El exsenador condenado por parapolítica Juan Carlos Martínez Sinisterra. Hasta el momento no encontramos una foto de Lina Martínez y desde la campaña tampoco nos compartieron una.

Lina Martínez, de 26 años, no tiene experiencia electoral. Es abogada de la Universidad Santiago de Cali y tiene una especialización en derecho comercial. Pero su aspiración a la curul afro a la Cámara ya está moviendo la estructura y la base política que consolidó su padre, el exsenador condenado por parapolítica, Juan Carlos Martínez Sinisterra.

Aún con un poder disminuido, el “Negro” Martínez, como es conocido, tiene influencia en zonas como Buenaventura (Valle) y Timbiquí (Cauca). Esta es la segunda campaña que hace en libertad, luego de haber pagado una pena de siete años, tras haber sido condenado por varios delitos, incluyendo parapolítica y corrupción electoral. Una condena que lo inhabilita de por vida para volver a aspirar a un cargo de elección popular. 

“Así como tengo detractores en toda Colombia, también tengo amigos”, nos dijo Martínez padre, al preguntarle por los apoyos que podría traer. Sobre su papel en la campaña de su hija, dice que le pedirá a sus amigos que voten por ella. No dio nombres ni partidos políticos y dijo que no necesitaba uniones ni alianzas porque, cuando se trataba de campañas políticas, “consigo los votos solo”.

Dos personas de la campaña de Lina Martínez, y el mismo exsenador Martínez, dijeron que al inicio él no estaba de acuerdo con la aspiración de su hija, pero que ahora la apoya. “Cuando (Lina Martínez) me pide una recomendación se la doy”, le aseguró a La Silla. Según él, eso no significa que esté detrás de la candidatura ni que la coordine o gerencie. 

Sin embargo, tres de las personas cercanas a la precandidata Martínez, nos remitieron a hablar con el exsenador cuando pedimos comunicarnos con ella. Hasta el momento de publicar esta historia La Silla no logró hablar con Lina Martínez.

Por ahora, algunas personas que han sido cercanas al ex senador o que fueron sus aliados políticos se han sumado con apoyos a la campaña de su hija. Todo para lograr la curul afro, una circunscripción creada en 1991 para que las comunidades negras tuvieran participación en el Congreso. Pero que con los años se ha convertido en un puesto que disputan políticos no afros o afros que tienen el respaldo de partidos políticos tradicionales, y que no siempre representan a las comunidades negras y sus intereses. 

La circunscripción es disputada porque cualquier Consejo Comunitario u organización que esté inscrita en la Dirección de Asuntos de Comunidades Negras del Ministerio del Interior puede avalar a una persona como parte de la comunidad. Ese es el requisito principal para inscribir candidatos. 

Mientras que para los partidos es necesario pasar el umbral del 3% de los votos válidos en el Congreso para mantener la personería jurídica (alrededor de medio millón de votos en 2018) en el caso de las curules afro no es así. 

No necesitan ni una personería previa, conseguir firmas, ni un límite de votos. Los candidatos que saquen la mayor votación serán representantes a la Cámara. Y a los Consejos Comunitarios que los avalan se les otorga la personería jurídica, es decir que tienen la capacidad de crear un partido político.

Los electores en 2018, Jhon Arley Murillo, hoy es presidente del partido Colombia Renaciente, que nace a partir del aval de la curul afro. Murillo llegó al Congreso con 24.048 votos. La otra curul la ganó el hoy representante Hernán Banguero, quien llegó como cabeza del partido que hoy se conoce como la Alianza Democrática Afrocolombiana (ADA), con 23.613 votos.

Lograr una curul afro se vuelve una herramienta poderosa, pues abre la posibilidad a dar avales para elecciones locales, legislativas y presidenciales. Por ejemplo, en estas elecciones, el precandidato Roy Barreras está avalado por ADA, un partido creado por el consejo comunitario La Mamuncia de López de Micay (Cauca), y con ese aval se enfrentará a Gustavo Petro en la consulta del Pacto Histórico. Por otro lado, Colombia Renaciente se unió a la Coalición de la Esperanza, donde espera hacer parte de una coalición para lanzar una lista al Congreso. 

Sólo en 2018 hubo más de 100 candidatos para las dos curules y más de 40 organizaciones que dieron los avales.

El factor Juan Carlos Martínez

Además de tener al exsenador Juan Carlos Martínez involucrado en la campaña, así no tenga un rol oficial, la precandidata Lina Martínez sí heredaría la estructura política y parte del caudal electoral que tuvo su padre. 

Según tres personas que la conocen, fue ella misma la que decidió dar el salto a la política, y para eso la acompañan personas que en su momento rodearon a Juan Carlos Martínez.

La coordinación está a cargo de Heriberto Arrechea, el exrepresentante a la Cámara por negritudes. Arrechea fue pupilo de Juan Carlos Martínez, llegó al Congreso con su apoyo en 2010 y se quemó en su aspiración por repetir curul con el aval del MIO, el partido del exsenador. 

El exrepresentante Arrechea, nos dijo que para él el apoyo a Lina Martínez también va porque consideran que es “lo mínimo que pueden hacer para retribuir” a Martínez Sinisterra. Como contamos, Arrechea fue asistente del exsenador cuando era diputado del Valle, y era considerado por algunos medios como su cuota política cuando llegó a la Cámara.

