El liberalismo antioqueño puede perder fuerza en las elecciones regionales por la decisión de César Gaviria, jefe del partido, de negarle el aval para la gobernación al exsenador Julián Bedoya, aliado del presidente Petro, y jefe del grupo político más votado del departamento.
La jugada de Gaviria en favor de Eugenio Prieto, a quien le dio el aval, dejó además una estela de críticas entre los demás grupos que no acompañan la candidatura de Prieto, que cuestionan el “personalismo” en la dirección del partido.
El conflicto evidencia los costos que el liberalismo en Antioquia puede asumir por el antipetrismo de Gaviria. Las críticas al gobierno por parte de Prieto, quien promueve un bloque de centroderecha para la gobernación, fueron definitivas para que confirmara su aval. En contraste, a Bedoya el expresidente le pasó una cuenta de cobro por el apoyo al gobierno de sus dos fichas en el Congreso, el senador Juan Diego Echavarría y la representante María Eugenia Lopera. Esta última fue clave para la supervivencia de la reforma a la salud.
“Es compleja la unión entre la vertiente petrista del partido y la línea oficialista. Los antioqueños han manifestado su descontento frente al gobierno. Es un suicidio hacer caso omiso a esos llamados”, dice el representante Julián Peinado, quien promueve la candidatura de Prieto.
Están, además, los pasivos de tener a Bedoya liderando el partido en las regionales. Se trata de un político que arrastra con problemas en la opinión pública, debido a sus formas clientelistas de hacer política, y que se han evidenciado en la contratación pública de los municipios donde es influyente y en sus ostentosos eventos públicos. O en los cuestionamientos que tiene por la obtención de su título como abogado.
La grieta liberal ahora se traslada a los avales en los municipios, donde hay ruido de rupturas y nuevos bloqueos para los liberales gobiernistas.
La disputa por los avales liberales
Como en el resto del país, los liberales tienen mucho por defender en Antioquia. En 2019, fueron el segundo partido más votado para la Asamblea. Obtuvieron 5 curules, y sólo fueron superados por las 7 del Centro Democrático. También fueron la lista más votada en 43 de los 125 concejos municipales del departamento, más de una tercera parte. Y entre candidaturas en solitario y en coalición, lograron el control de cerca de 40 alcaldías.
Por tradición, el grupo político del congresista más votado de cada municipio tiene el derecho a entregar los avales a alcaldía y concejo. Pero en la disputa abierta entre los liberales gaviristas y los liberales petristas esa política está en riesgo.
Dentro del grupo de Bedoya son conscientes de esa posibilidad. “Nosotros consideramos que esa regla no escrita debe seguir siendo respetada. Pero está entre nuestros cálculos. Hemos sido desafiantes con el poder de Gaviria en el partido”, le dijo a La Silla un integrante del equipo político de Bedoya, quien pidió la reserva de su nombre.
“La máxima para la entrega de los avales es que acompañen la candidatura liberal y tengan disciplina para la campaña a la gobernación”, dice un alto dirigente liberal antioqueño, quien pidió la reserva de su nombre para dar detalles sobre el proceso de los avales para las alcaldías. O sea, que es probable que a un candidato que no vean muy comprometido en el apoyo a Prieto, no le den el aval.
El dirigente sostiene que esos avales van a definirse esta semana. Explica que van a ser “casos puntuales”. “Por ejemplo, en aquellos municipios donde estén entregando el partido a candidaturas que no tienen génesis liberal”, asegura.
Esta “corrección” está precedida por las alianzas que Julián Bedoya tiene con otros grupos políticos. La más importante, la que sostiene con el senador conservador Carlos Trujillo, otro barón antioqueño alineado con el gobierno Petro.
En febrero, durante el ostentoso evento con el que Bedoya anunció su intención de competir por la gobernación, los principales alfiles de Trujillo estuvieron sellando la alianza entre los dos grupos. Luego, ese mismo mes, los alcaldes de su cuerda se unieron para nombrar a dos de sus cuatro representantes a la junta directiva de Corantioquia, la corporación ambiental, en una demostración de la fuerza de ambos equipos en los municipios.
Bloquearle los avales a Bedoya en los municipios puede ser un duro golpe para su estructura. El equipo del exsenador controla, entre otras, las alcaldías de Turbo y Apartadó, los dos municipios más grandes del Urabá antioqueño, así como las de Sabaneta, Caldas y La Estrella, su fortín electoral, todas en el Valle de Aburrá.
