Terminamos nuestra serie de ‘preguntas existenciales’ de los candidatos a la Presidencia con la del aspirante uribista, quien le apunta a ganar este domingo.
A cinco días de las elecciones presidenciales, la pregunta existencial para el candidato uribista Iván Duque es si logra ganar este domingo en primera vuelta como le apuesta su campaña. Porque si no gana en primera, se le puede enredar su triunfo en segunda.
La respuesta es que le quedará difícil porque, aunque Duque ha demostrado que puede crecer más allá del uribismo, para ganar le tocaría vencer el techo del antiuribismo y eso es todo un desafío.
Maquinarias, voto útil polarizado y uribismo 2.0
Para ganar la Presidencia este domingo, que es el objetivo de la campaña según nos dijeron 10 fuentes uribistas y han querido posicionarlo en redes desde su campaña, Duque necesitaría superar su case inicial de 6 millones de votos (los 4 que sacó en la consulta del No, más los que recogieron allí mismo Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez, restando los de antiuribistas que votaron por Ramírez), que son casi los mismos 6,4 millones votos que obtuvo el No en el plebiscito de 2016.
Necesita superarlo porque si se mantiene el promedio de participación electoral de los últimos 15 años (45,7%) votarán unas 16,6 millones de personas y entonces necesitaría más de 8 millones de votos para ganar en primera vuelta; si votan tantos como lo hicieron en marzo, podría necesitar incluso 9 millones.
La primera estrategia que está utilizando el uribismo para conseguir esos tres millones de votos adicionales (suponiendo que todos los de la consulta fueran ‘suyos’) es a través de la adhesión de políticos.
Aunque han logrado los apoyos de un sector conservador importante, de Colombia Justa Libres y Somos, es probable que sus bases ya estén incluidas dentro de los que votaron en la consulta del No.
En cambio, los votos que sacaron el Mira, y los políticos de la U y los liberales que lo apoyan suman 1 millón de votos y como ninguno de estos movimientos estaba antes con el No, es más factible que un porcentaje de esos votos sí le sumen a los 6 millones iniciales.
Aún así les seguirían faltando por lo menos otro millón y pico para pensar en ganar en primera vuelta.
Para conquistar el voto de opinión de centro, la campaña de Duque quiere forzar el voto útil desde la primera vuelta con la idea de que es mejor “consolidar a Duque de una vez” y evitar el riesgo de que Gustavo Petro pase a segunda, como nos dijo la senadora Paloma Valencia.
“La política es muy polarizante y el voto de centro terminará arrastrado por las mecánicas electorales de Duque y Petro. Muy posiblemente ese voto de centro terminará siendo afín a nosotros para detener a Petro”, nos dijo el dirigente uribista José Félix Lafaurie.
El problema de esas dos estrategias es que coinciden con las de Germán Vargas Lleras, quien también está peleando la maquinaria (por ejemplo, la semana pasada le ganó a Duque la puja por el barón destituido de Tumaco, Neftalí Correa) y está hablando en entrevistas y cuñas del voto útil antipetrista.
Vargas tiene ventajas en esas dos áreas: con los políticos, porque es uno de ellos, lleva meses cortejándolos y pueden ganar más con él, pues de ganar les debería más su victoria; con el voto útil, porque dado que todas las encuestas pronostican que habrá segunda vuelta se pueden confiar en que si no gana su candidato predilecto igual pueden votar por Duque en la segunda y detener a Petro.
La última carta para crecer es el uribismo 2.0 de Duque, que tiene propuestas para lograr voto de opinión joven y urbano. Por ejemplo, cuando propone jugársela por las TIC para desentrabar trámites administrativos, al decir que va a apoyar las pequeñas y medianas empresas, promover el emprendimiento o implementar la economía naranja en el país.
Aquí, el desafío de la campaña de Duque es lograr vencer el antiuribismo y lo que muestra la última Gallup Poll es que éste existe y es fuerte. El 44 por ciento de los encuestados tiene una imagen negativa de Álvaro Uribe, y es una tendencia que se ha mantenido constante en los últimos años.
Como para la primera vuelta existen otros candidatos viables, y en las encuestas Duque no aparece tan cerca del 50 por ciento ni tampoco Petro, no le quedará tan fácil al uribismo que la idea del voto útil gane tanta tracción esta semana como para vencer el rechazo a Uribe que siente esa mitad del país.
Máxime cuando el influyente columnista de Semana Daniel Coronell ha recordado en las últimas columnas episodios oscuros cercanos al expresidente que se han vuelto virales.
Por todo lo anterior, aunque en el uribismo las cargas están enfiladas en ganar este domingo, existe una alta posibilidad de que haya una segunda vuelta. Si la hay, se repetirá la misma pregunta sobre si Duque será capaz de cruzar el techo del antiuribismo para ganar la Presidencia. La respuesta dependerá de quién sea su rival y la diferencia que saquen entre sí el domingo.