¿”Ivan Márquez” se debe someter o va a negociar otros acuerdos de paz? ¿”Iván Mordisco” va para la justicia transicional o será la Fiscalía la que lo investigue? Esas son las complejidades aún sin resolver sobre las disidencias y los objetivos de los diálogos con los líderes de estas.

Esta semana, el proyecto de Paz Total, que modifica la Ley de Orden Público, fue aprobado en su primer debate en el Congreso. Los ponentes del proyecto, el senador verde Ariel Ávila y el representante del Polo Alirio Uribe, explicaron en medio del debate que hay dos caminos contemplados para los grupos armados: la negociación para quienes tengan un origen político, como el ELN, y el sometimiento para quienes tengan uno netamente criminal, como el Clan del Golfo.

El camino que tendrán que recorrer las dos grandes estructuras de disidencias de las Farc, que tienen tanto de discurso político, como de negocios criminales, es aún incierto.

Ni mesa negociación como el ELN, ni sometimiento como el Clan del Golfo

El primer grupo de disidencias de las Farc surgió en 2016, antes de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y esta guerrilla. La primera fue la del Frente Primero de las Farc, liderado por alias “Iván Mordisco” y al que se le unió “Gentil Duarte”. Desde entonces se han conformado otros 37 grupos que reivindican de una u otra manera los ideales guerrilleros farianos.

Estos están agrupados en dos proyectos armados con pretensiones de alcance nacional: el más grande es el que lidera Iván Mordisco. El otro es el de la Segunda Marquetalia, liderada por Iván Márquez, y cuya existencia se conoció en el año 2019; mucho después de la firma del Acuerdo y con el ingrediente de que sus comandantes fueron negociadores en La Habana.

Según un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), para 2022, los grupos de disidencias están integrados por cerca de tres mil hombres en armas, tienen presencia territorial especialmente en el sur del país que se extiende a Venezuela, y controlan economías ilícitas como narcotráfico y minería. También, son responsables del 69 por ciento de los asesinatos a excombatientes de las Farc, según datos de la ONU e Indepaz.

Ninguna paz sería total sin la entrada de estos grupos armados y eso lo tiene claro el Gobierno Petro. La incógnita era qué ruta ofrecerles: la política o la criminal. En cabeza del comisionado de paz, Danilo Rueda, el Gobierno le ha reconocido cierto grado de organización a estas estructuras y un origen político.

El 17 de septiembre, el comisionado de Paz, Danilo Rueda, hizo pública una reunión que tuvo con representantes de lo que anunció como el Estado Mayor Conjunto de las Farc, con esto revivió la antigua guerrilla para nombrar a la disidencia de “Mordisco” que no firmó inicialmente el Acuerdo. También ha defendido la tesis de que la Segunda Marquetalia surgió a raíz de un entrampamiento. En ambos casos, el comisionado de Paz, les ha reconocido una motivación política.

Por lo explicado por los ponentes de la Ley de Paz Total en el Congreso, esto implicaría que el camino de las disidencias no sea el sometimiento a la justicia. Pero tampoco está definido cómo y sobre qué sería la negociación con ellos.

Para el coordinador ponente del proyecto de ley de la Paz Total, Ariel Ávila, es claro que la única mesa de negociación será la que el Gobierno Petro retomará en noviembre con el ELN. “Si van para la ruta de sometimiento, pero las disidencias pueden tener un tratamiento diferencial. Es decir, que se modifique la JEP para que vuelvan a entrar. Eso puede pasar, pero no va a haber negociación de paz con ellos, eso es claro”, le dijo Ávila a La Silla.

Pero no es tan claro. Para el senador Iván Cepeda, coautor del proyecto de ley de Paz Total y uno de los arquitectos de esta política, las disidencias “caben dentro de los grupos políticos”, por lo que debería haber un cierto tipo de negociación sobre asuntos políticos. Aunque, también afirmó que seguramente no tendrá la misma dimensión que la del ELN.

“No quiere decir que se tenga claro cuál es el contenido de la negociación. El contenido tendrá que responder a cada caso. Quiénes dirigen a la Segunda Marquetalia firmaron un acuerdo de paz. La otra disidencia no participó en ese proceso y seguramente tendrá unos reclamos y exigencias. Entonces veremos en cada caso cuál es el contenido”, le dijo a La Silla el senador Cepeda.

Precisamente como estos grupos son disidentes al Acuerdo de Paz con las Farc, un riesgo que se corre al negociar con ellos es poner en duda la importancia de ese acuerdo. Cuando Rueda anunció que “Iván Márquez” estaba interesado en entrar a la Paz Total, el ex negociador y senador Humberto De la Calle lanzó críticas en ese sentido. Aunque el mismo Cepeda y el Gobierno han dicho que nada de lo pactado con las Farc será alterado.

Por otro lado, los líderes del partido Comunes, que surgió de los excombatientes de las antiguas Farc, se han mostrado abiertos a que se negocié con los grupos disidentes.

“Hay que abrir el proceso para ir encontrando las fórmulas. Podrían darse unas fórmulas diríamos que son mixtas y cómo se reconoce esos derechos políticos y hasta qué nivel. Eso puede ser progresivo. No necesariamente se podría repetir lo del acuerdo de paz para que se vuelvan en fuerza política, no”, le dijo a La Silla Pastor Alape, líder de Comunes y ex miembro del último Secretariado de las Farc.

