La reforma a la Policía “no obedece a momentos de coyuntura”: general Vargas

El general Jorge Luís Vargas, director de la Policía desde diciembre de 2020, es de pocas sonrisas, preciso, y afilado en los detalles. “Yo soy un hombre técnico de policía”, dice frente al clima político que deberá sortear para sacar la reforma policial que acompañará en el Congreso este semestre. El Gobierno de Iván Duque ha anunciado nuevas leyes, que Vargas dice que se necesitan con urgencia.

Como director de la Policía Nacional está a la cabeza de la segunda institución armada más grande del país (después del Ejército), con 157 mil efectivos. Como gerente, dirige una organización basada en el talento humano gigantesca, diversa, y llena de tareas en todo el territorio nacional.

Aunque Duque enmarcó la reforma en el contexto del paro, los cambios venían de antes propuestos por el general Vargas, por ejemplo, el cambio de uniforme. Pero el avance de las nuevas leyes había estado frenado. Esos cambios articulan una transformación interna difícil de entender desde afuera, como modificaciones al estatuto disciplinario, un enfoque de derechos humanos más intenso y cambio doctrinario.

Ahora, en esta legislatura toman un impulso nuevo, y meten al hombre técnico en terrenos del Congreso donde tendrá los focos encima.

Sobre todo, en un momento de opinión difícil para la Policía. El pasado 20 de julio, cuando el presidente lo saludó en su discurso, junto a los mandos militares en el recinto del Congreso, recibió aplausos de la coalición de Gobierno y gritos de “asesino” de congresistas de oposición. “Es la democracia”, opina.

L.S.V. es La Silla Vacía

J.L.V. es General Jorge Luis Vargas

L.S.V. En diciembre de 2020 usted llegó con un plan de transformación de la Policía, enfocado en mejorar la confianza y la legitimidad. ¿Por qué llegó con esa preocupación?

J.L.V. En todas las policías en el mundo, la preocupación número uno es la confianza y la legitimidad. Todas. Eso se manifiesta de distintas formas. Una son las encuestas, que no es la única. Dos, el sentimiento de las personas en la calle. Y hoy esa opinión está a partir de los medios tradicionales, pero también del nuevo mundo virtual.

De ahí recogemos elementos. Nos está diciendo que hay que luchar muy fuerte por esa confianza y esa legitimidad. Desde que llegué se lo dije al señor presidente.

Desde que fui director de Seguridad Ciudadana comencé un proceso de cambio del modelo de vigilancia por cuadrantes. Desde la Inspección General, el planteamiento de la transformación de la inspección. En la DIJIN alcanzamos a realizar una transformación importante de la investigación criminal. Entonces este es un proceso que he llevado, y con la confianza que el señor Presidente me dio para representar a la policía como director, me metí de cabeza en eso.

L.S.V. Hay una tensión grande en la sociedad. Usted empezó reseñando que había un deterioro de la legitimidad y la confianza ciudadana en la policía.

J.L.V. Si usted revisa, yo no dije deterioro.

L.S.V. ¿Lo hay? Las encuestas lo muestran.

J.L.V. Ese es uno de los mecanismos, pero es que también hay que recolectar información por todo lado.

L.S.V. ¿Y esa información qué le dice?

J.L.V. Dice que es importante fortalecer la confianza de los ciudadanos, luchar cada día por la legitimidad.

L.S.V. ¿Esta escucha le ha dicho que hay una crisis de legitimidad?

J.L.V. Hay un reto muy importante de fortalecerla en algunos sectores de la población. Afortunadamente, yo creo que, como está hoy escrita la Constitución, da una fortaleza de que sea una Policía que se mantiene en los parámetros institucionales, que no participamos en política.

Por otro lado, la ley los pone dentro del Ministerio de Defensa.

Nosotros no somos militares. El artículo 218 nos define con claridad. Es un cuerpo armado de naturaleza civil.

L.S.V. Pero usted le responde al ministro de Defensa.

