Gustavo Petro anunció hoy el nombramiento de tres líderes indígenas en cargos clave. Con ello, le da reconocimiento a un sector tradicionalmente invisibilizado y negado y lleva al Estado a un sector que no solo ha estado siempre en la orilla contraria sino que en muchos casos lo ha padecido.
Petro anunció a Leonor Zalabata en la embajada de Colombia ante las Naciones Unidas, a Giovani Yule en la dirección de la Unidad Nacional de Restitución de Tierras y a Patricia Tobón en la dirección de la Unidad de Víctimas.
Es la primera vez que tres indígenas de pueblos distintos ocupan cargos simultáneos en el gobierno y de ese nivel. Ellos tres junto con el embajador en Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo, y Francia Márquez en la Vicepresidencia reflejan un mensaje elocuente de cambio en el poder.
La lucha por la dignidad arhuaca
En 1954, cuando Leonor Zalabata nació en la Sierra Nevada de Santa Marta, los monjes capuchinos se encargaban de la educación de varios de los niños indígenas de la zona. Los que iban a esa escuela privada regresaban rapados y perdían la lengua arhuaca con la que habían nacido, según cuentan Claudia Mosquera y Lucía Meneses en el libro Semblanzas Cesarenses.
Pero para Zalabata fue distinto. Sus padres no solo la llevaron a estudiar a una escuela pública en Pueblo Bello, Cesar, sino que se opusieron a la educación cristiana. Y con eso forjaron en ella un carácter de lideresa que 20 años después se vio cuando promovió la expulsión de los capuchinos del territorio indígena.
Zalabata tiene 67 años, vive en la Sierra Nevada de Santa Marta, y está casada con un mamo arhuaco. Desde la expulsión de los capuchinos hasta hoy, ha sido una defensora de su pueblo y de su cultura en varios escenarios nacionales e internacionales, que la han llevado a convertirse en una de las lideresas más visibles de la Sierra Nevada.
“Su cultura es tan importante para ella que la lleva a toda parte”, dijo Saúl Mindiola, amigo de ella, quien está seguro de que cuando se presente ante los demás embajadores de la ONU lo hará como siempre con el atuendo típico arhuaco.
La nueva embajadora nunca ha vivido fuera del país, pero tiene una trayectoria reconocida en derechos humanos con enfoque étnico y está conectada con los debates contemporáneos de cambio climático y género. Participó en la comisión indígena que estuvo en la Constituyente de 1991, fue comisionada de los Derechos Humanos de la Confederación Indígena Tayrona, vocera de negociación cuando se creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de Colombia y estuvo en la Red de Mujeres de Biodiversidad de la ONU.
Una trayectoria que, según Camilo Niño, un líder arhuaco que la conoce porque también participó en las mesas de derechos humanos, fue posible porque ella es “muy radical cuando toma posición”.
Su nombramiento ha generado sorpresa en su comunidad porque ella no participó en la campaña ni es cercana a Petro. Pero al convertirse en la cara de Colombia en el foro mundial por excelencia, Petro envía un mensaje contundente de reconocimiento a la diversidad no solo racial de Colombia sino al lugar más biodiverso del mundo que es la Sierra Nevada.
Contexto
Un reconocimiento a las víctimas
Otro mensaje simbólico envió Petro con el nombramiento de Patricia Tobón en la Unidad de Víctimas.
Los indígenas son uno de los grupos más victimizados durante el conflicto. Con 490.886 víctimas, según lo estableció la misma Tobón como comisionada de la Verdad y autora del capítulo étnico.
Tobón es abogada y ha trabajado durante muchos años en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Fue abogada de la Organización Nacional de Pueblos Indígenas (ONIC) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, participó en los Acuerdos de Paz como redactora del capítulo étnico, y en la Comisión de la Verdad dirigió la investigación sobre el mismo tema.
Después de nombramientos polémicos en la Unidad de Víctimas durante este gobierno que termina como el de Jorge Tovar, una persona comprometida pero también hijo del paramilitar Jorge 40, o del general Leonardo Barrera —autor de falsos positivos— a cargo de la seguridad de las víctimas, el nombramiento de una persona como Tobón llega como un bálsamo para las víctimas.
No solo fue ella víctima directa del conflicto, viene de una de las comunidades que más ha sufrido el rigor de la guerra, sino que tiene un compromiso y experticia probada en el tema.
De la campaña en el Cauca al gobierno
El nombramiento de Giovani Yule era a la vez el más predecible y el que más resistencia genera en otros sectores por su liderazgo de la Minga durante las movilizaciones del 2019 y 2021.
“Fue un dinamizador”, dice Carmen Gembuel, una de las diez consejeras mayores del Cric, sobre su rol en el paro en el que reclamaron más participación política y tierras. “Trabajó en la interlocución con otros sectores sociales”, agrega José Domingo Caldón, líder del Cric.
Yule es psicólogo, nasa, tiene 53 años y una historia de más de cuatro décadas de liderazgo entre los pueblos del Cauca. Fue consejero mayor del Cric, que es uno de los cargos más importantes de esa asociación, es del partido Mais (que está en el Pacto Histórico), fue gobernador de su resguardo Huellas de Caloto en el norte del Cauca y ayudó a crear la Asociación Indígena del Cauca, que es la EPS de los indígenas de esa región.
El pueblo del que hace parte, el Nasa, ha estado en el Congreso tres veces con la curul especial indígena. Y este año dos líderes más van a ocupar esos puestos, Aida Quilcué y Polivio Leando Rosales, llegaron al Congreso.
Además, desde el 19 de junio, Yule está en Bogotá con el grupo de indígenas que han integrado varias de las comisiones de empalme del gobierno de Petro. Y desde el año pasado, cuando las comunidades del Cauca decidieron apoyar conjuntamente al Pacto Histórico a la Presidencia y el Congreso, incluso por encima de candidatos indígenas de sus propios partidos LINK, Yule recorrió varios de los resguardos haciendo campaña.
Su llegada a la Unidad de Restitución de Tierras es un reconocimiento de Petro al reclamo más importante de los indígenas Nasa, que es el acceso a tierra para trabajar.
Y precisamente por eso ha generado resistencia. Por ejemplo, esta mañana la senadora Paloma Valencia, que es del Cauca, dijo en Caracol Radio que “había que tener cuidado con que Yule priorizara tierra para los indígenas”.
Pero para Gambuel, es una muestra de apoyo de Petro a los indígenas de todo el país. Las comunidades del Cauca, según ella, han hecho 1200 acuerdos con el gobierno en el tema de tierras desde que se constituyeron como Consejo en 1971, muchos de ellos incumplidos.
“Nuestro pueblo crece, pero la tierra no”, dice Ancizar Majín, consejero mayor del Cric.
Y por eso la llegada de Yule a la Unidad encargada de resolver las solicitudes de tierras de las víctimas de desplazamiento, como el de las otras dos lideresas a sus cargos, es una señal de que —por lo menos en esos temas— el nuevo presidente tratará de encontrarles soluciones a problemas viejos de la mano de quienes más directamente los han padecido.