Las comunidades afectadas por Hidrosogamoso y que en 2015 vivieron cinco meses frente a la Gobernación en señal de protesta, siguen esperando que la empresa los repare.
Casi dos años después de que Isagen, se comprometiera a reparar a 73 familias de Betulia que se quedaron sin cómo pescar tras la construcción de la represa de Hidrosogamoso, nada ha pasado aún.
La promesa de un predio de 50 hectáreas para que los afectados pudieran cultivar con proyectos productivos financiados por la Gobernación, sigue tan enredada como en noviembre de 2015 cuando después de cinco meses de protestas, los campesinos lograron el acuerdo.
Como lo contó La Silla, desde que el acuerdo se suscribió ha estado empantanado.
Aunque desde septiembre de 2015 los damnificados conformaron una asociación -condición para recibir el predio-, el entonces gobernador Richard Aguilar terminó su periodo sin definir cómo se haría efectiva esa promesa.
Luego, en enero de 2016 y con la venta de Isagen, la situación se tornó más desesperanzadora, pues si como empresa del Estado no les había cumplido, que lo hiciera como empresa privada era más incierto.
No fue sino hasta finales de septiembre de 2016, cuando Isagen inició el trámite ante la Alcaldía de Zapatoca para dividir un lote y escriturarlo, pero resultó que sin la certificación del Instituto Agustín Codazzi no podía hacerlo.
Pese a que desde entonces ya han pasado ocho meses, el predio no se ha certificado aún, y mientras el trámite sigue en veremos, esas 73 familias y otras doscientas más que están en la zona de influencia de la represa están viviendo una tragedia por la ola invernal.
Debido a que las lluvias están precipitando el llenado de la represa, en las últimas dos semanas Isagen ha abierto las compuertas de Hidrosogamoso en cuatro ocasiones pese a que desde el llenado solo lo había hecho una vez.
Según Isagen, eso ha ayudado a regular las crecientes de los ríos Chucurí y Sogamoso y prevenir desastres mayores, pero, según los campesinos, la descarga de agua ya ha generado inundaciones en cultivos y algunas casas a orillas del río.
Aunque el gobernador Didier Tavera dijo que las comunidades de la zona ya habían sido resarcidas por Isagen y que el riesgo existe porque campesinos han cultivado en sectores que tienden a inundarse en invierno, cinco fuentes de la zona le aseguraron a La Silla que esas afirmaciones no son ciertas y que además de las 73 familias que están esperando el lote para poder cultivar, habitantes de sectores que en principio no se verían afectados con la represa están en riesgo.
“Las matas duran todo un día bajo el agua, dígame cómo van a sobrevivir. Se ha perdido yuca, maíz, tomateras, plátano (…) tampoco podemos pescar porque quién se le va a meter a un río así que no se sabe cómo baja. Antes uno sabía cómo era la creciente, ahora depende de la represa”, dijo Antonio Torres presidente de la junta de acción comunal de La Playa.
Hace ocho días la Defensoría del Pueblo visitó a las comunidades, y les dio la razón a las denuncias.
Por eso, el miércoles la Dirección de Gestión de Riesgo citó a una reunión con Isagen, la Defensoría y los afectados para que se buscaran soluciones, pero más allá de las ayudas humanitarias no hay nada definitivo aún.
Así que mientras los afectados crecen, Isagen le dijo a La Silla que en dos meses tendrá completamente destrabado el proceso del predio.
Eso en principio ayudaría a las 73 familias que llevan dos años esperando a que les respondan y que por las demoras ya están divididas en dos grupos, un movimiento y una asociación, que no se llevan bien entre sí.
Habrá que ver si esa división se convierte en una nueva talanquera para la entrega del predio y si mientras empieza a andar ese proceso, con los nuevos afectados por la apertura de las compuertas de Hidrosogamoso a la Gobernación e Isagen les toca emprender un plan adicional.