En la última encuesta de Gallup Marta Lucía Ramírez no sólo sube tres puntos en primera vuelta y está de tercera, sino que le va mejor que a Óscar Iván Zuluaga y a Enrique Peñalosa en una eventual segunda vuelta contra Juan Manuel Santos. Para que la candidata pueda pasar a segunda vuelta, ya está en marcha una estrategia dual.

En la última encuesta de Gallup Marta Lucía Ramírez no sólo sube tres puntos en primera vuelta y está de tercera, sino que le va mejor que a Óscar Iván Zuluaga y a Enrique Peñalosa en una eventual segunda vuelta contra Juan Manuel Santos. Para que la candidata pueda pasar a segunda vuelta, está en marcha una estrategia dual que hacia afuera está basada en vender la biografía de una mujer fuerte y hecha a pulso que le pondrá tatequieto a la corrupción y hacia adentro, está centrada en movilizar la estructura de base del Partido Conservador.

El mensaje masivo de la campaña de Ramírez (televisión y web), que aunque pintado de azul excluye casi de lleno la imagen del partido Conservador, gira alrededor de la corrupción.

En la página de la candidata, por ejemplo, hay una sección que se llama escuadron anti-corrupción, una especie de juego donde los usuarios cumplen misiones mediantes las cuales comparten en redes sociales los mensajes contra la corrupción que ha diseñado la campaña. Entre estos, una infografía que cuenta cómo se podría invertir la plata que se roban.

La presentación de ella va por la misma línea.

“Queremos mostrar que ella es una mujer que ha hecho un trabajo intachable, a quien no se le puede cuestionar por hechos de corrupción, y que ha hecho todo para ser presidenta,” le explicó a La Silla el director de comunicaciones de la campaña Álvaro Manzano.

Según le explicaron a La Silla, quieren comunicar que ella viene de una familia de clase media, que pagó su universidad con un crédito, que a pesar de que fue difícil logró tener su hija, que llegó a cargos altos sin palanca, que fue una Ministra de Defensa exitosa a pesar de ser la primera mujer en ese cargo y todo esto, sobreponiéndose a varios ‘no se puede’. Así quieren transmitir que, como todo lo que se propone, será capaz de derrotar la corrupción.

Marta Lucía Ramírez en el debate presidencial de la Uniandes Foto:Jorge Daniel Morelo
Camilo Gómez, fórmula vicepresidencial de Marta Lucía Ramírez, se encarga de las relaciones con la estructura partidista Foto cortesía de ElTiempo.com

Con el slogan de la campaña que se está usando en televisión, “No nos van a callar”, en plural, aspiran reforzar tanto el caballito de la corrupción (como un tema relevante para todos, conservadores o no) como el carácter de Marta Lucía para lograr sus objetivos.

“Ella quiere ser la voz del pueblo que sufre porque no le llegan los dineros que se roba la corrupción,” dijo Manzano.

También lo han querido explotar asociándolo a que Ramírez logró ser candidata presidencial, a pesar del boicot que según la campaña le armaron algunos congresistas conservadores a la candidata ante el Consejo Nacional Electoral.

La propuesta anticorrupción es el eje central del programa de Marta Lucía, para así poder lograr cinco pactos claves: seguridad (la bandera uribista por excelencia y que ella explota por haber sido la primera Ministra de Defensa de la Seguridad Democrática de Uribe); educación (una bandera que todos persiguen); pleno empleo (incluyendo el tema de emprendimiento que fueron el enfoque de la campaña de Ramírez hace cuatro años); justicia y salud.

El tema de la paz, que podría ser el desempate en una segunda vuelta, también girará alrededor de la corrupción. “La frase es ‘un país corrupto no puede tener paz,” le dijo a La Silla el director de comunicaciones de la campaña. “Defendemos que lo se negocia en La Habana es sólo una parte pequeña del conflicto,” dijo otra fuente de la campaña.

En la comunicación de lo programático, la estrategia también ha sido lanzar propuestas muy concretas. Siguiendo esto, han sacado ideas como crear el Politécnico Nacional de Emprendimiento y el Ministerio de la Familia y la Mujer, o la eliminación de la casa cárcel para los corruptos y por ahí sigue la lista. Con esto quieren reforzar la idea que Marta Lucía hace una política distinta porque tiene propuestas específicas para el país y no sólo un discurso de lugares comunes.