J.L.V. Ministro de Defensa y Seguridad. Colombia ha construido un modelo de seguridad diferente y casi todos los países tienen modelos de seguridad diferentes. Si usted va a la Guardia Civil española, que tiene nombre de Guardia Civil, todavía tiene un lazo vinculante con el Ministerio de Defensa español. Los Carabinieri, en Italia, tienen también una clara vinculación con el estamento militar.

En el Ministerio, la Policía Nacional tiene presupuestos separados, doctrina separada. No hay dependencia de mando. Y Colombia ha hecho esa construcción conceptual de seguridad frente a los problemas que hemos tenido, muy especialmente el terrorismo y el narcotráfico, que amenazaron la democracia, y la misma Constitución.

Y también para hablar un poco de historia, en los años en donde la Policía estuvo adscrita al Ministerio de Interior, en donde políticos podían meterle la mano y nombraban comandantes porque eran de un partido.

Hoy esa construcción en el campo de la seguridad nos ha dado una institucionalidad.

L.S.V. Hay algo viejo en esos fantasmas de la dictadura de Rojas y la violencia bipartidista. Hoy los retos son distintos. Ahora hay unas tensiones con los alcaldes. Por ejemplo, que buscan tener mayor control de las policías en sus ciudades. Alcaldes con visiones distintas de la seguridad. ¿Usted cree que ahí debe haber alguna modificación?

J.L.V. Mire cómo se mueve el mundo. Cada vez más países están entrando en cuerpos nacionales de Policía. Holanda hizo ese ejercicio hace diez o doce años. España, tan pronto entra a la democracia, fortalece su Cuerpo Nacional de Policía.

Yo no me quiero imaginar una policía munipalizada atacando al “Paisa”, que delinque en 20 departamentos de manera diferente entre narcotráfico y terrorismo. Lo digo con el mayor de los respetos de un municipio muy pequeño, de una zona con altas complejidades, en donde está el clan del Golfo, en donde esté ELN y haya disidencias de las FARC. O inclusive que una gran ciudad de Colombia se vea amenazada por estructuras como la que acabo de mencionar.

Creo que Colombia, en esa construcción que hemos hecho, es la adecuada. No centralizada, es nacional, que es diferente.

Es decir, los alcaldes nos dan órdenes dentro del derecho de policía. Le dicen al comandante “hay que intervenir el centro porque hay muchos vendedores ambulantes”. No la operatividad. Esa forma interior de organizar el dispositivo es nuestro. El alcalde no tiene por qué decir, “oigan, necesito que mande diez policías en siete motos y entonces la gasolina la echan a las cinco de la mañana”.

L.S.V. Tampoco le pueden decir “váyase porque no me gustó como hizo su trabajo”.

J.L.V. No. Esa es la garantía.

L.S.V. Le explota el paro y ahora la agenda legislativa que hay en el Congreso parece enfocar esa reforma en la protesta social. ¿A usted le parece que es una buena manera de abordar la reforma a la policía, a partir de la respuesta de ese hecho de protesta social?

J.L.V. No, para nada. Creo que son dos cosas diferentes. Nuestra transformación es una con método científico, recogiendo opinión, no obedece a un momento de coyuntura. Esto es un proceso serio, los policías no juegan a momentos de opinión. Está acompañado el Banco Interamericano, universidades; está la Universidad Rutgers en Estados Unidos, Los Andes, Eafit, nos va a acompañar la Sérgio.

La legislatura anterior, donde había un proyecto presentado, no alcanzó.

L.S.V. La Policía no sólo se reforma a sí misma, la Policía es reformada por el Congreso. Ahí la discusión entra en un ambiente muy polarizado. Usted lo vivió en carne propia.

J.L.V. Yo no soy político, yo respondo en estos términos. Yo soy un hombre técnico de policía.

L.S.V. Pero usted vivió esa polarización en carne propia en el Congreso: unos lo aplaudían, otros gritaban asesino. ¿A usted le parece que ese es un ambiente propicio para una reforma?

