En el tarjetón de las consultas presidenciales de marzo habrá espacio para un centro político más allá de la Coalición de la Esperanza. Tras diez horas de deliberaciones coordinadas por Ingrid Betancourt y Humberto de la Calle, los cinco precandidatos de esa coalición, Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Jorge Robledo, Juan Fernando Cristo y Carlos Amaya, llegaron a un acuerdo con Alejandro Gaviria.
Y así nació la Coalición Centro Esperanza en una casa colonial del barrio La Candelaria de Bogotá.
“El centro está unido”, resumió Betancourt, pieza clave en el acuerdo que quedó sellado en dos documentos, un decálogo de propuestas y un acuerdo mecánico que trabajaron entre los seis precandidatos y sus equipos programáticos.
Sobre todo el segundo documento, que define la mecánica de la nueva Coalición Centro Esperanza, logró zanjar lo más difícil de la discusión: cómo unir la candidatura independiente Alejandro Gaviria al trabajo que llevaba haciendo desde hace más de un año la Coalición de la Esperanza.
“El punto de mayor tensión fue que no era simplemente una adhesión de un camino al otro. Al final se llegó a un punto medio”, dice Alejandro Eder, el excandidato a la alcaldía de Cali que acompañó a Fajardo en la negociación.
“El acuerdo es amplio y generoso a favor nuestro, en el sentido en que el nombre se modifica, no es una adhesión, sino una coalición más abierta. Pero hay libertad para apoyar listas y para recibir apoyos de otros partidos”, dice una persona que acompañó a Gaviria y que pidió no ser identificada para no entorpecer futuras negociaciones.
En resumen, los precandidatos se van a medir en una consulta, llevarán a cabo cinco debates, el que gane va a recibir el respaldo del resto, y le presentarán al país una propuesta política y programática de oposición al Gobierno de Iván Duque.
“Vamos por unos 5 millones de votos de entrada”, dijo la senadora Angélica Lozano, cara de la Alianza Verde que está jugada con esa apuesta.
Llegar a ese final, que incluyó abrazos y aplausos tras el anuncio a los medios, no fue fácil. La entrada de Gaviria implicó renuncias para Robledo y Cristo, principalmente. También dudas para Fajardo.
En el camino hubo tensión y momentos en que la posibilidad de acordar una hoja de ruta pudo romperse. Situaciones que al final pudieron ser destrabadas por la experiencia de De la Calle y Betancourt.
De 8:24 AM a 6:23 PM
Ingrid Betancourt fue la primera en llegar a la reunión y la última en salir. Se paró en la entrada de la Casa 3-33 de la Calle 10 en el centro de Bogotá a las 8:24 AM. “Si logramos que este proyecto salga adelante vamos a darle a Colombia una muy buena opción para la segunda vuelta. Así que crucen los dedos por nosotros”, dijo.
La 3-33 es una casa colonial que su dueño, el empresario Mateo Valenzuela, según nos dijeron desde dos campañas, prestó sin costo. Sin embargo, el equipo logístico que organizó el evento dice que sí fue alquilada y no fue un aporte del empresario. Los cinco balcones del segundo piso ayudaron a ambientar la idea de que por una de ellas podía salir alguien a decir que el “cónclave”, como bautizó Cristo la reunión, podría terminar con humo blanco.
Sergio Fajardo llegó después y le subió la dosis de positivismo a pesar de que el viernes pasado la Contraloría le ratificó una sanción fiscal por el caso Hidroituango. “Espero que estemos a la altura del país. Tengo muy buenas energías, estoy contento y todo debe salir de la mejor manera”.
Galán metió un tono más alto antes de entrar. “Somos un proyecto de oposición a Duque, al continuismo, a la coalición que se formó de compra de votos. Y queremos representar un cambio”.
Y Alejandro Gaviria, la pieza más difícil de encajar, llegó en la lógica de lograr el acuerdo dejando en claro que no es la ficha del partido Liberal ni César Gaviria. “Por ahora no estamos hablando con el partido Liberal”.
