Foto: Daniel Morelo

Muchos anticipaban que el discurso de Juan Manuel Santos durante la instalación de la tercera legislatura del Congreso sería el más importante de su presidencia dado que hace dos días la Corte Constitucional le sirvió en bandeja el fallo a favor del plebiscito y varios funcionarios del Gobierno han dicho que estamos a pocas semanas de firmar la paz con las Farc. No fue así. Fue un discurso corto, sin símbolos nuevos, con clichés conocidos y sin ningún anuncio. Sin embargo al ‘diseccionarlo’, se encuentran las diez ideas clave que seguramente enmarcarán la estrategia del gobierno a favor del SÍ en el plebiscito, campaña que dominará la política a partir de mañana y hasta que se produzca la votación. Estas son:

1

“La paz no es mía. La paz no es de mi gobierno. La paz es demasiado grande para tener dueño.”

Esta fue la idea más fuerte de todo el discurso y la que retomaron los medios para sus titulares.  

Refleja el temor que existe en el círculo más cercano a Santos de que la refrendación de los acuerdos de paz se vuelva un plebiscito sobre el Presidente y su gestión. 

En la última Gallup, realizada inmediatamente después del anuncio del cronograma para el cese bilateral del fuego y la dejación de armas por parte de las Farc, aumentó el optimismo frente a la negociación en La Habana y en general frente a todo. Sin embargo, la recuperación de Santos fue mucho menor que el cambio frente a la paz. En otras palabras, la paz se desligó de Santos, como lo analizó La Silla.

Quizás con esas cifra en la mano, un idea fuerza de la campaña por el plebiscito será que la paz no es de Santos.

Será una idea que se reforzará con el hecho de que por el SI estarán haciendo campaña desde miembros del Polo hasta empresarios bajo la batuta de Fabio Villegas, que creó una fundación para recoger plata para la campaña, pasando por el ex gobernador Sergio Fajardo. Y que apunta a contrarrestar el uribismo, que desde su campaña a favor de la resistencia civil, ha unido su crítica a la paz a su discurso contra Santos.

Santos también envía un mensaje claro a los políticos, que se alborotaron con la designación de César Gaviria como jefe de la campaña por el plebiscito.

Después de que el senador de la U Armando Benedetti dijera que su partido haría la campaña por su lado sin recibir directrices de Gaviria, el partido del Vicepresidente Cambio Radical pidió ayer a Santos “convocar y orientar una mesa amplia que dirija las pautas de la campaña en torno al plebiscito y en la cual se otorgue participación a todos los partidos políticos que consideren su deber sumarse a esta iniciativa, con el fin de no polarizar el proceso de paz.”

 
2

“La paz […] es el camino de vuelta a la normalidad.”

Santos ha reiterado en muchas ocasiones la idea de que con la firma de la paz volveremos a ser un “país normal”.

“Por más de medio siglo hemos cargado con el lastre de un conflicto interno armado que nos genera el estigma de ser el país “diferente” del continente. Mientras otros han superado dictaduras y duros tiempos de violencia, nosotros seguíamos enredados en una confrontación contra la más grande y más antigua guerrilla del hemisferio, como si el fin de la Guerra Fría no hubiera sido notificado en nuestro suelo”, dijo. ¡Teníamos que soltar este lastre!

Es una idea sencilla pero no necesariamente fácil de vender cuando muchos colombianos lo que temen es el regreso de la ‘anormalidad’ con la firma de la paz.

“Es mucho más fácil vender el NO porque no tienen que explicar nada, solo tengo que hacer afirmaciones negativas que recreen un pasado conocido que pongan en duda la credibilidad del proceso así no estén respaldadas en hechos reales. La ventaja del uribismo es que cuentan con un líder muy fuerte al que la gente sigue con los ojos vendados mientras que al gobierno y a los partidarios del sí nos toca hacer un papel pedagógico sobre un tema abstracto que es nuevo dentro de nuestra cultura política”, dijo en una entrevista sobre la campaña del plebiscito en la revista Arcadia el publicista Carlos Duque.

 

 
3

“Tenemos la oportunidad de oro de poner punto final a una guerra interna que nos ha desangrado por décadas”

“¿Quién, en Colombia, recuerda haber vivido un solo día sin tener noticias del conflicto armado?¿Cuándo hemos pasado una sola mañana, una sola noche, sin ver en la televisión o escuchar en la radio sobre enfrentamientos, bombas, soldados y policías muertos o heridos, y guerrilleros también muertos o heridos?”, preguntó Santos en su discurso.

Este argumento es uno de los más utilizados por el Presidente y seguramente será uno de los hilos conductores de la campaña del plebiscito.

