Hoy salió la encuesta Pulso País que ratifica la Invamer Poll publicada ayer: ambas muestran que mientras el Presidente ha escogido como bandera central de su gobierno la Paz Total, las preocupaciones de la mayoría de los colombianos están más ligadas a su bolsillo y a la economía, temores que por ahora el petrismo no ha logrado calmar.
La Invamer Poll —que mide el ánimo de los colombianos hace más de 15 años, y que fue aplicada en las cinco grandes ciudades entre el 8 y el 18 de octubre— revela una vuelta a la normalidad pesimista que ha dominado en la última década en el país y que solo fue interrumpida fugazmente por la elección de Gustavo Petro.
Aunque el Presidente sigue gozando de la aprobación de casi todos los colombianos que lo eligieron (un 46 por ciento de favorabilidad), el porcentaje de los que lo rechazan se duplicó en el último mes (de 20 a 40 por ciento). Y lo que sugiere esta encuesta es que las causas de ese quiebre de tendencia se encuentran en una desconexión entre las banderas centrales del Gobierno Petro durante sus primeros dos meses y las prioridades que identifican los encuestados de las grandes urbes.
“Es la economía la que está bajando las expectativas con las que los colombianos recibieron la entrada de la nueva administración”, dice Francisco Miranda, director del medio económico Portafolio.
Para comenzar, una abrumadora mayoría de los colombianos considera que el principal problema que tiene Colombia en este momento es la economía (41%). Muy lejos de esta preocupación están los temas de orden público y seguridad (16%) o de corrupción (18%). Esta brecha tan grande entre la preocupación principal y las demás no se veía desde la crisis económica mundial del 2008 durante el gobierno de Uribe y la gran crisis económica en Estados Unidos. Lo usual es que los encuestados tienen varias preocupaciones grandes.
Coherente con esto, la respuesta frente a si la economía está empeorando arroja un contundente No. El 80 por ciento considera que está peor, volviendo a los niveles duquistas y por encima del 61 por ciento de pesimistas de hace dos meses. Y la misma tendencia negativa registra el costo de la vida.
La inflación, la disparada del dólar, y en general la incertidumbre por el rumbo de la economía mundial en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania sin duda han agudizado la preocupación que existe frente a los asuntos económicos en Colombia. Pero el Gobierno Petro hasta ahora no ha logrado ofrecer una propuesta, así sea parcial, sobre cómo piensa enfrentar la inflación, que ya superó el 10 por ciento en lo que va corrido del año, o cómo propone reemplazar una fuga de la inversión extranjera por sus movidas en el tema petrolero. Como lo documentó el diario Portafolio, ninguna de las tres propuestas que mencionó Petro en un trino al respecto, las están ejecutando en los ministerios respectivos.
En cambio, las propuestas de corte económico que sí están en el corazón de la agenda petrista no han logrado conseguir un apoyo mayoritario en las grandes ciudades, según muestra la Invamer.
Por ejemplo, mientras el 67 por ciento de los encuestados está a favor de fomentar la llegada de multinacionales y la inversión extranjera en Colombia, la reforma tributaria que está tramitando el ministro de Hacienda le pone una sobretasa adicional al impuesto de renta a los servicios financieros, al petróleo y gas, los sectores donde se concentra mayoritariamente la inversión extranjera. Aunque hoy el ministro Ocampo se mostró dispuesto a reevaluarla.
En estos dos meses también se ha mantenido la mayoría (56%) que se opone a que se suspenda la exploración de petróleo y gas. Solo un 38 por ciento está de acuerdo con el corazón de la propuesta de cambio de modelo económico de Petro, que como lo han señalado la mayoría de los economistas más prestigiosos del país, implicaría en el mediano plazo un gran sacrificio económico para el país a cambio de un impacto mínimo sobre el cambio climático.
Es más, lo que revela la Invamer Poll, es que esta apuesta por el cambio climático no ha sido entendida del todo, pues solo el 24 por ciento cree que el medio ambiente está mejorando.
En estos tres meses, el gobierno Petro ha priorizado la Paz Total, como un esfuerzo de desmontar la violencia asociada al narcotráfico. Es una política que ha disminuido desde ya la confrontación armada en algunas regiones y representado un alivio humanitario para comunidades puntuales en diferentes lugares.
La política de negociar con los grupos armados para ponerle fin a la confrontación cuenta con un respaldo mayoritario, pero el tema de orden público y seguridad está muy abajo en la escala de preocupaciones de los colombianos de las grandes ciudades. Por cada persona preocupada con el conflicto hay tres pensando en la economía.
“Creo que Petro escoge mal su bandera de gobierno —dice el analista Héctor Riveros— hay un desencuentro entre las expectativas de la gente y la bandera oficial”.
En esa misma línea, el analista Álvaro Jiménez reconoce que el tema de la Paz Total le importa al gobierno y le importa a la gente que vive en las regiones pero le importa poco al mundo urbano. Pero también cree que “la disputa de la economía es una buena herramienta para hacer oposición en un momento de crisis compleja”. Y cree que es a partir de allí que César Gaviria va a intentar construirse como una oposición diferente a la que ha querido construir Petro alrededor de Álvaro Uribe. “Las decisiones de gobierno que ganaron son las que se están implementando”, dice Jiménez.
El interrogante de muchos es si ante este debilitamiento del apoyo en la opinión pública y las líneas rojas que comienzan a marcarle los partidos tradicionales de la coalición oficial a la tributaria Petro ralentizará los cambios que quiere hacer. Jiménez, que militó con él en el M-19 y lo conoce hace décadas, cree que no. “El electorado de Petro no es el de las encuestas. Él gobierna para el propósito de las reformas, no para que la W hable bien de él”, dice.
Falta ver si las encuestas recientes marcan una tendencia o son solo una foto momentánea.