Decisiones financieras internas y políticas para reunificar a los azules de cara a 2018 del senador Hernán Andrade volvieron a partir al partido.
Dos movidas, una política y otra financiera, del presidente del partido conservador, Hernán Andrade, tienen reventado al partido por dentro, lo que ahonda las divisiones de los azules de cara a las elecciones al Congreso (donde temen perder hasta 5 curules) y la Presidencia de 2018, para la que no tienen aún candidato.
La movida política tiene que ver con los coqueteos de Andrade con los precandidatos Alejandro Ordóñez y Marta Lucía Ramírez. El primero renunció al partido y la segunda se peleó hace meses con la mayor parte de la de dirección del partido.
Desde la renuncia de Ordóñez, Andrade buscó recomponer las relaciones para que el exprocurador anulado compita por la candidatura azul en cambio de recoger firmas como independiente.
“Hay buenas relaciones (con Ordóñez) y estamos conversando. No se ha roto el diálogo”, nos dijo Andrade.
Otro senador que conoce de la movida nos dijo que de parte de Ordóñez hay receptividad porque el exprocurador quiere el apoyo de la base conservadora del partido y ya sin la burocracia de la Procuraduría no le queda fácil contar con las maquinarias de los congresistas.
De la campaña de Ordóñez no confirmaron ni negaron el acercamiento, y un vocero nos dijo que el precandidato no hablaría del tema.
“El mandato del directorio es traerlo de vuelta. Una posible consulta entre Ordóñez y Marta Lucía revitalizaría al partido”, nos dijo un directivo conservador.
Con Marta Lucía, Andrade también ha tenido acercamientos. El último de ellos, asistir a un evento en el que dijo que no le molestaría hacer campaña con ella, y los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana.
Esas dos movidas en lo político generaron molestias entre los godosantistas, comenzando por el presidente del Senado, Efraín Cepeda, quien, como contamos le dijo a Andrade que haría objeción de conciencia si Ordóñez o Marta Lucía son candidatos azules.
Cepeda representa un sector de congresistas afines al Gobierno Nacional (junto con otros como Miryam Paredes, Roberto Gerlein y Samy Merheg), que han dicho en reuniones al interior de la colectividad que no dejarán la coalición santista, en contraposición de otros, como Jorge Pedraza, Eduardo Enríquez Maya o el representante Germán Blanco, que consideran que para 2018 el partido debe armar una coalición con la derecha.
A ese malestar se le sumó la vicepresidenta del directorio, Inés López.
“Hay descontento generalizado por las actuaciones que ha venido haciendo en especial con otros candidatos que no están en el Partido”, nos dijo López.
La otra movida, la financiera, también tomó por sorpresa a los directivos.
Andrade despidió a los siete empleados del Partido como parte de un plan de saneamiento económico y aprovechando las funciones especiales que le delegó el directorio.
Aunque la idea era bajar el déficit de la colectividad (que Andrade dice que está en casi 2 mil millones, según un comunicado que expidió), a las directivas no les gustó cómo despidió a la gente, y que algunos no supieran el por qué de los despidos.
Por ejemplo, no sabía el secretario general del Partido, Juan Carlos Wills, quien como contamos, es una ficha de Cepeda dentro del directorio y será candidato a la Cámara.
Es así como para la próxima semana, Andrade deberá presentar al Partido el estado financiero (tras una petición firmada por 8 de los 13 miembros del directorio) para justificar su plan de austeridad.
“Es una cosa de austeridad, no me pueden cobrar nada (…) los directorios los conforman diversos intereses políticos”, nos dijo.
Para tres de los miembros del directorio con los que hablamos, por aparte, no hay posibilidad de que Andrade salga por estas diferencias en lo político y en lo económico.
Lo que sí demuestra es que en plena precampaña y sin un candidato propio, la reventada mantendrá las tensiones internas y los aleja de su propósito a 2018.