Tiene los datos que lo respaldan: si las Farc dejan las armas, habría muchas menos víctimas de minas antipersonales, de las cuales 13 mil son atribuídas a las Farc; menos secuestrados (Memoria Histórica les atribuye 21.900 secuestros); se salvarían miles de menores de ser reclutados (5700 se calcula que han entrado a sus fuerzas siendo menores de 18); campesinos dejarían de ser despojados (el 38 por ciento de las solicitudes de restitución de tierras los identifican como los despojadores). Y claro, habría menos muertos, menos desplazados, menos estigmatización por ser de izquierda.

El desafío será convencer con este argumento a los colombianos que viven en las zonas urbanas -e incluso a muchos que viven en zonas que padecieron durante años la intimidación de las Farc como Villarica, Tolima– y sienten la guerra terminó hace más de diez años con la Seguridad Democrática de Uribe.

 

 
4

“Nos acostumbramos a la guerra y a su lógica de odio y venganza… ¡Y eso tenemos que cambiarlo!”

“Tenemos que admitirlo: ¡nos acostumbrarnos a la barbarie!  Porque la guerra siempre es eso: una barbarie. La guerra es la derrota de la razón y la deshumanización del hombre. Hay que reconocerlo, con tristeza: estábamos perdiendo la capacidad de ser compasivos, de indignarnos con la violencia, de sentir el dolor del otro, de conmovernos con su sufrimiento. Nos acostumbramos a la guerra y a su lógica de odio y venganza… ¡Y eso tenemos que cambiarlo!

Porque la paz –por difícil que sea alcanzarla– siempre será mejor, ¡siempre será mejor y menos costosa que la guerra!”, afirmó Santos.

Como para muchos colombianos, la pacificación se logró hace una década y lo que estamos viviendo ahora son los síntomas del posconflicto (como las bandas criminales, la inseguridad urbana, las confesiones de ‘los malos’) que se agudizarán con el acuerdo con las Farc, la campaña por el SÍ -a juzgar por el discurso del Presidente- intentará convencer a la gente de que si cree eso es porque está insensibilizada frente al dolor ajeno.

 
5

“La paz es la victoria de todos los soldados y policías de nuestra patria.”

“Quiero hacer un homenaje de gratitud y admiración –y sé que expreso el sentir de todos los colombianos– a nuestras Fuerzas Militares y a nuestra Policía Nacional. Su sacrificio, su sentido del deber, su compromiso con la defensa de la libertad, han sido esenciales para llegar a este momento. Sin ellos –sin nuestros soldados de tierra, mar y aire, y nuestros policías– la paz no sería posible.  La paz es la victoria de todos los soldados y policías de nuestra patria”, dijo Santos durante su discurso.

Juan Manuel Santos no suele agradecer públicamente con frecuencia. Por ejemplo, rara vez ha agradecido el esfuerzo de los negociadores en La Habana que le han dedicado cuatro años de vida a ésto lejos de sus familias. Sin embargo, cada vez que está con soldados y policías les ha reconocido que si estamos en este punto es gracias a ellos.

Es un argumento que necesita que le crean, sobre todo ahora que en el gobierno se está discutiendo la posibilidad de decretar una tregua, una idea que genera mucha resistencia en la fuerza pública.

 
6

“El fin del conflicto será el comienzo de un periodo de arduo trabajo para construir la paz en cada rincón del territorio…”

El proceso de paz con las Farc se diseñó bajo la idea de que una cosa es terminar el conflicto armado y otra la construcción de la paz. Dicho de otra manera, que el Acuerdo Final con las Farc será el punto de partida para la paz y no el de llegada.

Esta idea la retomó Santos en su discurso y seguramente también será una línea de la campaña por el plebiscito: “¿la firma del Acuerdo Final será la solución a todos los problemas del país? No, por supuesto que no. Nadie dice eso. El fin del conflicto será el comienzo de un periodo de arduo trabajo para construir la paz en cada rincón del territorio…Para llevar los servicios del Estado a las zonas más golpeadas por la guerra…Para sembrar en los corazones y en las mentes de todos una cultura de tolerancia y convivencia que reemplace a esa otra cultura de enfrentamiento y exclusiones que tanto daño nos ha hecho”, dijo Santos.

 
7

“Sin guerra, habrá más recursos…”

A principios de año, cuando en Casa de Nariño discutían cuál debería ser el mensaje para la campaña del plebiscito, había un grupo que defendía la idea del CVY. Que había que transmitirle a los colombianos cómo ganaba cada uno de ellos personalmente con la paz.

Esta idea de que sin “la guerra” habrá más recursos para invertir en las necesidades más cotidianas de los colombianos ha sido un ‘leit-motiv’ de los discursos del Presidente y seguramente informará también la retórica de la campaña por el plebiscito.

