Esta semana Gustavo Petro estará en Argentina por primera vez como presidente, para la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Con esta visita, Petro habrá viajado, en menos de seis meses, a los países de sus principales aliados de izquierda en la región: Chile, Brasil, México, Venezuela y Argentina.
El triunfo del presidente colombiano coincidió con giros a la izquierda en Chile y Brasil y con gobiernos en esa misma línea en ejercicio en Argentina y México. Esto ha llevado a Petro a hablar de una nueva “primavera latinoamericana”, en la que los gobiernos de izquierda (como sucedió con Hugo Chávez a principios de siglo) pueden plantear un bloque común y apoyarse económicamente y fijando posiciones políticas frente a temas como el cambio climático.
Y es una primavera en la que Petro se ve a sí mismo como un líder. “Es prioritario para este Gobierno ser protagonista de la región. Petro es la bisagra de las viejas luchas de izquierda con las nuevas del continente. Y tiene un liderazgo moral en temas como un cambio en la lucha antidrogas y el cambio climático”, dice el presidente de la Cámara, David Racero, miembro de la comisión de asuntos internacionales y uno de los aliados más cercanos a Petro.
Pero ese sueño de ser un articulador de la izquierda en el continente enfrenta algunos escollos. Por un lado, casi ninguno de sus homólogos comparte su agenda contra el petróleo y el carbón. Por otro, algunos de estos nuevos liderazgos son mucho más críticos que el presidente colombiano frente a violaciones de derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Estos son los puntos que acercan y alejan a Petro de cada uno de sus aliados en la región:

Gabriel Boric Font
Presidente de Chile 2022-2026
Lo que los acerca: Boric es el presidente más joven en la historia de Chile (36 años). Según cuenta Patricio Fernández, uno de sus asesores, “tiene un especial interés por la historia de la izquierda latinoamericana y sus protagonistas”. Esto lo ha acercado a Petro: un exguerrillero que llegó a la presidencia por elección popular.
Y a su vez, Petro ve en Boric un joven conectado con una agenda más moderna de la izquierda que le interesa, como el cambio climático, las luchas LGBTI y feministas. Petro ve con admiración, por ejemplo, los pasos que ha dado Chile para dejar de depender energéticamente del carbón. El presidente colombiano reiteró en su visita a Chile su idea de una red eléctrica con energías limpias, sin dar muchos más detalles, y sin una respuesta aún por parte del presidente chileno.
“Petro tiene algo y es que ve en los jóvenes una opción para continuar con el proyecto progresista en América Latina”, dice Andrés Hernández, uno de los asesores de confianza de Petro y designado cónsul en Ciudad de México.
Esa combinación de admiración mutua y cierto romanticismo se reflejó en la visita de Petro a Chile hace unas semanas. En el almuerzo privado tras el discurso de Petro, en el que hizo referencias al poeta chileno Pablo Neruda, Boric recitó ante los asistentes un poema del mismo autor, Oda al Aire.
“No, aire, no te vendas, que no te canalicen, que no te entuben, que no te encajen ni te compriman”, dijo el presidente chileno. Petro, entusiasmado, respondió con referencias a Gabriel García Márquez. “Habló de este continente condenado a la soledad”, cuenta Fernández.
Lo que los aleja: La principal diferencia de Petro con Boric es su postura frente a Venezuela, Nicaragua y Cuba. Mientras que Petro se ha vuelto un legitimador del gobierno venezolano de Nicolás Maduro, uno de sus aliados claves en la negociación con el ELN, Boric ha criticado abiertamente las violaciones de derechos humanos en ese país.
“Boric se ve a sí mismo como parte de una generación más global. Con cariño por los revolucionarios, pero que nunca empuñó fusiles. No va a salir a defender a Cuba ni a Venezuela, ni ve a Estados Unidos como un enemigo. Más bien lo ve como algo seductor. De ahí salen los i-Phone que tanto le gustan y ahí vive la cantante Taylor Swift, a quien admira”, dice Patricio Navia, politólogo chileno y profesor de la Universidad Diego Portales.
