La Fundación Paz y Reconciliación (Pares), que dirige el analista León Valencia, publicó hoy su informe anual sobre el estado del conflicto armado. La Silla sacó las diez conclusiones más interesantes.

La Fundación Paz y Reconciliación (Pares), que dirige el analista León Valencia, publicó hoy su informe anual sobre el estado del conflicto armado. La Silla sacó las diez conclusiones más interesantes.

El Eln se hace sentir

Según el informe, la guerrilla del ELN aumentó en un 43,21 por ciento sus acciones militares en relación con el 2012 y casi un 15 por ciento con relación al 2013. Regresó –sin acciones militares- a territorios donde no operaba desde los 90, como algunas zonas de Caldas, Boyacá y Huila. Y finalmente saldó la disputa que tenía con las Farc creando una alianza política con miras a una eventual mesa de negociación.

Hoy el ELN tiene una presencia desigual en 96 municipios de nueve departamentos, con unos 2.500 combatientes y otras 7.500 personas vinculadas, entre milicias y colaboradores.

La industria minera y petrolera: un blanco móvil

Una de las conclusiones que se deriva del informe es que tanto las Farc como el ELN han privilegiado los ataques a la industria minera y petrolera. El ELN, por ejemplo, evita el choque directo con la Fuerza Pública. Los combates durante el 2014 solo llegan a 28, mientras que acciones de tipo comando o golpe de mano como hostigamientos, emboscadas, ataques a la infraestructura petrolera representan el mayor número de acciones.

Por el lado de las Farc, al sumar los hostigamientos y los ataques a la infraestructura petrolera y energética se contabilizan –según el informe- un total de 542 acciones armadas, prácticamente el la mitad de todas sus acciones en 2014. Y mientras los combates se redujeron a la mitad los ataques a la infraestructura petrolera se mantuvo igual.

Estos ataques son el resultado, según Pares, de la creación -desde 2013- de las “comisiones de mineros”, estructuras de 3 guerrilleros expertos en explosivos para afectar la infraestructura petrolera y energética del país. “Se les denominó comisiones de mineros, debido a que cavan huecos para instalar las cargas explosivas”, dice.

Es significativo que también ha aumentado los ataques a carrotanques.

Se reduce la confrontación

Aunque en la mesa de La Habana se está discutiendo el desescalonamiento del conflicto, las cifras de Pares demuestran que éste se comenzó a dar el año pasado pues documentanuna reducción cercana al 40 por ciento en la intensidad de la confrontación en comparación con 2013.

La explicación que dan para esto es triple: las treguas unilaterales de las Farc; que la guerrilla ha decidido desde el 2013 apostarle al trabajo político y a la reconstrucción de sus bases sociales y que dada la presión de la opinión pública sus acciones armadas ahora son “calculadas”. Sin embargo, la reducción no es uniforme. Mientras en sitios como el Cauca han disminuído sensiblemente, en otros como el Meta y Guaviare han aumentado a niveles del 2002.

La guerrilla ha cumplido con la tregua pero…

“Una tercera conclusión que se puede extraer de los datos y del trabajo de campo realizado por PARES, se refiere a que la guerrilla de las FARC cumplió en un 98% las diferentes treguas unilaterales anunciadas durante el año 2014”, dice el informe, que afirma que en las 5 treguas del año solo se cometieron 2 violaciones a las mismas. Y que desde que la declararon de manera indefinida, no se ha violado ni una sola vez. “Esto echa al traste las teorías sobre una descoordinación e insubordinación de algunos frentes de las FARC, o su división, se comprueba que existe mando y control de la comandancia de las FARC”.

A pesar de esta evaluación optimista de la tregua, el mismo informe cuenta cómo la guerrilla ha aumentado sus extorsiones en varias zonas, que en principio estarían prohibidas en un cese de fuego y hostilidades.

Las Farc siguen extorsionando

El informe dice que las Farc han comenzado a cobrar ‘vacuna’ en en varias zonas donde no lo hicieron durante varios años, como en la zona urbana de Neiva. “En la capital huilense se presentaron 22 ataques con explosivos a locales comerciales en el 2014. Situación similar ocurrió en algunas regiones de Casanare”, dice. En otras regiones, donde ya las Farc estaba extorsionando, ampliaron el rango objetivo de víctimas. Por ejemplo, en zonas del Caquetá solo personas que contaran con más de 50 cabezas de ganado pagaban extorsión, mientras hoy lo hacen los que tengan más de 10 cabezas de ganado. Esta situación varía de una zona a otra y de un frente guerrillero a otro.

Las vidas que se han salvado

Pares calcula que las diferentes treguas “salvaron de morir o ser heridos de gravedad a cerca de 1000 combatientes”. Extrapolando la tesis que manejó Gonzalo Sánchez, director del grupo de Memoria Histórica, de que por cada combatiente muerto sufren cuatro civiles, se habrían salvado de morir de ser heridos a cerca de 4000 civiles. Lo que sí es un hecho es que gracias a las treguas, ha habido una disminución del 60 por ciento en el desplazamiento forzado (aunque no explica si es en el desplazamiento forzado causado por las Farc o en general).

Las Farc comienzan a actuar en función del posconflicto

Uno de los temas más interesantes del informe es lo que dicen sobre el cambio de estrategia de las Farc con miras al posconflicto. Esto se evidencia en varios cambios de comportamiento.

