El movimiento popular que nació durante el estallido social del 2021 aterrizó fragmentado en las elecciones regionales. El intento inicial de congregarse alrededor del Pacto Histórico, la coalición de partidos del presidente Gustavo Petro, se frustró por divisiones internas.
Pesó que Danis Rentería, un exmilitar que trabajó en la administración de Jorge Iván Ospina, hubiera ganado la candidatura del Pacto, en un proceso que dejó fracturas y denuncias de prácticas políticas clientelistas. Luego, la rivalidad del poderoso senador valluno del Polo, Alexander López, con Rentería, le cerró aún más espacios a liderazgos del paro en las listas del Pacto.
Por eso, muchas caras visibles terminaron en Independientes, el partido del alcalde Daniel Quintero de Medellín. Paralelamente, el partido Alianza Verde consolidó su activismo durante el paro con figuras jóvenes visibles.
Desde la dispersión, estas son las caras que buscan llevar a las urnas la indignación del paro, en una ciudad donde el “estallido social” dejó heridas que siguen aún abiertas.
Laura Guerrero, la mamá de las víctimas del paro
Laura Guerrero, la candidata que encabeza la lista al concejo por Independientes, es la mamá de Nicolás Guerrero, el artista grafitero asesinado por el Esmad en mayo del 2021. Desde ese entonces, ha tomado vocería por las víctimas del abuso policial. En Paso del Comercio, el sector de donde viene, trabajó en la fundación de la “Maloca Comunitaria Nicolás Guerrero”, un espacio de reflexión con las comunidades que han vivido el conflicto, que también ha cumplido un papel artístico y cultural.
Guerrero inició su ejercicio político en el 2022, cuando se lanzó al senado por Fuerza Ciudadana. Aunque obtuvo un poco más de tres mil votos, le dijo a La Silla que se lanzó por visibilidad. “Yo llegué a esto porque sabía que después de lo de Nicolás, no podía quedarme callada. Tenía que ser escuchada y participar verdaderamente en un espacio político”, afirmó.
Esta vez le apuesta al Concejo por una razón similar, pero también con el fin de detener el continuismo político que, según ella, ha caracterizado al Concejo de Cali. Ha sido crítica de la administración del actual alcalde, Jorge Iván Ospina. También del Concejo, por haber condecorado al Esmad “como reconocimiento a los servicios prestados, particularmente a Cali, en momentos de crisis, de alteración de la seguridad ciudadana y del orden público”, como lo indicó el concejal de la U, Carlos Andrés Arias, ponente de la propuesta.

Guerrero tiene acogida tiene de los sectores populares, pero en otros ven su participación en Independientes, que en Cali lidera Deninson Mendoza, el candidato a la Alcaldía, con sospecha. “Mendoza es un oportunista”, dijo Carlos Peña, candidato al concejo por el Verde.
Independientes también acogió a Wilson Suaza, un candidato al concejo que viene de procesos sociales desde hace 15 años con su organización Vamos que Vamos y que, aunque no surgió del estallido social, sí tuvo una participación directa en él. Estuvo activo en el Punto de Resistencia Nuevo Latir, de Aguablanca, impulsando las estrategias de participación y movilización de los jóvenes. Además, fue partícipe de la construcción del Pacto Histórico para las elecciones legislativas y presidenciales del 2022.
Los liderazgos jóvenes del Verde
El Verde es un partido que ganó protagonismo en el estallido social, principalmente por la incidencia del senador Ariel Ávila como analista de las problemáticas enmarcadas en él y que luego, de la mano del representante Verde Duvalier Sánchez, llegó a impulsar como precandidata a la alcaldía a Juana Peláez. Ella es una activista y defensora de derechos humanos de 35 años. Y, aunque se bajó de la precandidatura a la alcaldía, ahora le apuesta al Concejo. Es la tercera en la lista y una de las caras más visibles de la juventud que se rebeló en el paro en Cali.
Desde varios años atrás, hasta el día de hoy, Juana Peláez ha trabajado activamente en procesos sociales, comunitarios y populares. Además, fue cofundadora e hizo parte de Polítfónica, un colectivo con vocación de poder y participación ciudadana. También trabaja con fundaciones como Educapaz, enfocada en el análisis del estallido social, y en Buen Vivir a las Calles, cuyo propósito es la transformación del colegio Santa Librada. Es Economista y magíster en Derechos Humanos. Nació en Cali, pero fue criada en el Norte del Cauca. Se devolvió a la ciudad a sus 13 años por la situación del conflicto armado.

