Foto: Colombia Justa Libres

Colombia Justa Libres, el partido cristiano que sorprendió en 2018, está proponiendo a otros armar listas conjuntas para Congreso y una consulta crsitiana para Presidencia.

Cuando el ‘No’ ganó el plebiscito en 2016 por un poco más de 53 mil votos, el voto cristiano empezó a cotizarse porque sin él podría haber ganado el Sí. En 2018, un nuevo partido cristiano, Colombia Justa Libres, logró cuatro curules en el Congreso gracias a una unidad nueva. Ahora busca sumar a más sectores con votos religiosos para llegar unidos al 2022.

En concreto, le apuestan a una coalición cristiana para aumentar su bancada de nueve curules (las cuatro de ellos, cuatro del Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (Mira) y la de la senadora de Cambio Radical, Emma Claudia Castellanos) e incluso tener un candidato propio para las presidenciales que le de más peso a sus votantes. 

Para eso, arrancan con el capital del millón de votos que sumaron en 2018, que en una contienda apretada puede ser definitivo.

Aunque esa meta viene de tiempo atrás y cada cuatro años suena algo similar, en Colombia Justa Libres creen que la unidad puede funcionar esta vez. 

Un voto disciplinado pero disperso

Si se logran unir, los resultados pueden ser fuertes, especialmente porque hay un fenómeno que viene de hace por lo menos una década y que ha movilizado a sus votantes.

 

Bibiana Ortega, experta en política y religión de la Universidad Javeriana, ha seguido de cerca su incidencia en la política. Explica que varias iglesias cristianas han reaccionado a la movilización de la comunidad Lgtbi y grupos feministas que han exigido sus derechos, y por eso ven la necesidad de estar directamente representadas en espacios como el Congreso.

“El asunto con el voto cristiano es que es muy disciplinado. Las iglesias han desarrollado un trabajo de base muy importante. No deja de ser envidiable el caudal electoral tan grande que tienen para el Congreso”, coincide Sergio Guzmán, analista político y director de Colombia Risk Analysis.

Eso ya se ha notado, especialmente en 2016, cuando varias iglesias, junto con algunos líderes y padres de familia católicos, encabezaron marchas en contra de la “ideología de género” que supuestamente traía el Acuerdo con las Farc. Y, como anticipamos, que buena parte del voto cristiano se fuera por el ‘No’. 

Pero esa unión no se repitió en las elecciones de 2018, a pesar de que tanto Viviane Morales como Alejandro Ordóñez buscaron sumar el voto religioso.

Morales se lanzó desde el principio con el apoyo de grupos cristianos, con los que construyó su carrera política. Pero su campaña nunca despegó y antes de la primera vuelta renunció, argumentando falta de garantías, y adhirió a la candidatura de Iván Duque.

En la misma línea, las candidaturas de cristianos diseminados en partidos tradicionales como La U, el Liberal y el Conservador, se quemaron.

Como contamos, la excepción más notoria fue la unión del movimiento Colombia Justa, liderado por la iglesia Manantial del pastor Eduardo Cañas y la Misión Paz del caleño Jhon Milton Rodríguez, con Libres, encabezado por Ricardo Arias, exgerente del Fondo Nacional del Ahorro y excandidato a la Alcaldía de Bogotá. 

Colombia Justa Libres dio una sorpresa al pasar el umbral y empatar con el Mira, que lleva 20 años funcionando, en curules: tres en el Senado y una en la Cámara (Que quedaron ratificadas la semana pasada, cuando el Consejo de Estado encontró que las demandas contra Justa Libres que decían que ‘inflaron’ votos en el reconteo no tenían razón e incluso les reconoció casi mil votos más).

Para Ortega eso se debió a que Colombia Justa Libres sumó varias organizaciones religiosas y captó el voto de cristianos que se movilizaron por el ‘No’ dos años antes. Es decir, que no solo la unión, sino también la movilización hizo la fuerza.

La idea de Justa Libres es ganar todavía más el próximo año, y para eso se está moviendo desde ya. 

La unión que busca Justa Libres

La idea principal es armar una lista para Senado y Cámara con otros cristianos, y unirse para una consulta presidencial. Para las dos cosas, piensan que competir entre ellos serviría porque ningún grupo se impondría y porque podría galvanizar a sus votantes, como pasó con las consultas de derecha e izquierda en las legislativas de 2018.

Para eso, esperan hacer una asamblea nacional (que podría darse en abril) para reformar los estatutos, que no permiten tener listas abiertas, y para definir el mecanismo de elección del candidato presidencial. 

Como contamos, suenan como precandidatos el senador y copresidente John Milton Rodríguez, el exconcejal de Bogotá Marco Fidel Ramírez, y el también copresidente y exsenador Ricardo Arias. 

Su idea es que quede uno de ellos para enfrentarse en una consulta con otros aspirantes para presentarle “a Colombia una propuesta con sabor cristiano”, como nos dijo Arias. 

Los cuatro directivos de Colombia Justa Libres con los que hablamos coinciden en que sería una consulta de centro, a pesar de que el mismo Arias dijo que de allí “saldrá el candidato que defenderá la vida, la familia y la sociedad”, un ideario que suena de derecha.

