Anoche la Corte Suprema de Justicia ordenó la captura del senador de Cambio Radical, Richard Aguilar, quien a las pocas horas decidió renunciar. La Corte lo investiga por su presunta responsabilidad en una red de contratación irregular de megaobras, de las que sacaba comisiones, cuando fue gobernador de Santander, específicamente en los años 2014 y 2015.
Al hasta hoy senador lo incriminan su exsecretaria de Infraestructura, Claudia Toledo y su esposo, el contratista Lenin Pardo. Ellos confesaron que existía una oficina de contratación paralela, en la que se elegía arbitrariamente quiénes iban a ejecutar la multimillonaria contratación de la Gobernación, a cambio de darle comisiones a los funcionarios.
“El entonces mandatario habría ordenado a algunos funcionarios de la Gobernación del departamento favorecer y entregar esos contratos a ciertas personas o consorcio previamente señalados por él”, dice el comunicado de la Corte.
Richard, quien fue capturado en el sector de la 93 en Bogotá, se había convertido en la cara de mostrar del clan Aguilar, uno de los grupos políticos tradicionales regionales más poderosos y cuestionados del país.
Poderosos porque acumulan tres periodos al mando de la Gobernación de Santander, tres periodos con una curul en el Senado y tres representantes a la Cámara. Cuestionados porque además de hacer política a punta de maquinaria, dos de sus tres caras políticas, el papá Hugo Aguilar, y ahora el hijo Richard, están presos.
A pocos meses de que inicie la campaña por el 2022, esto pone, nuevamente, a prueba su capacidad de mantenerse en el poder desde la cárcel.
El apellido Aguilar en Santander
En 2011, cuando el exgobernador Hugo Aguilar fue capturado por parapolítica, tuvo tiempo de abrazarse con su gente en el aeropuerto de Bucaramanga. Alzó el puño y gritó ante varios medios de comunicación “Viva Colombia y abajo la corrupción”.
Ayer, la captura de su hijo y uno de los herederos de su grupo político, el exsenador Richard Aguilar, fue más discreta. De noche, con tapabocas y gorra puesta, Aguilar hijo casi no se reconocía. No había medios y tampoco pronunció palabra en los videos de la Fiscalía.
El clan Aguilar ha estado marcado por el nepotismo, con tres gobernadores de apellido Aguilar. Primero el papá, Hugo Aguilar. El coronel de la Policía que comandó el Bloque de Búsqueda que dio de baja a Pablo Escobar, posó en una foto junto al cadáver del narcotraficante y admitió en una entrevista que se quedó con su revólver. En 2003, con esa imagen de hombre fuerte, y una alianza con los paramilitares, llegó a la Gobernación de Santander. Eso le valió su condena por parapolítica.
Luego, uno de los hijos, Richard Aguilar. Un desconocido en la política santandereana hasta 2011, cuando asumió la candidatura a la Gobernación ungido por su padre por descarte, pues él buscaba repetir pero fue inhabilitado por la Procuraduría pocos meses antes. Richard salió electo con su papá en la cárcel, recién capturado por el caso de parapolítica.
Una vez en el poder, el joven político con peinado impecable y diseño de sonrisa, cogió vuelo propio e incluso dividió las fuerzas del clan durante las elecciones de 2015. Y en el 2018, con el aval de Cambio Radical, Richard logró llegar al Senado, a pesar del desprecio público de el jefe de ese partido, Germán Vargas Lleras, quien lo dejó plantado en un evento masivo de campaña.
Actualmente, otro hijo, Mauricio Aguilar, está en la Gobernación de Santander, uno de los departamentos más ricos de Colombia. En 2010 llegó al Senado por el viejo PIN y en 2014, repitió como uno de los 10 congresistas más votados del país. El que hoy es gobernador con la sombra de su papá y hermano presos.
Aguilar padre quedó en libertad en 2015 pero en 2018 fue capturado nuevamente porque le mintió a la justicia sobre su capacidad financiera de resarcir a las víctimas de su condena por parapolítica. Aún así, los Aguilar han sabido sortear el peso de esos escándalos.
Por un lado, porque han mantenido en su discurso que la condena por parapolítica fue producto de una persecución en su contra, por parte de la clase política que Aguilar padre desbancó, concretamente de los liberales, liderados en ese entonces por el fallecido Horacio Serpa.
Pero sobre todo, porque el clientelismo y la burocracia que alimenta su maquinaria está cimentada en una relación de cercanía y lealtad con su gente, que ha mostrado que puede funcionar incluso con alguna de sus figuras desde prisión.
Está por verse si lo logra de nuevo, ahora con dos. Con la captura de Richard, ese teflón nuevamente se pone a prueba. Con un agravante y es que él se había convertido en la cara proactiva del clan en lo nacional.
Richard era el de mostrar
Recién llegó al Senado en 2018, Richard Aguilar mostró su capacidad de figuración, posicionándose en espacios de opinión nacionales en los que incluso hablaba contra la corrupción. Incluso, era una de las fichas clave del gobierno de Duque para tramitar la nueva reforma tributaria.
Esa habilidad fue su activo personal en su paso por la administración departamental.
Cuando llegó a la Gobernación, Richard venía de ser cónsul en Chile y nadie lo conocía en Santander. Lejos de ser el típico caso de un heredero de votos que solo obedece órdenes, él sí gobernó por su propia cuenta. Aunque muchas decisiones de su administración pasaban por el visto bueno de su papá en la cárcel, otras tantas eran de su resorte personal.
