Vásquez y la representación afro en el uribismo 2.0

Entre tender puentes entre los afro y Duque, apalancar la economía naranja y verificar el contrato del Galeón San José, arranca la labor de la única ministra afro de la administración.

A partir de mañana Carmen Inés Vásquez se convertirá en la segunda ministra de Cultura afro en la historia reciente y única cuota afro del gabinete de Iván Duque. Además del debate que levantó su nombramiento entre las comunidades afro en torno a si los representa o si solamente cumple el puesto de cuota, su cartera tendrá relevancia en la puesta en marcha de la economía naranja, de la que el nuevo mandatario es experto, y que prometió impulsar.  

 

La representación afro en el uribismo 2.0

Aunque es un Ministerio que en términos políticos es poco relevante en comparación a la Cancillería, Interior, Hacienda o Defensa, que Duque nombrara a Vásquez llamó la atención mediática por, principalmente, dos razones: la molestia que generó en algunos sectores de comunidades afro y que a pesar de su pasado como Viceministra en una cartera tan politizada como la de Interior en el gobierno Santos, ahora hará parte del gobierno del uribismo 2.0.

La crítica más sonada contra el nombramiento de Vásquez llegó por cuenta de la líder afro del norte del Cauca, Francia Márquez, quien aseguró que la nueva Ministra “está ahí sólo por poner su cara negra”.

Las declaraciones de Francia reeditan un viejo pero siempre presente debate entre las comunidades afro en torno a si los que llegan a cargos de poder los representan o no.

Polémica similar ocurrió hace apenas meses cuando fueron electos los dos representantes afro, quienes fueron avalados por consejos comunitarios (que no habían avalado antes a candidatos), y que son aliados de políticos tradicionales del Valle, dada su cercanía con la gobernadora Dilian Francisca Toro y la exsenadora Susana Correa.

Como contamos en su perfil, Vásquez ha tenido altos cargos desde los que ha trabajado en temas afro a partir de 2006. Arrancó en la Contraloría de Julio César Turbay, en 2010 en el programa presidencial para la población afro que dirigió Óscar Gamboa (con quien hizo lobby con el poderoso black caucus norteamericano) y desde 2014, como viceministra del Interior para la participación ciudadana en el Ministerio de Juan Fernando Cristo.

Llegar al gobierno Duque como la única exfuncionaria de Santos proveniente de una cartera política (el otro es el nuevo ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, exdirector del Ideam que no era un cargo político), obedece, además de su conocimiento en temas afro que le reconocen los consultados para esta historia, a las conexiones políticas que ha logrado desde el inicio de su carrera pública incluso con el electo mandatario, de quien es “muy amiga desde hace una década” según un exalto funcionario santista que trabajó con ella.

Otro vaso comunicante con Duque viene de su esposo, el poderoso empresario italiano Saverio Minervini, quien fue muy amigo del padre del hoy Presidente. Además es un superpoderoso de los puertos en Colombia: fundó y dirige el grupo Coremar en Barranquilla (al que en 2007 le adjudicaron la construcción de Puerto Palermo, una central de carga marítima en Barranquilla) y también tiene empresas en el puerto de Buenaventura, el principal del pacífico colombiano.

De hecho, en la declaración de Francia sobre la nueva Ministra (y otras que también compartió) es que precisamente por esas conexiones con el poder económico, su nombramiento, según ella, serviría como “puente para que el Gobierno de Duque facilite a las multinacionales el saqueo y la destrucción de nuestros territorios y nuestras vidas como pueblo afro”.

Por aparte, dos nuevos altos funcionarios del próximo Gobierno nos negaron que el nombramiento estuviese mediado por los negocios de Minervini o su cercanía con el Presidente electo.

“Entiendo a quienes dicen que no es suficiente ser negro para tener la representación, pero Carmen Inés tiene todas las conexiones y el saber de la problemática afro nacional”, nos dijo, a su turno, Ray Charrupi, vocero de Chao Racismo, quien participó con Vásquez en la tercera cumbre mundial de mandatarios afro realizada con apoyo del entonces gobierno en 2015 en Colombia.

¿Ministerio ‘bisagra’?

Llegar al alto Gobierno, como en el caso de Vásquez como única afro del gabinete (y que Duque anunció la designación diciendo que impulsará el folclor por su conocimiento de los temas de esta comunidad), implica la labor de servir como ‘bisagra’ o puente entre el alto Gobierno y las comunidades.

Una labor que será particularmente clave en la próxima administración porque, como hemos venido contando, la conformación del gabinete y del nuevo equipo en Palacio de Duque viene del empresariado y los gremios económicos, cuyos intereses difieren a los de los afro y otras comunidades.

