Las casas políticas regionales no son tan protagónicas en las elecciones presidenciales como en las legislativas, porque el voto de opinión tiene mucho más peso. Sin embargo, cualquier empujón suma, sobre todo si los resultados están apretados, y podrían sobre todo empujar a Federico Gutiérrez: con él están 23 de los 34 caciques regionales que tienen grupos políticos grandes, que sacaron más de 80 mil votos en marzo.
Petro le ha montado competencia entre esas maquinarias tradicionales: 6 están quietos aunque sus partidos apoyan a Fico y 3 están con Petro. Y muestra el crecimiento de Rodolfo Hernández, la sorpresa más reciente: el grupo del uribista Alirio Barrera está con Fico y con Hernández (y el del verde Carlos Amaya está entre Fajardo y Hernández).
Algunos de esos grupos organizan manifestaciones masivas. Otros respaldan a sus candidatos en la correría por su región. Y otros los apoyan solo vía redes sociales.
Algunos cacicazgos con menos votos están con Gutiérrez o Petro. Por ejemplo, los clanes Aguilar de Santander y Gnecco del César, que tienen cabezas condenadas, están con Fico; y el de Zulema Jattin, enjuiciada por parapolítica y admitida por la JEP, apoya a Petro.
No tuvimos en cuenta congresistas como el verde Jota Pe Hernández o la uribista Maria Fernanda Cabal, cuyos votos no vienen de una estructura tradicional de maquinaria, por lo que su capacidad de endose no se puede calcular tan fácilmente.



