J.L.V. Esto es una democracia. Usted lo que me acaba de manifestar es la expresión de la democracia. Y damos la vida por la democracia los policías de Colombia.

Espero que haya un debate serio y responsable. El proyecto tiene la coautoría de un número importante de senadores y estamos con ellos en ese proceso de trámite legislativo. Creemos que con urgencia, por los meses que han pasado, se requiere comenzar a implementar.

L.S.V. ¿Qué le parece debe ser la prioridad?

J.L.V. Están ahí el centro de estándares, dentro de éste todo un tema transversal en derechos humanos y la atención al ciudadano. Pero no solamente está el proyecto de ley, sino que vamos de la mano con un ejercicio que se llama “Hablemos de Policía”, este ejercicio de escucha al país.

La ley es un marco en términos de la transformación; es lo que va a dar el peso. Pero alrededor de ella estamos en una transformación de fondo grandísima en términos de estructuras, de nuestros manuales, de la doctrina.

L.S.V. En la última década, a través de varias reformas, como el Código de Seguridad y Convivencia, la Ley de Seguridad Ciudadana de Santos, y más recientemente la pandemia, la demanda de servicios policiales ha aumentado, y el pie de fuerza no. ¿A usted le preocupa que en la reforma le cuelguen más cosas a la Policía?

J.L.V. Son dos cosas separadas. Lo que estamos haciendo ahora es al interior de la institución.

El Código Nacional de Seguridad y de Convivencia es un avance enorme para lograr la convivencia de los colombianos. Como todo, es una norma viva, porque las normas con la sociedad son vivas y hay evolución.

Pero si hay delito ahí tiene que estar la Policía. Contra la niñez, pues es que tiene que estar la policía presente. El consumo de drogas en los parques, ahí tiene que haber, sin lugar a dudas, un policía. No en términos de represión. Es ¿Cómo llegó ahí? ¿Dónde está la cadena de tráfico?

L.S.V. También se está proponiendo una ley anti vandalismo.

J.L.V. Es absolutamente necesaria porque ha habido muchísima violencia en comportamientos de personas en estos días y actos contrarios a la ley penal Colombia. Y además creo que no va a estar planteada como “anti vandalismo” específicamente.

L.S.V. ¿Usted nota un cambio alrededor de la protesta social?

J.L.V. Hay un respeto inequívoco. La protesta pacífica la separo completamente. La pacífica la protegemos, la garantizamos y prestamos la seguridad para que haya manifestación pública en Colombia. Lo otro, digamos policialmente, tengo claro que no es manifestación pacífica, no es lo que está dicho en la Constitución ni lo que la Corte Interamericana denomina protesta social y pacífica.

Por eso hemos judicializado personas que han cometido delitos. En el Código Penal dice “daño en bien ajeno”. Es decir, la persona que tira una piedra contra un vidrio ya no es manifestación pública. Como policía no puedo contextualizar que eso es manifestación pacífica.

L.S.V. Escuchamos de varios policías durante el paro que los estaban juzgando sin contexto cuando los acusaban de brutalidad policial. Para muchos manifestantes, el contexto fue de represión violenta de la Policía. Hubo alrededor de 47 muertos, según cuentas de organizaciones de derechos humanos. De esos, en 31 casos estarían vinculados policías. Esa represión alimentó y degradó la protesta. ¿Qué piensa de ese contexto?

J.L.V. En el marco de actuación se han presentado unas lesiones de ciudadanos y de la policía. ¿Qué es lo que tenemos que hacer cuando una persona que es de la Policía se haya excedido en el uso de la fuerza? Debe ser puesto a disposición de los entes de control. Yo no lo puedo juzgar.

Pero le hemos dicho a Colombia de frente que condenamos cualquier acto contrario que cometa un policía en el país. Los condenados de antemano frente a lo que salga en la justicia. Todos estos hechos que me está indicando los tiene que investigar la Fiscalía. Es que hay ley en Colombia.