Otro slogan es “un gobierno diferente, un país para la gente”, reforzando la idea de que habrá un cambio frente a Santos.

Si bien en las comunicaciones masivas el Partido Conservador está prácticamente ausente, en el trabajo personal está más que presente.

El trapo azul

Mientras en su publicidad en televisión y en redes sociales Ramírez no muestra mucho el logo de su partido, en sus giras por regiones busca animar a los conservadores, que son el otro pilar de su estrategia, con la particularidad de que se ha movido más entre las bases que en la cúpula del partido.

“De los mil y pico de concejales conservadores que hay en Colombia, más de 900 están con nosotros” explica Alejandro Salas, mano derecha de Marta Lucía. En cambio, de los 45 congresistas electos, apenas una docena están con ella .

Ramírez ha ido construyendo esa relación con la base desde hace meses. Como contamos en su momento, su campaña para la convención conservadora consistió precisamente en tender puentes y llegarle directamente a los miembros de los directorios conservadores de los departamentos (habló personalmente con la mayoría de ellos), que incluyen diputados, concejales y líderes barriales y comunales.

Después de que ganó en la Convención gracias al apoyo de esa base azul, Ramírez ha seguido apostándole a las bases. Por ejemplo, hace un mes hizo una reunión con líderes conservadores de 88 municipios de Cundinamarca (incluyendo concejales) en la Asamblea del departamento y lo mismo hizo dos semanas después, en la Asamblea del Huila.

Eso no quiere decir que los congresistas azules que sí están con ella no hayan aparecido en su campaña. A diferencia de Peñalosa, Ramírez no rechaza ese tipo de apoyos. Por ejemplo, ha publicitado la compañía de los senadores Samy Merheg (hermano del ex senador Habib Merheg en juicio por parapolítica y quien está fugado en el Líbano con una orden de captura)  y Juan Mario Laserna en Risaralda y Tolima, respectivamente.

Ramírez también ha estado en las regiones de sus congresistas aliados o con más votación conservadora, como Huila o Risaralda. En todas ellas sí aparece el Partido Conservador en el centro. Hay pendones, vivas al partido, mucho azul

e incluso el lego del Partido, aunque muy pequeño, en los pendones

Con esos apoyos, y muy especialmente el de la base, en la campaña creen que Ramírez tiene de su lado alrededor del 90 por ciento de los votos azules, que para Senado fueron casi 2 millones. Es una cifra ambiciosa teniendo en cuenta que los congresistas más votados de su partido no solo no están con ella sino en contra de ella, pero en el partido creen que los que tienen los votos son los concejales que sí la están acompañando.

Además, recuerdan que el muy santista senador Hernán Andrade ya dijo en La W que acompaña la campaña, lo que a su juicio muestra la presión de las bases para que los congresistas se vayan a donde Ramírez (además de que oficialmente es la candidata del Partido).

Manejar la estructura política es la tarea que cumple su candidato vicepresidencial Camilo Gómez, que hace giras por su parte en las que se sienta con los concejales conservadores para coordinar todos los asuntos de mecánica.

Ramírez se ha enfocado en los departamentos más poblados (los 13 que aportan el 78 por ciento de la votación, especialmente) y en la Costa Pacífica, que considera debería ser prioritaria como apuesta de desarrollo.

Además, como la candidatura es muy débil en la costa Caribe, mañana empezará una gira por la región, más que con las estructuras conservadoras, con la bandera de la corrupción.

“Como allá están los conservadores más enmermelados de los enmermelados, el eje será la corrupción” explicó Salas.

Aunque ella va a reuniones con conservadores, también se dedica a volantear para apuntarle al voto de opinión en general y al voto de tendencia conservadora que está por fuera de la militancia política.

En la campaña creen que en el país hay muchas personas de talante conservador que no necesariamente militan en el Partidor. Este grupo de gente no se emociona con el trapo azul, pero sí se pueden sentir identificados con las posturas conservadoras de Ramírez como cuando dijo hoy que metería la Urbanidad de Carreño en el pénsum escolar o que llegó virgen al matrimonio.

Esos son los votos a los que apunta la campaña para seguir creciendo en las encuestas.

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.