“Nosotros no somos de voto de opinión. Nosotros somos un voto de estructura. Lo reconocemos y no aspiramos a otra cosa”, dice un integrante del equipo de Bedoya, quien pidió la reserva de su nombre, a propósito de la importancia de conservar esas administraciones.
Contra el “sofá” de César Gaviria
Los liberales rebeldes a la dirección de Gaviria cuestionan el “personalismo” del expresidente para manejar el partido. Y advierten que el desconocimiento de las reglas tradicionales para las elecciones, como los avales en cabeza de congresistas, pone en riesgo el crecimiento del liberalismo en las elecciones.
“Hay una imposición de Bogotá frente a la militancia del partido y la realidad política del departamento”, dice el diputado liberal Andrés Fernando Mesa, quien apoyó la entrega del aval a Bedoya, y aspira a repetir su escaño en la asamblea. “Esas decisiones pueden debilitar las listas a los concejos y a la Asamblea. Y eso, eventualmente, afecta los votos de los congresistas. No puede ser que por un capricho el partido se vea afectado”, agrega.
“Hoy está siendo muy difícil nutrir las listas a los concejos, nutrir las listas a las JAL. La gente no está viendo vocación de poder en el Partido Liberal. Están pensando que no es el trabajo político, sino los caprichos personales, los que mandan”, dice el diputado Jonathan Roldán, del equipo del senador liberal Jhon Jairo Roldán, quien también acompañó la solicitud de Bedoya para el aval a la gobernación. “No solo están afectando al equipo de Julián Bedoya, sino al partido como un todo. La grandeza del partido se está definiendo desde el sofá de César Gaviria”, dice.
Detrás están los intentos, por ahora fallidos, por sacar a Gaviria de la dirección del partido. Recientemente, se conoció que el Consejo Nacional Electoral está evaluando una ponencia que sanciona al Partido Liberal por no realizar su convención anual. Esta no se hace desde el 2020 y al interior del partido se ha planteado como una fórmula, detrás de la que también estaría el gobierno nacional, para descabezar al expresidente.
“La institucionalidad del partido debe ser respetada. Existen posiciones que quieren resquebrajarlo”, dice Prieto, candidato oficial liberal a la Gobernación de Antioquia. “Es muy complejo que antes de las elecciones se haga una convención del partido. Hablamos de los estatutos de un partido histórico y el presidente Gaviria ha venido hablando en consecuencia a sus disposiciones”, lo defiende.
Los costos de una “trinchera antipetrista”
Y además del “personalismo” de Gaviria, los liberales rebeldes a la dirección cuestionan las alianzas de Prieto, un político socialdemócrata, con los candidatos de centroderecha a la gobernación. “La prosperidad de Antioquia depende de su buen relacionamiento con Bogotá, y aquí están construyendo una trinchera en contra del gobierno”, dice el diputado Mesa.
Hasta su ruptura, Prieto estuvo promoviendo una alianza antipetrista con el uribista Andrés Julián Rendón, el godo Juan Diego Gómez y el exconcejal Mauricio Tobón. “Nosotros no somos enemigos del presidente Petro. Su enemigo es él mismo. Su arrogancia y su soberbia no le permiten tener procesos de concertación para la aprobación de las reformas”, le dijo Prieto a La Silla.
Prieto asegura, además, que no sería la primera vez que las autoridades de Antioquia trabajan con una Casa de Nariño de diferente signo político. “Lo que importa es el respeto a la institucionalidad. El tema es integrar nuestros proyectos con el Plan Nacional de Desarrollo, independientemente del color político de los gobernantes. Esa es la democracia”, dice.
Están, finalmente, las críticas contra Prieto por sus acuerdos políticos del pasado como candidato liberal. En el retrovisor está su adhesión en 2015 a favor de Federico Gutiérrez, cuando Prieto era el candidato del liberalismo a la Alcaldía de Medellín. “Fico” luego impulsó su nombre para ser el director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Prieto busca hacer con “Fico” una fórmula para volver a competir en octubre.
“Eugenio está comprometido con firmeza en la candidatura liberal. Deberá liderar, además, las fuerzas que representamos valores comunes, como el Centro Democrático y el Partido Conservador”, dice el representante Peinado. “Lo ideal es que cada quien fortalezca sus candidaturas y se vuelvan a sentar para discutir un programa integrador”, agrega.
Con esta desconfianza generalizada, y a la espera de decisiones que puedan afectar a sus principales barones electorales, los liberales buscarán ratificar su poder territorial en Antioquia, o dinamitarlo en el intento.