Durante el estallido social, al centroccidente de la ciudad, estuvo en La Loma de la Cruz, rebautizada Loma de la Dignidad. Fue vocera de las asambleas populares y precursora del primer pliego de exigencias cuando el paro dejó de ser un recurso de protesta.
Junto a ella, también está el liderazgo juvenil de Carlos Peña, quien viene del Oriente de Cali. Durante el estallido social, participó en las diferentes actividades de Puerto Resistencia. Viene de estar con Atrévete, una organización social y política de liderazgos populares, nacida hace más de dos años, pero que cogió fuerza en el Paro por su trabajo en la movilización y en el fomento de los mecanismos de participación en la construcción del diálogo.

Danis Rentería, el candidato al que respalda la primera línea
La cercanía de Rentería con algunas de las organizaciones de la primera línea viene desde el estallido social. Luego, cuando ganó la candidatura de la Colombia Humana, el partido de Petro, este exmilitar dividió a la izquierda de la ciudad.
En la Alcaldía hizo parte de los diálogos entre los jóvenes miembros de las primeras líneas y su apuesta fue por mejorar la brecha de desigualdad. Como una garantía de ello, el año pasado nació Cali incluyente, un programa que buscaba darle trabajo a jóvenes con pocas oportunidades y en condiciones de vulnerabilidad, que estuvo articulado con las diferentes secretarías, entre ellas, la de Paz, liderada por Rentería. Por estos contratos, Jorge Iván Ospina fue señalado por la Procuraduría, por una supuesta ilegalidad en su ejecución.
En este proceso, el actual candidato a la Alcaldía por el Pacto Histórico, se ganó el corazón de muchos de los manifestantes. “Danis Rentería asistió, fue garante de la mesa URC, que se articuló para la interlocución con la institución”, dice Diana Contreras, defensora de derechos humanos y miembro de la organización La Resistencia a la indiferencia. “Apoyamos su proyecto político porque es el que más se asemeja a lo que nosotros, como organización social de base, planteamos en nuestros pliegos de peticiones”, agrega.

Pero no todas las organizaciones de primeras líneas están con Rentería. Primero, porque no son homogéneas. Cada una se concentra en los 28 puntos de resistencia y cada punto tiene su independencia política. Segundo, porque varios miembros no se sienten representados por el Pacto Histórico y buscaron otros partidos. Y tercero, porque muchos se cansaron de hacer campaña política por candidatos y no ver reflejado un cambio.
“Los jóvenes se sienten usados porque aunque ya han participado en campañas y eso no se ha visto reflejado en más oportunidades de empleo o educación”, dijo Stephanie González, una de las voceras del Punto de Resistencia La Nave, de Siloé, que tampoco apoya a ningún candidato en particular.
Pero el apoyo a Rentería no es total. Giovanni “Eko” Jurado, de la organización “Carrilera la 70”, del Distrito de Aguablanca, apoya a Diana Rojas a la Alcaldía, candidata que se fue por firmas. “Nos acogemos a su proyecto político porque tiene banderas de cambio”, afirmó y agregó que a la gobernación va con Tulio Gómez. Según le dijo a La Silla, varios puntos de Resistencia apoyan a Diana Rojas, pero aclaró que no trabajan directamente en su campaña. También dijo que algunos estaban con Édilson Huérfano, de Fuerza Ciudadana, quien también ha tenido la acogida de sectores populares por su trabajo social durante el paro como mediador de diálogo.
Pese a las diferencias marcadas por el disgusto con Danis Rentería, en la lista al concejo quedó Ángela García, del PTC, una de las pocas que lo acompaña en campaña y que lo reconoce como el candidato de la coalición.
Y aunque en la lista quedaron caras visibles, como Anllel Ramírez, la secretaria general de la Unión Patriótica en el Valle, quien se manifestó durante el estallido social y Natali González, quien fue subsecretaría de derechos humanos en ese entonces, las bases de los movimientos populares del paro se quedaron sin representatividad en el Pacto.