Esas diferencias, sin embargo, no implican una distancia entre ambos. “Boric no va a comprar una discusión pública con nadie sobre temas como Venezuela. Puede criticar a Maduro, pero tampoco toma una medida concreta”, dice Navia.

Luiz Inácio Lula da Silva
Presidente de Brasil 2023-2026
Lo que los acerca: Lula es el único presidente de la nueva ola de izquierda que estuvo en la primera de Chávez, Rafael Correa y Cristina Kirchner. Esa condición histórica hace que sea aquel con el que Petro tiene una relación más sólida hace años. “Lula es el más cercano por historia. Son muy amigos”, dice Andrés Hernández.
Ambos han coincidido en espacios como el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) y en centros de pensamiento como el Grupo de Puebla, un foro político fundado en 2019, con el liderazgo de los presidentes Alberto Fernández (Argentina) y Andrés Manuel López Obrador (México) en el que también están Petro y Lula.
Ahora que ambos gobiernan, Petro encuentra en Lula una figura de peso que, como hace 20 años, puede articular el bloque de izquierda latinoamericano. Tanto por la relevancia de la economía brasileña como por su liderazgo histórico.
El principal tema de colaboración en el que han avanzado es la defensa de la selva amazónica. Tras su reunión el 1 de enero en Brasil, el mismo día de la posesión de Lula, Petro anunció “un gran pacto para salvar la selva amazónica” del que aún no ha dado detalles, pero que de momento tiene prevista una cumbre internacional en la frontera colombo-brasileña en abril o mayo de este año.
Según César Muñoz, investigador para las Américas de Human Rights Watch (HRW) radicado en Brasil, Lula y Petro pueden apoyarse con medidas como el monitoreo de la deforestación con el uso de tecnología y el fortalecimiento de las agencias ambientales que intervengan directamente ante amenazas a la selva, medidas en las que Brasil ha avanzado.
En su encuentro hace unas semanas también hablaron de un cambio en la política de drogas y de la asistencia de Brasil a una conferencia sobre el tema a la que Petro también ha invitado a otros países como México.
Lo que los aleja: Pese a sus coincidencias, Lula no está montado en una de las principales causas de Petro: dejar de explorar y explotar carbón y petróleo. “Petro tiene derecho a proponer lo que quiera. Pero en el caso de Brasil esto no es real. En el caso del mundo, no es real. Todavía necesitamos el petróleo por un tiempo”, dijo Lula en mayo de 2022, en plena campaña.
“El Partido de los Trabajadores de Lula tiene una contradicción interna. En este momento está por la protección del medio ambiente y la reducción de la deforestación. Pero tiene una vena de grandes proyectos, como represas en la Amazonia. Y también ha impulsado la producción petrolera”, dice César Muñoz, de HRW.
El otro matiz que distancia a Lula de Petro, al igual que en el caso de Boric, es su posición frente al autoritarismo de otros gobiernos de izquierda. Tras el fallido autogolpe de Estado de Pedro Castillo en Perú, Petro publicó un hilo en el que dijo que el peruano “fue arrinconado” y habló de un “golpe parlamentario” en su contra.
Lula, en contraste, dijo en un comunicado que “todo fue remitido en el marco constitucional”. Es una moderación que anticipa una relación distinta con los gobiernos de izquierda que se salten los contrapesos democráticos. Aunque Lula prometió en campaña retomar relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, podría tener un tono distinto al de Petro en las relaciones con ese país.

Nicolás Maduro Moros
Presidente de Venezuela 2019-2025
Lo que los acerca: restablecer la relación diplomática y comercial con el gobierno de Nicolás Maduro era la prioridad número uno del Gobierno desde el empalme de relaciones internacionales. “Se hablaba de aprovechar el momento para liderar la región en ciertos temas. Pero lo de Venezuela era un tema aparte. Sin la normalización de relaciones con Venezuela no se podía avanzar en las otras cosas”, le dijo a La Silla una fuente que estuvo en esas conversaciones desde el lado del gobierno Petro, que pidió no ser citada.
