La Silla Vacía presenta las conclusiones más sobresalientes de los resultados electorales: ganó como siempre la maquinaria y en la mayoría de sitios derrotó incluso a los ilegales; Uribe perdió las candidaturas más importantes (así como JJ Rendón) pero ganó sitios estratégicos desde el punto de vista económico y donde sus hijos tienen negocios; el Cartel de la Contratación quedó representado en el Concejo de Bogotá pero eligió a su principal látigo como alcalde; la mayoría de encuestadoras atinaron en Bogotá pero varias perdieron en Medellín.
La Silla Vacía presenta las conclusiones más sobresalientes de los resultados electorales: ganó como siempre la maquinaria y en la mayoría de sitios derrotó incluso a los ilegales; Uribe perdió las candidaturas más importantes (así como JJ Rendón) pero ganó sitios estratégicos desde el punto de vista económico y donde sus hijos tienen negocios; el Cartel de la Contratación quedó representado en el Concejo de Bogotá pero eligió a su principal látigo como alcalde; la mayoría de encuestadoras atinaron en Bogotá pero varias perdieron en Medellín. Aquí está nuestro análisis:
A nivel de gobernaciones, el Partido Liberal creció ligeramente, la Asi y el Partido Verde, que no existían se fortalecieron, mientras que el Partido Conservador y el Polo son los grandes perdedores. La U también perdió su primacia aunque conserva bastante poder. Y los movimientos por firmas son los grandes ganadores, lo cual no es bueno cuando varios de ellos no fueron avalados por ningún partido. A nivel de alcaldías, los grandes ganadores fueron Cambio Radical y sobre todo la U, que pasó de tener dos alcaldías a seis. El Partido Liberal mantuvo el mismo número de alcaldías grandes. Los siguiente mapas son organizados según los ganadores que aparecían en el tarjetón y los partidos que respectivamente los avalaron. En la práctica ganaron las coaliciones.
El ex presidente Álvaro Uribe perdió en estas elecciones en lo simbólico. Perdió diez gobernaciones y seis alcaldías, donde su compromiso fue total y su presencia se convirtió en un elemento clave de la campaña de esos políticos. Además, perdió dos bastiones fundamentales: perdió la Alcaldía de Bogotá con Enrique Peñalosa – y para muchos esa pérdida se debió al ex Presidente- además de la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín, dos lugares simbólicos por ser en su tierra.
Y ganó en siete gobernaciones y nueve alcaldías (pero solo tres capitales y menores como Sincelejo, Neiva y Villavicencio).
Pero ganó en sitios muy importantes para Uribe, como la Media Luna de Cundinamarca, donde había sembrado un proyecto agroindustrial y donde los intereses de sus hijos y amigos en los proyectos económicos de esta gran zona franca son muy grandes. Igual ganó en Puerto Gaitán, en Meta, donde están los grandes proyectos económicos de La Orinoquía –uno de sus proyectos de gobierno bandera- y donde sus hijos y varios de sus amigos tienen intereses importantes. También ganó en el 90 por ciento de los municipios de Córdoba donde se subió a la tarima con los candidatos y donde tiene su finca El Ubérrimo.


