La decisión del Procurador General de la Nación de ordenar la destitución del Alcalde de Bogotá y su consecuente inhabilidad para ejercer cargos públicos por quince años produjo varios efectos contrarios a los que Ordóñez esperaba. Él dirá que su decisión es jurídica –cosa que no cree nadie- y que por tanto no repara en las consecuencias políticas de sus decisiones. Estos son sus cinco efectos políticos.
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La decisión del Procurador General de la Nación de ordenar la destitución del Alcalde de Bogotá y su consecuente inhabilidad para ejercer cargos públicos por quince años produjo varios efectos contrarios a los que Ordóñez esperaba. Él dirá que su decisión es jurídica –cosa que no cree nadie- y que por tanto no repara en las consecuencias políticas de sus decisiones.
Todos los efectos eran previsibles y obvios por lo que algunos creíamos que el Procurador no iba a cometer la torpeza de sancionar de la manera como sancionó a Petro. Veamos:
- Petro pasó de alcalde mediocre a víctima del establecimiento
- La Alianza Verde se ganó una lotería
- Robledo resultó ser el gran perdedor
- Revivió la reforma a la justicia con la Procuraduría como un capítulo urgente
- Se consolidó una alianza impensable: Ex EME y Partido Comunista
1. De Alcalde errático a líder nacional
La mayoría de los ciudadanos de Bogotá hemos calificado como mala la gestión del Alcalde Petro. Su imagen favorable rodeaba el 30 por ciento y el descontento, medido en las encuestas, se percibía en el ambiente. La arbitrariedad de Ordóñez se convirtió en una gran oportunidad para Petro y la ha aprovechado bien.
Los deseos incumplidos del Alcalde se alcanzaron como milagrosamente en un solo día. Quería ser protagonista en el proceso de paz y pasó de ser despreciado por las Farc – que afirmaban que “ni siquiera guerrillero fue”- a ser objeto de comunicados públicos y de apoyos expresos.
Quería ser reconocido internacionalmente y de haber logrado un par de premios menores otorgados por firmas tan cuestionadas como Siemens, pasó a pronunciamientos de alguna agencia del sistema de Naciones Unidas, una declaración del embajador de los Estados Unidos, una carta de un grupo de parlamentarios europeos, una carta de la asociación de alcaldes de América Latina, y la lista sigue.
Quería tener una imagen mayoritariamente favorable y de ser uno de los alcaldes con peor calificación pasó de la noche a la mañana a tener un 20 por ciento más de apoyo ciudadano de lo que tenía en promedio.
Petro es un gran ganador de todo esto. Probablemente tendrá que dejar la Alcaldía –la tutela es la única esperanza verdaderamente eficaz para que se quede, lo demás es retórica- pero en el mediano plazo ganará la pelea jurídica (Ordóñez las pierde casi todas), le levantarán la inhabilidad y será un candidato presidencial muy importante en el 2018, ya sin el recuerdo de su pésima gestión en Bogotá.
2. Los “Verdes” duplican sus expectativas electorales
Un día antes de la destitución de Petro, la Alianza Verde había logrado meter a “Raimundo y todo el mundo” en su lista al Senado. La Unión Patriótica, el Partido Comunista, la Marcha Patriótica, las dignidades, y un largo etc., además de tener a Antonio Navarro en la cabeza de lista. Eso solo les aseguraba el umbral, pero la expectativa de votos no pasaba de los 700.000. Ahora razonablemente piensan en superar el millón de votos y llegar a entre 8 y diez curules.
Aunque Navarro ha sido moderado en sus declaraciones no hay duda que la solidaridad que se ha generado a favor de Petro tendrá varios efectos en las elecciones del próximo 9 de marzo y uno de ellos será el aumento de la votación a favor del líder de los progresistas y especialmente del que se deposita solo marcando el logo del Partido. Sin tener mucho que ofrecer encontraron una “causa movilizadora”, algo que en política es dificilísimo de conseguir.
3. El Polo se margina de todo
A Jorge Robledo la gente lo califica como el mejor senador de Colombia. Su gestión en el Congreso genera admiración pero su actuación como político ha resultado, al menos por esta vez catastrófica. El Polo se ha marginado del proceso de paz por “michicatiarle” a Santos el apoyo. El Polo quedó descolocado en esto de Petro. El Polo perdió lo que parecía su mayor logro: las “dignidades”, esos movimientos que afectaron tanto al Gobierno en los paros de hace unos meses, los cuales ahora están en su mayoría con Petro y por tanto con los “verdes”.
