Alejandro Ordóñez fue reelegido por una mayoría histórica en el Senado como había sido pronosticado. Sin embargo, la intempestiva renuncia de la ternada por el presidente Santos María Mercedes López crea la incógnita de si esta movida fue orquestada en Casa de Nariño o si fue una decisión personal. De la interpretación que tenga el Procurador dependerá la relación que tenga Ordóñez con el Gobierno de ahora en adelante y sus implicaciones para el país.
A las 3 de la tarde, en medio de la celebración de los congresistas de la Unidad Nacional porque en la Comisión Primera acababan de aprobar la reforma al fuero militar en su penúltimo debate, comenzaron a entrar los senadores al recinto de la plenaria. La mayoría entonces se preguntaba si jurídicamente no les traería líos la votación a la que estaban citados.
La ternada del presidente Santos había renunciado a su postulación horas antes y a senadores como Armando Benedetti y Juan Manuel Galán les preocupaba ser objeto de demandas posteriores si se atrevían a elegir con una terna de dos, e incluso ser acusados de prevaricato. Galán planteaba que había que llegar a la urna con todas las garantías jurídicas del caso. Pero entonces apareció Roy Barreras, el presidente del Senado y del Partido de La U, con un fallo del Consejo de Estado en la mano. El documento data de 2001. Un párrafo le mostró Barreras al preocupado Benedetti: en él señala el alto tribunal que las ternas conformadas por la autoridad correspondiente no requieren de aceptación por parte de los postulados a ella, por lo tanto cualquier renuncia “es inane”.
“Hoy se vota porque se vota”, dijo en voz baja un acompañante de Roy Barreras en un pasillo del Congreso, minutos antes de que arrancara la sesión en la que 36 senadores declararon estar impedidos por tener indagaciones preliminares o investigaciones disciplinarias en la Procuraduría. También, por tener familiares trabajando en el Ministerio Público o investigaciones en otros entes que, eventualmente, podrían pedir concepto sobre sus casos al Procurador.
No importó qué tan obvio resultara el conflicto de intereses, todos los impedimentos fueron negados y el Senado cumplió a cabalidad con la frase del acompañante de Barreras: votaron porque votaron.
Y la tranquilidad para hacerlo se las terminó de dar una comisión accidental que creó la mesa directiva del Senado para que, en una hora y durante un receso, elaborara un informe con un concepto respecto a los impedimentos, para que los congresistas lo tuvieran en cuenta antes de votarlos.
La comisión conceptuó que la ley sólo contempla el conflicto de intereses para los congresistas en el ejercicio de su labor legislativa y no a la hora de elegir a un funcionario. Agregó que en 2004, para la elección del procurador Maya Villazón, se aceptaron impedimentos cuando el conflicto era “real y no hipotético”. Y en el caso de los 36 que declararon su impedimento, el conflicto, según la comisión, era irreal pues “el voto por un candidato de la terna no implica la absolución del investigado”.
“No es justo afirmar que el Procurador va a absolver a todos los que voten por él”, “¿cómo va a saber el Procurador quién votó por él si este voto es secreto?” fueron algunas de las frases que soltó la comisión accidental, cuyo informe fue leído por el senador Manuel Enríquez Rosero.
En cuanto a los senadores con familiares en la Procuraduría, dijo la comisión: “Un voto no significa que el familiar se mantenga contratado”.
Y a continuación un llamado a la reflexión: “Lo que lo mantiene a uno en un cargo es la buena prestación de un servicio”.
Enseguida, el senador John Sudarsky pidió la palabra para decir que le parecía sospechoso que semejante informe hubiese sido hecho en tan corto tiempo, pero Roy Barreras lo desestimó asegurando que es imposible prefabricar un documento sobre unos impedimentos que no se conocían.
Casi cinco horas después de comenzado el debate, nadie, al menos en micrófonos, había pronunciado una sílaba sobre la renuncia de la magistrada López y las implicaciones a la hora de votar. Cuando se terminó la votación de los impedimentos, y arrancó en firme la audiencia para reelegir a Ordóñez, Jorge Enrique Robledo tocó el tema, pero fue despachado rápidamente -de nuevo- por Roy Barreras quien de una le contestó que a su mesa directiva no había llegado renuncia alguna. Ni siquiera lo discutieron.
Barreras, cuya esposa trabajó hasta hace poco en la Procuraduría, procuró siempre vestir la sesión con un aire de tranquilidad para que nada entorpeciera la reelección de Alejandro Ordóñez. Cualquier argumento cuestionador era desestimado por Roy en par patadas. En las barras, la gran comitiva de funcionarios de la Procuraduría que acompañó a su jefe asentía en silencio a cada paso que daba el presidente de La U.
La votación no sorprendió a nadie: 80 votos para Ordóñez, cinco para la ausente magistrada, dos para Gallo y seis en blanco. Esos últimos todos de la bancada del Polo que tiene ocho integrantes, dos de ellos ausentes del recinto por tener investigaciones en la Procuraduría: Alexander López y Gloria Inés Ramírez. El quórum fue histórico en un Congreso tradicionalmente ausente.
