Más allá del “pánico” de Petro, al sistema de salud le va bien en la Ocde

“Pánico en la salud es tener la peor tasa de mortalidad materna de la Ocde”, escribió el presidente Gustavo Petro este fin de semana. El trino respondía al artículo de portada de la revista Semana, que había titulado precisamente “Pánico en la salud”, para hablar sobre la controversia entre la ministra Carolina Corcho y el sector salud por una posible reforma que acabe con las EPS.

Esa misma cifra fue retomada hoy por la minSalud Corcho durante un foro, para resaltar los problemas del sistema de salud colombiano. Sin embargo, una mirada más amplia a cómo Colombia se mide con otros países de la Ocde, el club de países ricos, deja al sistema bien parado y lejos del pánico.

1. La mortalidad infantil y materna sí es alta, aunque viene cayendo

Como dijo Petro, sí es cierto que Colombia tiene la peor tasa de mortalidad materna comparado con el grupo de países ricos de la Ocde, a la que pertenecemos como el país más pobre en términos de PIB per cápita. El dato, sin embargo, ha caído un 50% por ciento desde los 2000.

En el trino, Petro también dice que Colombia duplica “la tasa de mortalidad infantil del último año”. No es claro si esto significa que la tasa de Colombia es más del doble que el del promedio de la Ocde o si Colombia, de año a año, duplicó su propia tasa de mortalidad. 

Si es lo primero, es cierto. Con 16,8 niños con menos de un año que murieron por cada 1.000 nacimientos en 2020, la tasa más que duplica el promedio de la Ocde de 4.2 para 2019. 

Si es lo segundo, es falso. Aunque más lento que sus vecinos, el país tiene una caída sostenida en su tasa de mortalidad infantil, según los datos reportados por la Ocde.

Sin embargo, este dato no es el mejor indicador para medir el sistema de salud. Según un análisis de 2021 del Dane, los factores más determinantes sobre la tasa de mortalidad infantil son las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) y el nivel educativo de la madre. Por eso, concluye, que es necesario mejorar tanto las condiciones socioeconómicas de las familias como el acceso al sistema de salud. 

2. Excelente en autoreporte de salud, regular en expectativa de vida

En 2021, la Ocde hizo un informe titulado “Health at a glance” de 24 indicadores básicos, organizados en seis dimensiones de la salud y los sistemas sanitarios. La primera dimensión tiene cuatro indicadores de salud que, según la organización, reflejan la calidad y la cantidad de vida en general: la expectativa de vida, la tasa de muertes que pudieron haberse evitado o tratado, el porcentaje de personas con una enfermedad crónica como la diabetes y la tasa de personas que consideran tener mala salud. 

A Colombia le va bien en todos, aunque en la esperanza de vida (76.7 años) está por debajo del promedio de la Ocde (81 años), y de países como Chile o Costa Rica, que tienen una expectativa de 80 años. Sin embargo, Colombia está por encima de otros como México y Hungría, y tiene el cuarto salto más grande entre 1970 a 2019: la esperanza de vida aumentó 28.7 por ciento.

A pesar de su desventaja en PIB per cápita, Colombia tiene el mejor dato de lejos en el autoreporte en salud. Solo 1.3 por ciento de las personas mayores de 15 años consideraron que tenían una mala salud en 2019, mientras que el promedio de la Ocde fue de 8.5 por ciento. 

Sin embargo, Andrés Vecino, investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, le dijo a La Silla que ese dato debe tomarse con pinzas. “Si usted va a países donde son más conscientes de enfermedades como la ansiedad o la depresión, quizás la gente lo reporta más porque los entienden. También es un tema de alfabetismo sobre la salud que afectan indicadores como ese”.

3. Bien en muertes evitables y enfermedades crónicas

En cuanto a las muertes que pudieron evitarse o tratarse por cada 100 mil personas, en Colombia el dato es de 237: mejor que en países como México (366), Polonia (268) e incluso Estados Unidos (265). 

Y, en cuanto a enfermedades crónicas, como diabetes, Colombia está mejor que los países latinoamericanos de la Ocde y también de Estados Unidos, Turquía y Alemania, pero por debajo de otros como Polonia y Hungría.