Por un lado, durante el 2014 se consolidó una estrategia de “guías” mediante la cual las FARC “dejaron de lado la movilización de contingentes militares y la cultura del campamento y se dedicaron al trabajo político y a realizar acercamientos a la población civil, con el fin de preparar el postconflicto”.  Para lograr esto, la guerrilla ha establecido una “compleja red de detección e información en sus zonas de operaciones.”

Por otro lado, las Farc han comenzado a “ceder” su sistema de administración de justicia guerrillera a las juntas de acción comunal (JAC) de las zonas bajo su influencia. Entonces, en cambio de resolver ellos -muchas veces de manera arbitraria- los conflictos de los campesinos, incentivaron o forzaron a las JAC a crear unos comités de conciliación para que sean la “primera instancia” para resolver los conflictos. Si no lo logran, pasan a la JAC en pleno. Después viene una instancia superior que se llama el Núcleo de Juntas, que agrupa a varias JAC. Y ya si no lo resuelven, llega a manos del guerrillero. “Vale la pena aclarar que en todo caso la autonomía de las JAC en estas zonas del país, no es auténtica, la supervisión de las Farc es amplia”, dice el informe.

Por último, está el tema de los nuevos reclutas, que según Pares “vivían la mitad del año en sus veredas, con sus familias y la otra mitad del año recibían entrenamiento militar, tampoco dormían en campamentos, sino en casas, muchos incluso cumplían labores agrícolas. Es decir, si bien las Farc mantienen una fuerza élite permanente armada, lo cierto es que desde finales del año 2013 han “desmontado” varias estructuras para enviarlas a un proceso de reinserción política. .

El posconflicto se juega en un pequeño porcentaje del país

Uno de los hallazgos más interesantes del informe es que muestra los municipios donde muy probablemente se priorizará la ejecución de los acuerdos con las Farc.

Según Pares, el posconflicto debe aterrizarse en los 281 municipios en los que en los últimos 30 años, las Farc y el ELN han tenido presencia permanente. Aunque son uno de cada cinco del país, son pocos poblados: en ellos vive apenas 12 por ciento de los colombianos.

Para esos municipios, Pares creó y aplicó un índice de vulnerabilidad en el posconflicto, que mide si tienen economías que pueden financiarlo fácilmente (minería y coca), si la presencia institucional es fárgil, si tienen zonas rurales amplias y con pocas vías, y si hay altos niveles pobreza.

Encontró que en 87 municipios el riesgo de que se reinicie es extremo: son los de la Costa Pacífica, el corredor que va del sur de Córdoba al Catatumbo, pasando por el sur de Bolívar, y las zonas de colonización más reciente en el oriente desde Putumayo hasta Vichada.

En otros 85 el riesgo es alto: básicamente son los ubicados en Arauca y Casanare, en el piedemonte del Caquetá y el Meta, y en algunos municipios de Nariño, Tolima, Huila y Antioquia.

Y en 104 el riesgo es medio-alto: son los que están más cerca de zonas pobladas y hacia el centro del país, como algunas partes de Cesar, Santander, Huila y Tolima.

¿Repitiendo la estrategia de los paras?

El informe revela que la mayor cantidad de desmovilizados son personas que han durado en las filas guerrilleras entre 3 y 6 meses, mientras que durante los años 2012 y 2013, se desmovilizaron muchos mandos medios o personas que habían estado en la guerrilla más de 15 años. “Gran parte de esta situación se debe a las negociaciones de paz, donde los mandos medios perciben que podrían salir con mayores beneficios que hacerlo mediante desmovilizaciones individuales”, es como lo analizan los autores.

El informe no lo menciona pero, de ser así, esta estrategia emularía lo que hicieron muchos bloques paramilitares antes de su desmovilización cuando reclutaron campesinos para desmovilizarlos y permitir que ganaran los beneficios del Estado. En el caso de la guerrilla, si bien cabría la posibilidad de que los nuevos reclutas se estén volando, es poco factible dado que siendo nuevos no cuentan con la confianza de los mandos para hacerles encargos que les permitan volarse, y si los cogen normalmente los matan.

Las fallas de inteligencia del Ejército y la Policía

El informe no lo menciona en ningún lado, pero de varios de los hechos que narran se puede concluir que la Inteligencia del Ejército y la Policía presenta varias fallas frente a la guerrilla y sus milicias. Por ejemplo, durante todo el 2014 las capturas de las Farc solo tuvieron un “incremento marginal” mientras que en los tres años anteriores se habían disparado.

Un segundo ejemplo, son los ataques a la infraestructura petrolera. A pesar de que brigadas enteras están dedicadas al cuidado de la infraestructura minera y petrolera del país, los atentados tanto de las Farc como el Eln siguieron aumentando. “El frente 48 atacó sistemáticamente el Oleoducto Trasandino y a pesar de los esfuerzos de la Fuerza Pública por resguardar esta infraestructura fue prácticamente fallido tal objetivo”, dice el informe.

Por último, está el aumento que registran las extorsiones.

Todo esto sin contar con que las milicias llevan más de un año haciendo trabajo político casa a casa sin que esto se haya traducido en un mayor número de capturas.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...