Con las campañas de la senadora y Alejandro Ordóñez, en Colombia se abrió la caja de Pandora de meter la religión directamente en las presidenciales.
Viviane Morales anunció ayer que se lanza a la carrera presidencial, una movida que habíamos adelantado y que refleja las solicitudes que desde febrero le hacían pastores de varias iglesias cristianas.
Pánico de políticos por candidatura de Viviane Morales ? pic.twitter.com/RiPcTD1ZUF— Viviane Morales (@MoralesViviane) July 13, 2017
En su lanzamiento, a través de un video de menos de dos minutos que grabó el miércoles en la noche, Viviane, vestida con el rojo de su partido liberal, se muestra como una representante de quienes ven la política con el lente de la religión.
No habla de corrupción, paz o economía, sino dice que convoca “a las inmensas mayorías creyentes de nuestro país, al cristianismo todo, a los católicos y evangélicos”, “para que con mayorías, democracia y valores salvemos a Colombia”.
”Con mayorías, democracia y valores salvemos a Colombia”
“Definitivamente la senadora (…) representa los principios y valores cristianos con los cuales se identifica el 90% la población colombiana”, nos dijo el pastor Jhon Milton Rodríguez de la iglesia Paz a las Naciones, que también está armando su movimiento político para lanzar listas al Congreso.
La bandera de los valores religiosos ya la viene ondeando el anulado exprocurador Alejandro Ordóñez, quien lleva un mes recogiendo firmas para inscribir su candidatura y aspirar por la alianza del No, que lidera el uribismo.
En principio, Ordóñez y Morales son dos candidatos muy diferentes.
El primero tiene como caballito de batalla criticar el acuerdo con las Farc, mientras Viviane apoyó los acuerdos de paz; el primero fue vocero del No, mientras la segunda le apostó al Sí al plebiscito; y aunque Morales en el Congreso fue crítica a algunos aspectos de la reglamentación del Acuerdo, como la Justicia Especial para la Paz (JEP), votó a favor de algunos de los proyectos para implementarlo como el que creó el partido político de las Farc, el que permitió la presencia en el Congreso de Voces de Paz y el Estatuto de Oposición. En los otros se ausentó.
Pero hace menos de un mes, a mitad de mayo, la senadora dio un paso que la acercó a Ordóñez: en el primer debate de proyecto de referendo contra la adopción de niños por parte de parejas gay y solteros (para el que recogió 2 millones de firmas), habló de la ‘ideología de género’.
Con ese giro en el discurso hacia uno más propio de sectores que votaron por el No y que parecen ser más cercanos a Ordóñez, y a pesar de que su referendo se hundió (los uribistas y conservadores querían apoyarlo, pero no le caminaban a prohibir la adopción a solteros), la imagen de la senadora liberal se fortaleció dentro del cristianismo.
Y con ese impulso se lanzó ayer.
¿Iglesias y liberales?
La aspiración arranca con un reto enorme: reconciliar los discursos religioso y liberal, a los que se refirió en el video y que son sus dos grandes escuelas de pensamiento.
Sus aspiración venía sonando desde varios sectores evangélicos, en especial los de su iglesia, Casa Sobre la Roca (cuya cabeza, Darío Silva Silva, hizo campaña por el Sï); Manantial, del pastor Eduardo Cañas; y otros pastores que hacen parte de Cedecol, la organización que agrupa a casi 4 mil iglesias evangélicas y que en la campaña por el plebiscito participó de los dos lados de la división de las iglesias cristianas.
“La senadora tiene una buena imagen y representación dentro de la comunidad cristiana”, dice el director de Cedecol, Edgar Castaño, mientras recuerda que su organización no participa en política.
Pero Viviane no va a arrancar como candidata cristiana a secas, sino liberal: la idea es participar en una consulta abierta como la que proponen los también precandidatos liberales Juan Manuel Galán y Juan Fernando Cristo, junto con otros como Humberto De la Calle.
Para su esposo y vocero de los dos millones de firmantes del referendo, Carlos Alonso Lucio, la idea de la precandidata es apoyar la consulta abierta que sería el día de las parlamentarias de marzo, para captar así el apoyo que tiene dentro de los liberales (sacó 54 mil votos al Senado en 2014) y de los cristianos.
“Le apostamos a que todos voten. No estaría bien que el partido elija por maquinaria, por bolígrafo”, nos dijo Lucio.
Sin embargo, para Galán es difícil incluir a Morales porque no es fácil conciliar sus banderas religiosas con el liberalismo.
“Yo creo que en la consulta deben participar los que están apoyando el ideario liberal de igualdad de derechos, de garantías de derechos para todos, y apoyo al proceso de paz y Viviane Morales no se inscribe con esas ideas”, nos dijo.
Sin embargo, en su video Viviane da muestras de que va a buscar reconciliarse, especialmente con la reivindicación de la libertad de cultos, una de las principales banderas del liberalismo de los siglos XIX y XX.
