Mauricio Aguilar Hurtado, gobernador de Santander.

La apuesta turística del clan Aguilar en su tercer periodo de Gobernación tiene dos factores en contra. 

El legado de su papá fue el Parque Nacional del Chicamocha, conocido como Panachi. El de su hermano El Santísimo y el Acuaparque de Panachi. Ahora Mauricio, el tercer gobernador del clan Aguilar, está promocionando la construcción de ocho parques temáticos y otras cuatro megaobras turísticas.

Sin embargo, esa visión de turismo, con la que quiere reactivar económicamente a Santander, no responde ni a la realidad financiera de los parques que ya existen en el departamento ni a las tendencias de turismo actuales.

Los reparos en el modelo actual

En medio de las audiencias públicas que está haciendo en cabeceras de provincia para socializar su plan de desarrollo, el gobernador de Santander, Mauricio Aguilar, está anunciando 12 megaobras turísticas que planea hacer. 

 

“La filosofía (de los Aguilar) es: deje algo muy imponente por lo que lo recuerden. Un ícono”, nos dijo Gerardo Martínez, un abogado que se mueve entre los políticos en Santander. 

Con su propuesta, queda claro que su bandera política seguirá siendo la que izaron tanto su papá, el exgobernador condenado por parapolítica, Hugo Aguilar, como su hermano, el también exgobernador y hoy senador de Cambio Radical, Richard Aguilar: construir megaparques.

Y es que si bien es cierto que Santander apareció en el mapa turístico nacional gracias al Parque Nacional del Chicamocha, hoy existen factores en contra de esta visión de turismo difíciles de obviar. 

El más conocido es la realidad financiera de los tres parques existentes hoy en la región. 

Como contamos en esta historia, en 2016, a un año de su inauguración, el parque El Santísimo ya estaba en crisis. A octubre de ese año, habían llegado 198 mil visitantes cuando proyectaban el ingreso de 385 mil. 

A los pocos meses, se supo que las cuentas de la Corporación Panachi, que opera los tres megaparques (Panachi, el Acuaparque y el Santísimo), estaban en rojo porque la liquidez que daba el parque que construyó Aguilar papá, se fue al piso por el fracaso de El Santísimo y del Acuaparque, que hizo Richard. 

Tal fue la debacle, que tuvieron que sacar créditos para pagar otros créditos. 

Esa crisis en buena parte fue por malos manejos administrativos al interior de la corporación (que estuvo en manos de los Aguilar desde 2004 hasta 2016). Y aunque según el gobernador Mauricio hoy esas irregularidades son un tema superado y la Corporación volvió a un punto de equilibrio, dos fuentes que conocen la realidad de los parques de primera mano, nos dijeron que Panachi sigue manteniendo a los otros dos parques, pues el número de visitantes sigue muy por debajo de lo proyectado.

No pudimos contrastar esa información con cifras actualizadas porque la gerente no contestó ni las llamadas ni los mensajes que le dejamos en Whatsapp. 

Tampoco hay un estudio o pronunciamiento oficial que determine por qué Panachi sí pegó y los otros dos megaparques no. Sin embargo, sí hay factores diferenciadores entre ellos que dan pistas y que generan una alarma frente a las ideas que tiene el nuevo gobernador. 

Uno de ellos es la ubicación. Mientras Panachi está en una vía nacional (Bucaramanga – Bogotá), El Santísimo está en la periferia de uno de los municipios del área metropolitana de Bucaramanga y la vía de acceso no está en buen estado.

Y si bien el Acuaparque queda al lado de Panachi, ni ese ni el Santísimo tienen un atractivo original, como lo es el Cañón del Chicamocha. Eso, según dos directivos de parques temáticos en Colombia con los que hablamos es fundamental para asegurar el éxito de ese tipo de proyectos. 

Tres de los ocho parques que quiere hacer Aguilar tienen atracciones de agua. Dos de esos están ubicados en provincia, es decir, lejos de vías nacionales. 

Además, en el área metropolitana de Bucaramanga ya hay un acuaparque fracasado. Se trata del Acualago, una inversión que hicieron entre privados y públicos en 2010, que aunque se concibió como un destino turístico, no es autosostenible y hoy funciona gracias al subsidio de boletería que hace la Alcaldía de Bucaramanga. 