Gobernación del Cesar con Luis Alberto Monsalvo Gnecco
Gobenación de Risaralda con Carlos Alberto Botero
Gobernación de Santander con Richard Aguilar
Gobernación del Huila con Cielo González
Gobernación de Córdoba con Alejandro Lyons
Gobernación de Arauca con Facundo Castillo
Gobernación de Boyacá con Juan Carlos Granados
Alcaldía de Neiva con Pedro Suárez
Alcaldía de Sincelejo con Jairo Fernández Quessep
Alcaldía de Cereté con Francisco Padilla
Alcaldía de Lorica con Francisco Jattin
Alcaldía de Mosquera con Nicolás García
Alcaldía de Fusagasugá con Carlos daza
Alcaldía de Soacha con Juan Carlos Nemocón
Alcaldía de Tocancipá con Carlos Rozo
Alcaldía de Villavicencio con Juan Guillermo Zuluaga
Gobernación del Atlántico con Jaime Amín
Gobernación de Quindio con Belén Sánchez
Gobernación de Antioquia con Carlos Mario Estrada
Gobernacion de Norte de Santander con Juan Alcides Santaella
Gobernacion de Nariño con Germán Chamorro
Gobernación de Bolívar con Rosario Ricardo
Gobernación de Tolima con Luis Fernando Caicedo
Gobernación de Caldas con Gabriel Vallejo
Gobernación del Valle con Ubeimar Delgado
Gobernación del Meta con Wilmar Barbosa
Alcaldía de Montería con Daniel Cabrales
Alcaldía de Aguachica con Jader Fonseca
Alcaldía de Cúcuta con Gregorio ‘Goyo’ Angarita
Alcaldía de Chinu, Córdoba, con Álvaro Castillo
Alcaldía de Facatativá, con Yesid Orlando Díaz Garzón
Alcaldía de Cajicá, con William Rafael Casa
Las elecciones regionales y locales confirmaron el surgimiento de nuevos jugadores de la política que hicieron elegir a otros candidatos además de consolidar su propio poder que ya venía en ascendencia. Estos son los principales:
Sergio Fajardo, el gran cacique: el Gobernador de Antioquia no solo ganó su propia elección con más de 850.000 votos, sino que impulsó la de Aníbal Gaviria en Medellín, que sin su apoyo hubiera perdido con Luis Pérez, un candidato muy popular. Fajardo gana por tercera vez consecutiva la alcaldía de Medellín. Hace cuatro años logró asegurar la continuidad de su programa con la elección de Alonso Salazar. Esta seguidilla de triunfos convierten a Fajardo en el gran elector de Antioquia, que esta vez le ganó a los candidatos de Alvaro Uribe, del gobernador Luis Alfredo Ramos y del conservatismo puro tradicionalmente mayoritario en ese Departamento.
Alex Char, el dueño de Barranquilla: la elección de Elsa Noguera como nueva alcaldesa de Barranquilla convierte a Char en el nuevo gran elector del Caribe. Con una favorabilidad de más del 90 por ciento y su casi segura selección como el mejor alcalde del período que termina, sumado al hecho de convertir a su eficiente, pero desconocida, Secretaria de Hacienda, primero en candidata a la Vicepresidencia de Germán Vargas Lleras y ahora en alcaldesa, lo convierte en referente en un momento en que no hay grandes jefes regionales. Se ha dicho que el Presidente Santos lo designará como Presidente de Colombia Humanitaria a partir de enero y eso le podría dar una gran visibilidad nacional.
Álvaro Cruz, el barón electoral de Cundinamarca: su elección estaba decidida desde hace meses. La sola noticia de que quería reelegirse en la Gobernación de Cundinamarca espantó a otros candidatos. Al final, solo Everth Bustamante se le enfrentó pero Cruz le infringió una gran derrota. Cruz fue el gobernador electo que obtuvo la más alta votación porcentual, alcanzó el 67 por ciento de los votos, sacó 100.000 votos más de los que obtuvo Andrés González hace cuatro años. Para las elecciones del próximo Congreso dentro de algo más de dos años la ayuda de Cruz resultará definitiva en un departamento en el que la maquinaria suele ser determinante.
Así como se consolidaron unos nuevos caciques, perdieron poder varios tradicionales.
En Norte de Santander, y su capital Cúcuta, perdió el presidente del Senado, Juan Manuel Corzo. Su hegemonía y el dominio conservador no alcanzaron a poner a su candidato Juan Alcides Santaella. Les ganó Édgar Jesús Díaz. Y en la capital, a Corzo se sumó la pérdida del senador Juan Fernando Cristo. No ganó el candidato de ninguno de los dos, ni Rafael Gregorio Angarita ni Andrés Cristo. En ambos casos ganaron los candidatos que nacieron en la Ciudadela Atalaya, el sector más deprimido de Cúcuta.
En Santander, el gran perdedor fue Horacio Serpa. Después de su apabullante triunfo de hace cuatro años (482.745 votos), así como las buenas cifras de los liberales en el Congreso, esperaban barrer en Santander, pero el ganador fue el ex gobernador destituido y preso, Hugo Aguilar, quien logró imponer a su hijo Richard, con el 56 por ciento de los votos. Serpa ganó con su hijo en Bogotá.
