El descontento con Santos II por los puestos no es exclusivo de La U. A pesar de haber sido consentidos en el gabinete con seis altos cargos, un sector del liberalismo también se queja por la poca burocracia que están manejando en el segundo tiempo de este Gobierno.
El descontento con Santos II por los puestos no es exclusivo de La U. A pesar de haber sido consentidos en el gabinete con seis altos cargos, un sector del liberalismo también se queja por la poca burocracia que están manejando en el segundo tiempo de este Gobierno.
La queja es la misma que en La U: que la representatividad que supuestamente les dieron en el gabinete la tienen técnicos y que eso no se está traduciendo en puestos.
Una persona del Partido Liberal le dijo a La Silla que la queja es pan de cada día en las reuniones de bancada, especialmente entre algunos representantes. “(Esos representantes) dicen que cuando van a región les toca apagar el celular porque ya no saben cómo cumplirle a los líderes regionales que les piden ayuda para un puesto”.
“El descontento es enorme. (el ministro del Interior Juan Fernando) Cristo empezó por el Senado y allá los despachó a todos pero en la Cámara nada de nada. Nos tienen en sequía”, dice un representante.
Los liberales en el gabinete son los ministros de Justicia Yesid Reyes, Diego Molano de Tics, María Ángela Holguín en Cancillería, Alejandro Gaviria en Salud, Cristo en Interior y Simón Gaviria en la dirección de Planeación. Pero según dos congresistas del partido consultados por La Silla en la práctica los funcionales que tienen relación con la bancada y se dejan hablar temas de representación son Cristo y Simón Gaviria. De los otros, esas dos fuentes dicen que a veces ni les pasan al teléfono (precisamente lo que la mayoría de ciudadanos que rechazan el clientelismo esperan de sus ministros).
“Sobre todo los representantes nuevos están ansiosos, hay incertidumbre. Uno que ya tiene más experiencia sabe que eso toma tiempo”, dijo una de las fuentes. Por eso la queja se siente hoy sobre todo en la Cámara donde varios legisladores quedaron endeudados en sus regiones y necesitan pagar favores políticos con puestos.