La relación del gobierno de Gustavo Petro con Estados Unidos no fluye bien. Desde Washington, el embajador, Luis Gilberto Murillo, ha señalado a “algunos exfuncionarios que se dedican a hacer un gran lobby en contra”, según dijo hace unos días en la transmisión diaria de Presidencia. Es una referencia velada al papel del expresidente Iván Duque y el exembajador Juan Carlos Pinzón, opositores de Petro y activos en Estados Unidos.

Sin embargo, además de las voces de estos políticos, el cortocircuito central de la relación tiene que ver con la gestión del canciller Álvaro Leyva. Según le confirmaron La Silla dos fuentes diplomáticas, Leyva ha perdido credibilidad y canales de comunicación con congresistas y funcionarios de la administración Biden. Algunos han buscado a otros diplomáticos colombianos por la falta de confianza con el canciller, lo cual entorpece los ritmos de la interlocución.

En especial, la relación bipartidista que Colombia había cuidado tener en el Congreso muestra señales de deterioro abierto. En la Cámara, ahora controlada por el partido Republicano, los congresistas llevaron a cabo una audiencia titulada “El descenso de Colombia hacia el socialismo”. La citación es una muestra de que el gobierno Petro no ha logrado contrarrestar la percepción negativa de un sector influyente del Congreso.

El canciller ha perdido credibilidad en Washington

En la tarde del jueves pasado, la comisión de asuntos exteriores de la Cámara estadounidense habló por cerca de dos horas sobre el gobierno Petro en la audiencia citada por los republicano. La ponente fue la representante María Elvira Salazar, de La Florida, quien ha sido dura crítica del gobierno Petro desde que se reunió con el presidente colombiano en abril.

“Petro dijo que el petróleo es peor que la cocaína, tal vez por eso ha hecho un mayor esfuerzo por combatir la industria petrolera que la del narcotráfico”, dijo Salazar. “Desafortunadamente, Estados Unidos está aplaudiendo su comportamiento”, agregó.

Los representantes demócratas salieron a la defensa de Colombia. Por ejemplo, Joaquin Castro, llamó la atención sobre la política de cambio con la que se eligió el gobierno Petro. “El rol de Estados Unidos no es escoger a los mandatarios, debemos ser responsivos sobre la elección colombiana”, dijo Castro.

Mark Wells, el subsecretario de Estado para Brasil y el Cono Sur, también defendió la relación. “La relación bilateral está pasando por un momento excelente por nuestros acuerdos con el gobierno colombiano sobre medio ambiente y trabajo”, dijo, “hemos sobrellevado muchos obstáculos y confiamos en que nuestra relación bilateral va a seguir por muchas generaciones”, concluyó.

Detrás de este espaldarazo público, hay cada vez una mayor dificultad para llevar mensajes a Bogotá. Por eso, “los funcionarios diplomáticos se saltan al canciller y buscan directamente a Murillo o a alguno de los vices para hablar sobre la relación”, dice una fuente diplomática, que pide la reserva de su nombre para hablar sobre su jefe.

Ese desgaste en la comunicación con la Cancillería quedó en evidencia durante una visita de bajo perfil que hizo el canciller Leyva a Washington entre mayo y junio. El propósito del viaje era hablar sobre las oficinas de migración segura que Estados Unidos abrirá en Colombia para controlar el paso por el Darién.

Durante esa visita, según le confirmaron a La Silla dos fuentes diplomáticas, Leyva insistió en la reducción de sanciones al régimen de Nicolás Maduro. La defensa de los intereses del chavismo es una de las razones por las cuales Colombia ha perdido su rol de bisagra en el proceso político venezolano.

Ese desgaste en las comunicaciones fue evidente desde la visita de alto nivel a Washington, en donde el presidente Petro se reunió con Biden, en abril. Durante el viaje, Petro y el canciller se reunieron con congresistas del partido Republicano, entre ellos con los representantes María Elvira Salazar y Mario Diaz-Balart, ambos de origen cubano.

A la salida de la reunión, Salazar dijo que Petro “es un presidente que no contesta, que divaga, que es lo que los socialistas hacen”. Desde entonces el partido Republicano tiene entre ojos a los representantes del gobierno Petro.

