A raíz de las constantes críticas y ataques verbales del presidente Gustavo Petro y miembros de su gobierno al cubrimiento mediático, al que culpan de la caída de su popularidad y el poco respaldo popular que han tenido sus primeras reformas, varios periodistas han comenzado a plantear la necesidad de una autorreflexión sobre nuestro oficio. Una reciente y muy completa encuesta elaborada por Cifras y Conceptos y la Fundación para la Libertad de Prensa ofrece insumos claves para ese debate.
La encuesta fue realizada a directores y presidentes de gremio, periodistas, columnistas, editores, directores, jefes de redacción, jefes de emisión de noticias, comunicadores comunitarios e investigadores de medios de comunicación de prensa, radio, revistas de prensa, TV y medios digitales.
Un universo que representa casi 5 mil personas a partir de 585 encuestas aplicadas —entre el 9 de diciembre de 2022 y el 16 de marzo del 2023— de manera proporcional en Bogotá, Pacífico, Oriente, Caribe, Eje cafetero, Centro Sur y unos pocos fuera del país.
Esta es la radiografía actual del periodismo:
Los periodistas somos poco autocríticos y vemos la viga en el ojo ajeno
Más de la mitad de los encuestados (56 por ciento) no considera que cometa errores graves en su oficio como “publicar titulares engañosos o sensacionalistas para ganar audiencias” ; o “publicar información por intereses políticos o comerciales” o ejercer la profesión de manera transparente.
Sin embargo, al preguntarles cuál es el peor error que comete el periodismo en Colombia, el 60 por ciento cree que es publicar información o dejar de hacerlo por intereses políticos o comerciales (42% y 18% respectivamente). Y usar titulares sensacionalistas, 21 por ciento.
“Nos llamó la atención porque sí muestra que evidentemente hay la sensación de que se cometen errores en el periodismo colombiano pero sigue habiendo una barrera para aceptar que son errores que cometen ellos o los periodistas en su medio de comunicación”, dice Jonathan Bock, director de la Flip. “Puede ser que no haya un espacio para reflexionar sobre eso, y que es más fácil ver la viga en el ojo ajeno”.
La precariedad de las condiciones económicas del periodismo
Una de las reflexiones más preocupantes de la encuesta es que el periodismo opera en unas condiciones económicas precarias.
El 45 por ciento de los que contestaron la encuesta ganan menos de 3 millones de pesos mensuales. En el caso de las mujeres es del 49 por ciento, versus el 44 por ciento de los hombres. Y sólo 35 por ciento tiene un empleo formal con contrato de trabajo. 41 por ciento ejercen el oficio medio tiempo mientras que hacen otros trabajos. En el Pacífico, Oriente y Centro Sur la mayoría de vinculaciones son a través de contratos de prestación de servicios. Esto concuerda con que más del 60 por ciento tiene otras fuentes de ingresos.
Y eso que el 40 por ciento de los encuestados tienen alguna especialización o maestría y llevan ejerciendo el oficio más de ocho años.

Existen altos niveles de corrupción en el periodismo
Los periodistas somos buenos en denunciar la corrupción de los políticos, pero lo que muestra la encuesta es que tenemos un serio problema ético hacia adentro.
Al preguntarles a los encuestados si en el último año conocieron un caso en su departamento de corrupción, el 48 por ciento respondió que supieron de un periodista que modificó su posición editorial a cambio de pauta publicitaria o que cobró por publicar información (40 por ciento). Donde más se presenta esto es en el Eje Cafetero con 62 por ciento, seguido de la región Oriente (Boyacá, Guaviare, Santander, Norte de Santander, Arauca, Cundinamarca, Meta) y Centro Sur (Huila, Tolima, Caquetá, Amazonas) con 57 por ciento.
Y un 32 por ciento reportó conocer casos de periodistas que reciben dinero en efectivo de funcionarios públicos sin que medie un contrato entre ambos. El mayor porcentaje es de periodistas en El Caribe (45 por ciento).
El indicio de corrupción más grave es que el 23 por ciento dijo conocer periodistas que “acusan a determinadas personas a cometer delitos sabiendo que no son culpables”. Una cifra que asciende al 34 por ciento en el Eje Cafetero.
Los periodistas no están de acuerdo con operar bajo una “matriz mediática” ideológica
El gobierno Petro habla con frecuencia de la existencia de “una matriz mediática” para abordar los hechos de su gobierno y ha acusado a los medios de tener un claro sesgo ideológico y político. Es una percepción que por lo menos la mitad de los entrevistados no comparte.
