El directorio departamental le dio el guiño, pero entró con mayorías estrechas y su nombre no cae bien en todas las vertientes locales. En Bogotá tendrán la última palabra.
Esta semana finalmente se conoció cómo se decantó la puja local por el aval del Centro Democrático para la Alcaldía de Bucaramanga.
El directorio departamental le dio el guiño a la aspiración de Jhan Carlos Alvernia, exconcejal de Bucaramanga que hace cuatro años con el aval de La U intentó -sin éxito- llegar al cargo más importante de la capital de Santander.
Como entró con mayorías estrechas y su nombre no cae bien en todas las vertientes locales, aún no tiene asegurado completamente el aval del uribismo.
Entre otras, deberá lidiar con un sector que cree que el partido no debe llevar candidato propio, sino buscar una coalición con alguno de los que ya despegaron en la carrera.
El paso
Con 9 de 15 votos posibles Jhan Carlos Alvernia se quedó con el respaldo del directorio departamental del uribismo para la Alcaldía de Bucaramanga.
Aunque su nombre era el menos uribista de la baraja -compitió con varios purasangre como el exsecretario de Desarrollo Social de Bucaramanga Jorge Figueroa y el excandidato al Senado Quintín Herrera-, terminó con las mayoría por dos razones.
La primera, porque era el que más trayectoria electoral tenía y su último registro bordeó los 54 mil votos en 2015; y la segunda, porque, a diferencia de los demás, es el único que tiene el músculo financiero -a través de su familia- para meterle plata a la campaña sin depender de terceros.
Los otros seis votos se repartieron así: el congresista Óscar Villamizar y el diputado Chucho Villar, que son de la misma línea, se abstuvieron; el nombre de Quintín Herrera agrupó tres votos; y el de Édgar Higinio Villabona, un exdiputado conservador que llegó a la carrera de último se quedó con uno. Jorge Figueroa y Esther Vega, quedaron en ceros.
Alvernia se hizo en La U, con el aval de ese partido fue concejal y candidato a la Alcaldía de Bucaramanga en 2015, pero llevaba dos años moviéndose para entrar al Centro Democrático.
Como contó La Silla, la primera vez que apareció en una reunión de ese partido fue en la previa de las legislativas, cuando las directivas estaban alineando a los militantes para esas elecciones.
En ese entonces llegó con el sector de Edwing Ballesteros, quien para ese momento buscaba el aval a la Cámara y más adelante se quedaría con una de las siete curules de Santander.
Ese día lo presentaron ante Fabio Valencia Cossio, una de las manos derechas de Álvaro Uribe, como un potencial candidato y como uno de los refuerzos electorales que tendría Ballesteros para quedarse con el aval.
Y aunque desde ese momento su figuración fue marginal en el partido y de hecho estuvo considerando la posibilidad de lanzarse por firmas, reapareció en febrero de este año en la reunión que presidió Uribe en Santander y le pidió el aval.
En adelante participó de todo el proceso de preselección, pero su nombre generó resistencia en varias vertientes del partido (no todas están representadas en el directorio departamental) por varias razones.
Los reparos
Las razones por las que el nombre de Alvernia genera resistencia son principalmente tres.
Por un lado hay un sector -particularmente el del representante Óscar Villamizar- que cree que la fortaleza electoral de Alvernia está inflada porque hace cuatro años estuvo arropado con más políticos.
(En ese momento tuvo el respaldo de Richard Aguilar, quien era el Gobernador de Santander; de la fuerza del parapolítico Luis Alberto ‘el Tuerto’ Gil; y de los Tamayo en el Partido de La U.)
“Toda la plata que le metieron los hermanos puso solo una parte de los 54 mil votos. No se sabe con cuántos parte en realidad”, dijo a La Silla una fuente de adentro de ese grupo. “Él todavía no ha salido a barrios, y una campaña no se hace en solo cuatro meses”
Por otra parte, hay resistencia porque Alvernia se ha acercado a otros partidos a pedir el aval -La Silla supo que las conversaciones con el Partido Conservador estaban adelantadas-, y de hecho, ya hay uribistas que quieren demandar su aspiración por doble militancia por hacer solicitudes paralelamente.
Y adicionalmente hay dudas sobre el origen de la plata de su familia.
Como ha contado La Silla, las cabezas de los Alvernia son Jhonny y Aldemar y ellos son los motores detrás de las aspiraciones políticas de Jhan Carlos.