En Huila perdieron su fortín los liberales y los conservadores. La ganadora fue Cielo González, por el Partido de la U, lo que dejó como grandes perjudicados al ex gobernador Rodrigo Villalba y al conservador José Antonio Gómez Hermida, quien perdió en la cuna de su partido, el municipio de Garzón. Esto no había ocurrido antes en la historia de ese departamento.
En Caldas, el golpe más fuerte lo recibió el senador Carlos Alberto Zuluaga, pues perdió en los municipios de Manzanares y Pensilvania, en este último es la primera vez que pierde desde que hay elección popular de alcaldes. El partido Liberal, aunque ganó la Gobernación, siguió cediendo terreno pues perdió la mayoría de alcaldías y Mauricio Lizcano, de la U, perdió su trono en Riosucio y La Dorada.
En San Andrés perdieron su hegemonía los Gallardo. Su candidata Susanie Davis Bryan que se inscribió por el Movimiento de Integración Regional, MIR, perdió con el 36 por ciento de los votos frente al 61 por ciento de la ganadora, la liberal Aury Socorro Guerrero.
Por segunda vez, los Ramírez, perdieron las elecciones a la Alcaldía en Soacha. Hasta 2003, esa familia había sido dueña total de la administración del municipio más grande de Cundinamarca, y a ellos se culpó del desgreño en el manejo de la administración y la entrada de los paras al municipio. Como al alcalde que los soachunos eligieron en 2007, José Ernesto Martínez Tarquino, le fue tan mal, pues lo suspendieron dos veces y tiene más de veinte investigaciones pendientes, se creyó que los Ramírez iban a recuperar su lugar. Pero en lugar de eso ganó Juan Carlos Nemocón, el candidato del Alcalde actual.
Y en la Gobernación de Risaralda y la Alcaldía de Pereira perdió su dominio Habib Merheg. Los dos candidatos, el exalcalde Juan Manuel Arango que pretendía repetir y Carlos Alberto Botero quien intentó llegar a la Gobernación, habían crecido políticamente al lado del ex senador condenado por parapolítica.
En el Concejo de Bogotá se reeligió la bancada que ha sido llamada por la Fiscalía en conexión con el Cartel de la Contratación. De los 17 concejales que fueron llamados a interrogatorio, entre 13 y 15 lograron reelegirse directamente o encuerpo ajeno.
Quince buscaron la reelección, y de ellos solo se quemaron tres: Wilson Duarte y Fernando Rojas del Polo y Henry Castro, de Cambio Radical. Pero Castro está a 200 votos de lograr la curul y Duarte a 700, por lo que podrían terminar elegidos en los escrutinios. Además, uno de los dos que no buscó la reelección, Hipólito Moreno, logró llevar a su ficha, Felipe Mancera al Concejo.
Además de ellos, en el Concejo van a estar representadas muchas maquinarias. De los ocho concejales que eligió La U siete se hicieron reelegir y el octavo es la ficha de un concejal (Felipe Mancera de Hipólito Moreno). Y, excepto por Martha Ordóñez, los demás tienen algún tipo de maquinaria detrás.
En otros partidos las maquinarias también fueron las vencedoras. Hace cuatro años, Cambio Radical tuvo el concejal más votado, Carlos Fernando Galán, a punta de voto de opinión. Después siguieron otros concejales con reconocidas maquinarias como Darío Fernando Cepeda, Julio César Acosta, Carlos Orlando Ferreira o Fernando López. Esto se hicieron reelegir, mientras que figuras de opinión como María José Valenzuela o Juan Felipe Grillo se quemaron. Como figura de opinión en ese partido sólo quedó Roberto Hinestrosa, con menos de 12 mil votos.
Algo similar ocurre con el Partido Liberal, que ganó una curul más (pasó de cinco que tiene actualmente a seis) con una mezcla de políticos con maquinaria como Jorge Salamanca, Germán García Zacipa o Jorge Durán, y de delfines: Miguel Uribe Turbay y Horacio José Serpa llegan al Concejo.
La lista de Progresistas fue la gran revelación de estas elección. Sacó ocho. De ellos solo hay dos concejales repitentes (Carlos Vicente de Roux y Carlos Roberto Sáenz), y aunque algunos de los elegidos tengan estructuras detrás, no son maquinarias aceitadas con puestos en el Distrito o con contratos.
