Mañana se hará oficial la salida de Roy Barreras del Senado al quedar en firme el fallo del Consejo de Estado que anuló su elección por doble militancia. Y cuando asuma en su lugar como reemplazo, el líder indígena Julio César Estrada, 24 de la lista del Pacto.
El final de su carrera en el Congreso, según él mismo la ha anunciado, encarna los contrastes de Roy. El político tradicional que encabezó la coalición del primer gobierno denominado alternativo. El político que dentro del Pacto Histórico defendió la institucionalidad y terminó castigado por el Consejo de Estado por hacerle el quite a las normas. El congresista eficaz que sacó adelante las primeras reformas del gobierno de Gustavo Petro y cuya salida deja divisiones sembradas y una puja sin precedentes para el gobierno en la nueva elección de contralor.
Barreras, el único senador que ha logrado ser presidente del Congreso en dos periodos y con diferentes partidos políticos, cierra oficialmente una historia legislativa de 17 años. En casi dos décadas fue de gobierno, independiente y de oposición.
Ahora asume, por primera vez, un cargo ejecutivo, como embajador en Londres, pero sin alejarse del mundo político porque tiene partido propio para jugar en las elecciones regionales y ganas declaradas de llegar a la presidencia.
El operador eficaz de las primeras reformas
La del jueves pasado en la comisión Primera fue la última vez en 17 años que el nombre de Roy Barreras hizo parte del llamado a lista en el Congreso. Mañana a las 3 de la tarde, cuando esa comisión vuelva a sesionar, su lugar lo tomará el líder indígena Julio César Estrada, el número 23 de la lista del Pacto.
Tener en la cabeza del Senado a Barrera fue clave para el gobierno porque en el primer año los presidentes tienen luna de miel en el Congreso y necesitan de un operador político que mantega activa esa relación. Cuando asumió el cargo le dio propio estilo.
#ElNuevoCongreso y @RoyBarreras es el presidente del Senado. Así recibió el conteo. Con puesta en escena y demás. pic.twitter.com/U9wKhSG9DQ
— La Silla Vacía (@lasillavacia) July 21, 2022
Al dirigir la plenaria, manejó los tiempos y los momentos para mantener unida a la coalición de gobierno en debates como el de la reforma tributaria o el Plan Nacional de Desarrollo. Que se aprobaron primero en comparación con la Cámara de Representantes. Y sin romper las relaciones con los sectores independientes y de oposición.
“Hay que reconocer su experiencia, templanza, y al final su interés de hacer un ejercicio equilibrado. Tuve muchas discrepancias con él porque no respetaba la independencia y la oposición, pero al final se dio cuenta y cumplió”, dice el senador David Luna de Cambio Radical quien chocó varias veces en plenaria con Barreras.
Muestra de la cancha de Barreras para manejar la plenaria se vio hace poco en el PND. Congresistas de la oposición y de aliados del gobierno, como La U. y los conservadores, pidieron tumbar un artículo que crea unos consejos territoriales del agua. Argumentaban que esos consejos podrían interponerse a proyectos y obras, o en otros casos, apropiarse de las funciones de las Car.
El artículo se salvó con 37 votos frente a 31, gracias a la habilidad de Barreras para cerrar la votación cuando tenía los números a su favor y faltaban varios de la oposición para hacerlo.
Las garantías en los debates, claves en la relación del Congreso con los partidos, se vio en el trato y la coordinación con los ponentes, por ejemplo. “Fue el polo a tierra que llamó a la calma muchas veces”, dice el liberal Miguel Pinto, su primer vicepresidente.
Esa relación con los partidos tradicionales, haciendo varios llamados al gobierno, le generó distanciamiento con su bancada del Pacto. “Se estaba convirtiendo en jefe de la oposición”, dijo de él, el senador Alexander López. En algunas plenarias, el senador Wilson Arias se quejó de que Barreras le daba más la palabra a la oposición que a su bancada.
Pero esos grandes triunfos liderados por Barreras en el inicio del Congreso, contrastan con sus derrotas en los últimos días. Porque la institucionalidad, la misma que ha definido en su carrera política como “liberal socialdemócrata”, cobró su desafío a las normas.
Empezando por su decisión de aspirar al Senado por un partido por el que no se había elegido.
La institucionalidad le cobró su “adaptación política”
Barreras se va del Congreso castigado por la justicia. Aunque había dicho que igual tenía pensado retirarse pronto para dedicarse a sus temas de salud, fue un fallo lo que aceleró ese cambio y no una decisión propia.
