Carlos Fernando Galán volanteando en Campaña por la carrera Séptima.

El alcalde electo de Bogotá, Carlos Fernando Galán, tiene todo a su favor para ser el mandatario que logre intervenir la Carrera Séptima, la vía más emblemática de la ciudad. 

La Séptima es importante para los ciudadanos porque tiene 474 años de historia, recorre la ciudad desde el barrio 20 de julio, en la localidad de San Cristóbal hasta la Caro, en el límite con el municipio de Chía. Por ahí se llega a la plaza de Bolívar, al Congreso, al Parque Nacional, al Museo Chicó, a edificios de entidades financieras y por esa vía se ven las mayores manifestaciones sociales. También se mueven cerca más de 18 mil personas por hora y por sentido.

Pero, al mismo tiempo, en el corredor hay trancones interminables, está lleno de huecos, desniveles, poca iluminación y edificios a punto de caerse. Y tras 25 años y siete intentos fallidos, ningún alcalde en la ciudad ha podido intervenirla.

Galán llega al Palacio Liévano con la tarea de cambiarle la cara a esa vía. Pero no es del todo sencillo porque recibe la obra en medio del lío jurídico sobre el que se fallará a más tardar el lunes, y una licitación que estaba abierta con propuestas de consorcios para un tramo.

¿Cómo va el proyecto de la Séptima? 

Aunque Claudia López prometió en campaña y en su plan de desarrollo e hizo un acuerdo con el Polo de no hacer una troncal de Transmilenio, finalmente, el proyecto que presentó es una troncal con carriles exclusivos para buses articulados eléctricos (y biarticulados en el tramo norte) y estaciones.

Es un proyecto que cuesta 2,7 billones de pesos, muy similar al de Enrique Peñalosa aunque le hizo mejoras en tres aspectos: es más protector de edificaciones con valor patrimonial, les da más espacio a los peatones y más espacio a las bicicletas, y les quita espacio a los carros particulares (no se podrá ir de la calle 92 al centro). 

Pero como sigue siendo una troncal de Transmilenio, la propuesta no cayó bien. Y dos ciudadanos, Diego Escallón y Juan Sebastián Mantilla, demandaron el proyecto. Y un juez les concedió las medidas cautelares que implicaban frenar el proceso de licitación. Los demandantes hacen parte del Nuevo Liberalismo, el partido del alcalde electo que también tiene reparos con la obra.

López ya había recibido propuestas de consorcios para adjudicar el tramo de la calle 100 a la 200. Así que la Alcaldía y los oferentes que ganaron el tramo de la licitación tutelaron la medida, alegando, entre otras, que se está “malinterpretando” el plan de desarrollo. Que se perderían 79 mil millones de pesos (equivalentes a todos los estudios que se han hecho para la Séptima desde 2002) y que se incumpliría con el compromiso que tiene el gobierno distrital de desarrollar un proyecto en esa vía que se alimente la primera línea del metro. También han defendido que la troncal no es exactamente igual a la del proyecto de Peñalosa. 

Pero esos argumentos, al tiempo, tienen otros contraargumentos. Por ejemplo, el plan de desarrollo en el artículo 105 sí dice: “En ningún caso el corredor verde incluirá una troncal de transporte masivo como la que se planteó en el proyecto diseñado por el Instituto de Desarrollo Urbano durante 2017 y 2018”.

Y para cumplir con el compromiso de hacer una obra que alimente la primera línea del metro por la Séptima no obligatorio que se tenga hacer el proyecto que propone la alcaldesa. Se podría proponer otra.

Dependiendo de lo que decida el Tribunal Superior de Cundinamarca para Galán quedan estos caminos. 

Si levantan las medidas cautelares 

El alcalde electo le dijo a La Silla que si levantan las medidas cautelares, como busca la Alcaldía, le pediría a la saliente mandataria que no vuelva a abrir la licitación. “Sin duda le pediría eso (…) Yo creo que sería un error tratar de adjudicar una obra así después de que todos los candidatos manifestamos reparos”, dijo. En campaña ya había firmado una carta para pedirle que no la adjudicara. 