Mientras el primero es la cabeza detrás de los sindicatos de papel que intermedian el millonario negocio de la vinculación de personal en el Hospital Universitario de Santander y en varios centros de salud de la región; el segundo es el dueño del negocio del matadero de Barrancabermeja y es conocido por ser cercano a poderosos cuestionados del Magdalena Medio.
Que existe ese reparo en un sector del partido incluso quedó consignado en el acta donde le dan el guiño a Alvernia.
Gustavo Afanador, coordinador regional del partido, dice que “los cuestionamientos que hay sobre él son de resorte del veedor del partido” y que mientras no tenga impedimentos lo apoyará porque para él “no existen los delitos de sangre”.
Similar es la intervención de Fabián Gómez, representante de los retirados de las fuerzas armadas en el directorio regional.
Por eso, que su aval pase en Bogotá no es tan claro todavía.
Además, porque también tendrá que lidiar con que una parte del partido está moviendo la idea de que se vayan en coalición.
La sombra de López
Ayer mientras empezó a regarse la noticia de que Alvernia se había llevado el guiño, Jorge Figueroa crispó los ánimos en otro frente.
A través de Twitter lanzó un trino diciendo que Jorge Cote, quien ya fue definido como el candidato a la Gobernación del partido, estaba promoviendo la posibilidad de que el uribismo coavalara a Claudia Lucero López, candidata a la Alcaldía que va por firmas y es esposa del senador liberal, Miguel Ángel Pinto, y tía del gobernador de Santander, Didier Tavera.
El origen de esa versión estaría en que Cote se ha venido reuniendo con directivos y congresistas de varios partidos con miras a sumar apoyo a su campaña, y que en uno de esos encuentros se habría hablado de ese trato.
Cote le dijo a La Silla que aunque es cierto lo de las reuniones él no ha hablado de acuerdos y que la afirmación de Figueroa era falsa.
“Las reuniones han sido con gente de muchos partidos y solo se ha hablado de política en general. Miente el que diga lo contrario”, explicó el candidato.
Sea así o no, lo que La Silla sí confirmó es que dentro del uribismo en Bogotá hay un sector que sí estaría de acuerdo con esa posibilidad de apoyar a López.
Su esposo, el senador Pinto, le ha venido haciendo lobby en el Congreso y ha hablado hasta con Uribe para que considere la posibilidad.
Además, La Silla supo que la idea no disgusta dentro del grupo de Óscar Villamizar, quien en todo caso es cercano a los Tavera vía el rector de las Unidades Tecnológicas de Santander, UTS, Omar Lengerke, quien a su vez le movió votos en las legislativas del año pasado.
“Hay que ser claros. El partido solo le puede apuntar a la Gobernación o a la Alcaldía de Bucaramanga. Logrando una buena coalición para la Gobernación donde los liberales no tienen candidato podríamos tener una buena opción”, dijo a La Silla una fuente de adentro del grupo de Villamizar.
Ese escenario no es tan claro porque aún no se ha definido si el aval liberal va para Claudia y, aún si fuera así, la candidatura de Cote sigue siendo débil (hasta ahora empezó a recorrer el departamento) y no hay garantía de que todos los rojos quieran apoyarlo.
Además, porque probabilísticamente tendrían más oportunidades en la Alcaldía debido a que -por lo que se ve hasta ahora- la baraja va a estar tan abierta y la torta de votos tan repartida que cualquiera con algo de impulso podría ganar.
Es decir, si nada cambia y Alvernia aglutinara la estructura uribista y la combinara con la plata de su familia, tendría chances de llegar.
Mientras eso se resuelve, todos los excandidatos que se quemaron en las legislativas enviaron una carta para pedir que los tuviera en cuenta en la definición de avales porque pusieron el 60 por ciento de la votación del partido hace un año y porque salvo por los cinco puestos que tienen los políticos (dos congresistas, dos diputados y una excandidata al Congreso), los demás miembros del directorio no conocen la realidad electoral de la región.
“Ahí lo que hay son unos notarios que no tienen criterio para discutir y por eso todas las recomendaciones en los municipios están favoreciendo a Ballesteros o a Villamizar”, dijo a La Silla uno de los firmantes de la carta.
Así que el uribismo entra con los ánimos encendidos en la contrarreloj de la recta final de la precampaña.