El exviceministro uribista volvió a la escena política hace apenas cuatro meses como precandidato y ya es uno de los de vencer en la competencia para la candidatura del Centro Democrático.
Aunque lleva solo cuatro meses en campaña y nunca ha hecho política electoral, el nombre de Rafael Nieto Loaiza es una de los más fuertes dentro del grupo de cinco aspirantes a la candidatura única del Centro Democrático, con el otro favorito, el senador Iván Duque. Nieto ha conseguido congresistas a su favor, además de miembros de la Dirección, y una base de militantes pura sangre de la derecha del partido de derecha de Uribe.
También se ha beneficiado de la salida de la competencia de Óscar Iván Zuluaga y la poca posibilidad de que el exgobernador Luis Alfredo Ramos se lance después de que su inminente absolución se haya enredado por las grabaciones de la DEA al ex gobernador Alejandro Lyons.
En los inicios del uribismo
Rafael Nieto es un abogado javeriano bogotano y durante los últimos 15 años ha estado ligado al Estado.
En 2002 fue el viceministro de Justicia del entonces ministro del Interior, Fernando Londoño, hoy uno de los uribistas purasangre del Partido y presidente honorario del Centro Democrático.
En 2012 fue el abogado defensor del Estado (contratado por el Gobierno santos) en el caso de las desapariciones del Palacio de Justicia y del caso de la masacre de Santo Domingo en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, hasta que fue removido después de que puso en duda varias desapariciones comprobadas con anterioridad en el primer caso (en las que él aseguró en su momento que algunas desapariciones fueron producto de una falla técnica en la entrega de los cuerpos, salvo en el caso de Irma Franco) y que sacrificara la justicia nacional en el segundo, como contó La Silla Vacía.
Después de ese fiasco, fue desde entonces y hasta 2016, asesor de empresas y multinacionales y salió del radar público salvo apariciones ocasionales en debates de medios y columnas en medios como El Colombiano, El País y El Nuevo Siglo.
Pero tras la victoria del No en el plebiscito, Álvaro Uribe lo puso como uno de los renegociadores del Acuerdo con el Gobierno. Así volvió a la escena política.
El arranque
Oficialmente, la campaña de Nieto arrancó el 6 de mayo de este año, en la convención uribista, pero 6 meses atrás venía recibiendo peticiones de un sector de la colectividad para lanzarse como candidato uribista.
Desde diciembre, Fernando Londoño en su programa radial La Hora de la Verdad (dirigido por y para uribistas), ubicaba a Nieto dentro del posible ramillete de candidatos que en ese momento sólo tenía a Duque, Carlos Holmes Trujillo y Óscar Iván Zuluaga.
Cuando Zuluaga quedó por fuera de la campaña (luego de que la Fiscalía comprobara que Odebrecht pagara un asesor de su campaña en 2014) y entraron en la competencia María del Rosario Guerra y Paloma Valencia, un grupo de congresistas comenzó a moverse a favor de Nieto.
En ese grupo, de 12 de 40 congresistas que hay, estaban entre otros el representante Santiago Valencia (hijo de Fabio Valencia Cossio, directivo uribista), Samuel Hoyos, representante por Bogotá y ahora compromisario en las reuniones para elegir la forma de escoger candidato (que al final, muy seguramente será escogido por Uribe a dedo), y Álvaro Prada, representante del Huila, quien ahora le coordina las giras regionales.
A ellos se sumó pronto el aspirante al Senado y excongresista que lideró la revocatoria contra Petro, Miguel Gómez Martínez, quien hace la coordinación programática.
Otro congresista que estuvo en esa reunión nos dijo que la posibilidad de Nieto tomó fuerza cuando vieron que la precandidatura de Guerra no despegaba, y que parte de los zuluaguistas lo apoyarían.
Hasta ahora, el excandidato Zuluaga no ha dicho con quién se va. Pero todo indica que no será con Duque.
Dos congresistas que pidieron reservar su nombre porque no quieren tener roces dentro del partido, nos dijeron por aparte, que el zuluaguismo estaba molesto porque “Duque fue insolidario con Zuluaga y no le dio suficiente apoyo”, en el momento de que el escándalo de Odebrecht lo golpeó.
(Duque asistió a la visita en Río de Janeiro entre el entonces candidato Zuluaga y Daniel García Arizabaleta con Duda Mendoza, el asesor brasilero que sería la cuota de Odebrecht en la campaña, pero dijo que los gastos de viaje se los pagó él y que no hablaron de la empresa).
Entonces, la percepción es que Nieto terminó ganando con la salida de Zuluaga porque a los zuluaguistas que ahora están con él se le sumaron las líneas conservadoras representadas entre los cristianos de la Misión Carismática Internacional (cada vez más dentro del uribismo con 2 congresistas y con parte del apoyo del No en el plebiscito) y las que no quieren a Duque porque creen que es un nuevo Santos lo estarían apoyando.