A tal punto que, en las elecciones a la gobernación de 2015, Richard no respaldó a Carlos Fernando Sánchez, el candidato de su papá, y en cambio tuvo su propio candidato: el excongresista Holger Díaz. Ambos perdieron.
De cualquier forma, sí mantuvo líneas gruesas de la política del patriarca. Por ejemplo, la conexión con la gente de provincia, donde tienen su mayor caudal electoral. También le dio continuidad a la construcción de los megaparques temáticos. Después del famoso Parque Nacional de Chicamocha que hizo su papá, Richard construyó un Aquaparque y El Santísimo, que resultó un fracaso.
El gran logro de Richard fue convertir todo eso en un activo mediático. Con un ostentoso plan de medios, Richard se volvió presentador de televisión en el canal regional, promocionando los programas sociales de su administración y mojó prensa nacional con especiales que favorecían su gestión.
Lo que más publicitó de su administración fue el contrato plan que firmó con el Gobierno Santos, posicionándolo como la mayor inversión en la historia del departamento. Comprometió más de 700 mil millones de pesos, concentrados principalmente en obras de infraestructura.
Por presuntamente escoger a dedo los contratistas de al menos tres de esas obras, es que hoy está preso, mientras avanza la investigación de la Corte. El hecho de haber ordenado su captura anticipa que lo acusará de los delitos.
Lo que se juegan para 2022
En los planes de los Aguilar, Richard iba a aspirar nuevamente al Senado, y así mantener la curul que tienen desde 2010. Sin embargo, tal y como nos dijeron cuatro políticos en la región, dos de los cuales son aliados del clan, desde hace meses venían contemplando la opción de lanzar a alguien más, previendo el escenario actual.
Por ahora, el único nombre que está en el sonajero es el de Luz Ángela Hernández. Aunque no tiene el apellido, ella es una de las hijas mayores de Hugo Aguilar que tiene al menos 10 hijos, con varias parejas. Aún sin el apellido, se mantienen la línea hereditaria del poder en el clan.
Hernández apareció en la vida pública de los Aguilar durante la administración de Richard. Fue funcionaria en la corporación ambiental Cdmb, que en ese entonces hacía parte del poder burocrático del clan.
Fue investigada por la Procuraduría porque, siendo funcionaria le habría hecho campaña al candidato a la gobernación de su papá, durante las elecciones de 2015. Actualmente no figura ningún proceso disciplinario en su contra.
En enero de 2020 fue secretaria privada de la presidencia de la Cámara, en cabeza del representante Carlos Cuenca de Cambio Radical, el partido de su hermano.
Los Aguilar ya han demostrado que son capaces de montar en el Congreso a alguien desconocido. En 2014 llevaron a la Cámara a Maria Eugenia Triana con 40 mil votos, cuya única trayectoria política había sido como alcaldesa de Pinchote, un municipio de apenas 5 mil habitantes.
Habrá que ver cómo les va con dos de sus cabezas en la cárcel.
La renuncia de Richard
En todo caso, puede que la situación jurídica de Richard de un giro. Según nos dijo su abogado, Iván Cancino, su renuncia al Senado le sirve para que la investigación salga de la Corte Suprema y pase a manos de la Fiscalía, en una estrategia similar a la del expresidente Álvaro Uribe Vélez. La diferencia es que, si la Fiscalía llega a acusarlo, sí lo juzgaría la Corte Suprema, porque habría cometido los delitos como gobernador.
La detención preventiva de Aguilar está enmarcada en los presuntos delitos de contratos sin requisitos legales, interés indebido en la celebración de contratos, concierto para delinquir y peculado.
Al principio, el escándalo estalló por las irregularidades en un solo contrato: el reforzamiento del estadio de Bucaramanga que inicialmente costaba 15 mil millones de pesos y terminó costando costó 24 mil millones. Pero hoy la Corte también tiene en la mira otras tres.
La primera es el mejoramiento de la vía San Gil – Charalá, que inicialmente costó 185 mil millones de pesos, aún no se ha terminado y ya va por 198 mil millones de pesos. La segunda, el corredor vial Agroforestal y energético que costó otros 185 mil millones. Y la tercera, el mejoramiento vial entre Bucaramanga y Floridablanca, conocido como el Tercer Carril, que inicialmente valía 119 mil millones de pesos, terminó costando más de 200 mil millones de pesos y que la Contraloría está investigando por irregularidades.
En todo caso, Richard tampoco la tiene fácil en la Fiscalía. Precisamente hoy se hizo efectivo el principio de oportunidad de los esposos que delataron a Richard en la Corte. Es decir, pactaron con la Fiscalía beneficios jurídicos a cambio de su colaboración en el caso.
Lo que sí es cierto es que en la Fiscalía, la investigación se puede dilatar. Pues mientras la Corte escuchó a los esposos hace ya dos años, el ente investigador tiene, a partir de hoy, hasta un año para escucharlos.
Además, abandonando su fuero como senador, Richard podría pedir que la Fiscalía lo investigue estando en libertad.
En ese escenario, Richard hasta podría ser parte de la eventual campaña de su hermana. Los Aguilar tienen probado que con una alzada de mano basta.