Después de la tributaria viene la pensional. Unos días antes de que se aprobara la reforma que va a recaudar 20 billones de pesos, el Ministerio de Trabajo instaló una subcomisión para discutir esta reforma en la mesa de concertación que tiene con gremios de empresarios y sindicatos. Empieza así una discusión larga de concertación que desembocará en la presentación de la reforma, en abril del próximo año. Al inicio, y tras la presentación de un borrador de la reforma, todavía hay muchos cabos sueltos.  

La propuesta del Gobierno Petro es un sistema pensional de tres pilares. Ese esquema fusiona los dos sistemas actuales que hay en Colombia, el privado y el público, el de ahorro individual y el de reparto. Estos sistemas hoy funcionan por separado y compiten entre sí, pero la idea es que una parte de la plata (o toda) se reparta entre esos dos, si es el caso.

Los otros dos pilares son el solidario y el de ahorro voluntario. Para el primero, unos 3 millones de adultos mayores que no alcanzan a pensionarse tendrían una pensión de hasta medio salario mínimo, explicó el viceministro encargado de Empleo y Pensiones, Juan Carlos Hernández. Hoy solo 1,7 millones de ellos están cubiertos por un programa que se llama Colombia Mayor, que les gira 80.000 pesos al mes.

Y en el segundo habría incentivos para que las personas complementen su pensión con un ahorro adicional.

Esta reforma responde a la urgencia de cambiar un sistema insostenible. El régimen de Colpensiones, que paga las pensiones con los aportes de los que actualmente trabajan, lleva a que el Estado tenga que subsidiar una parte de las pensiones, lo que le vale al país al menos 18 billones de pesos al año, casi lo mismo que recaudará la reforma tributaria recién aprobada por el Gobierno de Petro.

El otro problema del sistema pensional es que en Colombia apenas el 25 por ciento de la población logra pensionarse porque son informales y muchos que sí aportan no logran cumplir los requisitos.

Con estas cartas sobre la mesa que dejó ver el gobierno Petro, liderado en este caso por la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, hay algunas preguntas clave que se tendrán que responder en el transcurso de la discusión.

1. ¿Se va a cambiar la edad de pensión?

Cuando se presentaron las bases de la reforma pensional, el ministerio de Trabajo no habló de modificar la edad para sacar la mesada. En palabras de la ministra Gloria Inés Ramirez, “es una reforma estructural, no es una reforma paramétrica”.

En ese panorama, la pregunta que se hicieron tres investigadores y expertos en el tema consultados por La Silla, es que la edad de pensión define de alguna manera qué pasará con el sistema pensional en el largo plazo.

El motivo es que Colombia, así como otros países del mundo, vive un cambio demográfico en el que las personas vivirán más años y habrá más viejos que jóvenes en unos años. Y si eso no se concibe en la discusión de la reforma, puede representar una mayor carga en las cuentas nacionales. Desde 1993, cuando se aprobó la Ley 100, la expectativa de vida de los colombianos ha pasado de 70 años a 77 en 2020, según el Dane. 

Información sacada de la presentación del tema pensional de Asofondos.

Para David Forero, investigador de Fedesarrollo, y coautor junto a Leonardo Villar, hoy gerente del Banco de la República, de una propuesta de multipilares en 2018 para Fedesarrollo, la no definición de nuevos parámetros puede hacer “inviable” una reforma en el largo plazo.

“Y si no se hace ahora, se puede instalar una comisión para cambiar eso en el largo plazo”, agregó Forero.

2. ¿Se va a tocar el regresivo sistema de subsidios del régimen de prima media?

En la propuesta del Gobierno se habla de que las personas que ganen entre 1 y 4 salarios mínimos aportarían a Colpensiones y que el restante de eso sí podría ir a los fondos privados de pensiones.

El problema es que como está el sistema de reparto, al menos unas 4 millones de personas que están en edad de jubilarse, no alcanzan a hacerlo.

En contraste, el país sí gasta al menos 2,4 por ciento del PIB al año subsidiando pensiones de Colpensiones, recursos que se podrían utilizar para, por ejemplo, garantizar un ingreso vitalicio a personas que no lograron pensionarse.

Por ejemplo, según cálculos que hace Asofondos, con los 1.000 millones de pesos al año que le vale al país subsidiar una pensión alta de 25 salarios mínimos para una sola persona, se podría asegurar un subsidio de unos 354.000 pesos, que es la línea de pobreza, para 14 adultos mayores que no lograron pensionarse.

En ese punto, la pregunta que se hacen los académicos es si esta reforma va a corregir la regresividad del sistema con impuestos, por ejemplo, a las pensiones. Esa idea ya había llegado en la tributaria y fue tumbada por los mismos congresistas y en palabras de Kevin Hartman, experto pensional e investigador de la Universidad de Lovaina en Bélgica, era uno de los caminos para hacer un poco más progresivo el sistema.

3. ¿Qué va a pasar con la plata que ya está ahorrada en fondos privados, el “stock”?

