Este año el desarme de las Farc, el surgimiento de las disidencias y escándalos judiciales, entre otras cosas, cambiaron el poder en Caquetá, Putumayo, Huila y Amazonas.
El 2017 fue un año clave para el sur del país pues uno de sus súper poderosos, las Farc, dejaron las armas y pasaron a convertirse en un partido político, lo cual dejó un espacio para que se fortalecieran organizaciones sociales que hasta ahora no habían tenido voz y a la vez surgieran nuevos poderes. Fue un año en el que además las elecciones a Congreso se volvieron un termómetro de las fuerzas locales, destronando a algunos poderosos y manteniendo a otros. Este es nuestro top de hechos que lo cuentan.
Sin las armas, las Farc perdieron poder
Las Farc fueron por décadas un poder a la sombra en el Sur, que fue su principal retaguardia estratégica. En varios municipios en zonas rurales de Caquetá, Putumayo y Huila jugaron un rol social y político clave porque a partir de su intimidación y presencia en el territorio eran los que impartían “justicia” y los que incidían en las votaciones. Pero desde que dejaron las armas y se concentraron en las zonas veredales, ese poder a la sombra se dejó de sentir en varias regiones del Sur como el Caguán, Cartagena del Chairá Solita en Caquetá. Ese vacío, por un lado, lo han llenado en algunos lugares como el triángulo entre Meta, Guaviare y Caquetá las disidencias, pero también ha servido para que la misma población acostumbrada a las reglas de la guerrilla en lugares como La Macarena en Meta, San Juan de Losada en Caquetá o municipios como Tello y Baraya en Huila, se organizaran para crear sus propias reglas ambientales y hasta de seguridad y justicia. Aunque ahora que son un partido, los militantes de la ahora llamada ‘Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común’ en el sur han comenzado a hacer política buscando a sus víctimas a través de la Iglesia y de líderes sindicales para pedir perdón en el Huila, sin el poder de intimidación de las armas dejaron de ser lo que fueron.
Las disidencias, ¿un poder emergente?
Este año se fue configurando y creciendo la disidencia más grande las Farc: la del frente séptimo liderada por Gentil Duarte. Esa disidencia, según información de inteligencia del Ejército, tiene más de 300 hombres que se mueven entre la zona rural de San Vicente del Caguán en Caquetá y el límite con Meta y Guaviare. A lo largo del año, la disidencia se ha venido fortaleciendo, convirtiéndose en un poder emergente que hasta ahora el Ejército no ha podido minar. Están cobrando vacunas multimillonarias a ganaderos en Caquetá , tienen montada toda una cadena de narcotráfico con la disidencia del frente primero para sacar la coca por Putumayo y Amazonas, y hace dos meses entró a sus filas Rodrigo Cadete, un mando medio que se conoce el negocio de la coca. El poder de intimidación de las disidencias se evidencia en que, por ejemplo, están reclutando niños en Solano, Caquetá; presionando a los cocaleros para que no firmen los acuerdos de sustitución en Puerto Caicedo, San Miguel y Puerto Asís en Putumayo he incentivando la deforestación como una forma de ganarse la confianza de la gente porque antes se los prohibía o regulaban las Farc.
Los liberales se fortalecieron
Los caciques liberales rojos del sur lograron ampliar su poder en lo local y fortalecerse con cargo de alto nivel este año con el gobierno Santos. En mayo de este año el liberal Guillermo Rivera fue nombrado ministro del Interior en reemplazo de Juan Fernando Cristo. Que por primera vez un putumayense fuera ministro fue razón suficiente para que en el Sur, como lo contamos, los liberales sacaran pecho y consolidaran su poder. En el Huila el cacique liberal Rodrigo Villalba puso de directora de la Unidad de Víctimas de Huila y Caquetá a alguien de su cuerda como lo es la exalcaldesa de Florencia Lucrecia Murcia, con lo cual amplió su poder (ya tiene cuotas, por ejemplo, en el Banco Agrario). También fue el que le lideró la campaña al exjefe negociador de La Habana Humberto De la Calle para la consulta liberal de finales de noviembre, poniéndole 11.481 votos,lo cual le sirvió para meterse a pisarle votos a Rivera en Putumayo. En Caquetá con el gobernador rojo Álvaro Pacheco a la cabeza y siendo dueño del bolígrafo para adjudicar contratos que sumaron 150 mil millones de pesos para gastar la plata de las regalías , los rojos conservaron el poder que tenían allí.