Al contrario que Iván Duque, quien cortó relaciones con Venezuela y apostó por un “cerco diplomático” para propiciar un cambio de gobierno en ese país, Petro puso a Maduro en el primer lugar de su agenda. En estos meses, visitó dos veces Caracas, reabrió parcialmente la frontera terrestre (cerrada desde 2015) y graduó a Maduro de aliado estratégico en la política de Paz Total, en especial en la negociación con el ELN.
Maduro es fundamental en la negociación del ELN porque esta guerrilla se ha expandido también a ese país y su mediación le ha ayudado a Petro en sus acercamientos de negociación. En contraprestación, Petro le ayuda a Maduro a volver al escenario latinoamericano, del que ha sido excluido por los cuestionamientos democráticos a su país, incluso por sectores de izquierda.
En la estrategia de Petro de acercar a Maduro también entran las negociaciones entre el gobierno de Venezuela y la oposición. Petro fue quien anunció en Twitter en noviembre, antes que las partes involucradas, el restablecimiento de una mesa entre el gobierno de Maduro y la oposición en México, una causa en la que colaboró con el presidente de ese país: Andrés Manuel López Obrador (Amlo).
Lo que los aleja: pese a que Petro fue cercano al expresidente venezolano Hugo Chávez, a quien considera “un gran líder latinoamericano”, esa simpatía no continuó con Maduro. Petro ha tenido varios choques públicos con el presidente venezolano. Ha dicho, por ejemplo, que Maduro es “completamente diferente” a Chávez y que no es progresista.
Aunque tras ganar la Presidencia, Petro moderó su tono y envió a uno de sus aliados más cercanos como embajador a Caracas (Armando Benedetti, quien fue su mano derecha en la campaña), según dos fuentes dentro del Gobierno Petro, que pidieron no ser citadas, la alianza con Maduro no está sostenida por una relación personal. “De los presidentes de izquierda, él es el que siente más lejano”, dijo una de las fuentes.
Y aparte de lo personal, la diferencia nuevamente es la transición energética. Maduro es el presidente de la que fue la mayor potencia petrolera del mundo, y esa fue justamente el motor que mantuvo al chavismo en el poder a principios de siglo. En las reuniones recientes con Petro, Maduro ha asumido el discurso de la transición energética, pero una eventual estabilización de la situación en Venezuela apunta más a una recuperación de la industria petrolera que a su congelamiento.

Andrés Manuel López Obrador
Presidente de México 2018-2024
Lo que los acerca: Petro se vio por primera vez con Andrés Manuel López Obrador en México ya siendo ambos presidentes, en la visita diplomática que Colombia hizo en noviembre del año pasado. Es decir, a diferencia de casos como Lula o Boric (a quien conoció durante la campaña en Colombia) Petro no tiene una relación previa con Amlo más allá de la relación bilateral.
Esa ausencia de un vínculo personal lo compensan con una afinidad política: Amlo fue el otro presidente latinoamericano, junto a Petro, que hizo una defensa clara de Pedro Castillo tras su intento de autogolpe de Estado en Perú, y calificó la detención de Castillo posterior como “un golpe del conservadurismo”.
Para Mario Torrico, profesor investigador en México de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Petro y López Obrador “son los más vocales de la actual izquierda latinoamericana. López obrador es alguien que dice que es terco, y que si eso lo hace populista, que lo anoten en la lista”. Petro, por su parte, dijo esta semana, a propósito de la tensión con Guatemala por el proceso judicial contra el ministro de Defensa Iván Velásquez, que no le importan mucho las formas.
Andrés Hernández, cónsul designado en México de Gustavo Petro, dice que al presidente colombiano “le llama la atención Amlo por su lucha con la clase obrera, y por la coincidencia de que Colombia tiene una historia reciente similar a México: un presidente joven de derecha (Peña Nieto en México e Iván Duque en Colombia) y luego el triunfo de la izquierda”.