Roy intentó aprovecharse de los vacíos jurídicos electorales para pasar por encima de la figura de los partidos políticos. Primero haciéndose expulsar de La U para poder tener libertad de hacerle oposición al gobierno de Iván Duque, y luego metiéndose en la lista al Senado del Pacto Histórico.
Eso, bajo el argumento de que en el país no había una norma que castigara su inédita movida.
El Consejo de Estado cerró ese boquete que, en las elecciones de 2022, también buscaron otros políticos, aplicando la nulidad a la elección del presidente del Senado. El fallo de la sala Quinta, en resumen, señala que las curules son de los partidos y no de los congresistas, y que no basta con ser expulsado de un partido para pasarse a otro.
Es decir, que si Barreras hubiera querido hacer oficial su salida de La U para pasarse al Pacto sí o sí tenía que haber renunciado a la curul un año antes de las inscripciones. Así, La U habría podido suplir esa vacante con alguien más, pero él habría quedado sin curul, micrófonos y espacios para seguir haciendo política.
Paradójicamente, Barreras terminó fortaleciendo la tesis de que la institucionalidad representada por los partidos políticos está por encima de las apuestas personales como la que él quiso emprender.
Y por cambiar las reglas de un juego
Barreras también se va del Congreso señalado de dirigir mañas ilícitas. La decisión del Consejo de Estado que tumbó la elección de contralor general Carlos Rodríguez, lo ubica como uno de los responsables.
El fallo se basó en dos irregularidades atribuidas a la mesa directiva que presidió Roy Barreras tras instalarse el nuevo Congreso.
La primera tiene que ver con la fecha de la sesión en la que fue elegido Rodríguez. La segunda irregularidad y, la “más grave” en palabras del fallo, es que la mesa directiva de Barreras rehizo la lista de finalistas para incidir en la elección.
El senador cayó en esas irregularidades, según el fallo, al querer modificar deliberadamente un concurso. Cuando asumió la Presidencia, la abogada María Fernanda Rangel- aliada del saliente Carlos Felipe Córdoba- estaba casi que elegida.
Barreras, haciendo uno de su poder, reajustó el trámite y permitió que en el listado final entrara el abogado Carlos Rodríguez, quien tuvo el guiño de Petro, y al final derrumbó la estrategia de Rangel.
No era su primera vez como protagonista de elecciones que tocan otros poderes. Diez años atrás, en su primera presidencia del Senado siendo senador de La U, Barreras también fue clave en el trámite de la reelección del procurador Alejandro Ordóñez.
En esta ocasión esa apuesta falló y terminó, de hecho, con reproches. “Lo que hace que la situación sea todavía más grave es que estos cambios tuvieron lugar después de que ya se conocían los resultados de la prueba de conocimientos y de la valoración de las hojas de vida”, dice el fallo que anuló al contralor Rodríguez.
Igual ya venía aporreado
La búsqueda de poder fuera del Congreso ya venía siendo contraria para Barreras. En la elección de los magistrados del Consejo Nacional Electoral, CNE, que se dio el año pasado, el senador intentó que su aliado, el abogado Álvaro Echeverry, se quedara con una de las dos plazas que le correspondían por números al Pacto Histórico.
Lo alcanzó a poner de segundo en la plancha, pero en la bancada se le rebotaron, especialmente los de la Cámara. Le tocó ceder y bajar a Echeverry al tercer puesto. Aún así, estuvo a punto de coronar esa meta, pero la alianza de última hora del Centro Democrático con Rodolfo Hernández y los congresistas de la Liga Anticorrupción, le permitieron al uribista Álvaro Hernán Prada conseguir el mínimo de votos para quedarse con la novena plaza.
El ímpetu de las victorias tempranas lideradas por Barreras también empezó a perder fuerza con una de sus obsesiones: la reforma política. Fue un proyecto que impulsó el gobierno y al que Barreras dedicó buena parte de la legislatura para llevarlo a feliz término.
Durante el trámite le metió concesiones para garantizar el respaldo político de los partidos: transfuguismo, prioridad de los actuales congresistas en las listas cerradas, posibilidad de dar el salto de congresistas a ministros. En alguna reunión con medios justificó esos cambios como “mecanismos de supervivencia” para que los actuales congresistas no se vieran afectados y se subieran al bus. Eso le suscitó críticas de aliados de su bancada y de sectores alternativos.
La agonía de la reforma política en la comisión Primera del Senado duró 24 horas con Barreras como protagonista principal.

La caída del proyecto también fue un golpe para él.
Desde ese momento perdió fuerza en la comisión, la misma de la que se despide mañana golpeado. Pero si de algo sabe Roy Barreras es de reinvenciones y supervivencia en el mundo de la política.