Jorge Enrique Robledo optó por no dar entrevistas antes del encuentro. Tampoco de la Calle. El exgobernador de Boyacá, Carlos Amaya, llegó en bicicleta y dijo que veía un ambiente positivo para salir con una decisión en la tarde.
Juan Fernando Cristo, el arquitecto del encuentro, llegó de último y sonriente porque todos aceptaron su convocatoria. “Vamos a discutir cómo sería un gobierno de coalición que gobierne bien a Colombia”.
Con la entrada del exministro del Interior del Gobierno Santos se cerraron las puertas y el pulso interno empezó.
Pujas de entrada y de salida
La primera indicación para arrancar la reunión fue que los precandidatos entregaran sus celulares. Como la idea era estar centrados en la discusión, y evitar filtración a la prensa que se quedó afuera, todos accedieron y un asistente del equipo de Cristo guardó los equipos en una bolsa.
Los únicos con acceso a los primeros diálogos fueron los asesores audiovisuales de las campañas. En ese ambiente inicial de café, saludos y abrazos, todo fue sonrisas. Así lo quisieron reflejar con las imágenes que compartieron desde la interna.
El escenario empezó a cambiar cuando se trató el primer punto: cómo entra Alejandro Gaviria. La propuesta de Robledo, secundada por Cristo, era la que se anticipaban en la campaña de Gaviria: que se planteara como una adhesión a la Coalición de la Esperanza, aceptando la agenda programática establecida y el compromiso de apoyar las listas al Congreso.
Gaviria dijo no. El exministro de Salud dijo que la apuesta debía enviar un mensaje más amplio, sin vetos, pero que partiera de unos acuerdos fundamentales. Que su idea era que los votantes pudieran encontrar en esa consulta candidatos con propuestas similares, pero con matices en temas específicos como el económico.
“Al que más costo político le representa estar acá, aceptar esas concesiones, es a Robledo porque él siempre ha tenido unas posturas muy férreas en temas económicos, de salud, que no comparte Alejandro. Eso explica esa resistencia”, dijo un asesor.
“Robledo dijo que no iba a entregar sus banderas de Dignidad sin un acuerdo programático más robusto”, comentó otro de los asistentes. “Cuando nos sentamos al principio había mucha tensión, pero no en sentido negativo, sino en cómo le vamos a encontrar la comba al palo”, añadió uno más.
Robledo estuvo acompañado por el presidente de Dignidad, Juan Manuel Ospina, quien siempre estuvo a su lado. La tensión fue evidente hasta que hizo la primera pausa para almorzar y él no las disimuló.
Ajiacos de almuerzo y un trago de viche bajaron pulsos. El viche es un destilado tradicional del Pacífico colombiano, hecho a base de caña de azúcar. Llegó a la reunión a través del representante a la Cámara, John Arley Murillo, cabeza del movimiento afro Colombia Renaciente.
El efecto del viche ayudó a los acercamientos tanto que Humberto de la Calle, en tono de chiste, dijo que si uno de los seis precandidatos de esa consulta asume la Presidencia, en todos los eventos oficiales de la Casa de Nariño iban a ofrecer esa bebida. “Es el primer acuerdo al que llegamos”, dijo.

“Eso suavizó el ambiente, y es la bebida oficial de la Coalición”, añadió Amaya.
Después del almuerzo las negociaciones se empezaron a enderezar. Robledo empezó a ceder. Primero cuando le preguntó a Gaviria qué garantías había de que efectivamente había roto relaciones con César Gaviria y el partido Liberal, y el exministro de Salud le contestó que esa puerta estaba cerrada por ahora. Una respuesta que estuvo reforzada por una entrevista del expresidente Gaviria en Semana contando detalles de esa ruptura, pero dejando la puerta abierta para una reunificación si Alejandro gana la consulta de marzo.