De nueve candidatos, el único de acuerdo con la obra era Juan Daniel Oviedo.

López, a su turno, le dijo a La Silla que esperará la decisión del juez. Pero es posible que ceda a no abrir la licitación en aras de mantener el buen ambiente con el que se ha llevado el proceso de empalme. Y si no la abre, Galán llegaría a rediseñar el proyecto con el propósito de que se pueda ir de la calle 92 al centro en carro particular. El tramo norte quedaría tal como está.  

Para hacer ese cambio, y como la Séptima no es tan ancha en ese tramo, “habría que sacrificar espacio de buses o ciclistas”, explicó el experto en movilidad y docente universitario, Darío Hidalgo. “En la Séptima para que alguien gane espacio, otros tienen que perderlo”.

Si la alcaldesa abre la licitación, y con el poco tiempo que le queda, podría llegar a recibir ofertas de los empresarios que quieran construir la obra, pero difícilmente podría contratarla. 

Ya hace unas semanas ese proceso de licitación había sido declarado desierto porque no hubo proponentes para los tramos de la calle 24 a la 76 y de la 76 a la 99, justo por el riesgo de las demandas. 

Pero en el caso (menos probable) de que sí se reciban las propuestas, entonces Galán llegaría en enero con dos opciones: adjudicar la obra, y hacer lo que hizo López con proyectos como el de la troncal de la avenida 68, que la licitó porque ya había propuestas de consorcios. Eso pese a que también había prometido no hacerla. 

O Galán podría revisar en todo caso la licitación y rediseñarla, como dice su plan de gobierno. Es posible en ese escenario pase esto porque Galán le dio palo a López justamente por “mentirles” a los electores con sus promesas. 

Aunque tiene el riesgo de que los oferentes que trabajaron en el proceso demanden por las falsas expectativas que el Distrito generó.

Si no levantan las medidas cautelares

Si no se levantan las medidas cautelares vía tutela, el proceso jurídico queda en manos del juzgado 35 Administrativo de Circuito de Bogotá, que fue justamente el que concedió las medidas que suspendieron provisionalmente el proyecto de la Séptima. 

Ahí todo depende del tiempo en el que falle la justicia. 

Si fallan antes de que se acabe la administración de Claudia López y le dan la razón a López, se vuelve al escenario posible de que ella deje a discreción del alcalde abrir o no la licitación. 

Si falla después de que se termine este gobierno y falla a favor de López, Galán vuelve al escenario de dejar el tramo norte tal como está, que es lo que dijo que iba a hacer, y rediseñar los otros tramos. 

Y si falla después de que se termine el gobierno de Claudia y en contra del proyecto, lo que pase en la Séptima se decidiría vía plan de desarrollo que se aprueba en el Concejo de Bogotá. 

Ahí Galán tiene una ventaja para hacer su cambio porque llega con 22 concejales de 45 a su favor y se le pueden sumar fácilmente los siete uribistas y los cuatro de la coalición de Cambio Radical- Mira y La U.

Galán tiene un viento más favorable para cambiar la Séptima

Si Galán logra rediseñar la Séptima es muy posible que se la aprueben en el Concejo porque llegó con una gobernabilidad amplia. Pero además tuvo una votación histórica que le da legitimidad, entre otras, a lo que él propone para la Séptima. 

Así que reviviría el corredor con el ajuste de darles más espacio a los carros particulares, con un proyecto que en todo caso sería similar al de López, que a su vez es muy similar al de Enrique Peñalosa. 

En cualquier escenario, Galán tendrá que enfrentar las críticas y futuras demandas que vengan a su proyecto porque hasta ahora ningún diseño en 20 años ha logrado el consenso sobre qué hacer en este corredor.

Soy periodista de Bogotá en La Silla Vacía. Estudié periodismo en la Universidad Externado y después trabajé en la Revista Semana. Allí cubrí cultura e informes especiales en un comienzo y más tarde Bogotá y confidenciales. Me pueden escribir a pdoria@lasillavacia.com o a @PaulaDoriaG en Twitter.