Diaz-Balart es clave porque es el presidente de la subcomisión de Apropiaciones para operaciones en el extranjero de la Cámara, que decide sobre la plata que Estados Unidos envía. Después de la reunión, dijo que si Petro apoya “a actores maliciosos y antiamericanos en nuestro hemisferio, entonces será responsable de destruir los cimientos de la relación entre nuestros países”.

“La reunión con Diaz-Balart no salió bien”, le confirmó a La Silla una fuente que supo de primera mano, que pide la reserva de su nombre para dar detalles del encuentro privado. “Petro y el canciller se salieron del libreto y eso no cayó muy bien en ciertos sectores del Congreso”, explica.

Para rematar, el canciller hizo, en público, otros comentarios que también se salieron del libreto: llamó limosnas a la plata que Estados Unidos manda a Colombia y dijo que estas reuniones se podrían haber hecho en el “departamento de Panamá”, razón por la cual tuvo que disculparse después con el vecino país.

“Murillo es un excelente embajador, pero en Estados Unidos han decidido que no hablan con Leyva sobre el tema de Venezuela, por ejemplo”, dice una fuente diplomática, “no confían en el canciller para hablar sobre esos temas”, explica.

“El embajador Murillo ha logrado contrarrestar esos mensajes, pero la percepción de desorden que generan no ayuda y el embajador se queda solo”, agrega otra fuente.

A pesar de las denuncias sobre la falta de línea de Leyva, una fuente de la Cancillería, que pide el anonimato porque no tiene la vocería sobre este tema, le dijo a La Silla que la relación del canciller con congresistas estadounidenses no es mala. “Solo que han tenido pocos espacios para interactuar, pero es una relación normal”, afirma.

Hasta la publicación de esta nota, La Silla no ha recibido respuesta oficial del canciller Leyva. Pero la oficina de comunicaciones de Cancillería aseguró que la comunicación con Estados Unidos es permanente y fluida.

Desde la Cancillería ha habido acercamientos exitosos con congresistas estadounidenses. Como la visita que lideró el representante republicano August Pfluger, presidente del subcomité de seguridad de la Cámara. “Fue una visita muy buena”, le dijo a La Silla la fuente de Cancillería, “el canciller quedó de reunirse más con congresistas, particularmente republicanos, eso quedó para el otoño”.

No es seguro que Leyva siga en la Cancillería para cumplir esa cita. Según le confirmó una fuente de Casa de Nariño a La Silla, el 7 de agosto se avecina un nuevo remezón ministerial, y el canciller es uno de los ministros que está en la mira.

La amenaza de cortar la ayuda a Colombia

El representante Diaz-Balart era uno de los cubanos-americanos del partido Republicano moderados. Pero como se ha ido desenvolviendo la interacción, incluso ellos han asumido posiciones más duras.

Después de la reunión con Petro, Diaz-Balart ha condenado que Estados Unidos deje de hacer monitoreo de cultivos ilícitos en Colombia y que el país haya expulsado a Juan Guaidó cuando llegó a la conferencia sobre Venezuela. “Una vez más, el gobierno Petro parece ponerse del lado de las dictaduras narcoterroristas en nuestro hemisferio”, trinó el representante sobre este último episodio.

Otro resultado del desgaste es que Diaz-Balart movió en la Cámara baja del Congreso una propuesta para diferir la plata que Estados Unidos le manda a Colombia. Como presidente del subcomité, Diaz-Balart tuvo apoyo para esta propuesta en la Cámara, pero es poco probable que esta avance en el Senado.

“Este es un intento por castigar a los países que tienen una relación con Cuba o con Venezuela”, le dijo a la Silla una fuente que trabaja en una organización latinoamericana en Washington, “nuestra preocupación es que si se reduce el dinero que recibe Colombia, se termine yendo todo a temas de defensa y seguridad”, agrega.

