Mientras la candidata recoge firmas, el conservatismo de Andrés Pastrana quiere revivir su partido para que el candidato que presente a la alianza del No tenga apoyo político.
Mientras Marta Lucía Ramírez recoge firmas desde hace dos semanas para convertirse en la candidata de Álvaro Uribe en el 2018, su aliado el ex presidente Andrés Pastrana intenta revivir su antiguo partido Nueva Fuerza Democrática para garantizar que ella tenga una lista propia al Congreso que la haga competitiva frente al candidato que escoja internamente el Centro Democrático.
Según una persona que trabaja para la campaña de Marta Lucía, han recogido hasta ahora poco más de 230 mil firmas, y necesita casi el doble para poder pasar tranquila el filtro de la Registraduría e inscribirse como candidata independiente.
Ramírez aspira a que cuando ella se inscriba antes del 13 de diciembre, el Centro Democrático ya tenga definido a su candidato, que todo indicaría que lo elegirá el 19 de noviembre, y ahí sí definir las reglas de juego de la alianza del No.
“Si mañana vemos que toca esperar hasta marzo (para escoger al candidato de Uribe) yo diría que no puedo estar”, nos dijo Marta Lucía. Ella cree “lógico” que tanto pastranistas como uribistas escojan este año a los candidatos de la alianza, y que vía consulta o una encuesta en marzo se escoja al que finalmente llegará a primera vuelta.
Como en esa eventual consulta, no tener una lista de posibles candidatos al Congreso que impulsen su trabajo en las regiones y en el mismo legislativo si llega a ser la aspirante la pondría en desventaja frente al candidato del Centro Democrático, el expresidente Pastrana ha comenzado a moverse para garantizar que no tenga esta debilidad.
A través de su compromisario Camilo Gómez (quien fue fórmula vicepresidencial de Ramírez en 2014), solicitó hace tres semanas al Consejo Nacional Electoral, que le devuelva la personería jurídica de su partido Nueva Fuerza Democrática, que creó a finales de la década de los ochenta y se anexó oficialmente al Partido Conservador en 1998.
Paradójicamente, lo hizo amparado en el Acuerdo de Paz que rechazaron, cuyo punto dos permite “ampliar las garantías democráticas” y facilita la creación de partidos.
Si el CNE le da la razón, Pastrana tendría la personería jurídica de su Partido y arrancaría a buscar candidatos para darle fuerza a la campaña de Ramírez o en un lejano escenario, del ex procurador anulado Alejandro Ordóñez que se le ha ido acercando o del ex ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde que también le coquetea.
“Al final de eso se trata, de presentar candidatos al Congreso”, nos dijo el también excomisionado de paz Camilo Gómez.
Por la misma razón, dentro del uribismo también los candidatos se mueven para incluir en las listas a candidatos afines a los aspirantes para cumplir su objetivo de tener 30 senadores y alrededor de 40 representantes a la Cámara.
Por ejemplo, los precandidatos Iván Duque y Rafael Nieto tienen de su lado a congresistas ya activos e impulsan campañas de otros, como Miguel Gómez (quien aspira al Senado y es el jefe de campaña de Nieto) o Juan José Uscátegui, hijo del general Uscátegui que aspira al Congreso del lado de Duque.
A eso se suman que congresistas como Alfredo Ramos, Samuel Hoyos y Álvaro Hernán Prada están de lado de Nieto, mientras que Duque tiene aliados en la bancada como José Obdulio Gaviria, Alfredo Rangel y Everth Bustamante.
La mecánica de la coalición
Aunque dos personas cercanas a Marta Lucía nos dijeron, por aparte, que la estrategia de Uribe es “amarrar al candidato de la coalición al Centro Democrático para condicionarlo a lo que diga su partido”, por ahora tener la desventaja de no contar con congresistas a su favor no la trasnocha.
“Yo tengo un vuelo y carácter propio”, nos dijo en referencia a que no se ve “amarrada” a lo que diga Uribe. “Si (el uribismo) tiene 70 congresistas sería una maravilla, pero lo importante es tener un acuerdo de mínimos de la coalición”, nos dijo la precandidata.
”Tengo vuelo propio. Lo importante es tener acuerdos de mínimos”
Y aunque los compromisos políticos son tratados por Pastrana y Uribe por aparte y solo han hecho declaraciones en torno a “reactivar el empleo y mantener la institucionalidad” como pilares de la agenda de la alianza, Marta Lucía dice que tiene unos mínimos para poner sobre la mesa de dicha coalición.
“Hay que ir construyendo poco a poco, no es simplemente una alianza para ganar y punto. Hay que tener capacidad de gobernar y tener una responsabilidad de coalición. Hablar de Estado austero, de economía en el sector privado y cambios en el famoso Acuerdo. Sobre esa hoja de papel es que uno dice ‘cómo hacemos’”, nos dijo.
Todavía falta mucho, en todo caso, para pronosticar cómo se desarrollará la coalición del No.
Sobre todo porque todavía podrían surgir otros aspirantes de centro derecha como Juan Carlos Pinzón, quien de ladito coquetea con el uribismo, o el exgobernador Luis Alfredo Ramos, quien pese a que su proceso por parapolítica sigue pendiente de la Corte y fue mencionado en supuestas coimas a magistrados, este miércoles se inscribirá como militante del uribismo.
Un congresista uribista nos dijo que una salida para Marta Lucía sería que se inscribiera como militante de uribismo. Sin embargo, Ramírez no ha considerado esa opción.