Luego de traicionar al uribismo en Santander, Iván Aguilar quiere regresar a ese partido y buscar un cupo para saltar a la Cámara en 2018.
Aunque el Centro Democrático aún no ha acomodado sus fichas para 2018 en Santander, la posibilidad de que Iván Aguilar, quien fue uno de los fundadores del uribismo en esa región, su candidato a la Gobernación en 2015, y quien en una voltereta electoral terminó en las toldas del liberal Didier Tavera, aterrice nuevamente en el partido, generó un revolcón interno.
Una conversación que sostuvieron esta semana Aguilar y el expresidente Álvaro Uribe, encendió la mecha.
La reunión en Rionegro
Todo inició en una de las reuniones que tuvo Uribe Vélez en su finca en Rionegro, Antioquia, mientras estaba incapacitado por una operación de próstata a la que tuvo que someterse a finales de febrero.
Como contó La Silla, el picadero de esa finca se convirtió en el despacho de Uribe durante su convalecencia, y solo en los primeros 21 días de incapacidad sumó 43 encuentros con políticos de todo el país.
Entre las comitivas que lo visitaron estuvo la de Santander, que con concejales, diputados y líderes del Centro Democrático en la región llegaron para rendirle cuentas.
Dos directivos del uribismo en Santander le confirmaron a La Silla que la delegación llegó a esa reunión con una agenda de siete puntos, que además de la marcha del 1 de abril, incluyó temas regionales y el avance político del partido.
Sin embargo, el sexto punto de la agenda fue muy particular. Debido a que en Santander empezaron a correr rumores de que Aguilar, quien tras saltar del uribismo a la campaña liberal de Tavera y metérsele en el llavero, quería aspirar a la Cámara por el Centro Democrático, los líderes locales también le preguntaron a Uribe qué pensaba de esa posibilidad.
“Ese es un tema que preocupa a los que estamos. Era necesario tener la posición del Presidente porque con eso uno ya sabe para dónde va el partido”, le dijo a La Silla un directivo de ese partido en Santander.
Tres fuentes, dos de las cuales lo supieron de primera mano, le relataron a La Silla que lo que le pidieron a Uribe fue que les diera línea sobre el aval de Aguilar para 2018.
Según esas mismas fuentes, quienes se lo dijeron por separado a La Silla y coincidieron en los detalles, la respuesta de Uribe fue que no lo iba a expulsar, pero que por ahora no veía conveniente que estuviera entre los candidatos.
“El Presidente nos dijo: ‘les voy a decir lo mismo que le dije a Juan Carlos Vélez, y es que tiene un gran inconveniente y es que no lo quieren en el partido”, le contó a La Silla una de esas fuentes. Las otras dos dieron una versión casi idéntica.
Aunque la respuesta calmó los ánimos entre los dirigentes y el sector de empresarios que asistieron a Rionegro, esta semana se filtró que Uribe y Aguilar hablaron sobre una potencial aspiración a la Cámara.
La conversación Aguilar – Uribe
Cuatro fuentes del Centro Democrático le confirmaron a La Silla que Aguilar buscó al expresidente para hablar; sin embargo, tienen versiones diferentes sobre si hubo un encuentro personal.
Mientras que dos nos dijeron que la conversación fue en Bogotá y tuvo lugar en el Congreso, una nos dijo que fue vía WhatsApp, y otra aseguró que no sabía cuál había sido el medio.
Cualquiera que hubiera sido, en lo que sí coincidieron todas las fuentes fue en que Aguilar le dijo a Uribe que quería aspirar a la Cámara con el aval de su partido, porque empezando, jamás había renunciado, porque siempre ha sido uribista, y porque, según le dijo a Uribe, desde el cargo que ha tenido en la Gobernación de Santander, “ha ayudado a los concejales y a los alcaldes que eligieron con el aval del Centro Democrático”.
Según esas mismas fuentes, la respuesta de Uribe fue que se acercara a los directivos del Centro Democrático en Santander y que les hablara del tema.
Sin embargo, con esa ruta que le trazó el expresidente, Aguilar no la tiene para nada fácil si quiere volver al Centro Democrático.
Las razones son varias. Por un lado, un sector de los directivos no le perdonan el desplante que le hizo al partido en las elecciones regionales del año pasado cuando prefirió irse en contra de Álvaro Uribe -su hasta entonces jefe político- y apoyar a Didier Tavera para la Gobernación de Santander; por otro, el sector político local dice que cuando él creó el partido dejó a varios sectores sin participación y fracturó a los uribistas desde el inicio; y además, tiene en contra que no tiene feeling con el sector de José Obdulio Gaviria, Alfredo Rangel y de María Fernanda Cabal, que son los más fuertes en Santander.
“Aquí las cosas son sencillas, si él llega los que estamos nos vamos. Él nos traicionó y no debe tener cabida”, le contó a La Silla un directivo del Centro Democrático en la región.
Los ánimos se crisparon tanto que incluso algunos de los uribistas de Santander -eso nos lo confirmaron en Bogotá- empezaron a llamar para oponerse al retorno de Aguilar al partido.
En el lado de Aguilar una fuente que lo supo de primera mano le contó a La Silla que ya empezó a buscar acercamientos con algunos dirigentes.
“El plan es hablar con todos, luego buscar al Presidente Uribe para contarle y explicarle todo lo que ha pasado, y por qué se fue”, le dijo a La Silla una fuente del primer círculo de Aguilar.
Según esa misma fuente, si Aguilar y Uribe se vuelven a encontrar, básicamente los argumentos de él estarán en que si no apoyó a Carlos Fernando Sánchez fue por la guerra sucia que adelantó contra él cuando el Consejo Nacional Electoral, CNE, no lo había sacado de la carrera electoral por la Gobernación; además, según nos contó una fuente de su círculo, también pedirá que le den el mismo trato que a los demás militantes del partido.
“Johana Chaves votó con Holger Díaz y tiene una cuota en la Gobernación de Tavera, Marcos Díaz votó con Didier Tavera y tiene otra cuota en la Gobernación, y si se mira Hugo Aguilar (condenado por parapolítica) que era el abanderado del uribismo apoyó el Sí al plebiscito con el afán de entrar a la jurisdicción especial de paz. Aquí Iván no ha hecho nada diferente”, le dijo a La Silla esa fuente.
Sin embargo, hay dos factores que le juegan en contra a Aguilar. El primero es que él era la mano derecha de Uribe en Santander y fue su consentido –hasta el punto de que le dio el aval a la Gobernación-, y por eso su traición pegó más duro; el segundo, es que hace parte de la línea de Óscar Iván Zuluaga, y esa vertiente luego del escándalo de Odebrecht quedó debilitada en el uribismo.
El último antecedente público que existe de un encuentro entre Iván Aguilar y Álvaro Uribe Vélez es de agosto del año pasado cuando el expresidente llegó a Bucaramanga a promover el No al plebiscito.
En ese entonces el expresidente le dijo a Aguilar “hay que bregar a que todos rectifiquen”. Falta ver si la pedida de cacao le alcanza para volver a poner su camino del lado del uribismo, y si allá lo reciben como el hijo pródigo de Santander.