4. La Procuraduría en la mira
Aunque académicos tan respetables como Rodrigo Uprimny llevaban meses señalando no solo los peligros, sino incluso la inutilidad de la Procuraduría, esas eran unas ideas sin ninguna viabilidad política de salir adelante. Se adelantó una “reforma a la justicia” que en realidad era una revisión al sistema de controles y no se incluyó a la Procuraduría, porque se creía que todo estaba bien.
Ordóñez ha abusado tanto de su poder que hay prácticamente un consenso de que hay que reformar las facultades de la Procuraduría. No habrá nueva “reforma” institucional, cualquiera que ella sea, que no incluya un capítulo sobre el Ministerio Público. El gran logro de este Procurador será haber demostrado los peligros de una especie de “monstruo dormido” ahora atizado por radicalismos de derecha.
5. Los EMES vuelven al redil
La historia es larga. Una gran parte de los militantes del M 19 pasaron por las Farc y/o por el Partido Comunista, pero, primero se declararon disidentes y se fueron con esa nueva guerrilla y luego, cuando firmaron la paz con el Gobierno, fueron duramente cuestionados por las Farc y los movimientos de izquierda más radical. Traidores era el calificativo. Hace solo unos meses Andrés París dijo, cuando le preguntaron por Petro, que él creía que ni guerrillero había sido y todos los coqueteos del Alcalde para meterse en el proceso de La Habana habían sido literalmente despreciados por las Farc.
Esa historia cambió en forma radical en estos días, primero con la conformación de la lista al Senado de la Alianza Verde y después con la muy activa participación de los militantes de estos sectores en la movilización a favor de Petro. Las banderas rojas con la hoz y el martillo se destacaban en la concentración del lunes y su apoyo ha resultado crucial para llenar la Plaza de Bolívar estos días.
Pareciera que, tras la bajada de Navarro, Aída Abella fuera la candidata presidencial de este sector político.
ADENDA: Unos abogados, respetables algunos otros no tanto, se inventaron la teoría de que el Procurador no puede ordenar la destitución de Petro porque el artículo 323 de la Constitución dice que “en los casos taxativamente señalados por la ley, el Presidente de la República suspenderá o destituirá al alcalde mayor”. La tesis es tan rebuscada que no merecería ni un comentario si no fuera porque se ha vuelto la defensa central del Alcalde y algunos medios la han presentado como si se hubiera descubierto el salvavidas. Desafortunada y afortunadamente no es así, al menos por la tres siguientes razones.
Esa es una formula vieja, así funciona para todos los funcionarios destituidos por la Procuraduría. Ese órgano “ordena su destitución” y en el caso de los elegidos el Presidente o el Gobernador es quien los destituye, así como a los funcionarios no elegidos los destituye el nominador.
Eso que dice el artículo 323 que transcribí es lo mismo que dice para otros funcionarios como los gobernadores (para solo citar un ejemplo) y por tanto no es ni un gran descubrimiento, ni es una especie de fuero que tenga el Alcalde de Bogotá. El artículo 304 de la Constitución dice: “El Presidente de la República, en los casos taxativamente señalados por la ley, suspenderá o destituirá a los gobernadores”. El artículo 323 dice que el Presidente destituye al Alcalde en los casos señalados por la ley y uno de ellos es el de la solicitud del Procurador:
ARTICULO 44 del Estatuto de Bogotá DESTITUCION. El Presidente de la República destituirá al alcalde mayor:
1. Cuando contra él se haya dictado sentencia condenatoria de carácter penal.
2. Cuando así lo haya solicitado el Procurador General de la Nación, y
3. En los demás casos previstos por la Constitución y la ley.
Digo que afortunadamente esta no es la fórmula salvadora no porque quiera que destituyan al Alcalde Petro, con lo que estoy totalmente en contra, sino porque en medio del desespero han llegado a la absurda tesis de que es el Presidente el que podría hacerlo¿Se imaginan a ustedes, por poner un ejemplo, a Uribe con la facultad de destituir Alcaldes? ¿Cómo puede afirmarse sin sonrojarse que es más garantista que a un Alcalde elegido popularmente lo destituya el Presidente, que puede ser su enemigo político, a la Procuraduría que mal que bien debería ser un organismo independiente? La defensa de Petro pasó de la tesis –esa sí razonable- de que la destitución debería ser decretada judicialmente ¡a que podría se ordenada por el Presidente!