L.S.V. Pero usted tiene la vocería de una institución, una que muchos colombianos vieron con dolor cómo se comportó durante este paro. ¿Usted estuvo orgulloso de cómo la Policía manejó el paro nacional?

J.L.V. Nunca nos vamos a sentir orgullosos de cualquier acto contrario a la ley que cometa un funcionario. Desde el 28 abril hemos, con anticipación, condenado cualquier acto, hasta que la Fiscalía lo diga, pueda haber cometido. Y le pido perdón, en el momento que sea hallado responsable un policía. ¿Cómo me voy a sentir orgulloso de algo que cometa alguien a la ley?

L.S.V. Pero hay evidencia, que vieron los colombianos a través de los medios de comunicación y las redes sociales, que presentó la Cidh…

J.L.V. Discúlpeme, la Comisión tampoco dio nombres. ¿Y qué dijo? “Autoridades de Colombia adelanten las investigaciones”.

Es que tenemos que ser responsables. No puedo condenar a nadie. Ni siquiera, cuando presentamos a una persona capturada. ¡Por Dios! Siempre son presuntos, fueron capturados, pero jamás con anticipación se condena a nadie.

No se ha dado ninguna orden. No dimos nunca una orden para cometer un acto contrario a la ley.

L.S.V. Los niveles de impunidad generan dudas alrededor de la efectividad de las investigaciones. En septiembre del 2020 en Bogotá hubo 13 muertos. Vimos imágenes de los policías disparando a multitudes. Además del caso de Javier Ordoñez, y dos más, ha habido pocos avances en la responsabilidad por esas 13 personas que murieron.

J.L.V. Ya usted le está dando la responsabilidad a la Policía. Yo aspiro a que la Fiscalía lo aclare. Hemos puesto a disposición, ya las personas que presuntamente tienen la responsabilidad en el tema del señor Ordoñez. Ya salió una condena y estamos a la espera del otro. Esperamos que con la mayor rapidez lo haga la Fiscalía. No depende de nosotros.

El tema disciplinario interno, además, es parte de nuestra reforma. Cambiamos el Código Disciplinario para que sea mucho más ágil. Por ley, las personas tienen derecho a abogado y a ser escuchadas en audiencia. Esto no es que puedo llegar yo y decir “usted es culpable”.

L.S.V. Usted ha estado 37 años luchando contra el narcotráfico. Hoy el homicidio está en aumento, sobre todo en municipios donde hay tráfico de cocaína, y Colombia exporta más cocaína que nunca. ¿Qué hay que hacer distinto?

J.L.V. Lo primero que quiero indicar es que el narcotráfico es un delito. Yo no puedo estar en discusiones académicas, en dudas conceptuales, de un lado a otro.

A ese delito sí podemos ponerle innovación. Por ejemplo, en tener mayores capacidades sobre centros importantes del narcotráfico. ¿A dónde llega todo? A los laboratorios. Es allí donde está el delincuente, porque todo el que está allá, ya hay procesamiento, ya es delincuente el que está dentro de un laboratorio. A los insumos. Estamos hablando de mayor ataque a las finanzas.

Por otro lado, hoy no tenemos grandes organizaciones en términos de la verticalidad, como eran los carteles, sino una independización en las actividades dentro del narcotráfico y en eso hay grandes actividades criminales. Por ejemplo, el clan del Golfo, no son dueños de la droga, como lo fueron los Rodríguez Orejuela en su época.

¿Hoy Otoniel qué hace? Es un tipo que garantiza el tráfico y en donde están con su presencia armada, porque son narco cien por ciento puros. Es para organizar el tráfico que le pertenece a unas personas que están en Medellín o en Cali. Entonces en eso tenemos que combatir de manera diferente el tráfico de drogas.

 

Desde el 2021 soy el editor general de La Silla Vacía. Estudié filosofía en la Universidad Nacional, luego hice una especialización en periodismo en Los Andes y una maestría en comunicación en la Universidad de Georgetown. He trabajado en TV, radio y prensa.