Y el número de casos de cáncer durante 2020 fue de 182 por cada 100 mil personas, lo que lo deja en el quinto puesto con menores casos de todos los países de la Ocde, por debajo de México y Chile. Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos duplican cada uno el número de casos de cáncer de Colombia. En mortalidad por cáncer, Colombia tiene el tercer número más bajo del grupo de países, superado por México y Turquía.

4. El sistema tiene buena cobertura, calidad y cuida el bolsillo, aunque la satisfacción cojea 

Otra dimensión que usa la Ocde para comparar la salud y los sistemas sanitarios entre países es el acceso y la calidad del sistema. Según sus datos, Colombia se acerca al 95 por ciento de población cubierta por el sistema de salud, muy cerca al promedio de la Ocde, que es del 98 por ciento. 

Además, Colombia está por encima del promedio de la Ocde en el porcentaje de costos de atención sanitaria cubiertos por el sistema público, con el 77,5 por ciento. Los colombianos también son los segundos, después de Turquía, que menos pagan de su bolsillo propio gastos de salud con respecto a su consumo. 

Sumado a esos beneficios financieros, la calidad de la atención en salud también es buena. Para valorar el primer nivel de atención en salud, la Ocde usa el número de ingresos hospitalarios por enfermedad pulmonar obstructiva crónica porque puede atenderse en ese nivel. Este dato fue menor que el promedio de los países de la Ocde y mejor que países como Turquía, Nueva Zelanda y Dinamarca. 

Y para evaluar el segundo nivel de atención en salud o complementario de prestación, la Ocde usa las muertes dentro de los 30 días posteriores a un infarto pues requiere atención más especializada. En Colombia esta tasa fue de 5,6 muertes por cada 100 mil ingresos al hospital, mientras que el promedio de la Ocde estuvo por encima, con 6,6 muertes.

A pesar de esos datos positivos, menos de la mitad (47%) de la población dijo estar satisfecha con la disponibilidad de buena atención en salud, muy por debajo del promedio de la Ocde, que es de 71 por ciento. Sin embargo, está por encima de países como Chile (39%) y Polonia (26%).

Vecino, de la Universidad Johns Hopkins, opina que una de las razones que explica eso es precisamente el incremento en la cobertura y el establecimiento del derecho a la salud: “Aquí la gente espera muchísimo del sistema de salud, tienen expectativas superiores a las capacidades financieras y operativas en temas como mejor calidad en lo rural, mejor acceso y suficiente personal de salud”.

5. Un indicador no Ocde en el debate: los sistemas de salud estatales son más entutelados que las EPS

Johnattan García, investigador visitante de la Escuela de Salud Pública de Harvard, expuso en Twitter un argumento para evaluar mejor el sistema de salud que un datos aislado de la Ocde, como el que mostró Petro. Propuso, en cambio, una mirada específica para contrastar a los varios sistemas de salud que coexisten en el país, basado en las tutelas, lo que denotaría violaciones de derechos fundamentales.

Rpte @MafeCarrascal, si el mar de tutelas y quejas ante la supersalud demuestran que tenemos un sistema de salud fracasado gracias a las EPS, ¿por qué el Magisterio, la Policía, las FFMM y el INPEC reciben tutelas y quejas sin que tngan EPS de por medio?

Le dejo algunos datos⬇️

— Johnattan García Ruiz (@GarciaRuizJo) September 24, 2022

García mostró que el promedio de tutelas por cada 10 mil afiliados fue más alto para los sistemas sin EPS, como el Magisterio (53,4) y el Inpec (367,2), que las recibidas por las EPS (38,1). Lo mismo pasa con las quejas ante la Superintendencia de Salud: entre enero y julio de 2022 las EPS recibieron 116 quejas por cada 10 mil afiliados, mientras que el magisterio recibió 293 y las fuerzas militares y Policía 120,7. 

Periodista de la unidad de factkchecking de La Silla Vacía. Economista con opción en periodismo y en políticas públicas de la Universidad de los Andes. Escribí en el periódico estudiantil El Uniandino por un año y medio. Luego fui practicante de la Unidad Investigativa de La Silla. También escribo...