Esta discusión sobre su estatus político es importante a la hora de entablar las mesas de diálogo entre gobierno y grupos armados, porque determinan el alcance y los beneficios judiciales que reciban. Sobre todo teniendo en cuenta que no hay ninguna posibilidad que las disidencias consideren un tratamiento no político. Esto explica el investigador Kyle Johnson, cofundador de Conflict Responses (Core) y experto en las disidencias.

“Si el Gobierno les dice: ‘traemos esta oferta porque creemos que son criminales, por lo tanto les ofrecemos sometimiento’. No importa si creemos que tengan ideología o si son políticos, ellos van a decir: ‘no, somos farianos, tenemos ideas políticas, queremos hablar de cambios estructurales del país’”, dice Johnson.

“En Colombia hay una obsesión entre quién tiene origen político y quien tiene origen criminal. La realidad es que todos son poco criminales y todos tienen algo un poco político. Las disidencias son eso, no son solamente criminales y si el Gobierno se sienta con ellos a dialogar tendrá que tocar temas políticos”, le dijo una fuente con información de primera mano de los acercamientos con las disidencias, pero que por la confidencialidad del proceso pidió no ser citado.

La complejidades que enfrenta la Paz Total con las disidencias

“¿Cuáles han sido esas exigencias básicas para sentarse a dialogar? Cero asesinatos, cero torturas, cero desapariciones forzadas, en los lugares de su operación armada y mucho más en los lugares de control social territorial, donde es más fácil reconocer la responsabilidad”, dijo Danilo Rueda el pasado viernes, en un evento de la organización Vivamos Humanos, con organizaciones sociales.

Estas son las exigencias a los grupos que se han acogido a un cese al fuego unilateral, que tiene dos objetivos para el Gobierno según lo explicado en este evento por Rueda: Uno, que haya una solución urgente a la situación humanitaria. Dos. comprobar la capacidad real de los grupos armados que quieren entrar a la Paz Total.

En la “fase exploratoria” de la Paz Total, como ha explicado el Comisionado de Paz, el reconocimiento político no es tan relevante, sino que los actores armados demuestren qué tan organizados y qué tanta capacidad de mando tienen. Este es un primer reto frente a las disidencias de las Farc, porque su estructura horizontal permite mucha autonomía de sus diferentes unidades y es muy diferente a la estructura de esa antigua guerrilla, que era totalmente vertical.

El Estado Mayor Central (EMC) está compuesto por 23 grupos de disidencias y mientras que la Segunda Marquetalia tiene 11. Y mientras hay regiones en las que la Segunda Marquetalia y el llamado Estado Mayor Conjunto de las Farc son enemigas a muerte, como en Tumaco, en otras regiones conviven como en el suroriente del país.

Una muestra de esa autonomía regional es lo que pasa con el proyecto de “Iván Mordisco”, que tiene una cohesión fuerte en su retaguardia en el suroriente del país y en la antigua zona del Bloque Oriental de esta guerrilla. Pero en lugares como Arauca, la disidencia del Frente Décimo Martín Villa es completamente autónoma.

Justamente este Frente hasta la semana pasada no había entrado realmente al cese al fuego, pues mantiene una guerra a muerte contra el ELN desde principios de este año. Tanto así, que el mismo comisionado Rueda, le tocó pedir en vídeo que suspendieran esa confrontación en búsqueda de un alivio humanitario en esta región. El llamado lo hizo a las “unidades del Estado Mayor Conjunto de las Farc”, no al Frente Décimo.

Este es un ejemplo de las complejas características de las organizaciones que se reivindican farianas, pues el Frente Decimo no se reconoce en la región de esta manera, y su origen como disidencia es después de la firma del Acuerdo de Paz con las Farc. Además, muchas unidades armadas que integran la estructura de “Iván Mordisco” fueron creadas desde cero.

“Ese matiz existe, esas unidades tienen esas características. Pero, creo que ese matiz de si son antes o después del Acuerdo hay que enfocarlo un poco a nivel de la estructura completa, en vez de unidades internas para poder abrir la negociación”, dice el investigador Kyle Johnson.

Pero para poder tener en consideración la estructura completa, tiene que haber muestras de esa cohesión y coordinación en todos los territorios donde tengan presencia.

“El control territorial y la unidad de mando es lo que estos grupos deben demostrar que tienen en el marco del cese al fuego unilateral. Esto demuestra qué grupo es capaz de detener la violencia, qué grupo es capaz de cumplir o de traducir a la realidad estas manifestaciones que han hecho de querer hacer parte del cese y la de la paz total”, dice Jorge Mantilla, director del área de Dinámicas del Conflicto de la FIP.

Por lo pronto, el cese al fuego ha tenido un arranque difícil y tuvo ayer otro rompimiento, pues dos soldados fueron asesinados en un enfrentamiento con el Frente Carlos Patiño, un grupo aliado a la estructura de “Mordisco”.

La ambigüedad del alcance de este cese al fuego unilateral y el compromiso de las disidencias por respetarlo, se suma a la incertidumbre frente al alcance de las negociaciones con “Mordisco” y “Márquez”. 

Periodista de la Universidad de Antioquia. En La Silla Vacía empecé contando las movidas políticas de Antioquia como practicante, ahora escribo sobre el conflicto armado, las políticas de seguridad, la justicia transicional y los esfuerzos de paz en el país.