Ejemplo de ello es que los gremios pidieron al Presidente definir su postura en temas para la estabilidad de la industria de acá en adelante, y que afectan a las comunidades afro, a indígenas y campesinos: la definición de baldíos, agilizar la consulta previa (en la que no hay consenso sobre su reglamentación, pero Duque prometió en campaña llevar a cabo) y reglamentar la protesta social (una iniciativa criticada desde comunidades, consejos comunitarios e indígenas). Además, su súper consejero presidencial es un cacao antioqueño.

De ahí la importancia que tener un puente con Duque.

“Es importante tener alguien dentro del Gobierno para entender cómo funciona éste y cómo podemos exigir nuestros derechos”, nos dijo Marino Córdoba, activista y presidente de Afrodes (asociación afro de desplazados que agrupa a 96 organizaciones y consejos comunitarios).

Esa labor en el Gobierno pasado corrió por cuenta, según Marino, del saliente ministro de Ambiente, Luis Murillo. “Carmen puede ser ese vehículo ahora”, nos dijo.

Este debate deja en evidencia además que hasta ahora, como comunidad, los afro no tienen el peso suficiente para exigir cuotas propias.

“Nosotros como afro no tenemos la capacidad política y económica para influir en las designaciones de cuotas nuestras y eso nos afecta enormemente, y nos disminuye la capacidad de representación”, nos dijo Marino, quien dijo que Afrodes estará dispuesto a tender puentes con ella.

Lo mismo nos dijeron desde Chao Racismo y la asociación de alcaldes y mandatarios afro del país, que coordina Gamboa.

Además de este peso que tendría la nueva Ministra está el de los retos de acá en adelante en la cartera, que tendría especial importancia por la impronta del uribismo 2.0 de Duque de la economía naranja y apostar por la industria creativa y cultural.

El reto naranja y el chicharrón del Galeón

En su discurso de victoria de hace poco más de un mes, Duque dijo que “la cultura tendrá el protagonismo que merece” y en una visita a España semanas después aseguró que su apuesta es generar una infraestructura que “va a permitir que artistas construyan de forma creíble y sostenible esas oportunidades para que haya más bandas y compañías de danza, como transformador social”.

Aunque poco se sabe cómo ejecutará este plan e incluso un miembro del equipo de Duque en Palacio nos dijo que la articulación entre la visión de la economía naranja y la cultura “está en elaboración de acuerdo con el plan de Gobierno”, lo claro es que parte de esa ejecución será en el Ministerio de Vásquez.

(Precisamente por el impulso que Duque dijo en campaña que le daría a la cultura, en medios se especuló de que allá llegaría Alicia Arango, su mano derecha en la campaña para articular esa visión, pero finalmente llegó al Ministerio de Trabajo).

Aún así, como recogió Arcadia, expertos del sector cultura como cineastas, directores artísticos y miembros de festivales, dicen que el reto de Vásquez será subsanar su falta de conocimiento técnico en el tema cultural con mayor presupuesto y ejecución al sector.

Pero quienes han estado en esa cartera, como Paula Moreno, la primera ministra afro de Cultura de la historia, dice que lo importante allí es “entrar a entender las dinámicas culturales del país (….) para crear una visión que abarque la dimensión política, económica y social de la cultura”, como nos dijo en esta entrevista antes del nombramiento de Vásquez.

A eso se suma un reto adicional que deja Santos al nuevo mandatario: el rescate del galeón San José, cuyo proceso fue reactivado la semana pasada, luego de que el Tribunal de Cundinamarca tumbara unas medidas cautelares que detuvieron el proceso.

En este proceso también habría vasos comunicantes entre la nueva ministra Vásquez y su familia. Incluso en esta columna publicada en El Heraldo esta semana, se indica que Minervini fue uno de los lobbystas de la ley de patrimonio sumergido en el Congreso en 2013, que es la norma con la que el Gobierno se ampara para reclamar el galeón de San José, según dice el mismo ministerio de Cultura

Precisamente esta semana, el 10 de agosto, se cierra el plazo para la presentación de propuestas para la licitación en alianza público privada que contará con una financiación de casi 70 millones de dólares, según dijo el saliente mandatario.

Entre tender puentes con el nuevo gobierno, apalancar las políticas del uribismo 2.0 y verificar el contrato de exploración marítima más grande de los últimos años, arranca la labor de Vásquez en el Ministerio.  

Soy la editora de la sección En Vivo, coordinadora de podcast de La Silla Vacía y dirijo los Huevos Revueltos con Política. Soy periodista de la Santo Tomás y tengo una maestría en ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Fui reportera política en El Nuevo...