“Vamos a seguir trabajando por el empleo, por la reducción de la pobreza, por mantener el crecimiento de la economía, por aumentar las oportunidades para los más vulnerables, pero con una gran diferencia: ¡ya no cargaremos –ya no cargaremos– con ese lastre pesado y odioso de la guerra!”, dijo Santos. “Sin guerra, habrá más recursos para la educación, para la salud, para la vivienda, para la justicia, para el campo, para la protección del medio ambiente, para aumentar la cobertura de servicios básicos…”

También aseguró que habrá más recursos para la seguridad ciudadana, “porque los hombres y equipos destinados a enfrentar a las FARC podrán destinarse a proteger mejor a los ciudadanos y a combatir los restantes factores de inseguridad”. Y dijo que vendrán “muchos más inversionistas y muchos más turistas”.

No mencionó en el discurso lo que costará la implementación de los acuerdos, que muy seguramente requerirán la inversión de una buena parte de los recursos que se liberen. Ni tampoco de dónde saldrían esos recursos puesto que, según dijo a La Silla el general Mejía, comandante del Ejército, “el Presidente ha dicho que el Ejército no se va a reducir en tamaño y presupuesto porque los números que tenemos están por debajo de lo requerido para tener un control del territorio.”

 
8

“Este es un momento para unirnos –no para dividirnos– en torno al mayor propósito de nuestros tiempos.”

Como lo mostró La Silla al comparar los discursos del Presidente al Congreso desde 2011, la unidad junto con la paz han sido un mantra, que reitera año tras año. Esta vez no fue la excepción.

“Hoy quiero convocar a todos mis compatriotas a proteger, a defender, a imaginar, a soñar, a hacer posible el bien supremo de cualquier sociedad, la base fundamental sobre la que podemos levantar un país mejor y más justo: LA PAZ. Este es un momento para unirnos –no para dividirnos– en torno al mayor propósito de nuestros tiempos”, dijo.

Para que gane el plebiscito por el SÍ Santos necesita que un poco menos de 5 millones de colombianos se unan detrás de ese propósito. Una cifra que es casi tres millones de votos menos de los que sacó él en la segunda vuelta de la reelección en 2014.

El temor es que en la primera vuelta, en la que los políticos no movieron a sus clientelas para que Santos se dejara contar solito, solo sacó 3.310.794 votos.

En la campaña por el plebiscito, si acatan la orden de la Corte, no podrán usar recursos oficiales para financiar la campaña ni para reposición de votos, con lo cual la gran incógnita es si los políticos tradicionales “sacarán a la gente a votar” y si, aún si no lo hacen, suficiente gente lo hará con tal de que las Farc desaparezca.  

Sobre todo, cuando el ex presidente Uribe estará haciendo campaña para que no salgan o para que lo hagan por el NO.

 
9

“No nos quedemos anclados en el odio o en el miedo.”

Del discurso del Presidente queda claro que la campaña tendrá un alto componente emocional. Sobre todo después de la derrota de la campaña racional del ex primer ministro inglés David Cameron por quedarse en Europa. El Brexit es un fantasma hoy en Casa de Nariño.

Así lo dejó ver el lunes pasado en Hora 20 el ex ministro Lucho Garzón, que será uno de los líderes del plebiscito, cuando dijo que “Hay que ponerle pasión a la campaña porque estamos definiendo el presente y el futuro del país”.

En Chile, los que promovieron el NO a Pinochet optaron por una campaña enteramente positiva alrededor del eslógan  «La alegría ya viene» y cuyo símbolo era un arcoirís que representaba la unión de todos los partidos que se oponían al dictador. Los del SI representaban lo negativo.

Quizás siguiendo el ejemplo de la campaña de la Concertación durante el plebiscito del 88, la campaña del gobierno tratará de asociar a los uribistas con la idea de que ellos promueven el odio y el miedo.

“El enemigo de la Paz no es el uribismo, es el miedo”, dice Carlos Duque en su entrevista. 

“La paz se hace en nuestros corazones, reconociendo el valor del otro, encontrando la riqueza que trae la diferencia, y creyendo –de verdad– que somos capaces de vivir en una sociedad reconciliada. No nos quedemos anclados en el odio o en el miedo,” dijo Santos.

 

 
10

“No nos quedemos enterrados en el pasado. Llegó la hora de concentrarse en las posibilidades del futuro.”

Los que conocen bien a Santos dicen que él se ve a sí mismo como el gran modernizador de Colombia y que meter al país en el siglo XXI es una de sus obsesiones. De ahí que sus dos ejes de gobierno hayan sido que nos acepten en la Ocde (el club de los países ricos) y firmar la paz.

Esta idea de firmar la paz como un prerrequisito para alcanzar la modernidad estuvo presente en su discurso de ayer y lo estará en la campaña por el plebiscito. “¡Teníamos que entrar por fin al tercer milenio!”, dijo.

Es una forma también de colocar a Uribe en el pasado.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...