Robledo también logró que en el decálogo de propuestas metieran un punto que para él es clave: el desarrollo industrial y agropecuario para la generación de riqueza y empleo formal. Esa propuesta quedó de cuarta en el orden.
“Definir el orden fue demorado porque aterrizar el ideario de 60 puntos de Alejandro y combinar los tres documentos que trajo la Coalición fue demorado”, nos dijo uno de los precandidatos.
Fajardo, quien había apoyado el freno de mano para la aterrizada de Alejandro Gaviria en un primer encuentro, no estuvo tan activo en esas discusiones ni se puso del lado de Robledo. De hecho, tras hacer un relato de su experiencia política con la ‘Ola Verde’ y la Coalición Colombia que hizo en 2018 con Robledo y Claudia López, afirmó que había necesidad de ir más allá de las diferencias particulares.
De acuerdo a dos personas que estuvieron presentes, tras el fallo de la Contraloría, Fajardo habló poco. “Estaba golpeado, aplanchado”, describió uno. Sin embargo, también logró mantener su firma en la visión programática, “Condenamos el clientelismo y las prebendas a grupos partidistas o particulares”, dice en el primer principio del decálogo programático.
En ese contexto de avances, Berenice Bedoya, presidenta del movimiento ASI, salió del encuentro afectada por temas de salud. Sobre las 4 PM dijo que la entrada de Alejandro ya estaba acordada. Con base en esa declaración, contamos en nuestro hilo en Twitter que ya había un principio de entendimiento, segundos después dos asesores de las campañas salieron a decir que no era tan así porque seguía el tire y afloje.

Efectivamente, el tramo final también generó diferencias que estuvieron por romper lo avanzado. Pasó cuando se discutió cómo se iba a nombrar la consulta.
Gaviria ganó al lograr incluir la palabra ‘Centro’, y Fajardo y compañía al mantener Esperanza. La discrepancia estuvo en si se debía mantener “Coalición” o pasar a ser una “Unión”, “Alianza”, “Acuerdo”. “Fue una discusión semántica que casi jode todo lo avanzado”, dice un precandidato.
Fue Ingrid Betancour, en un tono mayor, la que dijo que eso no podía ser la razón para dejar de salir con una decisión. Al final ella la presentó como Coalición Centro Esperanza, aunque el documento original se firmó como Acuerdo Centro Esperanza.
Eran las 6 de la tarde, el himno nacional había sonado en uno de los celulares de uno de los escolta que, ante la demora, estaba viendo el partido de fútbol entre América y Millonarios.
6:24 PM y la foto final
Exactamente 10 horas transcurrieron entre la llegada de Betancour en la mañana y su declaratoria sobre las 6:24 PM celebrando la firma de un acuerdo.
“Acá está el presidente de Colombia y acá está el inicio de una generación de líderes que va a cambiar la historia del país, sacando a Colombia del drama de la corrupción y la pobreza”, dijo Betancour.
Habían acordado que esas serían las únicas declaraciones oficiales. Gaviria dijo que acataba la recomendación porque no quería “robarse las cámaras”. Solo comentó que estaba contento del paso, que tiene 750 mil firmas, que aspira a entregarlas el 10 de diciembre.
La economista Carolina Soto, esposa de Gaviria, aprovechó para recoger varias firmas entre los acompañantes de la reunión. Robledo salió rápido. Galán, Amaya y Betancour atendieron a medios de televisión afuera de la casa.
Aún quedan por aterrizar varios temas, y hay tensiones aplazadas. Por un lado, no está claro cómo funcionará el apoyo a listas y candidatos al Congreso que están por fuera de la Coalición de la Esperanza. Además, Humberto de La Calle, según dos precandidatos, no se ha animado a encabezar la lista.
Por el otro, sobre la participación del partido Liberal, que si gana Gaviria la consulta podría volver a ponerse en discusión, quedó apenas planteada: “Solo podrá haber apoyo institucional de los partidos que compartan la visión de país que refleja este Acuerdo de Centro”, dice el acuerdo mecánico.