones ese día en Bogotá.

En las conversaciones a puerta cerrada, el líder del gremio empresarial más poderoso del país le dijo al Gobierno y a los trabajadores que el contexto de este año es distinto. “Le decíamos a la mesa que hay que cuidar las variables de poder adquisitivo, competitividad, la actividad económica y la posibilidad de crear más empleo y de mejor calidad”.

Pero la variable más evidente es que se negocia el salario con el primer Gobierno de izquierda en la historia reciente, que además tiene una cercanía con las centrales obreras. De hecho, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, ha sido líder y miembro de sindicatos como Fecode y la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia, CUT.

Por eso, se ve un cambio en el centro del debate. Alejándose del tire y afloje por la cifra, las discusiones de estos días se han centrado sobre todo en medidas que ayuden a proteger el poder adquisitivo de los trabajadores y que fueron propuestas por los sindicatos. La jugada de los empresarios de no negociar con un número ha desconcertado a los sindicatos. Y la ministra Ramírez, en medio de su cercanía a los sindicatos y la necesidad de controlar la inflación, ha asumido un rol de conciliadora entre privados y sindicalistas.  

Empresarios le hacen el quite al tire y afloje

En esa mesa se sientan los representantes de los trabajadores, de los pensionados, de los empresarios y del Gobierno de Petro, que tiene esta vez una ministra de Trabajo sindicalista, pues fue presidenta de Fecode y también del comité directivo de la CUT.

En esos encuentros hay por lo menos unas treinta personas sentadas en mesas enfrentadas. Cada año tienen hasta el 15 de diciembre para definir de manera concertada el incremento del mínimo a partir de las cartas que presentan las tres partes. Si no lo logran, el Gobierno puede fijar ese aumento por decreto. De los 22 años de existencia de esa mesa, han logrado concertar el aumento solo nueve veces. 

Foto: Mintrabajo

Pero el viernes pasado hubo dos sorpresas: el anuncio de Mac Master de no dar una cifra y el dato que sí dio Rosmery Quintero, presidenta del gremio de las micro, pequeñas y medianas empresas, Acopi.

En un video grabado desde el Valle del Cauca y difundido por redes sociales, Quintero dijo que la situación económica del país no da para que el aumento supere el 14 por ciento en 2023.

Nuestra Junta Directiva nacional en cabeza de su presidenta ejecutiva @RosQuinteroC reunidos en la ciudad de Cali, presenta las reflexiones sobre el alza del salario mínimo para el 2023. pic.twitter.com/fuc0Scy6pV

— ACOPI Nacional (@acopi_nacional) December 9, 2022

“Acopi se chispoteó”, le dijo a La Silla uno de los empresarios de la mesa que prefirió no revelar su nombre para dar más detalles de la discusión.

Pero luego de que Quintero diera el dato el 9 de diciembre, tres días después los empresarios salieron a decir que todos estaban alineados con la idea de no presentar una cifra oficial.

Jaime Alberto Cabal, presidente del Consejo Gremial y del gremio de los comerciantes, Fenalco, le dijo a La Silla que “inicialmente Acopi planteó una cifra, pero ahora se está acogiendo a estas conversaciones”.

“La cifra conjunta se construye y en eso estamos. Acopi, haciendo sus propios análisis con los empresarios de la junta nacional, consideró ese valor inicialmente. Pero como es una concertación y nosotros no somos los únicos, estamos atentos a lo que podamos concertar”, le explicó a La Silla Rosemary Quintero.

En esta discusión atípica, los empresarios han preferido dejarle el liderazgo de mediación a Ramírez para no “polarizar al país”, como dijo Mac Master a medios el viernes.

Otra fuente que pidió no revelar su identidad, le dijo a La Silla que los empresarios prefieren tener una posición de conciliación para no desgastar la negociación en el “tire y afloje” con los trabajadores.

“La conversación entre el Gobierno y empresarios es buena, pero realmente la que van a mandar la parada es la ministra”, dijo uno de los empresarios a La Silla.

La fórmula para definir el aumento del mínimo dice que el piso es la suma de la inflación, que en noviembre iba en 12,53 por ciento, y la productividad, que quedó en 1,24 por ciento. Es decir, el aumentó mínimo sería de 13,77 por ciento. Si se sube más, eso será fruto de la concertación. Y los sindicatos ya pusieron el tope alto de su propuesta en 20 por ciento.