Los cocaleros ganaron más micrófono
Este año los cocaleros, que fueron por años una de las bases sociales tradicionales de las Farc, lograron más interlocución con el Gobierno con la firma de los acuerdos de sustitución voluntaria en el marco del Programa Nacional de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito, Pnis. En enero fundaron en Popayán la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Marihuana y Amapola, Coccam, y desde entonces se han adueñado del micrófono para negociar con el Gobierno cómo debe ser la sustitución de cultivos, lo cual ha generado, por un lado, un pulso entre la Coccam y otras organizaciones sociales por la vocería de los cocaleros. Y por otro lado, ese micrófono les ha servido de trampolín para que sus líderes salten a la política. Es el caso de Yule Anzueta, vocero regional de la Coccam en Putumayo, que hoy es candidato en la lista ‘Ni-Ni’ a la Cámara por ese departamento.
Se empoderaron unas organizaciones y la debilitaron otras
En lugares como San Vicente del Caguán o Cartagena del Chairá, las juntas de acción comunal se están organizando para crear sus propios modelos de seguridad y de justicia en ausencia de las Farc, lo cual ha servido para empoderar a organizaciones como la Federación de Juntas de Acción Comunal de Caquetá. Al mismo tiempo que eso ocurre, también hay otras agrupaciones como la Asociación Campesina Ambiental Losada Guayabero, Ascal-G, que hace presencia en San Juan de Losada, en límites entre Meta y Caquetá, que han ido perdiendo su liderazgo porque les han matado a sus líderes, pero también porque sin las Farc detrás han ido perdiendo autoridad en la comunidad.
La U se debilitó en el Huila
Este año la apuesta de la U huilense para Senado era que repitiera curul Jorge Eduardo Géchem. Pero como lo contamos en La Sur al final decidió bajarse a la Cámara. Ese bajón dejó a la U en el Huila sin candidato para Senado. Sumado a eso, integrantes del partido como el exalcalde de Neiva Pedro Hernán Suárez, terminaron envueltos en el escándalo del estadio de Neiva Guillermo Plazas Alcid, lo que dejó mal parado al partido ante la opinión pública.
A pesar de la tormenta, Andrade mantuvo su teflón
Este año fue una prueba de poder para el senador huilense y presidente del partido Conservador Hernán Andrade. Arrancó el año muy bien pues en diciembre de 2016 lo nombraron director del partido , pero en agosto el escándalo del ‘Cartel de la Toga’ le pegó directamente pues la Fiscalía lo señaló porque presuntamente compró a magistrados para ser absuelto en un proceso en la Corte Suprema. Ese señalamiento casi le cuesta que lo sacaran de la dirección del partido , pero al final decidieron mantenerlo en el cargo, con lo cual Andrade mantuvo intacto su teflón (tiene más de 67 mil votos y una parte de la burocracia de su natal Huila) y está metido de lleno ayudándole a su hermana, Esperanza Andrade, para que lo reemplace en el Senado.
Lara se mantuvo a pesar de dos intentos de revocarlo
Tal y como lo contamos en La Sur, este año a Lara lo intentaron revocar dos movimientos: “Revocatoria del mandato alcalde de Neiva Rodrigo Armando Lara Sánchez para devolverle a Neiva los neivanos’ y ‘Por amor a Neiva’. Pero ninguno de los dos logró recoger las firmas que necesitaban porque en ambos grupos había pocas personas en los equipos recolectores, no tenían plata ni políticos de peso apoyándolos y no consiguieron las firmas. Con lo cual Lara se mantuvo en el poder.
Cambio Radical sumó a su lista más cuestionados, debilitándose ante la opinión pública
A principios de noviembre el exgobernador de Amazonas Manuel Carebilla, que fue avalado por Cambio Radical, fue condenado a 14 años de cárcel por hechos de corrupción cuando fue representante a la Cámara por ese departamento entre 2006 y 2014. Esa condena le pegó a Cambio a nivel local pues no sacó lista a la Cámara en Amazonas y aunque la esposa de Carebilla, Dina Yadira Deaza, intentó meterse en alguna lista (primero en la de Cambio y después en la de Centro Democrático) al final se quedó sin aval.
El uribismo se creció
Con su decisión de mantener cerrada la lista a la Cámara en el Huila y presentar también listas propias en Caquetá, Putumayo y Amazonas el Centro Democrático se creció como fuerza política con la expectativa de que lo que sembraron con el No en el plebiscito lo cosechen para las elecciones a Congreso. Falta ver como les va, pero por ahora se mantuvieron.