Ese golpe seco de la movilización, el estallido social y los bloqueos le sigue pasando factura a los empresarios del Pacífico. Recuperarse no ha sido fácil porque muchos pararon la producción durante semanas, frenaron exportaciones o no pudieron mover lo producido antes del paro. Por eso, sus ingresos se redujeron o fueron casi nulos mientras debían seguir pagando sueldos, prestaciones y arriendos.
Las 10 personas consultadas para esta historia coinciden que lo que no hizo la pandemia en un año en temas económicos, lo hizo el paro en dos meses. Las cifras de Cauca y Valle en la producción manufacturera del país lo exponen: fueron los únicos dos departamentos que redujeron su producción a más de la mitad frente al mismo mes del año anterior, cuando las restricciones de la pandemia eran más duras.
Eso implicó, que sólo en producción de manufacturas, las del Valle tuvieron una variación negativa de 55 por ciento en mayo y el departamento dejó de aportar a la producción total nacional 10 puntos, según el Dane. La caída del Cauca fue aún peor, 75 por ciento.
Hasta junio, las pérdidas de las empresas en todo el país durante el paro llegaban a los 11 billones de pesos, según cálculos del Consejo Gremial Nacional. Pero cada sector económico lo vivió a su manera y tuvo un impacto diferente en la región y en cada departamento.
Contexto
Valle: El departamento donde se cerró el suroccidente
Tras dos días de bloqueos en Cali y sin que sus 80 trabajadores pudieran llegar a sus puestos, Guido Vara optó por enviarlos a vacaciones. Era la decisión más óptima que se le ocurría como gerente de Productos Calima, la empresa de pasabocas que llevaba 50 años en el mercado caleño.
Después de los 15 días hábiles de vacaciones, con la producción frenada y sin que los bloqueos cedieran, Guido empezó a suspender contratos. La idea de generar 30 empleos más este año se esfumó, al igual que los 1500 millones de pesos que, calcula, perdieron tras los bloqueos.
Durante dos meses la planta de la empresa estuvo paralizada. Pero lo de Productos Calima no fue una excepción, sino otra historia de las más de mil empresas que dejaron de funcionar en Valle y Cauca durante mayo.
La Cámara de Comercio de Cali estima que durante el paro, el departamento perdió al menos 4 billones de pesos. Un monto que equivale a más del presupuesto que tiene la capital del Valle para funcionar este año.
Además, frena por completo la buena racha con la que venía el departamento desde hace seis años, como cuenta Carlos Andrés Pérez, director Económico y de Competitividad de la Cámara de Comercio de Cali.
“Entre 2014 y 2020, Valle venía con un desempeño económico mejor frente al promedio nacional, pero va a ser difícil que el departamento repita esto. Hay empresas que pueden recuperarse en meses, otras en cambio pueden tener pérdidas absolutas y desaparecer”, nos dijo.
Sin producir, sin personal que pudiera llegar a la empresa y sin poder mover la mercancía, la exportación a Francia de Productos Calima, que apenas estaban arrancando, se detuvo. Aunque el distribuidor francés sigue firme, cumplirle no ha sido fácil. El compromiso de enviar tres contenedores semanales, llenos de paquetes de platanitos, ha sido reiteradamente incumplido.
Vara, el gerente de Productos Calima, dice que esto se debe a que hay retrasos en la producción. La explicación es que, por ejemplo, no llegan las suficientes cajas de cartón, también producidas en el Valle, en las que empacan y transportan los paquetes de platanitos.
La fábrica de Smurfit Kappa Colombia, productora de cartón y papel, ubicada en el municipio de Yumbo, estuvo bloqueada y sin producir por 42 días. “Todo se paró. Ahora hay mucha demanda y trabajan 24 horas, pero no da abasto”, aseguró Vara. La fábrica ubicada en Valle representa la mitad de la producción de cartón de la empresa a nivel nacional.
Este caso refleja el impacto profundo que dejó el paro, no solo en empresas individuales, sino en una compleja cadena industrial del suroccidente del país.
Sin un flujo de caja que les permita producir con libertad o normalidad y sin los productos necesarios para funcionar, Vara se escucha más resignado que motivado. “Nos tocó meternos la mano al bolsillo. Yo vendí mi carro, los cuatro socios hemos hecho sacrificios personales. La banca es esquiva para el dinero, estamos endeudados”, dice con un tono de voz que parece de cansancio.
Y el miedo a que una situación como la del paro se repita sigue generando tensión.
Por eso, la idea de irse de Cali, que parecía sólo una opción en medio de la crisis, se ha convertido en una posibilidad tangible. “Estamos pensando en irnos al Eje Cafetero o a Barranquilla. Allá podemos tener más estabilidad”, comentó Vara.
Mientras Productos Calima va a media marcha, los ingenios azucareros del Valle y Cauca, donde se desarrolla esta actividad económica, han vuelto a prender los motores. Pero el daño sigue siendo alto.
La Asociación de Cultivadores de Caña de Colombia (Asocaña) estima que durante el paro la agroindustria dejó de generar ingresos por 535 mil millones de pesos. Es como si una cuarta parte del presupuesto que tiene el departamento del Valle para este año se esfumara. Entre los coletazos económicos a mediano plazo, explica Edwin Maldonado, director del Comité Intergremial y Empresarial del Valle, está que el transporte de mercancía se elevó y alteró los precios de algunos productos agrícolas.