El gran damnificado es el Polo, que pasa de diez a apenas cuatro curules. Además de tres concejales repitentes que cuentan con el apoyo del magisterio, llega el ex congresista Venus Albeiro Silva. El Mira mantiene sus dos curules, el Conservador pasa de dos a tres y el Pin pierde una de las dos que tenía. El Partido Verde pasa de tres a cinco, reeligiendo a sus tres concejales actuales.
Con todo esto, el Concejo se renovó en parte: de los 45 Concejales, hasta el momento 23 son concejales actuales. Otros tres (de Roux y Sáenz de Progresistas y Lozada de Cambio Radical) ya fueron Concejales de Bogotá y otro, José Artur Bernal de Cambio Radical, es actualmente concejal de Soacha.
Con la irrupción de Progresistas la izquierda gana en presencia en el Concejo; con los del Polo suman 12 concejales contra los 10 que tiene el Polo actualmente. Y eso se reflejó en la votación: entre esos dos partidos alcanzaron 425 mil sufragios, 70 mil más de los que obtuvo el Polo hace 4 años.
Entre las mejores noticias de esta contienda, hay tres que permiten mantener viva la esperanza en la política colombiana:
1. Marcelo Torres, el gran Quijote: se consagró como un Quijote y no precisamente peleando contra molinos de viento. Torres, el último marxista, un hombre de izquierda en un contexto de paramilitarismo, mafia y corrupción como el que ha prevalecido en el Magangué de “La Gata”, ganó contra todos los pronósticos la alcaldía de este municipio, el segundo del departamento de Bolívar. Torres, con el Partido Verde, le ganó al candidato de Enilce López, Giovanny Meza. Con 93 por ciento de las mesas escrutadas, sacó 22.000 votos, con 49,3 por cientode los votos, le sacó 10 mil votos al de la Gata. Es decir, a pesar de la guerra sucia que le hicieron, este hombre que es una de las personas más cercanas a Petro en Progresistas, casi dobló al “gatico”.
2. El voto en Blanco ganó en Bello: informado el 98 por ciento de las mesas, 60 mil votos en blanco derrotaron los 46 mil votos que sacó Germán Londoño, candidato único de Bello, ficha de Óscar Suárez Mira, en la cárcel por parapolítica. Una verdadera demostración de para qué sirve el voto en blanco.
3. Martínez pierde en su tierra: la gran derrota de Juan Carlos Martínez ocurrió en Buenaventura, su gran fortín, el sitio donde se hizo en la política y donde llevaba ya ocho años poniendo al Alcalde. Su candidato era Héctor Copete y aunque estaba avalado por Cambio Radical lo apoyaban él y su ahijado José Félix Ocoró, el alcalde hoy encarcelado.
Ganó el liberal Bartolo Valencia, el mayor opositor de Martínez en Buenaventura.
4. En Caquetá triunfa el Mira: con 54 mil votos, Víctor Isidro Ramírez, el candidato del Mira, derrotó a los demás candidatos que eran todos cuestionados. Fue un triunfo frente a la maquinaria política, la narcopolítica y la parapolítica. Una demostración de la fuerza de un partido disciplinado.
Con los resultados en la gobernación de Antioquia y la alcaldía de Medellín, queda claro que Sergio Fajardo es el mayor jugador en la política antioqueña. Después de su victoria en Medellín en 2003 con 208 mil votos y de su apoyo a Alonso Salazar en 2007, esta es la tercer victoria en línea de Fajardo a nivel local. Esta vez salió de Medellín, recorrió Antioquia, y obtuvo 900 mil votos, que es la votación más alta de cualquier persona en Colombia en estas elecciones.
Esta vez derrotó al actual gobernador Luis Alfredo Ramos. El candidato de Ramos, Álvaro Vásquez, nunca despegó y terminó con medio millón de votos – Ramos había alcanzado más de 800 mil en 2007. Y esos 300 mil votos que perdió el ramismo se fueron, por lo menos en parte, para donde Fajardo. El tercer candidato, Carlos Mario Estrada, de La U, obtuvo poco más de 200 mil votos, a pesar de contar con el apoyo del expresidente Uribe.