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Alejandro Ordóñez ha sido una figura polémica desde que fue elegido la primera vez. Ahora que fue reelegido muchos ven en él un candidato seguro de los conservadores para las presidenciales del 2018. Foto: Juan Pablo Pino |
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Con la renuncia de ayer de María Mercedes López, Juan Manuel Santos quedó en una situación incómoda: ni se la jugó por su ternada ni se alineó explícitamente con Ordóñez. La incógnita ahora es si la renuncia de López fue concertada con Palacio de Nariño. Foto: Juan Pablo Pino |
El futuro
La reelección de Ordóñez demuestra, una vez más, la importancia del clientelismo y los puestos en el Congreso. Aceitados con burocracia, le han dado el sí a los funcionarios que recientemente les han pedido la reelección: desde las dos de Uribe hasta las sucesivas reelecciones de Vólmar Pérez en la Defensoría o la de Edgardo Maya en la Procuraduría. El poder de los puestos es tal que incluso los liberales no tuvieron ningún problema en votar por una persona como Ordóñez, que encarna los valores más antiliberales.
La comisión accidental que creó el Senado para estudiar los impedimentos de 36 senadores estaba conformada por varios de los mismos que integraron la comisión de conciliación de la nefasta Reforma a la Justicia, entre ellos Luis Fernando Duque y Juan Carlos Restrepo.
Eso no fue óbice para que el Senado de manera mayoritaria rechazara los impedimentos. Solo los senadores del Polo votaron consistentemente a favor de este conflicto de interés, acompañados por uno que otro de la Unidad Nacional como Gilma Jiménez, Carlos Fernando Motoa o Carlos Soto.
Aunque la discusión sobre la validez de la terna tras la renuncia de María Mercedes López fue evacuada en segundos por Roy Barreras, por fuera del Capitolio había posiciones encontradas. El exmagistrado de la Corte Constitucional José Gregorio Hernández, por ejemplo, dice que la elección es nula y en eso coincidió el también exmagistrado Carlos Gaviria, según dijo Robledo anoche.
Pero ya la Sección Quinta del Consejo de Estado, que será la competente para decidir la validez jurídica de esta elección cuando sea demandada, dijo en una sentencia sobre una renuncia a una terna para la Corte Constitucional que la elección es válida. En ese caso, el presidente Pastrana no le aceptó la renuncia a uno de los ternados, Hernando Yepes Arcila, lo que para el Consejo de Estado significó que la terna se mantuvo, y por ende la elección fue válida.
Ese argumento lo retomaron anoche los liberales Luis Fernando Velasco y Álvaro Ashton, al preguntar si había alguna carta que retirara la postulación de los ternados (enviada no por éstos, sino por quienes los postularon). No la había y procedieron a votar.
Sin embargo, el que haya un debate jurídico al respecto significa que además del Fiscal Eduardo Montealegre, cuyo período sigue en discusión, el futuro del Procurador también estará en manos de los consejeros de Estado (quienes seguramente seguirán aumentando su ‘representación’ en la Procuraduría). Será otro cargo de alto nivel con una dosis de inestabilidad.
Y más allá del debate jurídico, la renuncia de María Mercedes López en el último minuto alegando falta de garantías deja en una posición difícil a todos. Al Senado, por las dudas que se manifestaron anoche, sobre la legalidad de votar después de la renuncia y la legitimidad de hacerlo cuando una de las candidatas alega falta de garantías; a Ordóñez, porque su reelección como parte de una terna de dos lo deslegitima ante parte de la opinión pública y se suma al lío jurídico que tendrá que afrontar por la queja y la denuncia penal que hay contra él por haber sido ternado por magistrados con familiares en la Procuraduría; y a Santos, porque quedó la duda de si él no se la jugó por su ternada o si el retiro fue planeado con el Presidente.
La incógnita
De hecho, antes de que Santos ternara a López, el periodista Gustavo Álvarez Gardeazabal había pronosticado que el Gobierno ternaría a alguien para que renunciara en el último momento y dejara a la Procuraduría en interinidad hasta marzo, cuando ya sin Ordóñez en el cargo, el Gobierno pudiera poner a la persona que quería.
Es probable que esto no hubiera estado nunca en los planes del gobierno y que López haya renunciado sin consultarlo con Santos cuando el Senado ignoró su solicitud de aplazar la votación para tener la oportunidad de hacer campaña. Pero la sola duda de que esto fue orquestado con Casa de Nariño podría perjudicar al Presidente.
Después de que el Procurador se le adelantó al Presidente y consiguió que la Corte Suprema lo ternara, Santos trató de encontrar un candidato que le diera la pelea pero no lo logró porque nadie se quería enfrentar el poder de Ordóñez. Al final, ante el hecho cumplido que incluso su propio partido anunció el voto por Ordóñez antes de que Santos ternara a su candidato, le apostó a una mujer conservadora con vínculos políticos que la hacían parecer una candidata que no era de adorno. Pero en realidad nunca se la jugó por ella.
Como se filtró en los medios, Santos invitó a una comida al Procurador y su esposa, y a la Contralora Sandra Morelli y su hermana, en la que Ordóñez se comprometió con el Presidente a no convertirse en un palo en la rueda del proceso de paz. Dado que el Gobierno no hizo el menor gesto por ayudarle a su ternada, quedó sobreentendido que Ordóñez también contaba con el guiño del Presidente.
Tocará ver cómo interpreta ahora el Procurador la renuncia de López. En todo caso, sus primeros comentarios críticos sobre el proceso de paz apenas fue elegido no auguran buenas noticias para Santos. “No puede ser a cualquier precio”, dijo, e insistió en que es “un escéptico, pero no hostil al proceso”.
“Le doy gracias a Dios y gracias a los senadores por su independencia y a los funcionarios de la Procuraduría”, dijo Ordóñez tras conocer el resultado de la votación. Y agregó: “No seré infiel a mis deberes constitucionales.”