El gobernador nos dijo que el problema del Santísimo y del Acuaparque hasta ahora ha sido la falta de promoción. 

Sin embargo, cuando le preguntamos con base en qué estudios están proyectadas las  megaobras que plantea nos dijo “es del conocimiento propio del departamento, de estarlo visitando en reiteradas oportunidades (…) Es un modelo político administrativo que se ha venido construyendo y consolidando cada vez que mi Dios y los santandereanos nos han dado la oportunidad”.

Contra las tendencias

El segundo factor en contra de la visión Aguilar, es que mientras el gobernador dice que a través de esos megaparques va a posicionar a Santander como un destino turístico de talla mundial, entre las tendencias actuales del turismo los parques temáticos no son protagonistas ni Colombia es competitiva frente a otros parques temáticos en el mundo. 

Según un informe de la Organización Mundial del Turismo de 2019, las principales tendencias de turismo son los viajes de aprendizaje, de actividades saludables como senderismo o turismo deportivo, viajes familiares y viajes que involucren responsabilidad medioambiental y cultura local.  

Colombia, va en la misma dirección, según nos dijo el Viceministro de Turismo, Julián Guerrero. El Gobierno de Duque está apostándole al turismo de naturaleza y aventura, el turismo cultural, de reuniones y eventos y el turismo de bienestar.

De los parques temáticos que propone Aguilar en esta dirección, el más icónico sería el Parque Mundial del Cacao, que pretende precisamente generar experiencias culturales en torno al cultivo del cacao. 

Pero consolidar una megainfraestructura en ese sentido no es sencillo, y al comparar dos de los casos más exitosos de parques temáticos del país con un destino de ecoturismo en la misma región, plantea la pregunta de si es la inversión más rentable.

En un día de temporada alta, Panaca en Quindío y la Hacienda Nápoles en Antioquia, reciben un promedio de 6 mil a 7 mil visitantes. En contraste, el día de mayor afluencia en el Valle del Cocora, un parque natural regional en Quindío al que se va a hacer senderismo y contemplación, hay un flujo de 2.650  vehículos, que equivale a unos 8 mil visitantes. 

Además, a diferencia del Eje Cafetero que sí es conocido como un destino de parques temáticos, Santander tiene el terreno abonado en otro sentido: desde 2010, Procolombia lo promociona como un destino para el turismo de aventura. 

Según el Sistema de Información Turístico de Santander, Situr, en 2019 la principal actividad que realizaron los turistas en Santander fue cultural: recorrer las calles y parques de los pueblos. 

El segundo, tercer y cuarto lugar varía mes a mes, entre visitar parques temáticos, centros comerciales, parques naturales y otras actividades. Es decir, según esas cifras que maneja la Cámara de Comercio de Bucaramanga, los megaparques no son lo más representativo dentro de la torta de turismo santandereana. 

“Las megaobras funcionan bien como un ancla para atraer inversión pero si se hace la megaobra y no se articula con las comunidades vecinas, pues ahí no se mejora nada”, nos dijo Sergio Morantes, representante de la recién creada Federación Santandereana de Empresarios del Turismo en Provincia.  

Cree que más que los empleos directos o indirectos que un parque pueda generar, los megaparques deben integrar su oferta turística con la de las comunidades, algo que no sucede con el modelo actual de los parques construidos por los Aguilar. 

Aguilar aún está socializando su plan de desarrollo y puede que de las 12 megaobras se comprometa con la construcción solo de algunas y deje otras diseñadas. 

La Gobernación aún no tiene un estimado de cuánto pueden costar esos proyectos, pero la inversión podría ser similar a la de Panachi ($130 mil millones) o la de El Santísimo ($55 mil millones). Dado que el presupuesto de inversión anual en Santander no supera los $400 mil millones, es una apuesta que debería estar bajo la lupa. 

Cubro política menuda en los santanderes y conflicto en la frontera colombovenezolana. Soy comunicadora social con énfasis en periodismo en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. En 2015 gané el premio de periodismo regional Luis Enrique Figueroa Rey, y en 2019 y 2020 el premio de periodismo regional...