Con esos resultados de Fajardo también pierden la mayor parte de las estructuras políticas antioqueñas: casi todo el partido conservador, la mayor parte de Cambio Radical. Pero el golpe más duro es para el suarismo, que no solo apoyó al candidato perdedor a la gobernación sino que perdió su fortín electoral. En Bello, el voto en blanco le ganó al candidato único, Germán Londoño, por 60 mil votos contra 46 mil, que era de Óscar Suárez Mira.
Ese resultado también muestra la debilidad de Álvaro Uribe Vélez en su propia tierra. Uribe se la jugó por Estrada: lo acompañó en giras, grabó mensajes con su voz para convencer a la gente de votara por él, hoy por la tarde lo estuvo acompañando. Aunque Estrada empezó de cero y logró el 13 por ciento de los votos, la débil convocatoria de Uribe quedó clara.
También perdió Uribe en Medellín, quien apoyó al candidato de La U, Federico Gutiérrez. Pero Uribe lo hizo sin mucho entusiasmo, pues su preferido para la alcaldía era inicialmente el ex director del Sena Dario Montoya y luego Gabriel Jaime Rico, pero perdió esa batalla dentro de La U. A pesar de eso, Gutiérrez obtuvo casi el 20 por ciento de los votos, una cantidad nada despreciable que lo deja bien posicionado para el futuro.
Y no sólo perdió Uribe sino también el uribismo más duro, con José Obdulio Gaviria a la cabeza, que apoyó a Luis Pérez. El polémico ex alcalde terminó derrotado por la mezcla de maquinaria política y voto de opinión que llevó a Aníbal Gaviria a la opinión. Para Aníbal Gaviria, su alianza con Fajardo fue fundamental porque le dio más fuerza en el voto de opinión, que es importante en Medellín, y refuerza el poder del nuevo Gobernador.
El último perdedor en Antioquia fue la encuestadora Datexco, que el jueves pasado dijo que la intención de voto en Medellín era de 41 por ciento por Gaviria, 24 por ciento por Gutiérrez y 17 por ciento por Pérez. Pérez tuvo más del doble de lo pronosticado por Datexco.
El presidente Juan Manuel Santos es uno de los ganadores de la jornada por varias razones. Con su actitud de neutralidad y la campaña activa de la Red de Solidaridad Social y del ICBF de insistir que programas como Familias en Acción no iban a acabarse independientemente de cuál candidato ganara, Santos no solo respetó la ley sino que garantizó que su prestigio no quedaba amarrado a la suerte de ningún candidato.
Por otro lado, a la Unidad Nacional le fue muy bien, sobre todo al ala que más le interesa a Santos que es la liberal-Cambio Radical. Aunque la U es su partido, la corriente uribista tuvo grandes derrotas y la deja debilitada dentro de la coalición de la Unidad Nacional, algo que a Santos le conviene en su pulso de poder con Álvaro Uribe. A Santos también le conviene que los candidatos más importantes de Uribe hayan perdido porque eso debilita la capacidad de oposición y de maniobra política del expresidente.
Con el triunfo de Petro en Bogotá, a la Unidad Nacional le sale un interlocutor de peso. Si el discurso de inauguración de Petro es un indicativo de algo, el nuevo alcalde le apostará también a la agenda nacional. Pero al mismo tiempo, como a Santos su imagen internacional le pesa tanto, la foto de un exguerrillero como alcalde de Bogotá, le ayuda para fortalecer su discurso de reconciliación.
Con la posibilidad de dar resultados electorales hasta el último momento, esta vez las encuestadoras no tenían la disculpa de que todo había cambiado en la última semana. Y lo cierto es que con algunas excepciones, en Bogotá atinaron. Ninguna dio el resultado exacto, pero a excepción de Datexco que se descachó con el resultado de Petro y Peñalosa, Ipsos, Centro Nacional de Consultoría y Gallup acertaron dentro del margen de error en los tres primeros. Gallup le dio a Galán menos de lo que sacó.
En Medellín, el descache de Datexco fue total, pues le dio a Luis Pérez la mitad de los puntos que sacó, con lo cual alimenta los rumores de que esa encuesta era manipulada. Ipsos, por su parte, había dado por ganador a Luis Pérez con siete puntos más de los que sacó y le dio a Federico Gutiérrez seis menos de los que sacó.