“El Valle es el departamento que más productos saca del territorio y con el desbloqueo, la demanda fue muy alta y la oferta de transporte escasa. Es un problema que siempre hemos tenido, los vehículos no son suficientes y el flete se pone costoso. Incluso se duplicaron los precios”, comentó Maldonado. Eso quiere decir que los productores, además de no recibir ingresos o frenar la producción, deben pagar más por el transporte.
Sectores ajenos a la producción de alimentos tampoco se han terminado de reponer. Sandra Awakon, directora de la Asociación de Distribuidores de Combustible (Sodicom) de Valle y Cauca, nos dijo que tras los daños a más de la mitad de las estaciones de gasolina que tiene Cali, aún no ha logrado funcionar al 100 por ciento. Lo que, de nuevo, afecta a toda la cadena empresarial.
Durante el paro, las estaciones de gasolina fueron atacadas y saqueadas ante la escasez de combustible. Awakon calcula que tardarán entre año y año y medio para recuperar lo que dejaron de vender durante el mes que no funcionaron.
Hasta ahora, hay seis estaciones de combustible en Cali que no prestan servicio y evalúan, en términos económicos, si es más rentable abrir o cerrar. Los seis puntos están cerca a lo que, durante el paro, fueron puntos de bloqueo dentro de la ciudad.
Cauca: La migración de las empresas
Fueron tres semanas en las que Luis Enrique Rojas asistió a una planta vacía y en silencio. Aún con la producción frenada y sin sus trabajadores, seguía yendo porque era su forma de demostrar que Seguridad Alimentaria de Colombia (Segalco), la empresa de alimentos a base de quinoa que fundó junto con su socio, no estaba cerrada, sólo suspendió su funcionamiento.
A diferencia de los empresarios del Valle, Rojas sabía lo que podía desencadenar el paro y se preparó. La experiencia de 15 años como empresario en Popayán, Cauca, le decía que al igual que en paros y mingas anteriores, la vía Panamericana que conduce a Valle, y de ahí al resto del país, estaría bloqueada.
Esa suele ser la forma en la que grupos indígenas y otros manifestantes del departamento exigen derechos, presionan al Gobierno o llaman la atención sobre determinados temas del Cauca.
Luis Enrique compró materias primas para 15 días y antes del 28 de abril distribuyó toda su producción. Pero no fue suficiente, la movilización y los bloqueos superaron las expectativas. Perdió más de 600 millones de pesos y calcula que tardará de 3 a 5 años en recuperarlos.
“Lo que no hizo la pandemia en un año, lo hizo el paro en unos días”, señaló Rojas. A diferencia del covid, el paro no fue una afectación selectiva o por sectores, todos lo padecieron. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), durante mayo, el mes más fuerte del paro en el país, el Cauca fue el departamento más afectado.
Mientras en mayo la mayoría del país aumentaba la producción de la industria manufacturera frente al mismo mes del año anterior, en Cauca esta se desplomó. La reducción fue del 75 por ciento. Le siguió Valle al reducirla en un 55 por ciento.
Hace cerca de un mes las máquinas de Segalco volvieron a funcionar, pero es el momento en el que las consecuencias del paro se han sentido más. Además de no contar con el dinero suficiente, porque no produjeron durante un casi un mes y las ventas fueron mínimas, la mayoría de sus clientes pagan a 60 días. Eso implica que en los próximos dos meses deben cumplir con la producción y las entregas sin recibir un peso.
Entre esos compromisos están las exportaciones a Ecuador, Estados Unidos, Panamá y Reino Unido. Y la amargura de pensar que sus productos ya no llegarán a Guatemala porque el contrato se acabó luego de incumplir con un envío durante el paro.
Carlos López, presidente del Consejo Gremial y Empresarial del Cauca, asegura que la pérdida de un contrato no es lo más grave, sino la desconfianza que genera en el comercio internacional. “El daño reputacional es incalculable”, afirmó.
Eso lo conoce muy bien Luis Enrique. Más de una vez tuvo que viajar a Bogotá a entenderse con gerentes de supermercados, grandes empresas o diferentes clientes para explicarles que no podía sacar el pedido porque la vía Panamericana estaba bloqueada. Muchos por fuera del Cauca no sabían lo que significaba, económicamente y en términos de producción, un bloqueo que puede costarle a este departamento unos 52 mil millones de pesos por día.
“Este paro le mostró a Colombia lo que vive el Cauca cada dos años”, reconoce Luis Enrique. Luego asegura que “al Gobierno nacional sólo lo siento cuando hay que pagar impuestos”.
Con la cartera apretada y las ganas de continuar con su empresa, Rojas y su socio, tomaron una decisión que estaban aplazando hace años: “Nos vamos del Cauca”. Pronunciar esas palabras para el empresario payanés no es fácil, la voz se le quiebra y fija la mirada en la ventana de su oficina, como si al hacerlo pudiera evitar la realidad.
En septiembre llegarán a Jamundí, trasladarán no sólo la planta sino toda la vida que construyeron por más de 40 años en el departamento. En Popayán dejarán la sede administrativa, más por el apego a la ciudad y porque quieren que Segalco siga siendo reconocida como empresa caucana.
Irse es una opción que varios empresarios de ese departamento han estudiado. Aunque no hay cifras exactas, Carlos López del Consejo Gremial y Empresarial del Cauca asegura que la migración hacia el Valle y el Eje Cafetero es alta.
Los intentos de los empresarios de recuperarse siguen firmes. Pero la inminencia de que reviva el paro siembra los obliga a trabajar en medio de lo que más detestan los empresarios, la incertidumbre.