“Se sabe que el Gobierno no quiere que suba tanto porque por ahí Ocampo estuvo diciendo que sería bueno apegarse más al piso”, le dijo a La Silla uno de los trabajadores que dio detalles de la negociación privada a condición de no ser identificado.

La ministra negociadora

Al medio día del lunes, Ramírez llamó por aparte a los empresarios para las reuniones bilaterales. Ahí estuvieron los representantes de los cinco gremios que hacen parte de la mesa como el de agricultura y el de los bancos.

Sobre las dos y media de la tarde, la ministra de Trabajo volvió al salón Sauces de Cafam Floresta y 10 minutos después se volvió a ir con los representantes de las centrales obreras. La conversación duró unos 40 minutos.

“Ella es muy conciliadora. Nos dice que hay que buscar consensos, que tenemos que llegar a un acuerdo esta vez”, contó a La Silla uno de los que estuvieron ahí.

Aunque Ramírez tiene afinidad con los sindicatos, porque su historia política previa viene de ahí, se ha convertido en una ficha clave en la negociación con los empresarios.

“Tenemos una gran virtud en este momento en la mesa de negociación y es poder contar con una ministra que tiene capacidades importantes de ser conciliadora, de abrir conversaciones. Es cercana al sector sindical y ha demostrado la capacidad de ser cercana al sector empresarial. Hicimos un llamado a la ministra para que trabajemos como hormiguitas para llegar a un acuerdo”, apuntó Mac Master el viernes.

Los trabajadores siguen esperando la cifra

Este miércoles, la mesa de concertación se abrió a las nueve de la mañana, pero no había orden del día. Los trabajadores pusieron el tema de conversación con las medidas que se plantean para proteger el poder adquisitivo y reclamaron que no había nada que negociar si no había una cifra oficial sobre la mesa, contó una de las personas que estaba presente.

En esta conversación, los empresarios dijeron que además de la inflación y la productividad, podrían subirse un punto o un punto y medio más. Es decir, el incremento que plantearon los empresarios internamente fue cercano al 16 por ciento.

“Alguien les dijo que entonces dieran esa cifra públicamente. Pero ellos insisten en que debe haber consenso”, contó una fuente a La Silla.

Francisco Maltés, presidente de la CUT, le dijo en varias ocasiones a La Silla entre el lunes y miércoles que es muy difícil llegar a una concertación si los empresarios no ponen sobre la mesa su cifra.

“En las reuniones bilaterales, ni el Gobierno ni los empresarios han querido decir una cifra. Por eso, esta negociación es chistosa… sin sentido”, dijo con algo de desconcierto el curtido líder de la unión sindical más grande del país.

Pese a ese ambiente que han dejado ver las conversaciones entre empresarios y trabajadores, la ministra salió públicamente a decir que está confiada de que llegarán a un acuerdo este jueves porque la discusión de las otras medidas también es centro de discusión.

Entre las medidas planteadas por los trabajadores está bajar la tasa de usura, meterle mano a los precios de los medicamentos y cambiar la fórmula de la tarifa de la energía para que el recibo de la luz no salga caro.

También se discutió qué productos y servicios se iban a desindexar del aumento del mínimo para bajar la presión inflacionaria que genera ese incremento cada año, como planteó desde hace varios días el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. 

De hecho, a la mesa de negociación han asistido representantes y técnicos del ministerio de Minas y Energía, de Hacienda y de Agricultura para revisar la viabilidad de cada uno de los puntos que llevaron a la mesa los trabajadores.

“Estamos trabajando para construir las medidas necesarias que permitan que efectivamente las colombianas y colombianos, tengan no solamente la cifra, sino también las acciones que permitan garantizar el valor adquisitivo del salario mínimo”, dijo el miércoles la ministra de Trabajo a medios.

Si lo logra, será un anuncio atípico y una señal de cambio. Y si consiguen un consenso además de cuánto suba el salario mínimo, los empresarios, sindicalistas y el Gobierno podrán sacar pecho juntos por un paquete de medidas adicionales para frenar el aumento del costo de vida.  

Soy periodista de economía de La Silla Vacía. También soy cofundadora de Economía para la pipol. Antes trabajé en la revista Forbes Colombia, El Tiempo y Portafolio. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad Externado, y una especialización en periodismo digital de la U. Tadeo...