De hecho, sus banderas los ponen mucho más cerca del conservatismo o del uribismo que de las propuestas de centro de algunos liberales o verdes. Según Rodríguez, son:

  • La defensa de la vida “desde la concepción”, una bandera de claro conservatismo social. La amplían como la han hecho las miradas católicas o conservadoras: incluyen a “todas sus expresiones, donde la vale la vida del líder social, del policía, de la mujer, del niño. No puede haber más una discrminación frente a qué vida vale más”.  

  • La defensa de la familia para que el Estado la “respete, valore y aprecie”, y se erradique la violencia en la misma.

  • Las libertades ciudadanas con un Estado más pequeño, reduciendo normas e impuestos 

  • Que las víctimas en el Acuerdo “tengan justicia como debe ser frente a cualquier actor que haya afectado sus vidas”, dándoles espacios de participación política para que “no que sean los victimarios los que se les dan todas las garantías de participación en el Congreso”.

Las grandes preguntas es si todos los votantes cristianos comparten esas banderas y si ellas son suficientes para que voten por un partido nuevo, sin figuras visibles ni grandes estructuras para mover votantes, o si más bien las apoyan votando por candidatos conservadores o uribistas.

Como dice el analista Sergio Guzmán, “Si bien hay temas que los reúnen como el aborto, la defensa de los niños y la adopción gay, no los reúne un partido necesariamente. Ellos son votantes temáticos, pero esos temas están repartidos”, comenta.

Una unidad esquiva

Como los votos y grupos están dispersos, el trabajo de convencerlos es largo. De hecho, Arias cuenta que han hablado con:

  • El exsenador Jimmy Chamorro, quien se quemó buscando reelegirse en 2018, con el aval de La U y 59.910 votos, y su movimiento C4

  • El exsenador del viejo PIN, Edgar Espíndola, quien se quemó con Opción Ciudadana en 2018, con 22.678 votos. Espíndola nos confirmó que busca llegar a la coalición para ser uno de los precandidatos presidenciales por este sector.

  • El exsenador del Polo Jesús Bernal Amorocho, quien en 2012 fue condenado a cinco años de prisión porque 11 años antes usó recursos del sindicato de la Caja Agraria, en la que era presidente, para financiar su campaña al Congreso.

  • El exministro y exsenador liberal Rodrigo Rivera, quien fue Alto Comisionado para la Paz durante el gobierno Santos entre 2017 y 2018.

  • El sector que acompañó a la excandidata presidencial y hoy embajadora Viviane Morales 

  • Los que apoyaron al exprocurador y hoy embajador Alejandro Ordóñez.

  • El grupo de la Misión Carismática Internacional que encabeza la senadora Emma Claudia Castellanos, elegida por Cambio en 2018 con 66 mil votos (y cuyo grupo se fue al Centro Democrático)

  • El movimiento católico ‘Laicos por Colombia’ 

“Todos han sido muy receptivos, todavía no hay un anuncio oficial, pero todos están pendientes del tema y me piden que los siga teniendo en cuenta”, nos dijo Arias. Pero las cosas no parecen tan sencillas.

Carlos Guevara, senador y presidente del Mira, representa el partido más sólido con el que se podría unir Colombia Justa Libres. Y su mirada muestra lo difícil de lograr la unidad.

Guevara le dijo a La Silla que en Colombia Justa Libres les han insistido en unirse a la coalición y que el partido solo tomará una decisión con miras a 2022 el segundo semestre de este año. Y que deben estudiar la propuesta porque “hay temas que nos unen y otros en los que no somos tan afines”. Un ejemplo de eso es el Acuerdo de Paz, que el Mira apoyó. 

En contraste, otras fuerzas con menos caudal electoral y con el incentivo de que la unión les puede ayudar a ser elegidos como mostró Colombia Justa Libres en 2018, la ven más viable.

Por ejemplo, el exsenador Edgar Espíndola la coalición es posible como un punto para concertar con ‘la Colombia creyente’, que reúna a todos quienes creen en Dios. 

Y Royman Amaya, secretario de Somos, nos dijo que sería una oportunidad para dejar de dividir al país entre la derecha y la izquierda y pensar “en un centro social donde confluya la población”, en línea con la propuesta de Colombia Justa Libres. Aclara que varios de sus militantes ya están montados en el bus.

El exsenador Jimmy Chamorro no quiso pronunciarse. 

Intentamos comunicarnos con la senadora Emma Claudia, pero no tuvimos respuesta. Después de publicada la historia nos contactaron de su oficina de prensa y nos dijeron que ella no proyecta ser parte de ninguna coalición. También aclararon que se enteraron de esto por una publicación en otro medio, pero que para ellos no pasa de ser un rumor, ya que la congresista está firme en Cambio Radical.

En todo caso, las dudas que manifiesta el Mira muestran que el paso más grande de la unidad está difícil.

Aún está por verse quiénes se montan en el bus de la coalición y hasta dónde llegará, si a una consulta propia o a un candidato cristiano que arrastre en una consulta más amplia. Si llega a darse, el voto cristiano podría pesar más en el siguiente Congreso.

Soy la periodista encargada de cubrir la región Pacífico. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad del Valle. Fui practicante de La Silla Pacífico en 2018, hice comunicación organizacional y trabajé en un proyecto educativo. Antes de regresar a La Silla fui investigadora en el...