Uno de los puntos más agudos de la discusión es para dónde se va ir la plata de las pensiones que están en los fondos privados de pensiones, que se vienen ahorrando desde 1993. Se trata de más de 350 billones de pesos que administran cuatro fondos privados, que están concentrados especialmente en el fondo del grupo de Sarmiento Angulo, Porvenir, y el del Grupo de Empresarios de Antioquia (GEA), que tiene a Protección.

En la reforma que presentó el Gobierno, no hay referencias a que se van a tocar los ahorros acumulados, pero sí el flujo de lo que entra y sale cada año.

Ante ese panorama, Daniel Wills, vicepresidente técnico de Asofondos, pone sobre la mesa la inquietud de lo que podría pasar en un escenario en el que el Gobierno Petro decida tocar esos ahorros acumulados, que “son sagrados”, agregó Wills.

“Petro dijo hace poco que no iba a tocar los ahorros acumulados en pensiones, pero ha habido mucho ruido que indica que sí los quisiera tocar. Esa es una duda que tenemos”, apuntó Wills.

Este punto será clave en las conversaciones porque eso también tendría un efecto sobre las finanzas públicas, porque los fondos de pensiones invierten en varios mercados, entre esos el de capitales y también la financiación de bonos de deuda pública.

4. ¿En qué se va a gastar o invertir la plata que entre a Colpensiones? ¿Cuál será el plan para pagar el subsidio?

Uno de los pilares de la reforma es el solidario, que concibe pagar medio salario mínimo a 3 millones de adultos mayores. Sin embargo, no queda claro de dónde saldrían esos recursos, ni tampoco qué pasaría con la plata nueva que entre a Colpensiones.

Eso será clave porque, además, el régimen de prima media tiene apenas 6,7 millones de afiliados, mientras que los fondos tienen unos 18,3 millones. Con un mercado laboral en el que el 85 por ciento de las personas ganan menos de 2 salarios mínimos, el grueso de las cotizaciones se iría a Colpensiones y de donde no se sabe si seguirá en un esquema piramidal o si ese dinero se va a invertir.

“Sobre los pilares, nadie los discute. Y claro, hay que fortalecer el pilar contributivo, pero la pregunta es cómo harán para asegurar los recursos de las próximas generaciones”, dijo Wills.

Este punto será crucial porque dará luces sobre si Petro sigue en su plan de financiar el gasto social y planes a corto plazo, sin necesariamente asegurar las cuentas en el largo plazo.

5. ¿Cuál será el impacto en el mercado de valores y de deuda pública?

Una de las principales tareas de los fondos privados de pensiones es invertir la plata que entra de las pensiones para poder ofrecer unos rendimientos de lo que se ahorró.

Según el Ministerio de Hacienda, en agosto de este año el 26 por ciento de los tenedores de bonos de deuda pública son los fondos de pensiones y el 17 por ciento de las acciones en un mes en el mercado de valores las poseen las AFP.

Con un pilar contributivo renovado que plantea Petro que inyectaría los recursos a Colpensiones y no a los fondos privados, habría un marchitamiento del negocio de los segundos.

Para Oliver Pardo, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana y quien también está trabajando en una investigación sobre el sistema pensional, dice que eso podría traer un efecto negativo para las finanzas públicas.

“Buena parte del flujo pensional que se dirige a financiar al Estado a través de bonos de deuda pública y a financiar a las empresas a través de la Bolsa de Valores ahora iría directamente al Gobierno. El efecto neto sobre el ahorro dependerá del uso por parte del Gobierno de esos recursos adicionales. Si se gastan en vez de ahorrarse, el impacto sobre la inversión, la deuda pública implícita y el déficit de cuenta corriente serían muy grandes”, dice.

Sin embargo, todavía no ha quedado claro en las discusiones el rumbo del ahorro privado y si habría medidas para contrarrestar su marchitamiento y su participación en los bonos de deuda pública y el mercado de capitales.

6. Con un sistema solidario generoso, ¿cómo se va a fomentar que la gente cotice a pensión?

La propuesta de Petro concibe que el subsidio a los adultos mayores que no se alcanzaron a pensionar ya no reciban 80.000 pesos mensuales como está actualmente, sino medio salario mínimo.

Eso podría distorsionar el objetivo de este sistema porque si hay personas que ahorran toda su vida para poder pensionarse y reciben apenas un salario mínimo, pues el incentivo para seguir aportando no es mucho mayor y si se ahorran la cotización, igual les darían 500.000 pesos, medio salario mínimo de hoy.

De hecho, entre los planteamientos que hace la propuesta de Leonardo Villar, actual gerente del Banco de la República, y de David Forero, investigador de Fedesarrollo, está que el subsidio no supere la línea de pobreza, que actualmente está en 354.000 pesos. Si lo hace con un monto superior, dice la investigación, se pueden distorsionar las decisiones laborales y generar incentivos “perversos” para el ahorro.

Por lo pronto, el Mintrabajo no ha dejado claro cómo fomentará la formalización y que las personas aporten más a pensión, más allá de asegurar un piso mínimo de jubilación. 

Soy periodista de economía de La Silla Vacía. También soy cofundadora de Economía para la pipol. Antes trabajé en la revista Forbes Colombia, El Tiempo y Portafolio. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad Externado, y una especialización en periodismo digital de la U. Tadeo...