
Este año pueden votar 29.997.574 personas. Y dadas las características de esta campaña, varios analistas creen que los abstencionistas son quienes podrían asegurarle un triunfo al candidato Verde en primera vuelta e incluso en la segunda. Claro, si salen a votar.
Son varios los factores que en este momento podrían motivar a los abstencionistas a ir a las urnas.
Está comprobado que entre más reñida sea una campaña, más votan los abstencionistas porque sienten que su voto puede significar un cambio. Justo antes de las elecciones presidenciales del 2006, las encuestas mostraban que Álvaro Uribe tenía una intención de voto mucho mayor que cualquiera de los otros candidatos. Uribe tenía el 58,9%, mientras que el candidato del Polo Carlos Gaviria, el segundo más opcionado para ganar la Presidencia, solo registraba el 8,7%. Uribe tenía asegurada su victoria y por esto la abstención fue tan alta.

Fotos: Laura Rico Piñeres
“Entre más grande sea la diferencia entre los dos candidatos con mayor intención de voto, mayor es el número de abstencionistas”, dice Miguel García, especialista en comportamiento electoral de la Universidad de los Andes. Porque si hay algo que motiva a los ciudadanos para salir a las urnas, es saber que no ‘botan’ su voto, que pronunciarse en las urnas puede ser definitivo para determinar quién llega a Casa de Nariño.
Las elecciones presidenciales del 98 fueron uno de esos casos en que la victoria no estaba asegurada para ninguno de los candidatos. La abstención ese año fue del 48%, que aunque suena alta, fue la menor que ha tenido Colombia en los últimos 20 años. Y precisamente es porque la diferencia en intención de voto entre Sanín, Pastrana y Serpa en el 98 era tan leve que nadie se atrevía a pronosticar quién iba a ganar las elecciones.
La menor abstención en los últimos 60 años fue de 41.53%, y fue en 1974, año en el que se acabó el Frente Nacional y se postuló un candidato distinto a los de Partido Conservador o Liberal. La candidata era Maria Eugenia Rojas Correa por la ANAPO, y su posibilidad de ganar era igual de alta a la del candidato del Partido Liberal, Alfonso López Michelsen.
En esas elecciones históricas, muchos abstencionistas salieron a votar con la esperanza de que la hija del dictador Gustavo Rojas Pinilla pusiera fin al acuerdo que hicieron Conservadores y Liberales años antes para repartirse el poder. Propiciar un cambio radical en la forma de hacer política es otro de los incentivos para los abstencionistas.
Y, aunque los ocho años de Uribe en el poder no pueden compararse a los 16 del Frente Nacional, los dos candidatos más opcionados para ganar la presidencia, Mockus y Santos, sí representan el cambio o la continuidad en esta campaña.
“Si usted nunca ha votado, hágalo”, dice una actriz en el video de artistas que apoyan la candidatura de Antanas Mockus, y aunque la campaña de los verdes no es la única que está invitando a los abstencionistas a votar, si depende en gran parte de ellos dado que no cuenta con una maquinaria, salvo la pequeña que tenía el antiguo partido Opción Centro en lugares como Boyacá.
Los jóvenes son el motor de la ‘ola verde’: son quienes han movido su campaña en Facebook, son los protagonistas en las manifestaciones a favor del partido, son quienes han dinamizado la campaña más que las mismas directivas del Partido Verde. Pero, también son quienes por lo general menos votan.
En las elecciones presidenciales del 2006, sólo el 45% de los votantes entre los 18 y 25 años salió a las urnas; comparados a los otros rangos de edad, los jóvenes son quienes tienen la tasa más alta de abstención.


Fotos: Laura Rico Piñeres
El otro gran apoyo de los verdes está en las ciudades, sobre todo en Medellín y Bogotá, ya que Mockus es recordado por su administración en la capital, al igual que sus coequiperos Peñalosa y Garzón, y Sergio Fajardo por su gestión en la alcaldía paisa.
El problema es que en Colombia, a diferencia de otros países y a pesar de que la mayoría de la población es urbana, votan más los que viven en el campo que en las ciudades.
En las elecciones presidenciales del 2006, 59.2% de los citadinos salieron a votar, mientras que en el campo lo hicieron el 69,2%, una parte de ellos movilizados por los políticos. El 76% de la población colombiana vive en ciudades en este momento, pero si los abstencionistas urbanos no se movilizan y lo hacen los votantes del campo, los verdes pueden estar en desventaja.
La última Gran Encuesta, realizada por Ipsos-Napoleón Franco dice que los estratos altos son los más pro-verdes en las ciudades: en los estratos 5 y 6 Mockus duplica en intención de voto a Juan Manuel Santos. Y esto juega al favor del Verde, pues este grupo por lo general siempre sale a votar. Pero juega en su contra ya que los votantes en los estratos altos son pocos comparado con las votaciones de los estratos 1 y 2, donde Juan Manuel Santos va ganando con un 33%.
Juan Manuel Santos ha conseguido votos en los sectores que más salen a votar el día de las elecciones: Los mayores de 50 años, los estratos 1 y 2, y los de la región sur-oriental del país, donde la mayoría de la población vive en el campo.
Los estratos 1 y 2 representan en este momento alrededor del 46% de la población total, por lo que sus votos pueden darle una ventaja a Santos. Pero sus otros apoyos, aunque no son abstencionistas, son poblaciones pequeñas.
En la región Sur-Oriental, 515.767 personas votaron en las elecciones pasadas y ellos solo representaron el 5% de la votación total en el 2006. Y entre los mayores de 50 años, que representan menos del 20 por ciento de la población total, votaron el 75% de los posibles votantes. El problema con los abstencionistas de este grupo es que si se emocionan lo suficiente para votar por Santos, por ejemplo, ya no tienen cómo hacerlo puesto que no se inscribieron. Contrario a los jóvenes que sacaron cédula después de 1988 que quedan automáticamente inscritos para votar y que si deciden hacerlo a última hora lo único que tienen que hacer es mirar en internet la mesa que se les asignó para votar.
En la última encuesta, sólo 7% de los encuestados dijeron que no iban a salir a votar. Pero nunca en la historia de Colombia un porcentaje tan bajo se ha abstenido el día de las elecciones. Una cosa es quedar bien en las encuestas diciendo que van a votar y otra muy distinta es salir a hacerlo el próximo 30 de mayo. De su decisión, depende en gran parte el futuro de esta contienda.