El primer punto en la agenda de paz con la guerrilla es el de tierras y desarrollo rural. La tierra sobre la que se puede discutir es la que es del Estado, es decir, los baldíos. Sin embargo, el Gobierno no sabe cuántos baldíos hay, ni dónde están porque no hay un registro, ni inventario.

El primer punto en la agenda de paz con la guerrilla es el de tierras y desarrollo rural. El gobierno ya hizo la primera aclaración: que no se va a tocar la propiedad privada obtenida de manera legal. Así, la tierra sobre la que se puede discutir es la que es del Estado, es decir, los baldíos. Sin embargo, el Gobierno no sabe cuántos baldíos hay, ni dónde están porque no hay un registro, ni inventario.
Lo que sí hay –aún antes de arrancar la negociación- son muchísimos compromisos y expectativas sobre las tierras del Estado. Estos compromisos a veces coinciden sobre las mismas tierras, otra veces se suman. Pero como no se sabe a ciencia cierta cuántos baldíos existen, ni a qué extensión corresponden los baldíos que ya no se pueden distribuir, es difícil saber con exactitud cuáles son las tierras disponibles para someter a discusión en la mesa de paz. Estos son los baldíos que –en principio- no podrán estar en discusión con la guerrilla:
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