El 49 por ciento respondió que está totalmente en desacuerdo con que el medio donde trabaja tenga una orientación política y solo el 20 por ciento está de acuerdo en que exista esa alineación.
Los que están más en desacuerdo con la afirmación de que su medio está afiliado con una posición política son los digitales (55 por ciento) y la radio (54%), versus la televisión y la prensa que registran un 45 y 40 por ciento, respectivamente.
Esa autopercepción de independencia contrasta con la respuesta sobre que el 42 por ciento considera que el error más grave del periodismo colombiano es “publicar información por intereses políticos o comerciales”. Quizás la conclusión es que la falta de independencia de medios no está relacionada tanto con una militancia ideológica de sus dueños, como lo percibe el presidente, sino con la precariedad económica de la profesión en muchos lugares.
Las mayores presiones y agresiones contra los periodistas son indirectas
Las presiones que sienten los periodistas son en su mayoría indirectas. Un 44 por ciento de los encuestados conoce algún medio de comunicación que se ha abstenido de informar sobre una situación por miedo a perder la pauta publicitaria. Y un 31 por ciento dice que en el último año el gobierno departamental o municipal influyó sobre los contenidos periodísticos a través de la pauta. Esa cifra baja a 25 por ciento en el caso de las empresas privadas.
Una tercera parte reporta que ha sido estigmatizado por funcionarios públicos. Poco menos de esa proporción siente también que el departamento donde trabaja es inseguro para ejercer el periodismo (29 por ciento) o que puede ser víctima de sanciones arbitrarias de las autoridades públicas por hacer su trabajo (28 por ciento).
Pero solo un 15 por ciento teme que le vayan a cerrar su medio si publica una determinada historia, o ha dejado de informar por presión de un funcionario público (13 por ciento). Y solo un 7 por ciento ha sido demandado por injuria o calumnia.
El Pacífico y el Caribe son las regiones donde mayor inseguridad sienten los periodistas para hacer su trabajo. El 42 por ciento y el 38 por ciento respectivamente está totalmente en desacuerdo con que las condiciones hayan mejorado el último año. Bogotá, por el contrario, es la ciudad con mejores condiciones para la libertad de expresión.
El ambiente hostil en internet es una de las presiones que sienten: el 24 por ciento de encuestados informa que el medio en el que trabaja ha sido víctima de hackeos para bloquear su página o robarle información periodística. Y el 23 por ciento ha sufrido amenazas en redes sociales o por correo.
“El hecho de la violencia digital es un asunto que a veces se minimiza y no se entiende como amenaza, se cree que es parte del ruido o hostigamiento de las redes sociales”, dice el director de la Flip. “Pero sí llama la atención el ambiente nocivo que hay en las redes”.
Existe poca comprensión del impacto de la regulación sobre la libertad de prensa
Una conclusión sorprendente del estudio es la baja conciencia que existe en el gremio sobre el riesgo que conlleva la regulación de contenidos desde el poder, un tema que ha estado en boga desde hace años en otras partes del mundo por el peligro de que por esa vía los mandatarios terminen censurando a los periodistas.
Por ejemplo, el 69 por ciento considera que las plataformas y redes sociales deberían regularse, quizás sin entender el rol democratizador que han jugado en coyunturas específicas como el cubrimiento de los paros. Solo el 30 por ciento ve problemático que el gobierno subsidie con recursos públicos a los medios de comunicación. Solo el 17 por ciento cree que el gobierno no debería combatir las noticias falsas.
Un dato que seguramente alegrará a Petro, que lo hace de manera sistemática todas las semanas vía Twitter frente a las noticias que lo incomodan: el 18 por ciento de los periodistas creen que controvertir a los medios de comunicación por sus publicaciones es un deber del presidente, el 21 por ciento es indiferente frente a ese rol del presidente-editor y el 17 por ciento no sabe o no responde frente a este tema. Menos de la mitad (el 44%) rechazan esta práctica, que ha sido catalogada por la Flip como una agresión a la prensa.
“El discurso del presidente cala frente a un sector de los medios donde Petro propone que debe haber un mayor reflexión sobre el periodismo sin entender el riesgo que esto conlleva”, dice Bock, de la Flip. “La encuesta no alcanza a recoger la última oleada de duros cuestionamientos a los medios, que a mi juicio han sido irresponsables por parte del presidente”.