“El lío con las malas comunicaciones del gobierno colombiano en Washington es que esos discursos que promueve el lobby de la derecha calan en los congresistas. Particularmente en la derecha cubano-americana, que está promoviendo una narrativa en la que el mundo se enfrenta a una segunda Guerra Fría y se debe aislar al supuesto socialismo”, concluye. 

Duque y Pinzón llenan los baches de la comunicación

En Estados Unidos hay funcionarios de gobiernos anteriores que trabajan como expertos en tanques de pensamiento o universidades gringas, lo que les ha permitido acercarse a congresistas estadounidenses.

Según cuatro fuentes consultadas por La Silla, que trabajan en el servicio diplomático o en tanques de pensamiento con sede en Washington, son cuatro exfuncionarios que tienen algún grado de relevancia en Estados Unidos: el expresidente Duque, su embajador, Juan Carlos Pinzón, el exvicepresidente Francisco Santos y la excanciller, Carolina Barco.

“El lobby está encabezado por Duque y por Juan Carlos Pinzón, que fue su embajador en Washington”, le dijo a La Silla una fuente diplomática, que pide no publicar su nombre para hablar sobre el detrás de escena de la relación bilateral.

Otra fuente que trabaja en un tanque de pensamiento en Washington, pero prefiere mantenerse anónima, le dijo a La Silla que a los exfuncionarios les han servido espacios como institutos o universidades para conectar con políticos gringos.

El expresidente Duque, por ejemplo, es un “fellow” distinguido en el Wilson Center, un centro de pensamiento con sede en Washington que se reconoce como independiente y no partidista.

Sin embargo, Duque le dijo a La Silla que él no ha hecho lobby en contra del gobierno. “Por mi trabajo en el Woodrow Wilson Center hablo con congresistas, pero no hablamos sobre política colombiana”, dijo el expresidente, “no estoy para hacer lobby ni a favor ni en contra de temas de Colombia, de hecho el centro no hace lobby”, insistió.

En el último año, según sus redes sociales, el expresidente ha participado en 15 actividades entre conversatorios, reuniones con congresistas y viajes organizadas por el Wilson Center. En la agenda publicada no hace referencia a ningún tema de Colombia. Sin embargo, en entrevistas, en trinos y en intervenciones públicas, Duque sí ha sido un opositor vehemente a Petro, con quien sostiene controversias periódicas directas.

En universidades, el exembajador Pinzón ha hablado de la gestión del gobierno. En febrero, por ejemplo, en la Universidad de Arizona advirtió que es cuidadoso al hablar sobre Colombia, pero que el país “está empezando a retroceder poco a poco y eso se puede acelerar hasta el punto de poner al país en una situación complicada”. Sobre el lobby, Pinzón le dijo a La Silla que no se ha reunido con nadie.

Por su lado, Francisco Santos le dijo a La Silla que él es muy activo en Estados Unidos, “y me reúno con amigos y comento, pero es la misma opinión que publico en mis columnas”, dice. Pero afirmó que “aquí no hay un lobby organizado en contra del gobierno”.

“Nos ha pasado que llegamos al Congreso en Estados Unidos y congresistas nos preguntan si un tema es cierto, nosotros hacemos un esfuerzo por desmentirlo. Cuando les preguntamos quién les dijo explican que fueron exfuncionarios del gobierno colombiano”, dice una fuente de Cancillería.

Sin embargo, dos fuentes diplomáticas dicen que el verdadero peso de los voceros de la derecha colombiana en la relación bilateral es menor y que el problema de la comunicación con Washington pasa por la falta de interlocución que tiene el canciller Leyva en Estados Unidos. 

A pesar de los baches en la comunicación con Washington, y como quedó en evidencia después del debate del jueves, “la relación entre los dos países sigue siendo muy fuerte, muy cercana”, dijo Francisco Palmieri, embajador estadounidense encargado en Colombia, ayer en entrevista con Noticias Caracol. “Colombia sigue siendo el aliado más importante que tenemos en el hemisferio”, agregó Palmieri. 

Soy periodista del En Vivo y también escribo sobre política exterior, la relación con Venezuela y migración. Estudié historia y ciencia política, con énfasis en relaciones internacionales y periodismo, en la Universidad de los Andes.