Este apoyo se vio en la Convención del Centro Democrático, cuando Nieto fue el último candidato en intervenir. Ese día se escucharon vivas y gritos de “ese es, ese es” a su favor, pese a que nunca había subido a una tarima uribista, pero donde mostró su elocuencia y capacidad de oratoria.
Su imagen jóven, con jean, camiseta remangada y moviéndose de un lado a otro explicando sus ideas (los demás hablaron desde un atril), llamaron la atención.
Habla de propuestas para reactivar la economía para que haya “un país de propietarios”, ya que a su juicio, la prosperidad del país no se logra con más Estado, sino con empresas privadas, que se deben defender las instituciones y el sistema republicano y cree, como dijo en una de las columnas que escribe, que el Acuerdo “no obliga por sí mismo obligaciones internas” y por eso “Santos tiene una pretención autoritaria”.
“Rafael tiene un discurso fácil de entender que le ha permitido crecer”, nos dijo el representante Prada. Y según Valencia, Nieto ha calado en regiones tradicionalmente conservadores como el Eje Cafetero, aunque no hay una estadística que compruebe ese crecimiento regional.
”La fuerza que hemos conseguido viene de una coincidencia con la militancia en ideas y carácter”
“La fuerza que hemos conseguido viene de una coincidencia con la militancia en ideas y carácter”, nos dijo a su turno el candidato.
Por ejemplo, esta semana fue el primero en rechazar que Angelino Garzón propusiera que el uribismo se sentara con las Farc a dialogar, aprovechando que Uribe le pidió que mediara entre los compromisarios de los candidatos para que decidieran la forma de elegir al candidato.
Cuando Daniel Samper entuteló a Uribe por haberlo calumniado acusándolo de ser “un violador de niños” por haberse burlado en una columna del nombre de la hija de Paloma Valencia, Nieto (a pesar de ser abogado constitucionalista) fue uno de los más acérrimos defensores del expresidente y pidió a los demás que “no se fueran por las ramas” y que no cayeran “en ambigüedades”.
En contraposición, militantes uribistas atacaron a Duque porque, para ellos, que hubiera dicho que “Colombia necesita debates de altura” no demostraba su lealtad a toda prueba a Uribe, reviviendo las críticas que, como hemos contado desde principio de año hay de parte de un ala del uribismo que cree que Duque es ‘un invento de Santos’ (hay de hecho grupos en Facebook en contra del aspirante) y que va a traicionar al uribismo.
¿Anti Duque?
La resistencia dentro de un sector del uribismo que tiene Duque favorece a Nieto, porque le ayuda a recoger apoyos de esos sectores más radicales de derecha. A pesar de que Nieto dice que no es radical.
“El que está a la derecha radical es Alejandro Ordóñez. Lo que nosotros estamos haciendo es unir a los votantes de derecha y de centro”, nos dijo.
A diferencia de Duque, Nieto sí aceptaría una alianza con Ordóñez, en el marco de una “alianza republicana” como él la llama, que es su propuesta para invitar a una coalición a los sectores ordoñistas, cristianos, los de Marta Lucía Ramírez y el expresidente Andrés Pastrana, de quien es amigo personal.
Aunque un directivo uribista nos dijo que Londoño estaba con su exviceministro Nieto, ni el candidato ni sus congresistas nos lo confirmaron.
“No puedo tomar la vocería de nadie, tendría que hacerle la pregunta a él”, nos dijo Nieto.
”Tiene un discurso fácil de entender”
Según esa misma fuente de la Dirección, “una cosa sí es segura: Londoño es anti-Duque” y eso en plena campaña dentro del sector más purasangre del uribismo juega a favor de los demás candidatos, especialmente de Nieto, a quien ya lo conoce de tiempo atrás y como nos dijo un congresista “simpatiza con él”.
Duque por su parte cuenta con los apoyos de otros pesos pesados dentro del uribismo, pero que no hacen parte de la estructura del Partido, como Fabio Echeverri (ex gerente de campañas de Uribe) y Alicia Arango, la exsecretaria privada de Uribe quien salió del Centro Democrático tras diferencias con miembros como Fabio Valencia y Fernando Londoño.
Para definir al candidato, Nieto y Duque también representan dos tendencias distintas (según lo que le conviene a cada uno): mientras el primero quiere un sistema de elección entre uribistas, a través de una consulta interna o una convención, el segundo insiste en una consulta abierta en la que puedan participar todos y no solo los carnetizados.
Duque cree que esta decisión permitiría abrir el partido y permitir la llegada de más militantes, mientras que los que están con la idea de una convención cerrada creen que es mejor blindar a la colectividad de “presiones externas”, bajo el entendido de que el Gobierno puede influir en esa votación y que al final quede un candidato “débil para después derrotarlo en primera vuelta”, nos dijo el representante Hoyos.
Al final, lo más seguro es que Uribe escoja al que crea que le permitirá ganar. Con Nieto ya tiene el que es más de derecha.