Para mañana está convocado un paro en la salud. Los principales promotores del paro son grupos médicos que, curiosamente, parecían ser los menos opuestos a la reforma después de que el gobierno apoyó su propuesta de ley estatutaria, pero que volvieron a revivir por una propuesta del ministro Alejandro Gaviria que entró a la reforma ordinaria hace poco.

Para mañana está convocado un paro en la salud. Los principales promotores del paro son grupos médicos que, curiosamente, parecían ser los menos opuestos a la reforma después de que el gobierno apoyó su propuesta de ley estatutaria, pero que volvieron a revivir por una propuesta del ministro Alejandro Gaviria que entró a la reforma ordinaria hace poco.

 

La oposición de los médicos no es nueva. Le han hecho oposición por lo menos desde principios de año, pero tras el éxito de sacar adelante la ley estatutaria venían siendo los grandes ganadores de toda la reforma: gracias a ella habían recuperado buena parte de su autonomía, que era una de sus viejas revindicaciones. Esta les permite recuperar parte de la libertad que tenían antes de la Ley 100 para definir libremente los procedimientos y medicamentos que necesitan los pacientes sin depender de las directrices del Ministerio o de las EPS.

Pero una propuesta de Alejandro Gaviria, que quedó en el proyecto de ley aprobado por el Senado, los volvió a meter en el debate.

El articulito

Uno de los problemas que afecta el acceso a la salud, según el análisis de Gaviria (construido a partir de encuestas, de audiencias públicas y de un estudio que hizo hace algunos años el hoy viceministro Fernando Ruiz), es que para las personas es muy difícil acceder a citas con médicos especialistas.

En el país hay menos de 200 médicos en algunas especialidades claves, como endocrinología o reumatología, y se concentran en las grandes ciudades. Como solo ellos pueden hacer algunos procedimientos o definir algunos tratamientos, en la práctica es común que los pacientes se queden sin recibir los servicios.

Actualmente solo las universidades pueden formar especialistas. El lío es que en muchos casos los cupos que se ofrecen son muy pocos, y por eso la cantidad de especialistas crece a un ritmo muy bajo y por debajo de la demanda.

En parte esto se debe a que para una universidad no es sencillo obtener el registro calificado por el Ministerio de Educación, un proceso que según un decano de medicina se puede demorar más de un año.

Pero también se debe en parte a que algunas especialidades han aprovechado su poder, en diferentes momentos, para cerrarle la entrada a más especialistas. Eso ha funcionado, esencialmente, porque para una especialización es necesario que médicos ya especialistas sean quienes acepten ser tutores de los estudiantes (conocidos como residentes) en los hospitales. Si hay pocos tutores, habrá pocos estudiantes, y eso ha ocurrido por ejemplo en el caso de los cirujanos plásticos.

Para superar ese cuello de botella, el Ministro le metió un nuevo capìtulo a la reforma a finales de agosto, a tiempo para su segundo debate. Entre lo que entró, y que inicialmente pasó desapercibido, está un artículo que permitiría a los hospitales formar especialistas, una formación que actualmente solo pueden hacer las universidades. La intención es que al permitir que alguien más haga la formación haya una oferta mayor de cupos para especialistas.

Una propuesta complementaria es que el Ministerio sea quien defina, a través de un examen público nacional o una medida similar, quiénes ingresan a una especialidad.

Una vez aprobado el proyecto en la plenaria del Senado hace dos semanas, el artículo empezó a despertar la atención de los médicos, y con eso se volvió a alborotar el avispero.

Las criticas

La propuesta empezó a cosechar críticas de varios lados, y con eso la reforma se ganó más opositores.

Por un lado, los médicos especialistas, que están reunidos en la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, han dicho públicamente que es una mala solución. Esa Asociación tiene además un superpoderoso de la salud: Carlos Francisco Fernández, presidente del gremio, periodista y guía de editoriales de El Tiempo como el de hoy.

Eso le da una exposición mediática importante a las posiciones del gremio y ha servido para que con esa voz potente, otros grupos se hayan ido sumando. Aunque los médicos tienen varias agrupaciones, en la cúpula está la Junta Médica Nacional, que está apoyando la posición de los especialistas.

La Asociación Nacional de Internos y Residentes (Anir), que es una asociación de los estudiantes de especialdiades, se ha puesto claramente de su lado. Su presidente, Carolina Corcho, dice que las cifras de déficit de especialistas que muestra Gaviria no tienen un sustento sólido, con lo que ataca la necesidad misma de la propuesta.

El resto del debate

Esa oposición de los médicos se suma a otras posturas críticas, y podría enredar más el futuro de la reforma.

Por ejemplo, la posición de la Anir no se limita a criticar el punto específico de la formación de especialistas en hospitales. La Asociación señala que la reforma permite que la salud siga siendo un negocio  y la Anir de Antioquia decidió salir a marchar en alianza con Asmedas, la asociación de médicos cuya cabeza es el ex representante a la Cámara por el Polo Germán Resyes.

Por eso, en las movilizaciones de mañana no solo estarán los médicos sino los opositores a la reforma en su totalidad.

En este ambiente también tratarán de posicionarse otros opositores a las reformas, como quienes se oponen a que se mantenga la posibilidad de que los gestores (el nombre que recibirán las EPS con la reforma, en la que pierden el manejo del dinero pero siguen siendo intermediarios que buscan pagar lo menos posible por los servicios) sigan siendo intermediarios entre los prestadores de servicios y los usuarios.

Esa oposición a toda la reforma se suma a otras más puntuales como la de las farmacéuticas (que no quieren más controles a los precios de los medicamentos ni que el Ministerio de Salud se pronuncie antes de que les entreguen patentes), las EPS (que quieren mantener el control del dinero) o las clínicas y hospitales (que quieren impedir que los futuros gestores sean dueños de clínicas de primer nivel).

La suma de esos intereses que se oponen a puntos espefícos de la reforma y que tienen mucho poder, más la oposición más amplia de quienes opinan que la reforma es neoliberal, son las que tienen a Gaviria pensando en un plan B desde antes de que el Senado aprobara el proyecto.

La pregunta es si el ministro, que revivió la oposición de los médicos y encima metió a las universidades en el debate con la propuesta de la formación de los especialistas, la va a retirar para bajarle la presión a la reforma, y si va a cambiar otros puntos para pisar menos callos y sacar adelante el corazón de la reforma. Al fin y al cabo, el presidente Santos se ha comprometido públicamente con la reforma: el viernes, Santos dijo que “sería el mejor regalo de Navidad” para los colombianos. La pregunta no es solo si el regalo existe, sino finalmente cómo va a quedar.

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.