“Claro que convoco a las históricas mayorías del liberalismo colombiano, de ese liberalismo que lideró las grandes transformaciones sociales, económicas y políticas del siglo XX (…) con el que juntos logramos la gran victoria de la libertad religiosa”, dice en el video.
Y recuerda que su partido apoyó la reglamentación de la libertad de cultos que ella lideró en el Congreso en 1994.
De hecho, los primeros congresistas cristianos, elegidos poco antes de la Constitución de 1991, eran liberales (el conservatismo se identificaba con la Iglesia Católica) y el movimiento con el que Morales se lanzó a la Constituyente de 1991, Unión Cristiana, terminó uniéndose al liberalismo en 1998.
A pesar de esa trayectoria, las posturas críticas de Viviane hacia el proceso y su referendo, dentro del partido tendrían poco apoyo, salvo el de otras líneas no afines a la mayoría de la dirección liberal, como Sofía Gaviria.
Por eso le convendría una consulta abierta, en la que los votos cristianos le podrían ayudar a aumentar su caudal, mientras que en una consulta cerrada (en la que solo votan los liberales carnetizados) o en un Congreso, tendría pocos chances frente a Cristo (quien desde el Gobierno fue el principal contradictor de su referendo y tiene a 16 congresistas de su lado) o a Humberto de la Calle, que viene acumulando apoyos de la línea gavirista.
El lío es que si la consulta no se da en paralelo a otras consultas, los votos de cristianos que prefieren a Morales que a sus competidores, aún si son votos más cercanos a Ordóñez, podrían ser decisivos.
Por eso, aunque la aspiración de Morales en principio le da más espacio a una consulta en la que ya se han puesto de acuerdo públicamente los demás precandidatos (solo falta que De La Calle la acepte, pues inicialmente se negaba pero ha ido abriendo espacios a eso), puede abrir la puerta a algo inesperado: que el voto religioso defina el candidato del liberalismo a la Presidencia.
Sobre todo por el crecimiento de una agenda conservadora en lo social, de alto contenido religioso y moral, en la política colombiana.
La agenda moral
Y es que si la candidatura de Ordóñez muestra que hay espacio para esa agenda, la de Viviane lo reafirma, y recuerda que hay un espacio para voces que lo agiten, aunque de forma menos radical.
En el círculo de Viviane, según una fuente muy cercana a la senadora, la idea no es solo pelear los votos cristianos que se han acercado a Ordóñez (y a los que él les hizo un guiño al designar como fórmula vicepresidencial al Pastor David Name, porque confían en su trabajo como congresista, y en el apoyo de las iglesias que le venían pidiendo que se lanzara, y que son más cercanas al Sí.
Según un pastor cristiano que conoce la discusión dentro de las iglesias para capitalizar el voto cristiano de cara a 2018, el momento es único para lograr un impacto con aspirantes propios. Y, como hemos reportado desde inicios de año, los pastores cristianos se han reunido para definir estrategias políticas de cara al Congreso.
“No creo que la Presidencia descanse sobre los hombros de los votos cristianos. Resulta que hay mucho ciudadano que dice que no puede votar por un religioso, pero sí le importa los valores espirituales y sociales del candidato”, nos dijo.
Aun con ese matiz, es un giro de la tradición de algunos grupos cristianos de formar movimientos pero apoyar a otros candidatos.
Convoco a las históricas mayorías del liberalismo que lideró grandes transformaciones sociales
Por ejemplo, la Misión Carismática Internacional (MCI), una de las iglesias que apoyó abiertamente el No al plebiscito y en 2014, se incorporó a La U en 2006 y al Centro Democrático en 2014, cuando puso a dos congresistas en el partido uribista y busca más espacio en las listas de Uribe en 2018.
La excepción es el Movimiento Mira, hermana de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional que dirige la familia Piraquive. Pero su discurso no es religioso sino que se ha centrado en temas medioambientales y económicos y en defender a grupos como los motociclistas, todo enfocado en cautivar una votación de clase media o media baja por fuera de los miembros de la iglesia.
Ahora, con la aspiración de Ordóñez que busca acercar a evangélicos y católicos muy conservadores, y con la de Morales que busca darle cuerpo a grupos menos extremos pero para los que la moral de su religión se vuelva un criterio fundamental para elegir presidente, se juega la posibilidad de que la religión se convierta en un factor central en la política.
Y así el política puede parecerse más a la de Estados Unidos o a la colombiana hasta antes del Frente Nacional, cuando muchos sacerdotes católicos intervenían en favor del partido Conservador y Miguel Ángel Builes, obispo de Santa Rosa de Osos (Antioquia), llegó a decir que “el liberalismo es esencialmente malo” y, en plena Violencia, que “la serpiente no se mata por la cola sino por la cabeza”, refiriéndose a los liberales.
El éxito o fracaso de esa agenda moral dependerá en el corto plazo de si su nombre comienza a sonar con más fuerza para llegar a la primera vuelta de mayo. Pero, a largo plazo, en Colombia se abrió la caja de Pandora de meter la religión directamente en la política.