Sobre los apoyos políticos con los que arranca la campaña, Arrechea dijo que no daría detalles porque “hay mucha competencia” y prefiere no revelar quiénes respaldan la precandidatura. 

Más de una docena de personas consultadas dentro del círculo de Martínez dijo o no saber detalles o afirmaron que “son muchos los apoyos, gente de todo lado”. Mencionaron apoyos en la Costa Pacífica, Santa Marta, Cartagena, Bolívar, Cundinamarca y “muchos empresarios”, nos dijo una fuente que conoce la campaña. No dio detalles porque, según explicó, el mismo Martínez está protegiendo a su hija para que no la juzguen por el pasado político de su padre.

Juan Carlos Martínez está libre, pero tuvo varias condenas encima. Fue senador dos veces, elegido en 2002 y 2006. En 2009 fue capturado por la Fiscalía tras haber sido señalado como colaborador de las AUC en declaraciones del paramilitar Ever Veloza García, alias ‘H.H’. Dos años después fue condenado por la Corte Suprema a siete años y seis meses por concierto para delinquir con paramilitares. Según esto, Martínez Sinisterra era culpable de aliarse con paramilitares para lograr su curul en 2002.

Después de una ruidosa fiesta y la remodelación de su celda, Martínez Sinisterra fue trasladado de la cárcel La Picota a El Bosque, en Barranquilla. Tras las rejas siguió haciendo política. Desde la cárcel se unió al otro exsenador preso, Luis Alberto Gil, y fundaron el Partido de Integración Nacional (PIN). Con ese partido llegó a tener el control de 32 de la 42 alcaldías del Valle.

En 2013, y durante una investigación por haber recibido 300 millones de pesos del narcotraficante Luis Hernando Gómez, alias “Rasguño”, un fiscal de Cali lo acusó de enriquecimiento ilícito. Cuatro años después fue absuelto y quedó en libertad. La Fiscalía apeló el caso, el abogado impugnó la decisión y en 2019 la Corte Suprema precluyó el caso porque se superó el tiempo para establecer la responsabilidad.

En 2016 fue condenado a 48 meses de prisión por cohecho en un intento por favorecer al candidato Francined Cano en las elecciones atípicas de 2012 para la gobernación del Valle. 

Aunque la condena por parapolítica podría afectar la campaña, algunas personas piensan distinto. Un político conservador de Buenaventura que prefirió no ser nombrado para hablar con libertad, aseguró que la sombra de Martínez no iba a ser un peso para su hija.

“La gente entiende que lo que le hicieron a él fue una injusticia – y  agregó- acá se le quiere, él está más vivo que nunca, hay muchas voces de apoyo a Juan Carlos y eso se va a ver reflejado en las urnas”. 

En ese sentido nos respondieron al menos cinco fuentes más. Una de ellas fue Saul Valencia, representante del Consejo Comunitario de la Comunidad Negra de La Plata, Bahía Málaga de Buenaventura. Según nos contó, están esperando una asamblea general para determinar el apoyo a la precandidatura de Lina Martínez. En especial porque son cercanos al exsenador y él los ha ayudado con sus necesidades.

Por ejemplo, Valencia aseguró que en 2003, cuando era senador, Martínez Sinisterra les ayudó a conseguir la planta eléctrica con la que la comunidad de La Plata en Bahía Málaga ha logrado tener al menos cuatro horas continuas de energía al día. También nos dijo que él han estado acercándose a consejos comunitarios de La Bocana, Ladrillero y Juanchaco para contarles que la hija del exsenador se va a lanzar, esto con el fin de poner a sonar su nombre y que luego puedan unirse para votar por ella. 

La Plata, Bahía Málaga, fue el mismo consejo comunitario que, en 2018, le dio el aval a Daniel Garcés, el sobrino del “Negro” Martínez, que se quemó con poco más de 8600 votos a la elección de la curul afro. En su momento, Garcés le dijo a La Silla que la aspiración estaría enfocada a trabajar por los derechos humanos, no sólo de los afro, sino de los que no tenían voz. 

Esa es una versión muy similar a la que nos dio Martínez cuando habló de las banderas de la campaña de su hija: “(Va a ser) defender los derechos de las personas de las clases populares de Colombia, no sólo afros e indígenas”. Eso indicaría que la campaña va a seguir la misma línea que tuvo la de Garcés cuando fue ficha del exsenador.

A diferencia de la candidatura pasada del sobrino de Martínez Sinisterra, esta vez el Consejo Comunitario que dará el aval a Lina Martínez es el de la vereda Los Limones, en Buenaventura. Sólo ese distrito tiene más de 200 mil personas habilitadas para votar. En 2018 fueron más de 93 mil las que dieron su voto por las circunscripciones afro, por lo que Buenaventura será clave para ganar la curul.

Soy la periodista encargada de cubrir la región Pacífico. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad del Valle. Fui practicante de La Silla Pacífico en 2018, hice comunicación organizacional y trabajé en un proyecto educativo. Antes de regresar a La Silla fui investigadora en el...