A falta de la esperada foto del guerrillero entregándole su arma al Estado, la ceremonia de dejación de armas de ayer ofreció otras imágenes para recordar este día histórico.
A falta del esperado símbolo del guerrillero entregándole su arma al Estado, la ceremonia de dejación de armas de ayer tuvo varios otros símbolos que podrían servir para que este momento histórico en el que la insurgencia de las Farc dejó de existir después de 53 años de confrontación armada entre no solo en la Historia sino en la Memoria de los colombianos:
La bebé Alexis Ley: la apuesta por la vida
Después de que el jefe guerrillero de las Farc Timoleón Jiménez terminara de hablar, dos papás guerrilleros pusieron en sus manos a su hija Alexis Ley, una bebé con un moño rojo inmenso en su cabeza, y quien seguramente se convertirá en el símbolo de este día.
Al fin y al cabo, no ha habido un gesto más elocuente del fin de la confrontación armada y la apuesta por una nueva vida para las Farc y para este país que la explosión de embarazos en las filas guerrilleras, que según calculó en su momento el Alto Comisionado Sergio Jaramillo podrían sumar hasta 300 bebés.
En cierta forma, la insurgencia ha sido también una herencia: muchos miembros de las Farc son hijos o papás de guerrilleros, o hijos de militantes de la Unión Patriótica o de colaboradores de las Farc que entraron a la guerrilla buscando protección. Pero para Alexis Ley y los demás bebés como ella (como el hijo del jefe guerrillero Carlos Antonio Losada), el legado que les dejan sus papás es una vida en la que no tendrán que matar ni morir siendo jóvenes.
La escope-pala: el silencio de las armas por el desarrollo
La escultura de una ametralladora AK-47 dorada que termina en forma de pala elaborada por Álex Sastoque (el presidente se equivocó de nombre y lo llamó Alex Sáchica) es el regalo que escogió Juan Manuel Santos para darle a Timochenko y podría ser para algunos -como para el Presidente que tomó prestadas para sus discursos las palabras del escritor francés Víctor Hugo- el símbolo del 27 de junio: el día en que se silencian las armas para invertir la energía en desarrollar el país.
Hace unos años cuando alguien le preguntó al Presidente cuál creía que sería el mayor cambio que vendría con la paz (más allá de la maravilla que nos dejáramos de matar), Santos lo meditó unos segundos y contestó que una vez se lograra la paz se podría desarrollar la Altillanura.
Los cambuches: las Farc cumplen a pesar del Gobierno
La infraestructura de la zona veredal de Mesetas es el símbolo que escogió Timochenko para este día. A pesar de que llevan seis meses allí, el gobierno hasta ahora está comenzando a fundir las planchas de la ciudadela que les van a construir a los guerrilleros y que inicialmente estaba prevista para albergarlos. (En las primeras semanas, alcanzaron a construir las zonas comunes, pero los guerrilleros rechazaron la ubicación y se comenzó en otro lado).
La zona de Mesetas donde se hizo la ceremonia es un barrial. Las vías están lejos de estar listas, los cambuches están empantanados, no hay baños.
El incumplimiento del Gobierno en este punto es manifiesto, y aún así, los guerrilleros decidieron cumplir y entregar las armas: esa idea era la que Timoleón Jiménez le quería transmitir al Presidente (que miraba hacia otro lado mientras él hablaba), a la comunidad internacional que estaba allí y sobre todo a los colombianos frente a quienes desde ayer mismo ya se perfiló como el político de oposición que será a partir de hoy.
El cierre de los containers con las armas: no matar y no morir
En la ceremonia se transmitió en vivo el cierre de los contenedores con las armas dejadas por las Farc en tres zonas de concentración distintas y con sacerdotes católicos y cristianos como testigos. No será la típica foto ícono del guerrillero entregando su arma, pero para los que no creían que las Farc dejarían sus fierros, estas imágenes de las 7.132 armas que la ONU certificó que entregaron y que fueron dejadas bajo doble llave, con los religiosos como testigos, podría ser el símbolo que necesitaban.
La escope-tarra: si cambia el arma, por qué no las personas
César López está lejos de ser el mejor músico de Colombia. Pero su guitarra hecha a partir de un rifle es el símbolo no solo -como dijo él- del “arte como única arma” sino de aquel sector de la sociedad civil que nunca perdió la fe en la salida negociada y que ayer por fin vio el fruto de sus pequeños o grandes esfuerzos por mantener viva esa idea.
López es un activista por la paz que se inventó la escopetarra en 2003, después del ataque terrorista de las Farc al Club el Nogal en Bogotá. Se le ocurrió tras ver a un soldado sostener su rifle como una guitarra.
“Es un instrumento que servía para matar, y ahora para dar vida”, dijo López en una entrevista. “Simboliza la posibilidad de cambio de un ser humano que ha estado al servicio de las estructuras. Si el arma pudo cambiar, ¿por qué las personas no van a poder?”
La cédula: el tránsito a la ciudadanía plena
Como parte de la ceremonia, diez guerrilleros de las Farc fueron acreditados como ya lo habían sido más de 7 mil compañeros de ellos. La imagen del guerrillero recibiendo su cédula de ciudadanía después de que dejó su arma en días pasados y firmó un acta comprometiéndose a nunca más empuñar las armas contra el Estado y a contribuir a construir la paz es también un símbolo poderoso de este día en que estos colombianos transitaron hacia la civilidad.
Las mariposas: es posible soñar otro país
Como lo hicieron los paramilitares del bloque Sinú-San Jorge en 2005 cuando entregaron sus armas en Córdoba, los guerrilleros de las Farc pusieron a volar cientos de mariposas como cierre de la ceremonia.
Las mariposas amarillas simbolizan el país de Gabo donde lo fantástico forma parte de la cotidianidad si uno es capaz de imaginarlo. También son una alegoría de los sueños que ese día se pusieron a volar.
A diferencia de lo que le pasó a los paras, que como los discursos se alargaron, se murieron del calor antes de emprender el vuelo, las de las Farc si salieron en todas las direcciones.
El monumento de los Héroes Caídos: la paz es su victoria
Después de la ceremonia en Mesetas, el presidente Santos le rindió un homenaje a los miembros de la Fuerza Pública que han muerto en combate. Esa oferta floral es el símbolo de la paz como la victoria de los soldados y policías que entregaron su vida por el país. “Fue por su valor, fue por su sacrificio, que hoy Colombia celebra el inicio de una nueva era de paz”, dijo el Presidente Santos, quien horas antes había dicho emocionado que por días como el de ayer es que se justificaba haber sido presidente de Colombia.
Un día como cualquier otro: un país desconectado del otro
Mientras la ceremonia se adelantaba en Mesetas, y mientras Santos y Timochenko recalcaban el día tan importante que era para los colombianos, en la mayoría de las principales ciudades del país se vivía un día como cualquier otro.
La Silla estuvo en Cali, en Neiva, en Barranquilla, en Bucaramanga, en Barranca, en el Club El Nogal y en Paloquemao en Bogotá y lo que encontró fue la absoluta indiferencia ya sea porque la gente -con excepción de los activistas de la Unión Patriótica- no sabía lo que estaba pasando o no le importaba.
Un televisor apagado o en otro canal en la mayoría de ciudades del país cuando se celebra el fin de 53 años de confrontación armada con una guerrilla que dejó más de 7 mil secuestros, 2 mil muertes selectivas, más de seis mil soldados víctimas de minas antipersonales y cientos de miles de desplazados podría también ser el símbolo de este día. Pero no debería serlo. Lo que ocurrió ayer es importante.