Amlo ha sido un aliado para Petro al ofrecer su país como sede para los diálogos con el ELN. Y han sido aliados en un intento por normalizar las relaciones entre los gobiernos de la región y Venezuela. Amlo también incluyó en un comunicado conjunto con Petro un punto dedicado al “fracaso de la lucha contra las drogas” y se comprometió a convocar junto a Colombia la conferencia internacional para rediseñar la política al respecto.
Lo que los aleja: López Obrador, fiel a la tradición de los gobiernos mexicanos, es el menos entusiasta con un bloque latinoamericano como el que busca Petro. “López Obrador debe ser el presidente de México que menos ha viajado fuera del país. Al único país al que ha ido es a Estados Unidos. La frontera con Estados Unidos hace que México no mire tanto hacia el sur, sino hacia el norte”, dice Mario Torrico, de Flacso México.
Ese orden de prioridades dificulta algunas de las expectativas de Petro con el gobierno mexicano. Por ejemplo con el tema de drogas. Aunque el presidente mexicano se comprometió a participar en una conferencia al respecto, Torrico considera que “Amlo en ningún caso impulsaría una agenda latinoamericana si amenaza su relación con Estados Unidos. En temas de drogas siempre privilegiará lo que opine el presidente Joe Biden”.
La segunda gran diferencia es el tema del petróleo. Amlo ha puesto parte del futuro energético de México en la explotación petrolera, y ha dejado claro que no está entre sus puntos de negociación. De hecho, el comunicado conjunto entre Petro y el presidente mexicano tras la visita de noviembre, de 16 puntos, no le dedica ninguno al tema del petróleo.

Alberto Ángel Fernández
Presidente de Argentina 2019-2023
Lo que los acerca: el anfitrión de Petro esta semana, el presidente argentino Fernández, es importante para Petro sobre todo por su rol al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya presidencia será entregada por Argentina esta semana al país que sea elegido por consenso.
Gustavo Pandiani, subsecretario para América y el Caribe del gobierno argentino, dijo que un objetivo de la reunión de esta semana es consolidar a la Celac como un mecanismo de integración. “No como un foro de presidentes, sino como una integración que afecte la vida de las personas comunes”.
Ese rol articulador de Fernández en la Celac es estratégico para Petro ante la ausencia de otro espacio de integración regional como Unasur, el principal escenario del bloque latinoamericano de principios de siglo y del que Colombia se retiró en el gobierno de Iván Duque.
Fernández coincide con agendas de Petro como la política social y, aunque Argentina no es tan central en el mapa del narcotráfico, se ha pronunciado en contra de la persecución de los consumidores de drogas y a favor de un cambio en las políticas para tratar este fenómeno.
Lo que los aleja: Fernández está en su último año de gobierno, sin la seguridad de si logrará ser reelegido debido a la división de la izquierda argentina y la crisis económica. Por eso es el presidente con el que Petro puede plantear menos apuestas a futuro.
“Tal vez por la coyuntura política que vive Argentina su liderazgo en el hemisferio ha bajado”, dice David Racero, presidente de la Cámara y aliado de Petro. “Aún no tengo conocimiento de una agenda bilateral con Argentina, pero la solidaridad y la visión se comparten”, agrega.
Fernánde no es un aliado de Petro en el tema del petróleo. Una de sus principales apuestas es la explotación del yacimiento de gas Vaca Muerta, la segunda mayor reserva mundial de gas para fracking y la cuarta de petróleo.
Fernández ha hecho viajes a Estados Unidos para buscar inversionistas que apuesten a explotar ese recurso, al que ha llamado “la joya más valiosa dentro de un panorama lleno de oportunidades en el sector energético”.
La propuesta de Petro va en otra línea: una red eléctrica internacional, “desde la Patagonia hasta Alaska” con fuentes de energías limpias como la solar y la eólica. Un asunto en el que aún no tiene avances con Fernández.